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10. EL BAUTISMO DE JESUS Y LAS TENTACIONES
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1. LA FIGURA DEL BAUTISTA Y JESUS
La figura de Juan Bautista, en lo que se refiere a su ministerio, es bastante conocida tanto en latradición bíblica como en las fuentes extrabíblicas (en Flavio Josefo, es incluso más conocida que Jesús: cfr Antiquitates Iudaicae, 18,5,2).
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En lo que se refiere a su lugar en los evangelios sinópticos, obviamente lo que nos interesa es latradición bíblica –que, por otra parte, no difiere en lo esencial de la tradición extrabíblica–.Los escritos del Nuevo Testamento conocen muchas cosas de Juan Bautista:
- 1. Su concepción y nacimiento prodigiosos: Lc 1,5-25.39-45.57-80.
- 2. Su aparición en la vida de Israel y su predicación: Mt 3,1-12; Mc 1,1-8; Lc 3,1-18; Jn 1,19-34.
- 3. Su ministerio posterior al Bautismo de Jesús: Mt 11,1-15; Lc 7,18-30.
- 4. Sus discípulos y su amplio ámbito de influencia: algunos de estos discípulos son losprimeros en seguir a Jesús (Jn 1,35-37); otros son enviados a Jesús más tarde (Mt 11,1-15;Lc 7,18-30); otros parece que no entienden la actividad de los discípulos de Jesús (Mt 9,14-15; y par); otros incluso conocen el cristianismo en el marco de las comunidades apostólicas(Hch 18,25; 19,1-7; etc.), etc.
- 5. Su muerte violenta a manos de Herodes (Mt 14,1-12; Mc 6,14-29)
- 6. El elogio de Jesús: —En verdad os digo que no ha surgido entre los nacidos de mujer nadiemayor que Juan el Bautista; pero el más pequeño en el Reino de los Cielos es mayor que él“(Mt 11,11)
Un estudio más detenido de los evangelios aumentaría todavía más el número de los rasgoselogiosos que se dirigen a Juan en esos textos. Sin embargo, hay una nota más o menos común atodos los textos, que se hace explícita en algunos de ellos (Mt 17,10-13, tras la Transfiguración;Lc 1,1-80, en el evangelio de la infancia de Lucas): Juan es el Precursor. Veámoslo con másdetalles en el episodio más comentado de los Evangelios a propósito del Bautista: su presentación y predicación anterior al Bautismo de Jesús.
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1.1. EL PRECURSOR EN EL COMIENZO DEL EVANGELIO (MT 3,1-12; MC 1,1-8; LC 3,1-18)
Los tres evangelios sinópticos hacen preceder la aparición de Jesús por el ministerio del Bautista. Los textos de los evangelistas son estos:
- Mt 3,1-12
- Mc 1,1-8
- Lc 3,1-18
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Si nos fijamos en el relato, vemos en seguida que los tres textos tienen una estructura parecida:la presentación que nos dice quién es Juan Bautista, en segundo lugar se recogen los rasgos mássignificativos de actividad y su predicación, finalmente los tres relatos recogen las frases delBautista en las que se define en relación con Jesús. Es indudable que la unión de estas tres notasen una sola unidad constituye una definición-descripción del ser del Bautista en la historia de la salvación.
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1.2. EL RELATO DE MARCOS
Marcos comienza el relato hablando no de Juan Bautista, sino del Evangelio. En consecuencia laaparición de Juan Bautista es la confirmación de algo esperado: es el mensajero anunciado porMalaquías (Ml 3,1=Mc 1,2; cfr Mc 9,12-13), la voz anunciada en el libro de Isaías (Is 40,3=Mc1,3). Al anteponer los textos proféticos a la presentación de la figura del Bautista, Marcos abreun horizonte de expectativas que se cumple cuando describe a continuación la figura delBautista. Esta figura viene descrita de tres maneras: por su aspecto personal, por su actividad, ypor su relación con Jesús. Además estas tres nociones van un unidas, ya que indican que Juan esun profeta, pero es —más que un profeta“; de hecho es el precursor.
En su aspecto personal (Mc 1,6), el Bautista sugiere el modelo profético: así el vestido de pelos decamello (Za 13,4: —También sucederá aquel día que los profetas se avergonzarán cada uno de suvisión cuando profetice, y no se vestirán el manto de pelo para engañar“), el ceñidor de cuero a lacintura recuerda a Elías (2R 1,18), y su comida puede hacer referencia al alimento de Israel en eldesierto (Dt 32,13): en todo caso son alimentos puros (Lv 11,22). Es fácil observar que estadescripción sitúa al Bautista como Profeta, pero debe también reconocerse que es un profetaespecial. Su actividad excede a la profética: no sólo predica conversión-penitencia, también bautiza para la remisión de los pecados.
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Su actividad viene descrita por dos rasgos: la predicación de un bautismo de penitencia(conversión) para la remisión de los pecados (Mc 1,4) y el éxito de su actividad (Mc 1,5).Examinemos los tres términos más importantes –bautismo, penitencia y remisión de los pecados– para tratar de extraer el significado de tales acciones.
- 1. El bautismo. El rito bautismal es relativamente frecuente en el tiempo del Bautista. Sinembargo, hay algunos rasgos que son propios y significativos: el bautismo es administradopor Juan mismo (Mc 1,6); no parece que se reitere como en otros casos (es decir no esritual, al menos en una primera instancia); finalmente, es un bautismo de conversión(metanoia).
- 2. La palabra conversión significa literalmente —cambio de mente“. Sin embargo, todos losautores están de acuerdo en que en el mundo bíblico la palabra traduce los término hebreosub y naham que en el contexto del segundo Templo implican no sólo un cambio dementalidad, sino de actitud y modo de vida: no es extraño que la Vulgata lo tradujera por—paenitemini“ y que antiguas versiones lo hicieran por —arrepentíos“, o haced penitencia.
- 3. Finalmente, este bautismo de conversión debe llevar al perdón (eis aphesin) de los pecados.No cabe duda de que la expresión, tal como viene en Marcos, es algo confusa. El bautismode Juan ¿perdonaba realmente los pecados? La expresión de Mc 1,5 —eran bautizados (...)confesando los pecados“ y la de Mc 1,8 —yo os he bautizado con agua“ parecen inclinar labalanza hacia el lado de que el rito no comporta el perdón sino que dispone al perdón deDios. De hecho, como enseguida veremos, Mateo, más preocupado por la precisión en los términos, no recoge la expresión.
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Pero el texto tiene también una segunda parte: hace referencia a las palabras de Juan en las que describe quién es en relación con Jesús (Mc 1,7-8). La descripción que da de Jesús se condensa en tres rasgos: —es más fuerte que yo“ (Mc 1,7), —yo no soy digno de desatar la correa de sus sandalias“ (Mc 1,7), —él os bautizará en el Espíritu Santo“ (Mc 1,8). Los tres merecen un comentario:
- 1. —Más fuerte“ (ischiróteros): Es una expresión que aparece en otros lugares del conjuntosinóptico y del Nuevo Testamento (Lc 11,22; cf. Mt 12,27; Mc 3,27; Ap 19,6.18; etc.) paradescribir probablemente al juez escatológico que vence las potencias del enemigo (diablo).A su vez el concepto evoca al Mesías entrevisto en Is 9,6; 49,24-25. Podemos pues concluirque estas palabras del Bautista sugieren la idea del Mesías, renovador y juez escatológico.
- 2. —Yo no soy digno de inclinarme para desatarle la correa de las sandalias“(Mc 1,7). La ideacompleta la anterior. Desatar la correa de las sandalias era una tarea que un judío no podíaexigir a su esclavo judío . Por tanto, el significado de la expresión es algo más que unahipérbole. La diferencia entre Juan y Jesús es tal que no puede ser descrita ni siquiera conlas relaciones amo-esclavo.
- 3. —Yo os he bautizado en agua, pero él os bautizará en el Espíritu Santo“ (Mc 1,8). La efusióndel Espíritu Santo es una característica que, en muchos textos del Antiguo Testamento (Joel3,1-5=Hch 2,16-21; Is 44,3; Ez 36,26; etc.), se asocia a los tiempos mesiánicos. Laoposición de este bautismo al bautismo de agua indica claramente el carácter renovador que tiene el bautismo de Jesús.
Parece claro que las palabras del Bautista señalan a Jesús como el Mesías, pero no sólo como un Ungido de Dios, sino de una manera trascendente. Es posible pensar que alguna de estas expresiones tenga también como contexto la especificación dentro de la primera comunidad de quién es Juan respecto de Jesús, y que la mención del Espíritu Santo tenga alguna resonancia del concepto cristiano del Bautismo. No por ello se disminuye el valor significativo de las expresiones de Juan.
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1.3. LA NARRACION DE MATEO
La narración de San Mateo sigue el mismo esquema de Marcos. Sin embargo, con idénticosmotivos, está más desarrollada. En el subrayado de los aspectos más significativos, daremos porsupuesto que incluye las nociones presentes en el relato de Marcos y nos detendremos en lo quese presenta como novedoso.
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Una primera nota que debemos señalar es la presentación del Bautista: ésta en Mateo es másclara. Como en muchos lugares de su evangelio, Mateo relata el acontecimiento (Mt 3,1-2) ydespués le da una explicación que tiene que ver con el anuncio profético del AntiguoTestamento (Mt 3,3-4). Es como si dijera: las cosas ocurrieron así y esto es lo que significan.También deben anotarse unos detalles más:
- 1. La predicación de Juan Bautista —Convertíos porque está al llegar el reino de los Cielos“(Mt 3,2) no tiene ya la ambigüedad que hemos visto en Marcos y además coincideexactamente con la de Jesús (Mt 4,17) en el inicio del ministerio público. Juan dice lomismo que Jesús y que el catequista cristiano: es necesaria la conversión para entrar en el reino de los cielos.
- 2. En la evocación de los textos veterotestamentarios que configuran la identidad del Bautista,Mateo no recoge el texto de Malaquías 3,1 (que coloca en otro lugar: Mt 11,10).Por contra, Mateo se detiene más en la predicación del Bautista (Mt 3,7-10). No obstante, hay que destacar los siguientes rasgos:
- 1. Mateo recoge únicamente los apóstrofes que Juan dirige a los fariseos y saduceos queacuden a su bautismo (Mt 3,7). Con esta mención es probable que se refiera al judaísmooficial: el que se opuso a Jesús, es decir al plan de Dios. No en vano les califica como lohizo Jesús en más de una ocasión: —raza de víboras“ (cfr Mt 12,34; 23,33).
- 2. En el cuerpo de su mensaje Juan subraya la necesidad de no aferrarse a la pertenencia alpueblo, y, por tanto, a un ritualismo estéril: es necesario que la conversión se manifieste en—un fruto digno“ (Mt 3,8).
- 3. Es posible, en la lógica del Evangelio de Mateo, que esta mención del fruto digno depenitencia tenga también presentes a los cristianos destinatarios de su evangelio: lavinculación estrecha de esta frase en el mensaje de Juan y de Jesús (Mt 3,2 y 4,17) da más fuerza todavía a la hipótesis.
- 4. Finalmente, con la imagen del hacha y del fuego (Is 29,6; 30,27-30; 66,15-16) evoca eljuicio de Dios. Un juicio que un poco después (Mt 3,12) atribuirá a Jesús mismo.
Finalmente, la segunda parte de su predicación (Mt 3,11-12) mira a su relación con Jesús. Laimagen de las sandalias es casi idéntica a la de Marcos. También aquí se ponen en contraste losdos bautismos, el de Jesús y el de Juan; sin embargo, vuelve a aparecer el Mateo didáctico queexplica que el bautismo de agua es —para la conversión“ y el bautismo del Espíritu para larenovación (—fuego“). Al final de su predicación ofrece otra imagen de Jesús: él es el quejuzgará lo que tiene entidad y lo que no la tiene (Mt 3,12). Para señalar el valor de esta imagenbasta evocar la parábola del trigo y la cizaña (Mt 13,24-30) y concluir en la identificación en el juicio entre Jesús y el mismo Dios.
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1.4. EL TEXTO DE SAN LUCAS
De los tres evangelistas sinópticos, Lucas es, con mucho, el más extenso al tratar del ministeriode Juan. Recoge prácticamente lo escrito por los otros dos evangelistas y añade elementossignificativos. Vamos a repasarlos con el esquema que hemos seguido hasta el momento.
Marcos iniciaba el pasaje hablando del evangelio que desde antiguo se había anunciado y Mateorecordando la —aparición“ de Juan y dando su explicación. Lucas, en cambio lo hace preceder deuna introducción en la que sitúa la aparición de Juan en el marco de lo que podríamosdenominar —Historia monumental“: es un rasgo más de que Lucas pretende escribir Historia.Pero además de esa historia universal a Lucas le interesa la historia de la salvación. Por ello, laacción que señala para la aparición de Juan no es su predicación, sino la acción de Dios quedetermina las fases y los tiempos de salvación: —El año decimoquinto... vino la palabra de Dios sobre Juan“ (Lc 3,2).
A continuación ya presenta a Juan Bautista. Pero así como los otros dos evangelistas hanrecogido la vida sobria del Bautista, Lucas se interesa por la actividad itinerante de Juanpredicando el bautismo de penitencia. Es el profeta, pero también es ejemplo para el misionerocristiano. En seguida Lucas lo presenta, al igual que los otros evangelistas, como la Vozanunciada en Isaías (Is 40,3); sin embargo, el tercer evangelista cita todo el texto de Isaías (Is40,3-5) de modo que acabe con la frase —y todo hombre verá la salvación de Dios“. De esta manera la vocación universalista del evangelio y de la salvación tantas veces presente en el tercer evangelio se sitúa ya en el anuncio profético que se cumple en Juan.
Tras la descripción de quién es Juan, pasa a la predicación. Lucas recoge los mismos apóstrofespara la conversión que Mateo (Lc 3,7-9=Mt 3,7-10) sólo que los dirige a la muchedumbre, no alIsrael cualificado como Mateo: en consonancia con lo anunciado de que —todos verán lasalvación de Dios“, ahora los frutos dignos de penitencia son una necesidad imperiosa paratodos. Pero en lo que se refiere a la actividad en la predicación, Lucas añade unaespecificaciones de los frutos dignos de penitencia dirigidas a quienes preguntan a Juan: lasmuchedumbres (Lc 3,10-11) los publicanos (Lc 3,12-13) y los soldados (Lc 3,14). Estaenumeración basta para señalar que la salvación se dirige a estos necesitados (pecadores ypaganos); pero lo que se les pide son también cosas muy queridas por el tercer evangelista: lamirada al necesitado (al pobre), los deberes de la justicia social. No cabe duda de que Juan,como apunta el evangelista en seguida (Lc 3,18) es el primer evangelizador, y modelo también para el misionero cristiano.
Finalmente, también el tercer evangelista recuerda las palabras por las que Juan se define enrelación con Jesús. Son otra vez casi idénticas a las de San Mateo, pero vienen introducidas deuna manera diferente: se preguntan las gentes si Juan no sería el Mesías y Juan dice palmariamente que no.
Una nota peculiar de San Lucas es concluir la misión del Bautista con su prisión. De estamanera (sin hacerlo presente en la siguiente perícopa que narra el Bautismo de Jesús) señalatambién gráficamente los tiempos de la salvación: concluido el tiempo de Juan, comienza el deJesús. Como explicará Jesús más tarde, en una sentencia que está precisamente en el centro deltercer evangelio: —La Ley y los Profetas llegan hasta Juan; desde entonces se evangeliza elReino de Dios y cada uno se esfuerza por él“ (Lc 16,16). Por otra parte con esa prisión señala lomismo que los otros evangelistas cuando relatan el martirio del Bautista (Mt 14,3-12; Mc 6,17-29): el predicador del Evangelio tendrá éxito, pero no por ello dejará de estar sometido a los caprichos de los poderosos.
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2. SENTIDO DEL BAUTISMO DE JESUS: LA EPIFANIA DE DIOS Y LA ACEPTACION DE JESUS DE SU MISION DE SIERVO DOLIENTE
Inmediatamente después de presentar a Juan Bautista, los evangelios sinópticos relatan elBautismo de Jesús. Ante tal acontecimiento, surgen dos consideraciones referidas al hecho delBautismo por parte de Jesús y a la manifestación trinitaria. Es bueno tratarlas por separado antesde introducirnos en el examen de los textos de los sinópticos.
Parece una verdad histórica que Jesús acudió al Bautismo de Juan. Lo narran los cuatroevangelios (Mt 3,13-17; Mc 1,9-11; Lc 3,21-22; cfr Jn 1,32-34) y hay testimonios en otroslugares del Nuevo Testamento (Hch 4,27; 10,38) y en textos extracanónicos como el evangeliode los Ebionitas y el de los Nazarenos. Sin embargo, también esta misma Tradición evangélicaafirma que Juan predicaba «un bautismo de penitencia para remisión de los pecados. Y acudía aél toda la región de Judea y todos los habitantes de Jerusalén, y eran bautizados por él en el ríoJordán, confesando sus pecados» (Mc 1,4-5). ¿Qué sentido tiene entonces el Bautismo de Jesús?En efecto, la fe cristiana confiesa que Jesús no tiene pecado (cfr Hb 4,15: «siendo como nosotros,ha sido probado en todo menos en el pecado») y por tanto no necesitaba acudir al Bautismo de Juan.
Por otra parte, el episodio tiene unos contenidos sorprendentes a primera vista. Si en el inicio dela vida pública de Jesús, se produce una declaración pública de que Él es el Hijo de Dios, ¿cómo es que la actuación de Jesús sorprende tanto a la gente que se pregunta quién es Él?, ¿cómotardaron tanto sus discípulos en confesarle como tal? ¿No será el relato una plasmación de unarealidad íntima de Jesús –tal como la cuenta San Marcos– que después la predicaciónapostólica puso por escrito en forma más directa como enseñanza sobre la identidad de Jesús?,o, si en la base no está el recuerdo de Jesús mismo, ¿no podría ser un relato de la comunidad apostólica basado en un recuerdo del Bautista (Jn 1,32-34)?
Aún es pronto para contestar a estas preguntas, sin embargo, la tradición cristiana ha entendidoel relato como una consagración mesiánica de Jesús y como Epifanía en la que se muestra como Dios.
Veámoslo con los relatos para examinar los aspectos históricos, los significados del acontecimiento y las peculiaridades de cada evangelista.
- Mt 3,13-17
- Mc 1,9-11
- Lc 3,21-22
- ***p.131***
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2.1. EXAMEN HISTORICO
La primera dificultad para nosotros es explicar qué pecados pudo confesar Jesús. Pero esto es por la concepción que tenemos de la confesión pública de los pecados. Una mirada a los textos del Antiguo Testamento nos enseña que la confesión de los pecados tal como se describe en la Biblia no indica tanto hacer públicos todos y cada uno de los pecados, sino que tiene dos vertientes:
a. Por una parte tiene un sentido genérico de confesión pública de haberse apartado de Dios.b. Por otra, y esto es lo más importante, tiene un sentido solidario con los pecados de los demásmiembros del pueblo. Por ejemplo, en el Antiguo Testamento se relata esta petición de perdón deEsdras, que no ha participado en los pecados de Israel, que confiesa ante Dios:
«En la ofrenda de la tarde me alcé de mi postración y, rasgadas mis vestiduras y mi manto, doblé mis rodillas, extendí las palmas de mis manos hacia el Señor, mi Dios, y dije: Dios mío, me avergüenzo y me sonrojo de levantar mi rostro hacia ti, Dios mío, porque nuestras iniquidades se han multiplicado encima de nuestras cabezas y nuestra culpa es tal que llega hasta el cielo desde la época de nuestros padres. Nosotros mismos, hasta el día de hoy, por tan gran culpa y por nuestras iniquidades, nosotros, nuestros reyes y nuestros sacerdotes, hemos sido entregados en manos de los reyes de estos países, a la espada, el cautiverio, el pillaje y la vergüenza, como sucede hoy mismo… » (Esd 9,6ss).
Además, los primeros cristianos, al menos algunos, ya fueron conscientes de que se podíamalinterpretar el gesto de Jesús. Por eso, San Mateo recoge el diálogo entre Jesús y Juan en elque se expone claramente que es Juan Bautista quien puede sentirse pecador y solidario de los pecados de los hombres, y no Jesús. Sin embargo, es Jesús quien decide hacerse solidario de lahumanidad pecadora, como cumplimiento de la justicia divina. Entonces, Juan le permite que se bautice.
La otra acción histórica es la Teofanía, la manifestación de Dios. Los autores racionalistassuelen despachar el tema diciendo que el relato tiene la forma de mito. Y bajo esta mismacategoría incluyen también la Transfiguración, la Resurrección o el caminar de Jesús sobre lasaguas. Se verá con más detalle al tratar de los milagros que esta conclusión, más que unaconsecuencia, es un presupuesto: la no aceptación de lo sobrenatural en la historia humana. Lostestimonios de acciones maravillosas en Jesús no se limitan sólo a los Evangelios. La segundacarta de Pedro recuerda por ejemplo el testimonio del Apóstol sobre la Transfiguración.
Hay cuatro notas en el relato en las que conviene fijarse: el bautismo de Jesús, los cielos que seabren, el descenso del Espíritu Santo y la voz del Padre. Vamos a examinarlas en los diversos relatos.
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2.2. SIGNIFICADO
Por lo demás, la Tradición apostólica no se fijó tanto en el hecho del Bautismo, cuanto en que conocasión del Bautismo de Jesús se produjo la Teofanía que declara la filiación divina de Jesús y sumisión. Por lo dicho arriba a propósito del sentido que le dio Jesús a su Bautismo, es evidente queconceptualmente los dos temas están unidos. Para resumir el sentido que tiene el Bautismo, pienso que algunas frases de los dos puntos del Catecismo de la Iglesia Católica en los que se trata del tema, lo pueden señalar mejor que mis palabras.
- a. El punto n. 535 dice, al final: el Bautismo «es la manifestación (—Epifanía“) de Jesús como Mesías de Israel e Hijo de Dios».
- b. El siguiente punto, el n. 536, dice (separo lo que en el Catecismo está unido en un solo párrafo):
- 1. «El bautismo de Jesús es, por su parte, la aceptación y la inauguración de su misiónde Siervo doliente. Se deja contar entre los pecadores (cf. Is 53,12); es ya —el Corderode Dios que quita el pecado del mundo“ (Jn 1,29); anticipa ya el —bautismo“ de su muerte sangrienta (cf. Mc 10,38; Lc 12,50)».
- 2. «Viene ya a —cumplir toda justicia“ (Mt 3,15), es decir, se somete enteramente a lavoluntad de su Padre: por amor acepta el bautismo de muerte para la remisión de nuestros pecados (cf. Mt 26,39)».
- 3. «A esta aceptación responde la voz del Padre que pone toda su complacencia en suHijo (cf. Lc 3,22; Is 42,1). El Espíritu que Jesús posee en plenitud desde su concepciónviene a —posarse“ sobre él (Jn 1,32-33; cf. Is 11,2). De él manará este Espíritu para toda la humanidad».
- 4. «En su bautismo, —se abrieron los cielos“ (Mt 3,16) que el pecado de Adán habíacerrado; y las aguas fueron santificadas por el descenso de Jesús y del Espíritu como preludio de la nueva creación».
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Y esto se descubre mejor si examinamos algunas expresiones comunes a la Tradición de los Evangelios en las que resuenan textos del Antiguo Testamento.
- 1. «Los cielos abiertos (rasgados)». La expresión remite a Is 63,19, donde se recoge el grito delos exiliados en Babilonia que esperaban la restauración de Israel: «Ojalá rasgaras los cielosy bajases». Es decir, pedían la restauración del pueblo de Dios, con Dios habitando en medio de ellos. Eso es lo que se cumple en Jesús. También es verdad que el abrirse del cieloevoca la abolición de fronteras entre el cielo y la tierra. Y eso se da, como señalaba el sueñode Jacob en Betel (Gn 28,16-19) en el templo. El camino del hombre hacia el cielo es Jesucristo.
- 2. «El Espíritu que en forma de paloma descendía sobre él». El Espíritu viene siempre en uncontexto de misión. Y el Rey Mesías (Is 11,1-10) tiene los dones del Espíritu. Sin embargo,en este lugar parece que el texto más importante es el comienzo del primero de los poemasdel Siervo del Señor de Isaías (Is 42,1): «Mira mi siervo a quien sostengo, mi elegido, enquien se complace mi alma. He puesto mi Espíritu sobre Él; llevará el derecho a lasnaciones». Parece claro, pues, que la evocación de Isaías señala que con el descenso delEspíritu se le señala a Jesús su misión, y que eso se confirma por la voz que le dice que se«complace» en Él.
- 3. Jesús es «el Hijo, el amado». Como ya se apuntó a propósito del Evangelio de San Mateo,en el Nuevo Testamento Jesús es llamado Hijo de Dios. Pero este ser Hijo de Dios no puedeentenderse como la suma de referencias del Antiguo Testamento, como diciendo: sisumamos la misión del Siervo del señor, con la del rey Mesías, con la de Israel, hijo de Diosque no supo cumplir la misión, etc., lo que nos sale es el Hijo de Dios. El proceso es elinverso. Como Jesús es Hijo de Dios asume la misión que otros debían haber desempeñado.Jesús es Hijo de Dios, y es el amado. Hay otras ocasiones en las que aparece esta expresión(agapêtós), como en la Transfiguración, pero sobre todo, aparece en la parábola de losviñadores homicidas, donde Jesús se refiere a Dios, a Israel, y obviamente, a sí mismo en la figura del hijo amado que es matado fuera de la ciudad.
Ahora vamos a detenernos en mostrar con los evangelistas cuál de estos aspectos subraya cada uno de ellos y cómo.
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2.3. LA REDACCION DE LOS EVANGELISTAS
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2.3.1. Marcos
Marcos señala sobre todo «el punto de vista de Jesús». En efecto, es Jesús quien «viene» deGalilea, quien «es bautizado», quien «ve» los cielos abiertos, y a quien se le dirige la voz: «Túeres mi Hijo, el amado, en ti me he complacido». Por tanto, en Marcos todo el relato mira haciaJesús, a lo que hace, ve y oye. Se puede concluir que en el episodio se le declaran su ser y sumisión. Que Marcos subraye esto, y no tanto una Epifanía como Mateo, se podría apoyar en lafrase de la Transfiguración que es ligeramente distinta «Éste es mi Hijo, el amado: escuchadle»(Mc 9,7).
En el contexto que se ha especificado, la frase «Tú eres mi Hijo, el amado, en ti me hecomplacido» se puede entender como el descubrimiento de su ser íntimo (Hijo de Dios) y de suvocación por parte de Jesús, como la confirmación de lo que ya sabía, o como la señal de Diospara el comienzo de su misión. Algunos exegetas minimalistas han querido deducir de ella queMarcos es adopcionista (Jesús es adoptado como Hijo de Dios en el Jordán) de la misma maneraque Mateo y Lucas son generacionistas (Jesús es Hijo de Dios por la generación a través delEspíritu Santo en el seno de la Virgen), y Juan es trascendente (el Verbo de Dios eterno se hacecarne). Pero no deja de ser una preconcepción ingeniosa y precipitada. Lo que parece claro enMarcos es que, en respuesta a la aceptación de Jesús de su misión, desde el cielo se le confirma.
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2.3.2. Mateo
Los cambios presentes en San Mateo sirven para despejar todo tipo de dudas posibles, más omenos presentes en Marcos. Ya lo hemos visto a propósito del diálogo de Jesús con el Bautista,y también se ve ahora. Se dice: «Se le abrieron los cielos», subrayando la majestad de Jesús ysugiriendo su divinidad. Y lo mismo con la voz del cielo que se dirige ahora a los oyentes: «Estees mi Hijo, el amado, en quien me he complacido»
Estos rasgos señalan claramente el carácter de Epifanía del relato: Jesús es mostrado como Dios.
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2.3.3. Lucas
Como rasgo de Lucas, hay que anotar que no menciona al Bautista. De esa manera, apunta unaidea muy reiterada en su Evangelio y en Hechos de los Apóstoles: las fases y los tiempos de lasalvación. Los profetas duran hasta Juan; desde entonces, se ha entrado en una nueva etapa.
También en este episodio se reitera una idea muy de su estilo: que Jesús estaba en oración. Enlos momentos trascendentales, antes de elegir a los Apóstoles, en Cesarea de Filipo, en la cruz,etc., San Lucas recuerda siempre, frente a los otros dos sinópticos, que Jesús estaba en oración.
Finalmente, Lucas habla del Espíritu que bajó sobre Jesús en forma «corporal». No es fácil daruna explicación convincente de esta nota. También en la resurrección, Lucas es quien narra laaparición de Jesús a los discípulos y les dice: «Mirad mis manos y mis pies: soy yo mismo.Palpadme y comprended que un espíritu no tiene carne ni huesos como veis que yo tengo» (Lc24,39). Quizás lo que San Lucas indica con esta nota es, sin más, la corporalidad del Espíritu,lejos de toda ilusión.
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2.4. CONCLUSION
Tras estas consideraciones puede responderse ya más justificadamente a lo que se apuntaba enel inicio del parágrafo. Es evidente que Jesús acudió al Bautismo de Juan y que eseacontecimiento tiene, en toda la tradición evangélica, el sentido de que esa acción no es otra quela consagración-misión como Hijo y Siervo de Dios. En cuanto a si la forma del relato (con elEspíritu y la voz) proviene de una experiencia intima de Jesús comunicada a los discípulos, o dela experiencia de Juan Bautista, o es una explicación que le dio al acontecimiento la predicaciónapostólica, no estamos en condiciones de decidirlo. Pero ninguna de estas explicaciones invita adudar de la veracidad de la narración (obviamente no entendida de manera literalista).
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3. JESUS, MESIAS VENCEDOR DEL DEMONIO. LAS TENTACIONES
Inmediatamente después del Bautismo, los evangelios sinópticos recogen las tentaciones deJesús en el desierto. La unión entre los dos acontecimientos es en los evangelios cronológicapues se narra uno a continuación de otro, pero también es conceptual: los textos del comienzode la Epístola a los Hebreos (cfr Hb 4,15; 5,8; etc.) que invocábamos para la perfectaHumanidad de Jesús describen también perfectamente la situación que explica las tentaciones:Jesús, el Hijo de Dios,... —de manera semejante a nosotros, ha sido probado en todo, excepto enel pecado“. Pero si hay una unión cronológica y conceptual no se puede descartar que elepisodio se pueda interpretar, como el del Bautismo, en sentido mesiánico.
Una primera mirada a los textos de los evangelios nos puede ofrecer orientación para el análisisde su significado. Marcos, en la línea de todo su evangelio, es muy sobrio; apenas recoge unenunciado del acontecimiento: —Enseguida el Espíritu lo impulsó hacia el desierto. Y estuvo enel desierto cuarenta días mientras era tentado por Satanás. Estaba con los animales, y los ángeles le servían“ (Mc 1,12-13). Como podremos ver al final del análisis, en este breve enunciado estácontenido prácticamente todo el significado del relato, desde el plan de Dios –conducido por elEspíritu– pasando por el sentido renovador del nuevo pueblo de Dios vencedor –los cuarentadías– al sentido mesiánico trascendente –los ángeles que le sirven finalmente–. Sinembargo, Mateo y Lucas presentan no un resumen, sino una escena con un diálogo entre Jesús yel diablo que le propone tres tentaciones y, —acabada toda tentación“ (Lc 4,13), Cristo sale vencedor y es servido por los ángeles (Mt 4,11). Las tentaciones son:
- 1. En el desierto, el diablo le propone a Jesús que convierta las piedras en pan.
- 2. En el pináculo del Templo de Jerusalén, el diablo le propone tirarse y provocar la aparición prodigiosa de los ángeles que le salven.
- 3. En un monte alto, el diablo le propone el dominio del mundo a cambio de que le adore.
Este orden es el de San Mateo. San Lucas cambia el orden de la segunda y la tercera tentaciónhaciendo que concluya en Jerusalén. Por el sentido que tiene Jerusalén en todo su evangelio esfácil ver que ésta es una peculiaridad redaccional suya: una lectura de los textos nos invita areconocer en el texto de Mateo un clímax interno más preciso. Con todo, este cambio de orden,también nos alerta para no leer este relato de manera literalista y a fijarnos más en loscontenidos y en las evocaciones que pueda despertar su lectura en un conocedor de la tradición bíblica.
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Este conocimiento de los textos bíblicos nos hace tener presentes varias nociones a la hora de examinar los textos. Genéricamente pueden elencarse cuatro:
- 1. En los textos bíblicos, —tentación“ (peirasmos) no tiene el mismo sentido que se le hadado en la tradición ascética: significa más bien —prueba“. Por eso no es sólo el diablo quien tienta: también Dios pone a prueba.
- 2. A lo largo del Antiguo Testamento, prácticamente todos los personajes trascendentaleshan sido puestos a prueba: Adán, Abrahán, Moisés, etc. Del mismo modo, quien ha sidopuesto a prueba –y ha caído muchas veces– ha sido el pueblo de Israel, especialmenteen el desierto. La abundancia de citas del libro del Deuteronomio presentes en laspalabras de Jesús en este episodio deben orientar nuestra comprensión hacia este—contra ejemplo“ en el que reconocemos la victoria de Jesús.
- 3. También Jesús fue tentado en su vida pública. Lo ha afirmado el texto de la Carta a los Hebreos, pero los evangelios nos ofrecen también ese recuerdo.
- 4. Finalmente, también los cristianos somos tentados y puestos a prueba. También lo recuerda el autor de Hebreos pero todo el Nuevo Testamento es testigo de ello.
De estas cuatro consideraciones, la primera y la última tienen un carácter general: todos somosprobados y Jesús es el modelo para vencer. Sin embargo, conviene tener muy presentes lasegunda y la tercera para comprender el sentido del texto de los evangelistas. A tenor de lo visto antes, tomaremos como referencia en el análisis el texto de Mateo.
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3.1. ANALISIS DEL TEXTO
- Mc 1,12-13
- Mt 4,1-11
- Lc 4,1-13
- ***p. 135 - 136****
En primer lugar, el episodio se sitúa espacial y cronológicamente. El lugar es el desierto y Jesúsestá allí durante cuarenta días. La figura es aquí el pueblo de Israel que, desde el desierto, fueconducido a la tierra de la promesa. En el desierto estuvo cuarenta años (cfr. Dt 2,7; 8,2.4; etc.)y allí mientras Moisés estuvo en el monte Horeb cuarenta días con Dios, sin comer ni beber,antes de recibir el decálogo (Dt 9,7-29; cfr Ex 34,28), el pueblo fue tentado y cayó haciéndosedioses de metal. También Elías caminó desalentado durante cuarenta días y cuarenta nocheshacia el monte Horeb donde Dios en la teofanía del airecillo le confortó. Pero la imagenimportante es la del pueblo, porque el pueblo es conducido por Dios, y Jesús por el Espíritu;también son tentados los dos: Israel por Dios y Jesús por el demonio.
La primera tentación: Jesús tiene hambre y el diablo le tienta diciéndole que obre el prodigio deconvertir las piedras en pan. Jesús contesta con un texto muy significativo del Deuteronomio(Dt 8,3): —No sólo de pan vivirá el hombre,sino de toda palabra que procede de la boca deDios“. El contexto de la tentación parece pues claro: también el pueblo tuvo hambre y le pidió aDios el maná, pero además no se conformó con el maná ni con la promesa –de la palabra deDios– de una tierra que manaba leche y miel (Dt 8,7-18; 6,3; etc.). Por eso la contestación deJesús –vivir de la Palabra de Dios– es prueba evidente de que vence donde Israel fue vencido:en la confianza en la Palabra de Dios. Y este concepto evoca también un motivo común a lahistoria de muchos personajes clave del Antiguo Testamento –Adán, Abrahán, Moisés, Elíasen Horeb, etc–: la tentación de guiarse por los motivos y circunstancias presentes y no por la palabra de la promesa de Dios.
La segunda tentación parece tener un contexto mesiánico. De hecho el escenario se trasladadesde el desierto al Pináculo del Templo en Jerusalén. El diablo propone una acción temeraria ygrandiosa amparándose en un texto (Sal 91,11-12) que expresa la confianza en Dios del puebloy del israelita piadoso. Jesús contesta con una frase de Dt 16,16 (—No tentarás al Señor tu Dios“)pero que evoca Ex 17,1-7: el pueblo pide agua y exige un milagro. Así lo interpreta Moisés:—¿Por qué os querelláis conmigo? ¿Por qué tentáis al Señor?“ (Ex 17,2). En este contexto, el sentido de la tentación parece más claro: el diablo le pide a Jesús que utilice su poder ante Diospara que se realice un prodigio: le tienta para que utilice el poder en beneficio personal, para que—manipule“ el don de Dios a su favor. Pero también aquí Jesús vence donde Israel era vencido.En esta misma dirección es posible que apunte la utilización arbitraria y manipuladora por parte del diablo del Salmo 91.
La tercera tentación remite al mundo y al poder en el mundo. Jesús puede ser el Señor delmundo si adora al diablo. Jesús contesta con una frase en la que insertando dos texto relativos alos mandatos del Decálogo (Dt 5,9; 6,13) proclama el monoteísmo más absoluto que Israel nosiempre supo vivir (Dt 9,7-29; Ex 32: el becerro de oro). También en este contexto el sentido dela tentación es más claro: Jesús, al contrario que Israel, no vive de la mundanidad, de laconsecución de lo material. Y no lo hace porque vive la radicalidad del servicio a Dios. En estesentido es el Hijo fiel, el Amado que ha proclamado la voz en su Bautismo. Por eso, al final los ángeles le sirven.
Se podrían evocar otros textos y explicaciones que podrían enriquecer la comprensión delpasaje. Sin embargo, en la conceptualización de las tentaciones que emerge de las explicaciones,se puede percibir cuanto se decía más arriba: con el —contraejemplo“ de Israel al fondo, lastentaciones no describen únicamente el momento inicial de la misión de Jesús, describentambién el contexto de su misión y son también un ejemplo para los cristianos que tienen un modelo en Jesús para vencer.
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V. LA PROCLAMACION DEL REINO DE DIOS
La mayor parte del relato de los evangelios sinópticos se dedica al ministerio de Jesús enPalestina, sobre todo en Galilea y en las regiones limítrofes. Esta actividad, si hacemos caso alEvangelio de San Juan, duró más de dos años. Los evangelios sinópticos, sin embargo, no se fijan tanto en la cronología de la actividad de Jesús cuanto en su significado .
Desde el punto de vista formal, nos encontramos aquí con episodios diversos de la vida deJesús, con enseñanzas y con milagros. Los evangelios los agrupan cada uno a su modo, pero conuna nota común: la confesión de Pedro en Cesarea de Filipo marca un antes y un después en la revelación que hace Jesús de su misión.
Desde el punto de vista temático, hay un motivo que unifica la actividad de Jesús: laproclamación del Reino de Dios. La venida del Reino de Dios es lo que da sentido a susmilagros, lo que señala lo específico de su predicación, y a lo que se dirige, al fin, la misma presencia de Jesucristo..
Esta nota explica los temas elegidos para los capítulos de esta sección. Puede explicar tambiénla ausencia de otros, como, por ejemplo, el estudio del discurso apocalíptico al hablar de la enseñanza de Cristo. Como se ha dicho en la introducción, escribir es elegir.
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11. EL ANUNCIO DEL REINO DE DIOS Y EL DISCIPULADO
***p. 139***
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1. EL ANUNCIO DEL REINO DE DIOS
Según los dos primeros evangelios (Mt 4,17; Mc 1,15), Jesús comenzó su actividad públicaanunciando la venida inminente del Reino de Dios. Esta predicación está en ambos evangeliosvinculada a la actividad del Precursor.
En San Marcos, la predicación de Jesús sigue inmediatamente a la actividad de Juan:
—Después de haber sido apresado Juan, vino Jesús a Galilea predicando el Evangelio de Dios, y diciendo: El tiempo se ha cumplido y el Reino de Dios está al llegar; convertíos y creed en el Evangelio“ (Mc 1,14-15)
En San Mateo, que utiliza la expresión —reino de los cielos“ , la predicación de Juan es idéntica a la que utilizará después Jesús:
- —En aquellos días apareció Juan el Bautista predicando en el desierto de Judea y diciendo: Convertíos, porque está al llegar el Reino de los Cielos.“ (Mt 3,1-2)
- —Desde entonces comenzó Jesús a predicar y a decir: Convertíos, porque está al llegar el Reino de los Cielos.“ (Mt 4,17)
Esta vinculación a la actividad del Precursor (con los matices propios de cada evangelista) nosintroduce ya en un aspecto importante de la noción de Reino: esta noción no sólo es el centro dela predicación de Jesús , sino que también es lo que define primeramente su actividad. El Reinode Dios no es sólo un concepto que predica Jesús, sino una realidad que se da ya en Él. Jesús no es sólo el mensajero, sino que –como expresa Lucas de otra manera en el pasaje de lapredicación inaugural en Nazaret (cf. Lc 4,16-30)– es también el mensaje y el objeto de la Buena Nueva.
Con esta primera aproximación se puede ya percibir que las cuestiones implicadas en la nociónde Reino de Dios son de diversa índole; por tanto, es necesario un desarrollo si se trata deprecisarla de alguna manera.
**otra informacion***
Aunque Mateo conserva la expresión "reino de Dios" en Mt 12,28; 19,24; 21,31.43. Nos referimos a lo que se recoge en los evangelios sinópticos. En el evangelio de Juan la expresión parece que tiene menor relevancia y sólo aparece en Jn 3,3.5. Obviamente, la noción de Reino está emparentada con la de Jesucristo Rey que sí tiene relevancia en Juan: baste con recordar la entrada mesiánica en Jerusalén o el diálogo con Pilato para darse cuenta que la cuestión no es irrelevante en el cuarto evangelio.
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1.1. NOCION DE REINO O REINADO DE DIOS
Como se ha dicho antes, la predicación de la basileia tou Theou es el centro de la predicación13de Jesús. Ya sea en la exposición de las parábolas (vid infra: lección 12), ya sea en lassentencias sueltas, el centro de la predicación de Jesús no es una ética, sino una llamadaapremiante a la conversión por la cercanía o presencia del Reino; es más, la conducta correcta,la ética, es una manifestación de la conversión necesaria para la entrada en el Reino.
De la misma manera, los milagros que obra Jesús no tienen como sentido primero laconstatación de su dominio sobre lo creado, ni son tampoco, al menos de manera inmediata, unaprueba apologética de la autoridad de su doctrina: son, ante todo, manifestaciones de la llegada del Reino (vid infra: lección 13).
Ahora bien, si esto es así, no es menos cierto que Jesús no da nunca una definición de lo que esel Reino de Dios. Por ello nos tenemos que conformar con una descripción que emerja dealgunas de las características que presentan la predicación y las actitudes de Jesús. Como lasparábolas y los milagros tienen un lugar propio, nos limitaremos ahora a las cuestiones quehacen referencia a la actitud de Jesús en orden a su misión: la orientación de la salvación y el discipulado.
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1.2. EL SUSTRATO DE LA PREDICACION DE JESUS: ISRAEL, REINO DE DIOS
Que Israel es el Pueblo de Dios es una idea que se retrotrae a la misma constitución de Israelcomo pueblo: según los escritos bíblicos, Israel no ha tenido su origen en una meraconfederación de tribus, o en un pacto de pueblos vecinos geográficamente. Israel ha sidoconstituido como pueblo por Dios mediante un pacto que hizo con él. La razón de ser del puebloestá precisamente en el mantenimiento de la alianza que lo ha constituido como tal Pueblo de Dios.
Èntimamente unida a esta idea hay otra: es el Señor Dios quien gobierna a Israel. Es él quien leha sacado de la esclavitud, quien le ha guiado a través del desierto, quien le ha dado la tierra,etc. Por eso, puede celebrar al Señor Dios como su rey (Sal 47; 77; 78; 93; 96; 99; etc.). Elsentido en el que el Señor es el rey de Israel se puede vislumbrar en cierta manera en losepisodios que relatan el origen de la monarquía en Israel. El libro de Samuel recoge a estepropósito una doble tradición. Según la primera de ellas cuando los israelitas le piden a Samuelun rey, en esta petición no hay un rechazo a la institución de los jueces, sino a Dios mismo:—Complace a este pueblo en todo lo que te dice –le advierte el Señor a Samuel– porque no tehan desechado a ti sino a mí, para que no reine sobre ellos“ (1Sam 8,7). Según otra tradición,los israelitas le piden a Samuel que les nombre un rey, para ser como las demás naciones.Samuel traslada la petición al Señor y Éste le dice: —Haz lo que te piden y nómbrales un rey“(1Sam 8,22). Con todo, el rey de Israel no es sino el Ungido de Dios (cf. 1Sam 10,1: —Entonces sacó Samuel una redomita de aceite y la derramó sobre la cabeza de Saúl y le besó diciendo:¿No es el Señor quien te ha ungido como príncipe de su pueblo? Tu regirás al pueblo del Señory lo librarás de las manos de sus enemigos que lo rodean. Esta señal tendrás de que Dios te haungido como príncipe“), ya que Dios es quien sigue gobernando a Israel a través de sus mesías.La historia de la sucesión de David (2Sam 7) y, en otro orden de cosas, la narración completa delos libros de Samuel y Reyes es una muestra clara de esa providencia divina en el gobierno del pueblo.
Sin embargo, la lectura de la historia de la monarquía en el pueblo elegido demuestra que losreyes de Judá e Israel –salvo contadas excepciones como Ezequías o Josías– distaron muchode ser esos gobernantes que podían hacer de su reino un reino de Dios. El reino de Israel, ya seaen la monarquía unida, ya sea en la separada, no se manifiesta en la práctica como el reino deDios: las guerras se suceden, la injusticia puede con el recto orden, hay odios, conductasavasalladoras, etc. En estas condiciones, los profetas escritores anuncian una intervenciónescatológica de Dios. Dios suscitará un Rey Mesías que tendrá como enseñas las antinomias dela situación presente: será un rey, descendiente de David, que gobernará según el Espíritu delSeñor (Is 11,1-3), con un reinado duradero en el que la paz, la equidad y la justicia se consolidarán (Is 9,1-7), etc.
Ahora bien, en esta descripción del futuro, que es indudablemente un futuro de salvación, seintroduce el elemento del juicio: Dios juzgará según las obras. Pero enseguida son objeto dejuicio también las naciones vecinas; y si son objeto de juicio, se quiere decir que son tambiénobjeto de salvación. Muchos fragmentos de los textos proféticos, entre los que descuella latercera parte del libro de Isaías (Is 56-66), son testigos de este llamamiento a la salvación de todas las naciones con Jerusalén como centro convergente.
En esta breve descripción se pueden descubrir ya muchas expectativas que, según losevangelios, Jesucristo vino a colmar con sus palabras y sus acciones al anunciar el reino. Sinembargo, queda todavía una nota por cubrir. Después de la experiencia del destierro, Israel, yasin rey davídico, soporta el dominio secularizante del helenismo. En estas condiciones emergetambién la literatura apocalíptica. Gran parte de esta literatura mira al juicio y a la manifestacióngloriosa por parte de Dios que instaurará su reino definitivo. Un ejemplo de esta literatura lotenemos en Dn 7: los imperios se suceden, ninguno permanece mucho tiempo porque son comolas bestias que se devoran unas a otras, hasta que finalmente viene —entre las nubes como un hijode hombre que se adelantó hacia el anciano de muchos días y le presentaron ante él. Y le dio lapotestad y el honor y el reino; y todos los pueblos tribus y lenguas le servirán a él: su potestades una potestad eterna que no le será quitada y su reino es indestructible“ (Dn 7,13-14).
Con esta nota ya tenemos un marco aunque sea general donde encuadrar la actividad de Jesús.Y, desde luego, tenemos unos datos que pueden ofrecernos las características de esa descripcióndel reino que viene con Jesús.
***otra informacion***
Es posible traducir esta expresión por —Reino de Dios“ o también por —reinado de Dios“. La segunda traducción privilegia un aspecto dinámico y personal, la primera, uno más estático y espacial.
Tanto si nos atenemos a la descripción del reino que puede deducirse de lo apuntado arriba,como si nos fijamos en lo que se nos narra en los evangelios, lo que caracteriza primeramente alreino es lo que podríamos denominar la —oferta de salvación“. Ahora bien, esa oferta desalvación está estrechamente vinculada a las condiciones del Reino de Dios: los dos temas serecubren. Serán, por tanto, las características del Reino las que nos ofrecerán los matices por los que se vincula la salvación.
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1.3.1 Reino presente y futuro
En la descripción del reino de Dios presente en los textos del Antiguo Testamento, hacíamosnotar la mirada hacia la intervención escatológica (en los últimos tiempos) de Dios instaurandosu reino. En sus palabras, Jesús recoge ese motivo, pero le da una dimensión nueva. Por unaparte, el reino predica que está al llegar (Mt 4,17; Mc 1,15), y en el padrenuestro enseña a pedirque llegue (Mt 6,10 ). Por otra parte, enseña que el reino está ya presente en medio de quienes leoyen (Lc 17,21), aunque su potencia todavía está por manifestarse (Mc 9,1). En realidad, lasparábolas (vid. infra, lección 12) ofrecen una descripción más completa en sí misma: el reino,como la semilla, ya ha sido echado, ya crece, está a la espera de la siega, la consumación definitiva.
Esta predicación coincide también con los gestos de Jesús y la significación que les atribuye.Sus milagros son la señal de la llegada del reino, pero también lo es su aceptación como rey mesías en la entrada en Jerusalén, la purificación del Templo, etc.
- Conceptualmente estamos pues en lo que se ha denominado el —ya, pero todavía no“; o en larealización del Reino en el mundo que está por consumarse y que se consumará en la segunda venida del Hijo del hombre rodeado por sus ángeles .
- En cuanto a la relación a la salvación, esta dimensión es así más clara: la pertenencia al reinoincoa la salvación, salvación que se consumará en la resurrección final cuando todos a imagende Cristo sean —todo en Dios“ (cfr Lc 20,36.38: controversia con los saduceos).
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1.3.2. Reino de Israel, pero con entraña universal
La salvación en el marco del reino tiene una dimensión muy característica: esa salvación no sevincula sólo a cumplir un código ético o a tener una peculiar relación con Jesús. Ese códigoético o esa peculiar relación con Jesús implicadas en la salvación se vinculan de maneraconstitutiva a la pertenencia al Reino o, lo que es lo mismo, a la pertenencia a un pueblo, el pueblo de Dios.Se mire por donde se mire, las acciones y las actitudes de Jesús trascienden una meravivificación o renovación de la fidelidad de Israel a la alianza con Dios. Y en este punto muchasveces son incluso más claras las acciones y actitudes de Jesús que sus palabras. Apuntemos sin más algunos detalles sugerentes:
- 1. Hay que recordar que Israel tiene su origen en la Alianza con Dios. De la misma manera,con Jesús se establece la Nueva Alianza que se sella con su sangre (Mt 26, ; y par). Pero sihay Nueva Alianza hay también un nuevo Pueblo que es constituido por ella.
- 2. Pero este nuevo Pueblo no es una creación —ex novo“: nace del Israel fiel a Dios (el resto,los pobres del Señor). La dimensión universal que tiene –porque universal es la salvación– esta mediada por esa incoación que representa el Israel fiel a Dios.
- 3. De manera emblemática se descubre esto en el discipulado. Si el antiguo Pueblo se fundabaen torno a las doce tribus, el nuevo se forma en torno a los doce apóstoles; si la misión de Jesús se dirigió primeramente a Israel, la misión apostólica debe llegar a los confines del mundo.
Así las cosas, surge enseguida una cuestión: ¿Reino de Dios e Iglesia coinciden? En este punto,como en todo, debemos tener presente qué es lo que se anota en las palabras: si entendemos porIglesia la convocación de todos los hombres a la salvación, entonces coinciden. La tristementefamosa expresión de Loisy –—Jesús predicó el Reino y lo que salió fue la Iglesia“– esverdadera en lo que se refiere a los términos convocados, aunque no lo sea en el decurso que el citado autor quiere imponerles.
Pero si el nuevo Pueblo se instaura sobre el antiguo, la renovación comporta también una notasustancial, ya que desaparece el aspecto étnico-político. El Nuevo Reino se establece en torno ados notas fundamentales, y relacionadas entre sí: por una parte su universalidad, por otra su exclusiva dimensión religiosa.
- Comencemos por la segunda. Lo que ahora es fácil para nosotros, no lo fue para quienesvivieron junto a Jesús. Todavía después de la resurrección, le preguntan los discípulos a Jesús:—Señor, ¿es ahora cuando vas a restaurar el Reino de Israel?“ (Hch 1,6). Ciertamente, no hayque pensar que detrás de esta expresión se esté planteando la cuestión de si Jesús debe triunfarcon una instauración del Reino donde otros fracasaron (así Teudas y Judas invocados porGamaniel en Hch 5,36-37; cf. Flavio Josefo, Antigüedades Judías, 18,4-10; 20,169-172). Esacuestión está resuelta: de hecho, el mismo Jesús en diversas ocasiones y especialmente en eldiálogo con Pilato (Jn 18,36-37; cf. Mt 27,11; Mc 15,2; Lc 23,3) no acepta el título de Rey ensentido político. Lo que se plantea en la pregunta de los discípulos, y en la contestación delSeñor (cf. Hch 1,7-8), es la vigencia del modelo de Israel como Reino de Dios y, enconsecuencia, Israel como referencia y luz para todas las naciones en todas sus dimensiones. Larespuesta del Señor parece indicar que ese modelo étinco-político ha caducado: el Reino de Dioses, sí, un Pueblo como tal, formado desde el Antiguo, pero con dimensiones distintas.Y esta cuestión nos lleva a otra que lleva conexa: ¿qué lugar ocupa Israel en este nuevo Pueblo?Porque, según el modelo presente en los escritos veterotestamentarios, Israel es mediador en lasalvación; y según lo que estamos viendo, parece que es un mediador llamado a desaparecer. Sinos atenemos a las expresiones presentes en los evangelios, la dimensión universal del reino esradical desde su origen:
- —Y os digo que muchos de oriente y occidente vendrán y se sentarán a la mesa con Abrahán, Isaac y Jacob en el Reino de los Cielos“ (Mt 8,11).
Sin embargo, Israel ocupa un lugar preeminente: el lugar donde se produce la transformación.Muchos textos, pero de manera especial el episodio de la mujer cananea (cf. Mt 15,21-28; Mc7,24-30; Lucas no recoge el episodio pero expresa la misma idea con otras expresiones), lomuestran con claridad: Jesús se reconoce enviado a la transformación de Israel (los hijos), y através de él al universo entero; pero la fe de los gentiles puede adelantarles la salvación. Comoaparecerá muchas veces en el libro de los Hechos (cf. Hch 2,39; 3,26; 11,18; etc.), la salvación,dirigida en primer lugar –y no sólo en sentido cronológico– a Israel, tiene como destinatarios a todos los pueblos.
Así las cosas, este tema nos introduce en otro distinto: los hombres, ¿cómo son llamados y hechos partícipes del reino?
**otra informacion **
Como es sabido, sobre este punto las posiciones de los exegetas, especialmente en el ámbito protestante, tienen diversos matices. Para algunos (A. Schweitzer, escatología consecuente) Jesús no ha anunciado el reino como presente sino simplemente como próximo; para otros (Ch.H. Dodd, escatología realizada) el reino de Dios está presente en Jesús y en sus acciones: el futuro no aportará nada esencialmente nuevo; un tercer grupo (J. Jeremias, escatología en tensión) piensa que el reino está presente con Jesús pero su cumplimiento no está completo; finalmente, otros (O. Cullmann, escatología progresiva) afirman que el reino ha venido en Cristo como incoación salvadora que tiende hacia su cumplimiento.
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1.3.3. Reino de justos, pero que convoca también a los pecadores.
En una actitud sorprendente para su tiempo –y si examinamos las cosas fríamente también encualquier momento de la historia– Jesús, el justo y fiel por excelencia, acepta junto a sí a lospecadores, y tiene gestos de comunión con ellos. Y es también muy significativo que no sean los desclasados o los marginales sin más: Jesús acepta a los pecadores. Aunque no se mencionedirectamente explícitamente el Reino, el episodio que sigue a la vocación de Mateo es muy significativo (Mc 2,15-17; cf. Mt 9,11-13; Lc 5,29-32):
—Ya en su casa, estando a la mesa, se sentaron con Jesús y sus discípulos muchos publicanos y pecadores, porque eran muchos los que le seguían. Los escribas de los fariseos, al ver que comía con pecadores y publicanos, empezaron a decir a sus discípulos: ¿Por qué come con publicanos y pecadores? Lo oyó Jesús y les dijo: No tienen necesidad de médico los sanos, sino los enfermos; no he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores“(Mc 2,15-17).
Para una primera comprensión de este pasaje es necesario hacer explícitos algunos elementos. Hay que advertir, en primer lugar, que no son sólo los publicanos y pecadores quienes están con Jesús: el evangelista señala a la muchedumbre y a los discípulos; lo que sorprende al redactor es el seguimiento por parte de —publicanos y pecadores“ y el gesto de comunión de Jesús al comer con ellos. Por otra parte, la respuesta que da Jesús a los —escribas de los fariseos“ habrá que entenderla probablemente con un cierto tono de ironía: —no he venido a llamar a (los que se tienen por) justos, sino a los pecadores“ (Mc 2,17). De hecho Lucas rompe la actitud irónica cuando da una explicación: —no he venido a llamar a los justos sino a los pecadores a la penitencia“ (Lc 5,32).
Aun siendo una perícopa que no menciona explícitamente el Reino, el episodio nos sirve paracaracterizar a las personas ante el Reino. Aunque habrá que precisar más, en un primermomento podemos hablar de tres grupos: el Israel oficial, las gentes en general, y los pecadores.Sin embargo, lo importante, como se ve por el relato estudiado, es no equivocar el punto demira: el grupo no se debe caracterizar sociológicamente, sino por su actitud ante la salvación.
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1.3.3.1. El Israel oficial
El ejemplo más claro es el de lo que podríamos llamar el Israel oficial, y que en el pasaje estácaracterizado por los —escribas de los fariseos“. Este grupo tiene una seguridad falsa (cf. Lc18,9-14: parábola del fariseo y el publicano), por eso rechaza la salvación que se les ofrece enJesús, y rechaza también a Jesús. Que la caracterización de este grupo no puede ser meramentesociológica nos lo indica por ejemplo la mención que en el evangelio se hace de Nicodemo o deJosé de Arimatea —miembro ilustre del Consejo, que también él esperaba el Reino de Dios“ (Mc15,43; Mt 27,57; Lc 23,51; Jn 19,38-39). También Lucas advierte en más de una ocasión (cf. Lc7,36; 12,37; 13,31; etc.) que Jesús tenía un trato asiduo con los fariseos y que este trato no siempre era polémico.
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1.3.3.2. Los que poseen el reino
Frente a este grupo están los —pobres“, los —niños“ y los —pequeños“. Estas son las tres caracterizaciones que se dan a los que deben poseer el Reino.
- —Bienaventurados los pobres de espíritu, porque suyo es el Reino de los Cielos“ (Mt 5,3).
- —Si no os convertís y os hacéis como los niños, no entraréis en el Reino de los Cielos. Pues todo el que se humille como este niño, ése es el mayor en el Reino de los Cielos“ (Mt 18,3-4).
Los textos son bastante claros, pero si los ponemos en contraste con sus opuestos lasignificación es más clara todavía: de los ricos, dice Jesús tras la vocación frustrada del jovenrico: —¡Qué difícilmente entrarán en el reino de Dios los que tienen riquezas! (...) Hijos, ¡quédifícil es entrar en el reino de Dios! Es más fácil a un camello pasar por el ojo de una aguja quea un rico entrar en el Reino de Dios!“ (Mc 10,23-24; cf. Mt 19,23-24; Lc 18,24-25). De lamisma manera, el niño o el pequeño, viene opuesto al que es poderoso aquí abajo. El discursoeclesiástico de San Mateo (cf. Mt 18,1-10) comienza precisamente así: cuando los discípulos lepreguntan quién es el mayor en el Reino, Jesús les anima a ser humildes como los niños paraentrar; pero inmediatamente advierte —al que escandalice a uno de estos pequeños...“ (Mt 18,16).Y quien puede escandalizar es el que ocupa un lugar de referencia.
De esta manera se puede describir ya la actitud de este segundo grupo: el reino de los cielos esde los necesitados, de quien no se basta a sí mismo y, convertido, acude a Dios.
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1.3.3.3. Los pecadores
Y esta noción nos prepara ya para la tercera, porque el pecador (publicano equivale, en ciertamanera, a pecador público) es desde el punto de vista religioso, el más desamparado: el que, pordecirlo de alguna manera, no tiene derecho ni a pedir una mirada de Dios (baste recordar laparábola del fariseo y el publicano citada antes: cf. Lc 18,9-14). Por eso, con los pecadores esJesús quien se acerca y toma la iniciativa. Así ocurre en la vocación de Mateo y así se pone demanifiesto en un ejemplo paradigmático que es la conversión de Zaqueo (Lc 19,1-10). Esverdad que tampoco en este pasaje aparece la expresión Reino de Dios, pero sí ilustra la actitudde Jesús con los pecadores:
- 1. Zaqueo aparece definido como —jefe de publicanos y rico“ (Lc 19,2). Quiere ver a Jesús,y por ello se sube a un sicomoro (Lc 19,3-4)
- 2. Es Jesús quien le ve, toma la iniciativa y le dice que quiere hospedarse en su casa (Lc19,5).
- 3. Zaqueo se convierte y lo manifiesta con obras (Lc 19,6-8). Jesús confirma entonces quela salvación ha llegado también a aquel hijo de Abrahán (Lc 19,9-10).
El texto es tan significativo, en orden a mostrar la salvación, que prácticamente no hace faltaque se mencione el Reino. Pero, con la vocación de Leví, también muestra la nota queapuntábamos al inicio: el pecador es quien está tan completamente desamparado (—perdido“)que necesita la iniciativa de Jesús: no es digno ni de pedir por su salvación.
La conexión con el Reino (y con la salvación que se ofrece en por la conversión) es fácil verlaen la frase del Señor que sigue a la —Parábola de los dos hijos“ (Mt 21,28-32):
—En verdad os digo que los publicanos y las meretrices van a estar por delante de vosotros en el Reino de Dios. Porque vino Juan a vosotros con un camino de justicia y no le creísteis; en cambio, los publicanos y las meretrices le creyeron“ (Mt 21,31-32).
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2. LOS DISCIPULOS DE JESUS
***p. 145***
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2.1. EL DISCIPULADO
Èntimamente relacionado con el Reino está el concepto de discípulo. Basta con recordar elcomienzo del ministerio público de Jesús que apuntábamos al inicio de la lección:
—Después de haber sido apresado Juan, vino Jesús a Galilea predicando el Evangelio de Dios, y diciendo: El tiempo se ha cumplido y el Reino de Dios está al llegar; convertíos y creed en el Evangelio. Y, mientras pasaba junto al mar de Galilea, vio a Simón y a Andrés, el hermano de Simón, que echaban las redes en el mar, pues eran pescadores. Y les dijo Jesús: Seguidme y haré que seáis pescadores de hombres. Y, al momento, dejaron las redes y le siguieron. Y pasando un poco más adelante, vio a Santiago el de Zebedeo y a Juan, su hermano, que estaban en la barca remendando las redes; y enseguida los llamó. Y dejaron a su padre Zebedeo en la barca con los jornaleros y se fueron tras él.“ (Mc 1,14-20).
Los cuatro evangelios (Mt 4,18-25; Mc 1,16-20; Lc 5,1-11; Jn 1,31-51) recuerdan una mismanoticia histórica: en los inicios de su actividad pública Jesús reunió en torno a sí un grupo dediscípulos. Los tres evangelios sinópticos recogen (Lucas con una tradición ligeramente distinta) lallamada de Jesús a cuatro pescadores de Galilea: Simón, Andrés, Santiago y Juan. La lectura delpasaje en los sinópticos revela una estructura fija –un tanto hierática– en la que se reflejanelementos significativos.
- 1. En primer lugar, la iniciativa de Jesús: es él quien llama.
- 2. En segundo lugar, el objeto de la llamada: —Seguidme y haré que seáis pescadores dehombres“. Jesús llama primero al seguimiento; pero la llamada a ser pescadores de hombresindica algo más que un sencillo juego de palabras: habla de la relación al reino, yprobablemente (cfr Jr 16,16) al juicio escatológico.
- 3. En tercer lugar, es común la respuesta de aquellos hombres: dejan lo que tienen entre manos(—todas las cosas“ en Lucas) y siguen a Jesús.
Con ligeras variaciones este esquema se puede seguir, más o menos, en muchos pasajes delevangelio que recogen los relatos de llamada: Mateo, el joven rico, etc. Vamos a recoger másdetalles de estas tres notas generales que nos hagan ver qué significativos son estos rasgos(especialmente si los comparamos con los rasgos del discipulado en el ambiente de Jesús).
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2.1.1. La iniciativa de Jesús
Lo primero que llama la atención en la llamada en los evangelios es la iniciativa de Jesús. En elambiente rabínico el proceso era el inverso: se alentaba a buscar un maestro (P. Ab,1,6: —Búscate un rab y tendrás un compañero“; 1,16: —Rabban Gamaniel decía: Búscate un rab y te desaparecerán las dudas“).
Si esta actitud no tiene parangón con los comportamientos de la época, ciertamente se puededescubrir como un prolegómeno en la relación de Eliseo con Elías (2 R 19,19-21; 2 R 2,1-22).Sin embargo, si leemos el texto de Reyes con un mínimo de perspectiva, veremos también lasutileza que supone el comportamiento de Jesús: Eliseo consigue una moratoria, el discípulo deJesús, no los permite; Eliseo es como Elías, pero los discípulos no son como el Maestro (Mt23,8-10), etc.
Desde esta perspectiva, ya hay que examinar la razón de esta actitud de Jesús. Lo que puededecirse en una primera instancia es que esta actitud rebasa la mera formación del discípulo; hayque situarla más bien en la renovación escatológica que supone la llegada del Reino . Pero estose verá con más claridad en los otros rasgos que apuntábamos: el seguimiento, y la radicalidad.
***otra formacion***
De hecho, si lo comparamos con los movimientos de la época, los rasgos del discipulado de Jesús cobran una vigorosa personalidad: a) Frente a Juan Bautista, Jesús no genera discípulos con movimiento bautista; sólo tras la resurrección los manda a bautizar; por otra parte Juan Bautista es reconocido como nazir, asceta consagrado a Dios, en cambio, Jesús se muestra inserto en el contexto humano cotidiano (cfr. Lc 7,34: donde es acusado de comilón y bebedor); b) Frente a los profetas apocalípticos que anunciaban grandes prodigios (el Samaritano, los vasos sepultados por Moisés en el Monte Garizín hacia el año 35; Teudas (cfr Hech 5,36) abrir las aguas del Jordán hacia el 45; y el Egipcio (cfr Hech 31,38) destruir las murallas de Jerusalén hacia el 55; cfr F. Josefo: Antigüedades Judías, 18,86;. 20,97; 20,171), el relato de las tentaciones confirma que Jesús tenía otros horizontes para él y sus discípulos; c) Frente a la comunidad de Qumrám: la comunidad de bienes, frugal pobreza, y a veces rechazo del matrimonio, tienen una cierta semejanza con Jesús y su movimientos; por contra se trata de comunidades sedentarias, fuertemente ascéticas, subdivididas en clases jerárquicas, con un periodo de prueba para sus candidatos, con unas reglas de pureza que los distingan del resto de judíos infieles, y con el fin de estudiar la Torá: es claro que en estos rasgos se diferencian de la actitud de Jesús. d) finalmente, frente a los rabinos. Aunque la figura del rabí sólo se institucionaliza después del 70, es indudable que tiene en los fariseos y especialmente en sus escribas su antecedente más inmediato. Los fariseos pretendían hacer valer en la vida cotidiana las prescripciones de la pureza legal vinculadas al culto con el fin de hacer de todo el pueblo un pueblo santo; los escribas se dedicaban al estudio de la Torá como valor sumo y distintivo. Más detalles en R. PENNA, I ritratti originali de Gesù il Cristo. Inizi e sviluppi della cristologia neotestamentaria. I. Gli Inizi, Roma, San Paolo, 1996, p. 45ss.
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2.1.2. El seguimiento y la misión
Jesús no llama a seguir la Ley, sino a sí mismo. Ciertamente, es posible sugerir con esta notaque Jesús se sitúa en lugar de la Ley, con el mesianismo implícito que connota este rasgo .
Sin embargo, este seguir a Jesús no a la Ley, lleva anejas de por sí una serie de cuestiones nomenos importantes. Jesús pide, por ejemplo, a los discípulos que no se consideren maestro orabí (Mt 23,8-10), porque sólo a Él le compete ese título; lo que es como decir que el discípulocristiano no ocupará nunca el lugar que ocupó Jesús. Pero Jesús pide más que el seguimientoentendido como la mera determinación personal a seguirle o a cumplir la nueva ley: pide que sele imite (Mt 11,28), de manera especial en lo que fue su misión terrena hasta la cruz (Mt 16,24-25; y par), llegando, si es preciso, a compartir su destino de muerte violenta (Mt 20,20-28; ypar: petición para los hijos de Zebedeo).
Lo indicado en el párrafo anterior se correspondería probablemente a los contenidos del primerestico de Mc 3,14: —constituyó a doce para que estuvieran con él y para enviarlos a predicar“.Pero hay un segundo estico: la llamada tiene también como fin el ser —enviados“, o, en laformulación primera que hemos visto, —ser pescadores de hombres“ (Mt 4,19; y par). Losevangelios sinópticos recogen este rasgo en las perícopas de la misión. Cada uno de losevangelios sinópticos presenta esta misión de una manera propia ; sin embargo, es común a17todos la nota de que la misión de los discípulos en vida de Jesús no es más que el signo y elmodelo de lo que será la misión final que formulará Jesús antes de su ascensión y marcha haciael Padre. En este sentido, si leemos los discursos de la misión, percibiremos enseguida que losdiscípulos están llamados a reproducir la misión de Jesús tanto en orden a la predicación einstauración del reino, como en la potestad que les da Jesús . Prueba de eso es el destino18escatológico de los doce que serán también los que juzguen a las doce tribus: —En verdad os digo que en la regeneración, cuando el Hijo del Hombre se siente en su trono de gloria,vosotros, los que me habéis seguido, también os sentaréis sobre doce tronos para juzgar a lasdoce tribus de Israel“ (Mt 19,28)
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2.1.3. Radicalismo en el seguimiento
Hemos apuntado más arriba que los evangelistas narran el abandono de las cosas por parte delos discípulos para seguir a Jesús. Sin embargo, detrás de este —dejar las cosas“ no está tanto larespuesta de los discípulos como la exigencia de Jesús. Hay algunas frases de Jesús a esterespecto de una gran claridad. Vamos a recordar alguna.
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El seguimiento de Jesús es sin condiciones. El pasaje de Lc 9,57-62 (cfr Mt 8,18-22) reúne tres ejemplos de la exigencia de Jesús:
—Mientras iban de camino, uno le dijo: Te seguiré adonde vayas. Jesús le dijo: Las zorras tienen sus guaridas y los pájaros del cielo sus nidos, pero el Hijo del Hombre no tiene dónde reclinar la cabeza.
A otro le dijo: Sígueme. Pero éste contestó: Señor, permíteme ir primero a enterrar a mi padre. Deja a los muertos enterrar a sus muertos –le respondió Jesús–; tú vete a anunciar el Reino de Dios.
Y otro dijo: Te seguiré, Señor, pero primero permíteme despedirme de los de mi casa. Jesús le dijo: Nadie que pone su mano en el arado y mira hacia atrás es apto para el Reino de Dios.“
Examinado atentamente, el texto nos habla de un desprendimiento radical: el primer aspirante adiscípulo habla del —adónde“ y en la contestación de Jesús no sólo hay que ver eldesprendimiento de las riquezas (explícitamente manifestado en el pasaje del joven rico (Mt19,16-30; y par), sino también el de otros ligámenes: familia, propiedades, etc.; es decir,aceptación propia del régimen de vida de Jesús. El segundo caso presenta también un fondo de—ruptura“ con los modos de vida en la exigencia de Jesús: la sepultura de los muertos, ademásde estar muy cercana a la piedad natural del hombre, está recomendada explícitamente en loslibros sagrados (Gn 23,3; Tob 6,13-15; etc.). Como dice un autor, —es difícil encontrar unaspalabras de Jesús que expresen de manera más aguda su ruptura con la ley, la devoción y lacostumbre al mismo tiempo“ . Sin embargo, en este caso hay un dato más, ya que el muerto que19debe ser enterrado es el padre. Con ello se pone sobre el tapete la cuestión de la familia. Jesúshabla también de ello en otros lugares: —Quien ama a su padre o a su madre más que a mí, no esdigno de mí; y quien ama a su hijo o ...“ (Mt 10,37; cfr Lc 14,26-27; y, en un sentido semejante,Mc 10,29-30). Finalmente queda el episodio del que quiere despedirse. Con las notas que se handicho de los dos casos anteriores, parece que éste puede añadir muy poco, si lo entendemosgradualmente. Sin embargo, lo que subraya aquí es el —ya“ el —ahora“ de la respuesta. Si en lallamada a los cuatro apóstoles el texto decía que —al instante“ (Mt 4,20; Mc 1,18) dejaron suscosas para seguir a Jesús, este pasaje señala que el seguimiento no debe posponerse a ningunaotra cosa.
Por lo visto, parece claro que la unión de estos tres relatos de llamada es una composición delevangelista. Pero también es indudable que expresan lo incondicional de la llamada de Jesús.Jesús se presenta a sí mismo como algo único, y por tanto con una determinación a no sercompartido. También se percibe por estas notas que no es ruptura lo que quiere provocar Jesús,sino radicalismo en el seguimiento. Otra cosa es que este radicalismo, en más de un caso,implique ruptura.
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2.2. LOS DOCE
Los tres evangelios sinópticos coinciden también en un dato: de entre los discípulos hay ungrupo significado que es el grupo de los doce. La posición que ocupan los doce viene deducidamás por lo que aparece en Hechos de los Apóstoles que por lo que cuentan los evangelios. Sinembargo, de lo que nos relatan los sinópticos podemos extraer algunos datos interesantes. En elsobrio relato de Marcos, viene descrita su constitución así:
—Y subiendo al monte llamó a los que él quiso, y fueron donde él estaba. Y constituyó a doce, para que estuvieran con él y para enviarlos a predicar con potestad de expulsar demonios: a Simón, a quien le dio el nombre de Pedro; a Santiago el de Zebedeo y a Juan, el hermano de Santiago, a quienes les dio el nombre de Boanerges, es decir, «hijos del trueno»; a Andrés, a Felipe, a Bartolomé, a Mateo, a Tomás, a Santiago el de Alfeo, a Tadeo, a Simón el Cananeo y a Judas Iscariote, el que le entregó“ (Mc 3,13-19).
De cuanto nos dice el relato, conviene señalar:
- 1. La determinación primera de los doce –—para estar con él y para enviarlos a predicar“– esla que conviene a todo discípulo. De hecho, a lo largo del Evangelio no es fácil saber si losque acompañan a Jesús son los doce (que en ocasiones son llamados —apóstoles“) o losdiscípulos. Es más, en muchas ocasiones, los evangelistas –y especialmente San Marcos–lo dan por sabido y simplemente anotan un —ellos“ ambiguo (manifestado en muchasocasiones por el participio plural: —llegados,... salidos,... etc.“).
- 2. Pero también parece claro que pertenece a la historia que Jesús —constituyó a doce“. En esta expresión hay dos notas que no hay que pasar por alto. El número doce hace referencia a las doce tribus de Israel que constituyeron el Pueblo de Dios. Por tanto, parece que hay que pensaren una intencionalidad de Jesús que apunta a la renovación del Pueblo de Dios a partir delAntiguo Pueblo de Dios. El hecho de que los doce apóstoles serán quienes juzgarán a las docetribus de Israel apunta a esto . Por otra parte, el verbo empleado por el evangelista –constituyó: epoiesen– apunta precisamente a una acción que trasciende al mero —elegir“ o—llamar“ a algunos. Apunta a su estabilidad como grupo.
- 3. En tercer lugar, el evangelista recoge el nombre de los doce, con las características de algunos de ellos: el sobrenombre que les dio Jesús, o aquél por el que eran conocidos, etc. Aun cuando hay ligeras variaciones en los nombres de las listas que nos ofrecen los evangelistas, estas calificaciones apuntan a la referencialidad y a la identidad. Son unas personas concretas,verificables, las que constituyen el grupo. Junto a estas variantes apuntadas, las relaciones de los nombres presentan unas notas comunes. La más importante está en el inicio. Toda las relaciones comienzan presentando a —Simón a quien el impuso el nombre de Pedro“.
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**otra informacion **
Según Mateo, el Señor envía a sus discípulos sólo a las ovejas perdidas de la casa de Israel (Mt 10,5-6), pero en los contenidos del mandato del Señor (Mt 10,5-42) se vislumbra la misión universal. Marcos (Mc 6,6,13) no hace referencia alguna a la restricción de Jesús, de modo que el mandato que da Jesús es signo e incoación del mandato universal que dará al final antes de la ascensión. Finalmente, Lucas presenta dos envíos (Lc 9,1-6; 10,1-12) a dos grupos distintos y en dos secciones distintas, mostrando de esa manera la universalidad de la misión. 18 A este respecto son muy ilustrativos, por ejemplo, los discursos finales de la misión en los dos primeros evangelios. Mateo subraya que Jesús en su actividad dictó normas de conducta (recuérdese la Nueva Ley formulada en el Discurso de la Montaña: Mt 5-7), y de la misma manera enviará a los discípulos a enseñar "a guardar todo cuanto os he mandado" (Mt 28,20). Marcos por su parte, como en todo su Evangelio, hará referencia a la potestad de Jesús que transmite a sus enviados.
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2.3. SIMON PEDRO
La figura de Pedro (como también la de los doce) ha sido discutida hasta la saciedad en laexégesis contemporánea. En la base de la discusión no está sin embargo la figura evangélica,sino la relación entre esa figura y el Romano Pontífice en la Iglesia católica (y, salvando lasdistancias, lo mismo ocurre con la relación entre los doce y el colegio episcopal). Como en estepunto la confesión Católica y la Reformada no coinciden, el punto de partida de unos y otroscorre el riesgo de viciar toda la investigación.
Vamos pues a limitar el estudio a algunos de los rasgos que se señalan en los evangeliossinópticos a propósito de este apóstol. Substancialmente estos rasgos son tres: su historia, elparadigma de discípulo, su lugar en relación con los apóstoles y la Iglesia de Cristo.
Su historia. Si examinamos los evangelios nos damos cuenta enseguida que Simón Pedro es elúnico personaje de todo el evangelio del que podemos extraer al menos un esbozo de su perfilpsicológico. Y esto no puede ser atribuido a la comunidad que construye este perfil como sifuera el perfil del discípulo. La mayor parte de estos rasgos remiten a una persona determinada,con estatuto referencial. Comparativamente Pedro es el discípulo que aparece más nombrado enlos evangelios sinópticos, el que protagoniza más episodios con Jesús. Según el relato deMarcos (a quien en esto sigue la tradición sinóptica), Pedro es el primero en recibir la llamada(Mc 1,18), enseguida Jesús realiza la curación de su suegra (Mc 1,29-31), Jesús sale a orar,Pedro enseguida le busca (Mc 1,36), etc. Y así podría seguirse en todo el evangelio. Pero en elmarco que establecíamos es muy significativo sobre todo el pasaje del interrogatorio de Jesúsante los príncipes de los sacerdotes y las negaciones de Pedro (Mc 14,53-72; y par). Todos los discípulos han protestado cuando Jesús les ha anunciado que le abandonarán a la hora de laprueba (Mc 14,31), pero ha sido Pedro quien lo ha hecho con mayor insistencia; de la mismamanera, cuando todos abandonaron a Jesús (Mc 14,50), sólo Pedro intenta todavía seguirle, y esentonces cuando no sólo le abandona sino que también le niega. Este es el perfil psicológico dePedro que se puede rastrear a lo largo del evangelio: espontáneo, impulsivo, decidido,... aunquela tarea que se impone parece que le queda demasiado grande. Pero esto, sin solución decontinuidad es lo que los evangelios, especialmente el de Mateo, subrayan de Pedro comoparadigma del discípulo.
Pedro, paradigma del discípulo. Estos rasgos, apuntados a propósito del interrogatorio a Jesús ylas negaciones de Pedro, nos llevan como de la mano a otro punto relativamente claro en losevangelios, especialmente en el de Mateo: los rasgos de Pedro se convierten en los rasgos deldiscípulo. Si examinamos las perícopas en las que Pedro hace alguna pregunta a Jesúsdescubrimos enseguida que en esa pregunta Pedro no hace sino de portavoz de los discípulos:así por ejemplo, en la perícopa sobre el peligro de las riquezas (Mt 19,23-30; Mc 10,23-31; Lc24-30) son todos los discípulos los que están asombrados e impresionados por las palabras deJesús, pero es Pedro (Mt 19,27) quien pregunta qué va a ser de ellos –los discípulos– que lohan dejado todo por seguir a Jesús. Es también Pedro (Mt 18,21; cf. Lc 17,3-4) quien preguntacuántas veces hay que perdonar al hermano, etc. Bajo esta perspectiva nos parece que hay queleer aquellos pasajes en los que —aparentemente“ se describen los errores de Simón Pedro. Pedroes el paradigma del discípulo que, en el episodio de la Transfiguración (Mt 17,1-13; y par),quiere llegar a la gloria sin pasar por la cruz; el que es motivo de escándalo (Mt 16,21-28) porno entender el camino del Señor; es, en definitiva el discípulo que en el episodio del caminarsobre las aguas muestra su grandeza y su flaqueza: su grandeza es su fe que le hace caminarsobre las aguas y sobreponerse a las dificultades (Mt 14,28-29), su debilidad es su falta de fe, ode perseverancia en la fe, que le lleva a ahogarse en las aguas o a hundirse en las dificultades(Mt 14,30-31).
Pedro, cabeza entre los doce. Pero, por encima de todo, Simón Pedro ocupa un lugar deprivilegio entre los discípulos del Señor. La nota es constante en el libro de los Hechos de losApóstoles que reflejan la situación de la primitiva Iglesia. En ocasiones, la crítica de losevangelios ha querido ver en los episodios relativos a la Confesión (Mt 16,13-16; y par) yPrimado de Pedro (Mt 16,17-19; cfr Lc 22,31) una forma literaria que anticipa un hechoocurrido realmente después de la muerte de Jesús: el reconocimiento por parte de Pedro delmesianismo de Jesús. La hipótesis es muy arriesgada, y acaba simplemente por conceder máscrédito a unos presupuestos de análisis que a una recepción del texto evangélico.
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Si nos atenemos a una crítica histórica de lo contenido en los evangelios podemos concluir quePedro en un momento determinado, ante la pregunta de Jesús, confesó el mesianismo de Jesús.También debemos tener como un dato histórico que Jesús colocó a Pedro en relación de privilegio y de servicio respecto de los demás discípulos (Lc 22,31). Y el sentido del ese privilegio es el que expresa Mt 16,13-20. Este es el pasaje:
—Cuando llegó Jesús a la región de Cesarea de Filipo, comenzó a preguntarles a sus discípulos: ¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del Hombre? Ellos respondieron: Unos que Juan el Bautista, otros que Elías, y otros que Jeremías o alguno de los profetas. Él les dijo: Y vosotros, ¿quién decís que soy yo? Respondió Simón Pedro: Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo. Jesús le respondió: Bienaventurado eres, Simón, hijo de Juan, porque no te ha revelado eso ni la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en los cielos. Y yo te digo que tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y las puertas del infierno no prevalecerán contra ella. Te daré las llaves del Reino de los Cielos; y todo lo que ates sobre la tierra quedará atado en los cielos, y todo lo que desates sobre la tierra quedará desatado en los cielos. Entonces ordenó a los discípulos que no dijeran a nadie que él era el Cristo.“
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En cualquier edición de la Biblia, este pasaje viene titulado —Confesión y primado de Pedro“.Este título nos indica que el pasaje contiene una doble enseñanza: la confesión de pedro (común a los tres sinópticos) y la promesa del primado por parte de Jesús (propia sólo de San Mateo).Para iluminar el texto nos pueden servir las siguientes notas:
- 1. Pedro no sólo confiesa a Cristo como Mesías sino como Hijo de Dios. Puesto que los otrossinópticos sólo recogen la confesión cristológica, la crítica histórica se inclina a pensar quela confesión como Hijo de Dios (en sentido fuerte) es una actualización que se da en elhorizonte eclesiástico del Evangelio de Mateo: la pertenencia a la Iglesia comporta unaconfesión de la divinidad de Jesús. Además, se apunta que una confesión de ese tipo estaríaen desacuerdo con el posterior abandono de Jesús.
- 2. Aunque un examen de este tipo no escamotearía nada a la fe de la Iglesia, y en el horizontedel evangelio de San Mateo es una explicación posible, si examinamos atentamente lascosas, la dificultad en aceptar la confesión de la divinidad por parte de Pedro no es tangrande. El mismo Jesús afirma que la confesión que ha hecho Pedro es don de Dios; y desdeesta perspectiva es igual que la confesión se haya dado antes de la resurrección o después.
- 3. El don que se ha hecho a Pedro no se refiere sólo a la fe en Jesús sino al lugar que ocupa enla Iglesia de Jesús. En la descripción de esta Iglesia, Jesús utiliza dos imágenes: la de lapiedra y la de las llaves. La imagen de la piedra remite al marco conceptual de laconstrucción, utilizado por Jesús en el horizonte de la restauración del reino con ocasión dela parábola de los viñadores homicidas (Mt 21,33-46; y par). La imagen de las llaves remiteal poder de Jesús (Ap 1,18), y más atrás, al poder en la casa davídica, (Is 22,22; Ap 3,7) yen este sentido es correlativo a la promesa de poder en el atar y desatar. Sólo que en estaimagen de atar y desatar se vincula además el reino en el cielo con el reino en la tierra.
- 4. Este poder de atar y desatar se corresponde también con el que Jesús concede a losdiscípulos en Mt 18,18, y está en estrecha relación con el que tiene Jesús en la tierra paraperdonar los pecados (Mt 9,8; y par). Pero, por lo visto, el lugar de Pedro sigue siendo el dela cabeza. Si hubiera alguna duda, muchos pasajes lo connotan. Así por ejemplo el pasajedel tributo al Templo (Mt 17,24-27) en el que Jesús asocia a Pedro en su función; o el de laCena recogido por San Lucas (Lc 22,31-32).
Un examen más detenido nos llevaría a conclusiones más precisas. Sin embargo, las notasapuntadas expresan de manera suficiente el lugar de Simón Pedro en el horizonte del reino y dela Iglesia. Vamos a pasar a otro punto.
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**otra informacion **
Hay muchos factores que indican la autenticidad del número (los doce) de los elegidos por Jesús. Está atestiguado por las tradiciones evangélicas (Mc 3,13-19 par) y fuera de ellas (1 Cor 15,5; Ap 21,14, etc); la apoya la mención continua de Judas en el interior del grupo como —uno de los doce“ y sus sustitución por Matías (Hch 1,15-26); además, en la posterior comunidad cristiana desaparece el número de los doce. Con todo, lo más importante es el sentido que le da Jesús a este número. La falta de referencia al número doce en las instituciones de su tiempo (los 70 ancianos de Moisés –Nm 11,16-25– que se corresponden con los 71 miembros del Sanedrín; el consejo del Qunram que son 15 ó 16 miembros; y el número de 10 israelitas varones adultos y libres suficientes para realizar el culto sinagogal) hace pensar que los que Jesús pretende con este número, como mínimo, es significar la renovación escatológica del pueblo de Dios.
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2.4. LAS MUJERES Y JESUS
Los evangelios no hablan explícitamente de mujeres discípulas de Jesús, y el Nuevo Testamento,cuando lo hace, es de manara ocasional . Sin embargo, hay dos pasajes en los evangelios sinópticos que hablan de unas mujeres que seguían al Señor:
- —Había también unas mujeres mirando desde lejos, entre las que estaban María Magdalena y María –la madre de Santiago el Menor y de José– y Salomé, que le seguían y le servían cuando estaba en Galilea, y otras muchas que habían subido con él a Jerusalén“ (Mc 15,40-41)22.
- —Él pasaba por ciudades y aldeas predicando y anunciando el Evangelio del Reino de Dios. Le acompañaban los doce y algunas mujeres que habían sido libradas de espíritus malignos y de enfermedades: María, llamada Magdalena, de la que habían salido siete demonios; y Juana, mujer de Cusa, administrador de Herodes; y Susana, y otras muchas que le asistían con sus bienes“ (Lc 8,2-3).
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Ciertamente hay más pasajes en los evangelios en los que se menciona a las mujeres: algunas de estas mujeres son testigos de la sepultura del Señor y de la resurrección, se habla también de las hermanas Marta y María (Lc 10,38-42) que acogen al Señor, de la mujer pecadora (Lc 7,36-50),etc. Sin embargo estos dos sumarios nos hablan de dos cosas importantes: la caracterización de estas mujeres y los nombres propios de algunas de ellas, sin duda identificables, como los doce apóstoles, en la primera comunidad. Veamos estos dos aspectos.
- a)Las acciones de las mujeres son éstas: —le seguían y le servían cuando estaba en Galilea,y... habían subido con él a Jerusalén“ (Mc 14,41); —le (acompañaban) los doce y algunasmujeres.... y otras muchas que le asistían con sus bienes“ (Lc 8,1-3). En los dos textos, pero másclaramente en el de Marcos (y Mateo), se hace notar el seguimiento (estar con Jesús y los doce,en Lucas), característica del discipulado. Por otra parte los dos textos se enmarcan en la acciónen Galilea (como los otros discípulos que siguen a Jesús en y desde Galilea), y finalmenteindican una función de diaconía (de servicio) como característica propia. Al mismo tiempo, hayque notar que el texto del evangelio no habla de las mujeres en el contexto del envío, ni de lallamada, ni de las otras notas que hemos visto para el discipulado, en general. Sin embargo,como apunta un autor, —Jesús, al admitir mujeres al discipulado, hizo algo muy provocador paralos contemporáneos. Tener discípulas habría sido inconcebible para el rabinato judío. Hasta parael servicio divino en las sinagogas se echaba mano únicamente de varones. La mujer no lee dellibro de la Torá. No participa del banquete pascual. Le estaba vedado pronunciar la oración de laShema‘. El precepto del sábado no se aplicaba estrictamente a las mujeres“ .
- b)Quiénes son estas mujeres. Los evangelios nos traen varias relaciones en las quecoinciden algunas de ellas: las hay que son parientes del Señor más o menos cercanas (María, lamadre de Santiago el menor: Mc 15,40), algunas, como Marta y María con su hermano Lázaro,parece que tenían una relación de amistad con Jesús (cf. Jn 11), y tal vez esta María fue la queungió al Señor en Betania, etc.
- c)Sin embargo, la tradición ha recogido un recuerdo especial para María Magdalena. De ella se nos dice:
- 1. Era originaria de Magdala. Esta pequeña ciudad estaba situada entre Cafarnaum yNazaret. No consta en los evangelios que Jesús ejerciera su ministerio en ella, aunqueparece probable que pasara alguna vez por allí.
- 2. Según la tradición de Marcos (16,9) y Lucas (8,2), el Señor había expulsado de ellasiete demonios. En una interpretación, bastante extendida desde San Gregorio Magno,se quería hacer por ello –y porque San Gregorio la quiso identificar con la pecadora deLc 7,36-50– ejemplo de la pecadora penitente. Sin embargo, la expresión pareceindicar simplemente que fue curada de una enfermedad grave.
- 3. Pero su prestigio arranca de que se mantuvo fiel junto a la Cruz (Mt 27,56; Mc 15,40;cfr Lc 23,49; Jn 19,25), y de que, según la tradición de los evangelios, fue la primera(Mc 16,9; Mt 28,9; cfr Jn 20,18) en ver al Señor resucitado.
Es en este último sentido en el que el cuarto evangelio establecerá un contraste de modelos:María Magdalena es el ejemplo del discípulo que cree como Tomás lo es del que no cree (Jn20,11-31).
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***otra informacion***
a propósito de Tabita, y en general, la referencia al grupo de discípulos del Señor que incluye lógicamente mujeres. —Había allí muchas mujeres mirando desde lejos, las que habían seguido a Jesús desde Galilea para servirle. Entre ellas estaban María Magdalena, María –la madre de Santiago y de José– y la madre de los hijos de Zebedeo“ (Mt 27,56-56).
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12. LA ENSEÑANZA DE JESUS
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1. JESUS COMO MAESTRO: COMO ENTENDER EL ESTILO DE JESUS
Un observador imparcial, no hace falta siquiera que sea cristiano, que examine la manera en quelos evangelios nos presentan la enseñanza de Jesús no puede menos que asombrarse.Independientemente de los contenidos de su enseñanza –que son sin duda lo más importante–descubre enseguida un —estilo“ propio, una personalidad acendrada que se manifiesta en losgestos, en los modos de expresión, etc. Ya se ha visto que en las actitudes de Jesús –y que pidetambién a los que le siguen– hay un fondo que sólo se explica si se tiene presente que en Jesússe da de modo egregio la —novedad sorprendente“ de la acción de Dios en la historia de loshombres. En lo que se refiere a su enseñanza, esta cualidad se pone todavía más de manifiesto sise contrasta con los modos y modelos de su época. Los autores, al caracterizar la actitud deJesús como maestro, suelen recalar en los siguientes puntos:
En primer lugar hay que referirse a una cuestión metodológica. La investigación sobre laspalabras de Jesús, desde la implantación del método de la historia de las formas, ha seguido undoble camino al estudiar dos fenómenos en la predicación de Jesús: las logia o sentencias, y lasparábolas . Obviamente, cada uno de los dos grupos tiene sus subdivisiones. En el marco de las24sentencias habría que diferenciar entre dichos sapienciales y personales, parenesis oexhortación, bendiciones, etc. De la misma manera, en las parábolas habría que distinguir enpuridad entre las parábolas del reino, las simples comparaciones, las historias ejemplares, etc.Sin embargo, basta con esta primera distinción que responde a una única cuestión metodológicapara subrayar la peculiaridad de la predicación de Jesús de dos maneras distintas. No hace faltasubrayar que en la tradición de las sentencias, Jesús imprime su fuerte personalidad, con unaadhesión incondicional a Él. Por otra parte, la investigación sobre las parábolas ha mostrado nosólo la enorme utilización que hace Jesús de ellas (frente al uso de los rabinos y la primeracomunidad cristiana) sino también la capacidad que le otorga en la redescripción de los modelosde vida y en concreto del reinado de Dios (cfr infra, lecc. 13).
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Un segundo punto de investigación que marca la personalidad de Jesús en la enseñanza debetener en cuenta los modelos de referencia. En el caso de Jesús tenemos dos: los sabios y losmaestros de la ley.
- 1. Jesús tiene actitudes de sabio itinerante, al modo de los filósofos cínicos griegos (Dión,Epicteto o Musonio), frente a los rabinos enseñaban alrededor de la sinagoga. Sin embargo,Jesús recibe después el rechazo de los sabios griegos: baste recordar cómo Porfirioadmirado de su doctrina le recrimine haber predicado a campesinos e ignorantes y habersedejado matar en la cruz. De todas formas, la sabiduría tal como la predica Jesús no hay queretrotraerla al ámbito del helenismo –aunque hubiera filósofos de este tipo en la Galilea deJesús– ya que también en el ámbito judío hay un desarrollo de la sabiduría comoconocimiento de la Ley. Sin embargo, de los dos términos, aplicados al los sabios deltiempo de Jesús –hakam, sabio y sofer, escriba– hay que aplicarle el primero, en elsentido de que Jesús se presenta en una línea de libre instrucción a sus discípulos, más queen la línea de una de exégesis profesional institucionalizada de los libros de la Ley. En estesentido, el modelo de Jesús no es necesariamente el filósofo cínico o el escriba:retrotrayéndonos a la tradición bíblica también el profeta tiene rasgos de docente itinerante.
- 2. Por otra parte, Jesús como un escriba de su tiempo argumenta con la ley y con lastradiciones de la ley (las curaciones en sábado, el divorcio, la resurrección de los muertos yel matrimonio). Pero se sitúa por encima de la ley. Este es un punto de conflicto con elrabinismo, aún con el actual. Es significativo el comentario de Neusner a propósito delDiscurso de la montaña . Después de observar que, al oír el discurso, habría pensado que el25Rabí Jesús de Nazaret es el que mejor ha sabido resumir la Ley, presenta una especie deobjeción a la totalidad: —Jesús –dice– se dirige no al Israel eterno sino a un grupo dediscípulos. Nosotros tenemos necesidad de la Torá para que nos diga lo que Dios quiere denosotros. Pero Jesús ha hablado sólo sobre el modo en que yo, yo, personalmente, puedorealizar lo que Dios quiere de mí. Me molesta no tanto el mensaje como el mensajero. Nosencontramos, en el interior de la Torá, con el problema de un maestro que está aparte de laTorá y, probablemente, encima de la Torá. Nos damos cuenta de que en la discusión está lafigura de Jesús, no una enseñanza. Yo habría dicho a sus discípulos «si voy con vosotros,abandono a Dios». No, si yo hubiese estado allí, no me hubiese unido a sus discípulos.Habría vuelto hacia atrás, a mi pueblo, con mi familia“. Las frases son tan significativas queno necesitan comentarios.
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El tercer punto de la investigación en el que se ha tratado de las palabras de Jesús es el de lasipsissima verba Iesu, capitalizado por J. Jeremias. Puesto que estamos en la cuestión de lasformas de la enseñanza parece oportuno recordar lo que Jeremias, en el preámbulo de suTeología del Nuevo Testamento , recoge en el apartado —las maneras de hablar preferidas porJesús“. Al comparar el lenguaje de Jesús con el de su época, Jeremias descubría las siguientesparticularidades de su estilo:
- 1. La utilización de la pasiva divina. Se refiere a la costumbre, introducida antes de Cristo, dehablar en perífrasis de Dios para evitar pronunciar el tetragrama (en cierta manera el NT lorefleja en otros muchos puntos: el hijo del Altísimo dice Caifás, el reino de los cielos, repiteMateo, etc.). Cuando se refiere a acciones de Dios, se utilizaba la pasiva. Los ejemplos, sinos fijamos, tienen su sentido incluso para nosotros: Mc 2,5: —Tus pecados te sonperdonados“ = hay alguien (Dios) que perdona tus pecados; Mt 5,4: —Bienaventurados losque lloran porque serán consolados“ = Bienaventurados los que lloran porque hay alguien(Dios) que les consolará. Esta anotación es más significativa si tenemos en cuenta lassiguientes precisiones que hace Jeremias. El fenómeno de la pasiva divina es relativamenteraro en la literatura talmúdica, se usa en la literatura de la diáspora como lo refleja ellenguaje de Pablo, y, esto es lo importante, se usa mucho en la literatura apocalíptica peropara describir el juicio final y la separación escatológica. Frente a ello, Jesús lo utiliza (unas100 veces) no sólo en enunciados apocalípticos sino también en el presente: ahora yaperdona Dios, ya revela Dios, ya escucha las oraciones, etc.
- 2. El uso del paralelismo antitético con el acento en el segundo miembro que tiene como finponer en confrontación no una mera sabiduría entre dos contrarios sino la confrontación delhombre con el reino que está haciendo irrupción, la propia justicia con la justicia de Dios.
- 3. Los autores también subrayan la viveza de Jesús en la argumentación y en la respuesta a lapregunta capciosa ; así como su dominio de los paralelismos y los juegos de palabras.
- 4. Los rasgos de la ipsissima vox: La utilización de las parábolas y los enigmas. La expresiónAmén, y en concreto Amén lego humín (—en verdad, en verdad os digo...“) que acaba por serla más significativa. A pesar de que algunos autores (K. Berger) han contestado un poco laversión aramaica vista por Jeremias, lo cierto es que el valor de la expresión sigueincontestado. Tres razones mueven a aceptarlo de esta manera: en primer lugar que Jesús lousa en 59 ocasiones, en segundo lugar que la expresión Amen tiene en la literatura paralela(también en la bíblica) una posición final para subrayar el acuerdo respecto de unaafirmación (Dt 27, 15-26; Ap 22,20) y en tercer lugar, el ir seguido de os digo a vosotros...remite a las expresiones oraculares de los profetas (—El Señor dice...“ Is 1,24; Jr 2,12; etc.).Y concluye Brown: —Por qué Jesús puede hablar con tal autoridad es una cosa que nuncaexplican los evangelios sinópticos; pero este silencio –que contrasta con las explicacionesdadas por los profetas en el sentido de que la palabra de Dios se ha dirigido a ellos–implica una cristología muy alta mediante la cual se pone de manifiesto que la autoridad dehacer peticiones en nombre de Dios tiene su sede en Jesús simplemente por ser quien es“ .
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Una visión más o menos englobante de los resultados de estas metodologías que se han aplicadoa la investigación de las palabras de Jesús muestra ya, intuitivamente, algunos rasgos de lapersonalidad de Jesús en su predicación.
- 1. En primer lugar se señala que Jesús no actúa como un mero exhortador que repite unapalabra ya dada. Hay en su predicación un plus tanto en el contenido como en la forma. Eseplus se formula genéricamente en una referencia a Dios que es quien vincula la actuación,pero también a él como el revelador verdadero de Dios. Indirectamente, esta noción afirmatambién la potestad de Jesús.
- 2. Negativamente esta expresión se percibe mejor si seguimos la frase del Tertulianoapologista frente a la religión griega: —Cristo no se llamó a sí mismo costumbre sinoVerdad“. En la predicación de Jesús no hay una remisión a unos modos de vivir moralmentebien sino una involución que supone enfrentarse con Dios a través de la palabra de Jesús.
A lo largo de estas dos lecciones se podrán ver múltiples ejemplos de cuanto aquí estásimplemente enunciado. Obviamente, donde estos aspectos se ponen más de manifiesto es en elmandamiento del amor. Habrá que referirse a él aunque procuraremos ejemplificarlo tambiéncon otros modelos.
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2. EL DISCURSO DE LA MONTAÑA.
Independientemente de las parábolas, que se tratarán en la lección siguiente, la enseñanza deJesús en sentencias nos viene transmitida en los evangelios de diversas maneras:
- 1. A modo de sentencias breves conclusivas de una perícopa (a menudo, una controversia; enotras ocasiones, una enseñanza a los discípulos).
- 2. En discursos, breves o largos, de parábolas o de sentencias agrupadas por contenidos más omenos semejantes: el discurso escatológico, el discurso sobre la vida de la Iglesia, etc.
Cada uno de estos ámbitos necesita de una investigación puntual y peculiar que implicaría labúsqueda de la historicidad de las palabras pronunciadas por Jesús (con los criterios dehistoricidad apuntados más arriba). Sin embargo, hay un lugar que puede ocupar el centro de lainvestigación: el llamado Discurso de la Montaña.
Los evangelios de San Mateo (Mt 5,1-7,29) y San Lucas (Lc 6,17-49) recogen, un discursopronunciado por Jesús en Galilea, en los inicios de su vida pública, que comienza con lasBienaventuranzas, y sigue con una serie de enseñanzas de Jesús a sus discípulosfundamentalmente de carácter ético (que forman por tanto parte esencial del ethos del discípulode Cristo). El final del discurso es también semejante en los dos: al acabarlo Jesús se fue haciaCafarnaún (cfr Mt 8,1.5; Lc 7,1). Es conocido como el —Discurso de la Montaña“, aunquepropiamente este nombre sólo puede aplicarse al de San Mateo, pues San Lucas lo sitúa en elllano, una vez que Jesús ha descendido del monte donde ha elegido a los Doce (Lc 6,12-16).
Pero si estas son las semejanzas, también hay diferencias entre los dos: la más notable se refiereal número de versículos que ocupa cada uno de ellos (y por tanto a los contenidos del discurso),y además no hay una exacta coincidencia en las palabras que transmiten: las nueveBienaventuranzas de Mateo son en Lucas cuatro Bienaventuranzas (macarismos) y cuatro—Ayes“. Por otra parte, algunos de los dichos recogidos por Lucas (cfr Lc 6,34-36) no los recogeSan Mateo, o los recoge en otro lugar (Lc 6,45-46; Mt 12,34-35; etc.). Aunque lo más patenteson los dichos presentes en Mateo (muchísimos) que están recogidos por Lucas en un contextodistinto (Mt 6,9-15; Lc 11,2-4: el padrenuestro; etc.), o que simplemente no los recoge (Mt 6,1-8: la rectitud en la oración; etc.).
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Ante esta situación se plantean dos cuestiones: la historicidad del discurso y el sentido del Discurso de la Montaña en cada uno de los evangelios.
- a. La historicidad del discurso. En general, la crítica histórica de los evangelios es reacia aadmitir la historicidad de los acontecimientos que no vienen narrados por Marcos que se suponeel evangelio más antiguo: es más fácil explicar el discurso como una composición de losevangelistas para presentar el —programa“ de Jesús. Sin embargo, las coincidencias entre Mateoy Lucas (las Bienaventuranzas seguidas de las enseñanzas sobre el ethos de los discípulos deJesús, el lugar cercano a Cafarnaún, la cronología que lo sitúa tras una primera predicación deJesús, etc.) invitan a pensar en un discurso más o menos programático de Jesús en los inicios desu actividad.
- Por otra parte las diferencias de contenidos entre los dos plantean otro interrogante, ¿se trata deun sólo discurso o son dos discursos distintos? Ciertamente no hay inconveniente en admitir queJesús enseñó las mismas cosas en más de una ocasión, pero si se examina el desarrollo de latradición apostólica y la puesta por escrito de los evangelios (cfr supra lecc. 1-4) es más fácilpensar que ambos evangelistas parecen referirse a un único acontecimiento y que después cadauno de ellos lo ha compuesto de acuerdo con su intención de presentar a Jesús y de lasnecesidades de los destinatarios. Ciertamente es Mateo quien tiene una estructura más trabada.Por tanto, es lógico pensar que es el primer evangelista quien ha incluido allí una serie decuestiones dándole a todo el grupo una trabazón que profundiza ese carácter programático delSermón. En un juicio rápido, podemos decir que Mateo se guía por el programa de la justicia –las obras– cristiana, en tanto que Lucas se limita a lo referido al comportamiento con el prójimo.
b. Sentido del Discurso de la Montaña en los dos evangelios. Lucas presenta el discurso en unllano tal vez para señalar la cercanía de Jesús a las personas. Por otra parte, la mención de lostres grupos entre sus oyentes (cfr Lc 6,17-18) parece aludir al destino universal de la misión deCristo. Por contra, en San Mateo hay una serie de puntos que hacen del discurso un centro focaldel evangelio: es uno de los cinco discursos que jalonan la narración, Jesús habla desde el monteal igual que Dios habló desde el monte a los israelitas en el Sinaí, y también da una ley con laque forma un nuevo pueblo, los contenidos hacen mucha referencia a los modos decomportamiento de los cristianos, etc. Por tanto, para el primer evangelio (que, como se ha visto, acentúa el valor de las normas, el rechazo de Israel a Dios y por tanto la formación delnuevo Pueblo de Dios, el sentido tipológico de Moisés respecto de Jesús, etc.), el Discurso de laMontaña es una clave interpretativa de todo el ser y la enseñanza de Jesús. De ahí el interés quetiene analizarlo con mayor detenimiento.
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2.1. EL DISCURSO DE LA MONTAÑA DEL EVANGELIO DE SAN MATEO
Como ya se ha dicho el Discurso del Monte en Mateo ocupa tres capítulos enteros. La entidad yla unidad del discurso se dejan notar en las frases introductorias (Mt 5,1-2: —Al ver Jesús a lasmultitudes, subió al monte; se sentó y se le acercaron sus discípulos; y abriendo su boca lesenseñaba diciendo…“ ) y las finales (Mt 7,28-29: —Cuando terminó Jesús estos discursos lasmultitudes quedaron admiradas de su enseñanza, porque les enseñaba como quien tiene potestady no como los escribas“).
Los contenidos de esos capítulos se muestran bastante coherentes en los capítulos 5 (en torno aJesús y la ley) y 6 (en torno a la reforma de la piedad judía), aunque es más difícil encontrar unacoherencia en los contenidos del capítulo 7.
La estructura podría ser la siguiente:
a) Estatuto del discípulo de Cristo (Mt 5,1-48). Consta de varias partes diferenciadas:
- 1. Las bienaventuranzas (Mt 5,3-12), seguidas del estatuto del discípulo en el mundo:sal del mundo (Mt 5,13), luz del mundo (Mt 5,14).
- 2. Jesús y la ley: sentencias en las que Jesús afirma que no abroga la ley sino que le daplenitud (Mt 5, 17-20), seguidas de las antítesis (Mt 5,21-47) en las que da ejemplosde perfeccionamiento de la ley: —Habéis oído que se dijo..., aunque yo os digo...“.
- 3. La conclusión con el v. 48 es significativa como compendio del estatuto deldiscípulo: —sed vosotros perfectos como vuestro Padre celestial es perfecto“
b) El nuevo estilo de vida del discípulo en lo que se refiere a la piedad (Mt 6,1-18). Aquí sepresenta una reforma de las prácticas de la piedad judía. El versículo primero (Mt 6,1:—Guardaos de hacer vuestra justicia delante de los hombres con el fin de que os vean; de otromodo no tendréis recompensa de vuestro Padre que está en los cielos“) da la clave para las tresprácticas que se exponen:
- 1. La limosna (Mt 6,2-4).
- 2. La oración (Mt 6,5-15) que incluye la enseñanza del padrenuestro.
- 3. El ayuno (Mt 6,16-18).
c) Complementos a la piedad del nuevo estilo de vida (Mt 6,19-7,27). En este grupo desentencias es en el que más difícilmente se puede descubrir algún tipo de unidad. Es el grupomás heterogéneo de los tres y reúne expresiones que enseñan cómo debe ser la relación conDios y con los demás.
- 1. Exhortación al desprendimiento y a la despreocupación por los bienes materiales (Mt6,19-21.24-34). Incluye una sentencia sapiencial (Mt 6,22-23: el ojo como luz delcuerpo) que aparentemente no tiene una relación directa con el tema que se trata.
- 2. Invitación a no juzgar (Mt 7,1-5), seguida de la sentencia sapiencial de no dar perlasa los cerdos (Mt 7,6). Sigue con la invitación a pedir (Mt 7,7-11) seguida de la regla de oro como compendio de la ley (Mt 7,12) y de la invitación a entrar por la puerta angosta (Mt 7,13-14).
- 3. Las buenas obras –el cumplimiento de la voluntad del Padre– como distintivo delos que entrarán en el reino de los cielos frente a los falsos profetas (Mt 7,15-23). Oír y poner por obra las palabras de Jesús es edificar sobre roca; oír y no poner por obraes edificar sobre arena (Mt 7,24-27).
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Este breve esquema del Discurso de la Montaña de San Mateo da una idea de la riqueza decontenidos que hay en él. La exégesis de cada una de las perícopas, o de las sentencias, podríamostrar la profundidad de contenido que tenía la predicación de Jesús. Sin embargo, hay unascuestiones comunes a todo el discurso que pueden dar la peculiaridad de la enseñanza y, enconsecuencia, la idiosincrasia del discípulo de Cristo a quien van dirigidas.
- a. Hay una dimensión clara de carácter religioso, es decir, en relación con Dios que podríadenominarse justicia sobreabundante. No se trata de cumplir solamente las exigencias de laLey (y los Profetas) sino de hacerlo cara a Dios, con sencillez de corazón, en todas las circunstancias, etc.
- b. Junto a esto hay otra dimensión que podríamos denominar de carácter ético y que mira a lasrelaciones con los demás. Se trata del amor incondicionado al prójimo. Es un amor que pasapor encima de toda casuística porque debe ser semejante al del Padre celestial.
- c. En el fondo, en los dos casos estamos en el ámbito de las normas y los preceptos. El marcoes la Nueva Ley como plenitud de la Antigua en nombre de quien la da. Por eso, hay dossentencias de Jesús que, desde distintos puntos de vista, compendian el entero discurso:
- La Nueva Ley en relación con la Antigua. Mt 5,17: —No penséis que he venido a abolirla Ley o los Profetas; no he venido a abolirlos sino a darles su plenitud“
- La radicalidad de las exigencias. Mt 5,48: —Por eso, sed vosotros perfectos como vuestroPadre celestial es perfecto“
Pero estas dos cuestiones exigen un tratamiento más detenido.
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2.2. JESUS Y LA LEY. JESUS Y MOISÉS.
Ya se ha aludido a los paralelismos que existen entre el Discurso de la Montaña según el relatode Mateo y la narración de la Alianza de Dios con Israel al constituirlo como Pueblo dándole laLey (cfr Ex 19-24). En efecto, esta perspectiva –que Jesús se presenta como el que expone unaLey que es la plenitud de la Antigua en el marco de la creación de una Nueva Alianza, con lacreación de un nuevo Pueblo de Dios– se vislumbra en algunas notas del Discurso:
- 1. San Mateo anota explícitamente (Mt 5,1) que Jesús habla desde el monte, al igual que Dios dio su Ley en el monte.
- 2. El discurso de Jesús se compone de las Bienaventuranzas seguidas de una serie de mandatosque configuran la identidad del discípulo de Cristo, del miembro del Nuevo Pueblo de Dios.De manera semejante, el pasaje del Éxodo que rememoramos se compone del Decálogo máslas leyes que harán de los israelitas pueblo elegido entre todos los de la tierra (es decir de las leyes que configuran su identidad).
Pero si estas dos notas se descubren en una lectura sencilla, si se examina el texto de San Mateocon más detenimiento se encuentran más indicios de que ésta es una de las cuestiones quepresiden su evangelio. Esta situación es más o menos implícita en alguna sección, pero se haceexplícita en las secciones que siguen a las Bienaventuranzas: Jesús y la Ley (Mt 5,13-20) y las llamadas antítesis (Mt 5,21-48).
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2.2.1. Jesús y la Ley (5,13-20)
En realidad la cuestión de la Ley se trata en Mt 5,17-20, pero los versículos anteriores (Mt 5,13-16) son el contexto necesario. Jesús se dirige a sus discípulos y en un contexto eclesial, pues supone que los enseñan a los demás (Mt 5,19). Esos discípulos son calificados como sal de latierra y luz del mundo. La sal simboliza la alianza y la paz (Lv 2,13; 2 Cr 13,5) y la pureza (2 R2,20-21; Ez 16,4), pero la frase de Cristo señala también la pertenencia del discípulo al mundo yal mismo tiempo su distintividad (Mt 5,13). La luz en la tradición bíblica es la imagen propia deDios (Sal 4,6;27,1; 36,9), de su palabra (Sal 119,105.130), de la Ley (Is 51, 4; Sal 43,3;118,27),del Pueblo de Israel (Is 49,6;58,8; 60,3). Por tanto, parece claro que estas imágenes señalan a losdiscípulos en su calidad de Nuevo Pueblo. ¿Qué vinculación tiene este Nuevo Pueblo con la Ley Antigua?
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La frase del Señor de Mt 5,17 lo expresa en toda su sobriedad: —No penséis que he venido aabolir la Ley o los Profetas; no he venido a abolirlos sino a darles su plenitud—. Ahora bien, esta frase contiene dos dísticos.
- 1. En el primero se habla de no abrogar la Ley. En versículos siguientes se desarrolla esta ideahablando de la perennidad de la Ley en todas sus disposiciones. De hecho, Jesús conoce ladistinción entre preceptos graves y leves (cfr 5,18), y habla de conservarla y enseñarla(5,19).
- 2. En el segundo dístico se añade la novedad: la Ley necesita de la perfección que le otorgaCristo. Esta perfección (plerosai) o finalización de la Ley es Cristo. La Ley desde no esperfecta, o mejor, no lleva la santidad perfecta (Mt 5,20): necesita de Cristo y de sudoctrina. La Ley tiene un carácter profético respecto de Jesucristo.
Este carácter parcial de la Ley y la plenitud que le da Jesús se muestran con más claridad en lasiguiente sección que se ha denominado —las antítesis“ (Mt 5,21-48).
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2.2.2. Las antítesis (Mt 5,21-48).
La sección de las antítesis está compuesta por seis unidades que tienen una misma estructura:comienzan con la frase —habéis oído que se os dijo“ seguida de una mandamiento de la AntiguaLey; y, a continuación Jesús añade la frase, —pero (de, que más bien sería «aunque» o incluso«y») yo os digo“ seguida de la nueva norma que da el Señor. La utilización de la llamada pasivadivina no podía dejar de sorprender a los oyentes como no deja de sorprender a los lectores delevangelio. En cuanto a los contenidos de los textos objeto de reforma son:
- 1. El homicidio (Mt 5,21-26; Ex 20,13; Dt 5,17)
- 2. El adulterio (Mt 5,27-30; Ex 20,14; Dt 5,18)
- 3. El divorcio (Mt 5,31-32; cfr Dt 24,1ss)
- 4. El juramento (Mt 5,33-37; cfr Lv 19,12; Nm 10,3; Dt 23,22)
- 5. La ley del talión (Mt 5,38-42; Ex 21,24; Lv 24,20; Dt 19,21)
- 6. El amor a los enemigos (Mt 5,43-47; Lv 19,18).
- 7. Versículo final: —Sed perfectos...“ (cfr Lv 19,2)
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De esta descripción surgen enseguida dos nociones interesantes para comprender el sentido delas antítesis:
- 1. Si en la sección anterior, Cristo se situaba como perfección de la Ley, y por encima de laLey, ahora la utilización de la pasiva divina sugiere que se coloca en parangón con el Diosde Israel que es quien dio las leyes. Se trata de un profeta autorizado que completa lo dicho por Dios.
- 2. En cambio, los contenidos no parecen obedecer a ningún orden de prioridad en losmandamientos. Algunos parecen tener relación entre ellos (el segundo con el tercero: adulterio y divorcio; y el quinto con el sexto: ley del talión con el amor al prójimo), pero noreproducen siquiera los preceptos del Decálogo (sólo la primera y la segunda antítesis). Estadescripción, unida a que en el pasaje paralelo (Lc 6,27-35) sólo se recoge el mandato delamor al prójimo y no con la forma expresa de la pasiva divina, inclina a pensar que sobre labase de lo dicho por el Señor es San Mateo quien ha recogido esas sentencias de la tradicióncon las que quiere señalar a sus destinatarios el valor de Cristo como Profeta autorizado dela Ley (Antigua y Nueva).
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Sin embargo, junto a la cuestión de las formas está la de los contenidos. Algunas nocionespresentadas en esta parte del discurso son muy significativas para ejemplificar los motivos de la ética cristiana y de sus fundamentos.
- 1. El homicidio (Mt 5,21-26; Ex 20,13; Dt 5,17).
- Además de la radicalización (no se trata de matar sino de no ofender y de no mantenerse en elestado de ofensor) Jesús, con la motivación jurídica (cfr Mt 5,21.22), introduce motivaciones deíndole ética (Mt 5,24), escatológica (Mt 5,22), y de piedad personal (Mt 5,24).
- 2. El adulterio (Mt 5,27-30; Ex 20,14; Dt 5,18).
- Indudablemente Jesús radicaliza el mandamiento a través de la interiorización. También cambiala motivación pues del plano jurídico presente en el Antiguo Testamento pasa al planoescatológico.
- 3. El divorcio (Mt 5,31-32; cfr Dt 24,1ss).
- El divorcio se trata muy brevemente. Sin embargo, conviene leer estos dos versículos despacioporque en este caso la posición del Señor es muy significativa. La Ley obligaba a dar el libelode repudio (5,31), pero Jesús prohibe el divorcio asimilándolo al adulterio (Mt 5,32; cfr 5,27).
Pero, ¿lo prohibe siempre?, ¿no está exceptuado el caso de fornicación (porneia)? Para analizarestá —crux interpretum“ es mejor invocar en la argumentación el otro lugar (Mt 19,3-9) en el quese recoge la sentencia en un contexto más amplio. En la perícopa en cuestión le preguntan aJesús si es lícito repudiar a la mujer por algún motivo (19,3); al contestar Jesús con la conocidafrase del Génesis con la que establece la indisolubilidad del matrimonio (19,4-6), los fariseos lepreguntan por qué entonces mandó Moisés dar libelo de repudio (19,7), a lo que Jesús contestaque Moisés permitió el divorcio por la dureza de su corazón (19,8) . Por tanto, queda claro elvalor absoluto de la indisolubilidad del matrimonio tanto en la Antigua como en la Nueva Ley.El divorcio era una permisión por la dureza del corazón.
Pero queda una nueva cuestión, ya que en Mt 5,35 y Mt 19,9 introducen una cláusula semejante:—excepto el caso de fornicación (parektos logou porneias)“ en 5,32 y —a no ser por fornicación“(me epi porneia) en 19,9. Para entender el sentido de la cláusula hay que tener en cuenta doscosas. En primer lugar parece que, en otros lugares disciplinares del Nuevo Testamento (1Co5,1; Hch 15,20), porneia significa la unión ilegítima entre consanguíneos; en segundo lugarparece que esta práctica sí era común entre los gentiles aunque estaba prohibida a los judíos porel Levítico (Lv 18,6.8.11.13.14; etc). Por tanto, parece lógico pensar que el texto no se refiere ala inmoralidad o al adulterio en general (condenados ya antes), sino a los matrimonios entreconsanguíneos de gentiles que han pasado a ser cristianos y que tienen que cumplir la Ley. En lacomunidad a la que se dirige Mateo es posible pensar que existen estos matrimonios y que elevangelista les previene en el sentido de que no son verdaderos matrimonios. Jesús no ha venido a abolir la Ley sino a darle cumplimiento.
- 4. El juramento (Mt 5,33-37; cfr Lv 19,12;Nm 10,3; Dt 23,22)
- En la antítesis del Juramento Jesús no corrige directamente el mandato enunciado, sino lacasuística que se había introducido a propósito de ese mandato. En efecto, Jesús recuerda queDios mandó —no ser perjuro“, es decir, no faltar al juramento (Mt 5,33) y alude a la costumbrede jurar por diversos motivos (Mt 5,34). Frente a esta casuística introduce un principio desolidez ético-humana y religiosa (pues refuerza el segundo mandato del Decálogo).
- 5. La ley del talión (Mt 5,38-42; Ex 21,24; Lv 24,20; Dt 19,21)
- Para entender la ley del talión en su contexto es importante tener en cuenta que en su origen estaley no tiene una finalidad vindicativa, parece que alude más bien a la prohibición de unavenganza desproporcionada y con ella a la introducción de una escalada de —venganzasviolentas“. Por eso la propuesta de Jesús no es negativa sino superadora: no pretende elmantenimiento de un estado social no injusto, sino que introduce un modelo superador que creaunas nuevas relaciones entre los hombres. Esta superación se ve con mayor claridad si seatiende a la última de las antítesis: la que hace referencia al amor a los enemigos.
- 6. El amor a los enemigos (Mt 5,43-47; Lv 19,18).
- Tanto por el contenido como por la inclusión en esta perícopa del versículo conclusivo (Mt5,48) se ve que estamos ante el punto más alto del clímax de las antítesis. El amor a losenemigos –supuesto el amor al prójimo– podríamos traducirlo conceptualmente como elmandato del amor —incondicional“. Sin embargo, como ocurre tantas veces en las sentencias delSeñor, la motivación presenta un paso más: se trata de imitar de esa manera a Dios Padre(5,45b) para poder ser hijos de Dios Padre (5,45a).
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**otra informacion**
Marcos, en el pasaje paralelo, es más preciso, pues Jesús pregunta qué —mandó“ Moisés y los tentadores, buenos conocedores de la Ley, contestan que Moisés —permitió“ repudiar a la mujer: cfr Mc 10,1-12.
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Conclusión
Parece evidente pues que en el caso de las antítesis nos encontramos con un tratamiento de la Ley que implica:
- 1. Una interiorización de los mandamientos. No es nunca un mero cumplimiento externo, sino que comporta una mirada al interior de uno mismo.
- 2. Por esa interiorización estamos ante una personalización. Es cada uno quien se presenta como es ante Dios.
- 3. Precisamente por estar vinculados a las relaciones con Dios, los mandatos del Señorsuponen una radicalización-absolutización: implican tomar partido, como implican que ninguna obra o disposición es ajena a ellos.
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3. EL PADRE NUESTRO Y LA ORACION DE JESUS
En el centro de la oración cristiana está el —Padrenuestro“. Por eso no es de extrañar que, altratar de la oración en el Discurso de la Montaña, San Mateo rompa el paralelismo con el ayunoy la limosna y dedique más versículos a la oración, introduciendo en ellos el Padrenuestro. Laoración del Padrenuestro también la recoge San Lucas (Lc 11,2-4) pero en un contexto distinto.Además, muchos de los contenidos de esta oración están también presentes en la enseñanza deJesús recogida en los cuatro evangelios. Por ello, antes de analizar el texto del Padrenuestro,parece preferible introducir algunas nociones acerca de la oración de Jesús y del contexto en elque los evangelistas la presentan. De esa manera, tan vez pueda sacarse mayor provecho del estudio.
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3.1. LA ORACION DE JESUS
La oración es una práctica de piedad fundamental en toda religión y, más en concreto, se havisto ya, en la religión judía. En tiempos de Jesús, la oración se practicaba en diversosmomentos y lugares. Estaban divulgados los tres momentos que recoge Dn 6,11 (tres veces aldía oraba, en el destierro, mirando al Jerusalén), y –aunque los lugares apropiados eran elTemplo (cfr. Lc 17,9-14: parábola del fariseo y el publicano) y la sinagoga– se podía orar encualquier parte. En cuanto a los modos de hacer la oración, los salmos y los distintos textos delAntiguo Testamento proporcionan suficientes motivos para hacer que la oración no estuvieraritualizada; con todo, es conocido que algunas oraciones –como por ejemplo el shemá– lasrezaban diariamente los israelitas piadosos.
También en esta materia Jesús se manifiesta como un espíritu independiente. Ciertamente acudeal Templo a rezar –y los apóstoles siguieron haciéndolo como recuerda el libro de los Hechos(Hch 3,1)–, pero de sus estancias en las sinagogas sólo se nos recuerdan sus enseñanzas y susmilagros. En cambio, sí recuerdan los evangelistas que se retiraba a rezar en lugares solitarios(Mc 1,35), y que en muchas ocasiones levantaba espontáneamente su oración a Dios (Mt 11,25-27: —Yo te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has ocultado estas cosas a lossabios y prudentes y las has revelado a los pequeños. Sí, Padre, porque así te ha parecido bien.Todo me lo ha entregado mi Padre, y nadie conoce al Hijo sino el Padre, ni nadie conoce alPadre sino el Hijo y aquel a quien el Hijo quiera revelarlo“). En concreto, San Lucas –quepresenta muchas veces la conducta de Jesús como un modelo para la conducta del cristiano–subraya que Jesús acudía a la oración en los momentos trascendentales de su vida y de su ministerio .
Se podrían enumerar muchas características de la oración de Jesús. No es difícil afirmar quedetrás de la petición de aquél discípulo recogida en Lc 11,1 (—Estaba haciendo oración en ciertolugar. Y cuando terminó, le dijo uno de sus discípulos: Señor, enséñanos a orar, como Juanenseñó a sus discípulos.“) late un sentimiento de admiración ante la oración de Jesús. Sin embargo, la mayor parte de estas características están condensadas en el Padre nuestro, por lo que será mejor verlas en ese contexto.
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**otra informacion**
El Semá recibe su nombre de la primera palabra de esa oración. Consistía en la repetición de tres textos de la Ley (Dt 6,4-9; 11,13-22; Nm 15,37-41) que recordaban la unicidad de Dios y la del pueblo. Según algunos tratados la oración no debe interrumpirse en ninguna circunstancia. A lo largo de los siglos muchos piadosos judíos han recitado esta oración camino de la muerte, desde los orígenes hasta las cámaras de gas. Los textos de la Semá son éstos: —Escucha, Israel: el Señor es nuestro Dios, el Señor es Uno. Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con todas tus fuerzas. Que estas palabras que yo te dicto hoy estén en tu corazón. Las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas cuando estés sentado en casa y al ir de camino, al acostarte y al levantarte. Las atarás a tu mano como un signo, servirán de recordatorio ante tus ojos. Las escribirás en las jambas de tu casa y en tus portones. Si observáis con esmero mis mandamientos, que hoy os ordeno, amando y dando culto al Señor, vuestro Dios, con todo vuestro corazón y toda vuestra alma, entonces yo daré lluvia a su tiempo a vuestra tierra: lluvia de otoño y de primavera; y cosecharás tu grano, tu mosto y tu aceite También haré crecer hierba en tus campos para tu ganado, y comerás y te saciarás. Cuidad de que vuestro corazón no sea seducido, no sea que, desviándoos, deis culto a otros dioses y os postréis ante ellos. Pues la cólera del Señor se encendería contra vosotros, y Él cerraría los cielos, y al no caer la lluvia, la tierra no produciría su fruto y bien pronto pereceríais en esta excelente tierra que os da el Señor. Grabad bien estas palabras mías en vuestro corazón y en vuestras almas. Atadlas como un signo a vuestra mano y sirvan entre vuestros ojos como recordatorio. Enseñadlas a vuestros hijos. Habladles de ellas cuando estés en tu casa y cuando marches de camino, cuando te acuestes y cuando te levantes. Las escribirás también en las jambas de tu casa y en tus portones, para que tus días y los días de tus hijos sobre la tierra que el Señor prometió dar a vuestros padres, duren tanto como los días que los cielos permanezcan sobre la tierra. Si observáis con esmero todos estos mandamientos que os ordeno poner por obra, amando al Señor, vuestro Dios, marchando por todos sus caminos y adhiriéndoos a Él. El Señor habló a Moisés diciendo: Habla a los hijos de Israel y diles que, por todas sus generaciones, se pongan flecos en las esquinas de sus vestidos y que pongan entre estos flecos uno de púrpura violácea. Tendréis este fleco para que cuando lo veáis recordéis todos los mandamientos del Señor y los cumpláis, y no sigáis los deseos de vuestros corazones y de vuestros ojos, que os llevan a la perversión; de este modo recordaréis y cumpliréis todos mis mandamientos y seréis santos para vuestro Dios. Yo soy el Señor, vuestro Dios, que os he sacado de la tierra de Egipto para ser vuestro Dios. Yo, el Señor, vuestro Dios“. El texto iba precedido y seguido de otras oraciones. Pueden verse estas oraciones con un estudio sencillo en A.C. AVRIL-D. DE LA MAISONNEUVE, Oraciones judías(Documentos en torno a la Biblia), Estella, Verbo Divino, 1990. 32 Así, el Espíritu descendió sobre el —cuando estaba en oración“ (Lc 3,21); y acudió a la oración antes de empezar el ministerio (Lc 4,42 y 5,15-15), y antes de elegir a los doce pasó toda la noche en oración (Lc 6,12), y al comienzo de la segunda parte, en el viaje a Jerusalén (Lc 9,18). En Getsemaní, ora por los discípulos (Lc 22,40) y la última palabra en la cruz (Lc 22,34.46) es una oración. Además el evangelista subraya que Jesús acudía a la oración de manera habitual: antes de la confesión de Pedro, Jesús estaba haciendo oración (Lc 9,18), y cuando los discípulos le piden que les enseñe a orar es después de que Jesús acabara su oración (Lc 11,1). 33 Probablemente el Señor se refiere a las oraciones helenistas en las que la petición se hacía preceder de un elenco de los títulos de los dioses, hasta llegar a apabullarles —tadere deos“, para conseguir lo que se pedía. Así lo describe un divulgador de la cultura griega: —Se suele orar de pie, con los brazos alzados al cielo, para dirigirse a Zeus o a otras divinidades, o inclinados hacia el suelo para orar al Hades o a las demás divinidades de los infiernos. Se invoca el nombre del dios o de la diosa, se recuerdan los actos piadosos que se han realizado y se formula el objeto de la petición como hace en el canto I de la Iliada el sacerdote Crises al dirigirse a su Dios Apolo: «Tú, cuyo arco es de plata, escucha mis palabras, protector de Crises, de Cila la divina, poderoso señor de Teudos, ¡oh dios Esmiteo! Si para ti he cubierto un templo de tu agrado, si para ti he quemado gruesas patas de toros y de cabras, escucha mi plegaria: que tus dardos hagan pagar mis lágrimas a los Dánaos»“ R. FLACELIËRE, La vida cotidiana en Grecia en el siglo de Pericles, Madrid, Temas de Hoy, 1993, p. 240-241.
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3.2. EL CONTEXTO DEL PADRENUESTRO.
Como ya se ha indicado más arriba, Lucas y Mateo presentan la enseñanza del Padrenuestro endos contextos distintos. Examinarlos detenidamente nos puede ayudar a describir la función quetiene en cada uno de estos evangelios.
Mateo la sitúa, como se ha visto, en el Sermón de la Montaña. Si tenemos en cuenta que esteDiscurso tiene un carácter normativo (como todo el evangelio de S. Mateo; cfr Mt 28,20: —yenseñándoles a guardar todo cuanto os he mandado.“) es fácil concluir que la oración delPadrenuestro se sitúa también en ese ámbito de normas promulgadas por Jesús para el cristiano.Pero además, el Padrenuestro en el primer evangelio tiene un contexto más próximo: se trata dela oración del cristiano que debe tener la rectitud de intención que le falta al hipócrita (Mt 6,5-6)y la sencillez que le falta al gentil (Mt 6,7-8). Además, la oración debe tener consecuencias33prácticas: ése es probablemente el sentido de la cláusula que se añade en Mt 6,14-15 (—Porque siles perdonáis a los hombres sus ofensas, también os perdonará vuestro Padre celestial. Pero sino perdonáis a los hombres, tampoco vuestro Padre os perdonará vuestros pecados.“). Parececlaro, por tanto, que la oración del Padrenuestro señala de esta manera la identidad del cristiano,frente a los demás.
Lucas, por su parte, sitúa la enseñanza del Padrenuestro en el contexto del viaje a Jerusalén (Lc9,51-19,27). En esta parte, el evangelista muestra claramente el destino universal del Evangeliopredicado por Jesucristo: por tanto, la enseñanza del Padrenuestro trasciende las circunstanciasdel momento y la ocasión que provocan la enseñanza (la petición del discípulo: Lc 11,1). Sinembargo, también tiene un contexto próximo: el discípulo le menciona a Jesús el ejemplo delBautista y su modo de enseñar a orar a sus propios discípulos: por tanto al responder con laenseñanza del padrenuestro parece evidente que Jesús acepta el reto y propone esa oración comoseñal de identidad de sus discípulos. Además hay que mencionar en ese contexto próximo lassentencias que siguen a esa enseñanza y que versan sobre un tema muy querido para San Lucascomo es la perseverancia en la petición (Lc 11,5-8) y sobre la seguridad en alcanzar los bienes–y sobre todo el Espíritu Santo (Lc 11,13)– de la paternidad de Dios (Lc 11,9-13).
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3.3. EL PADRENUESTRO.
Tras estos prolegómenos, detengámonos ya en el texto del Padrenuestro. Con todo sería mejordecir en los textos, ya que, con una unidad de contenidos, cada uno de los evangelistas presentaun texto diferente. Son estos:
- Mt 6,9-13
- Lc 11,2-4
- **p.164**
De la mera lectura, se deducen ya dos cosas. En primer lugar, los dos textos son idénticos en suestructura: presentan una invocación (Mt 6,9a; Lc 11,2a) y unas peticiones (Mt 6,9b-13; Lc11,2b). A su vez, las peticiones se dividen en dos grupos: las que se refieren al tú de Dios: tuNombre, tu Reino, etc. (Mt 6,9b-10; Lc 11,2) y las que se refieren a nosotros (Mt 6,11-13; Lc11,3-4). Por otra parte son diferentes en lo que se refiere a algunos elementos léxicos (porejemplo, las 'deudas' de Mt 6,12 son 'pecados' en Lc 11,4), pero, sobre todo, el texto de Mateoes bastante más largo.
Estas diferencias, junto con las de contexto apuntadas más arriba, nos introducen en unacuestión importante, al menos a primera vista, ¿cuál de las dos versiones hay que tener por másfiel históricamente hablando? En un primer momento cabe pensar que la de Lucas porque esmás breve, y porque es posible suponer que Mateo reproduce una formulación litúrgica . Sin34embargo, los investigadores han observado también que la fórmula de Mateo reproduce mejorlos términos de la fraseología judaica de la época y más si se retrotraduce el texto al arameo. Enestas condiciones, no es fácil decidirse por una o por otra hipótesis: en todo caso, lo que sípuede decirse es que ambos evangelistas recogen la tradición de la que han sido hechospartícipes y que esa tradición conserva la oración de Jesús de manera sustancialmente idéntica,aunque pueda presentar cada uno de ellos una actualización nacida precisamente de la transmisión.
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3.3.1. Las palabras y las expresiones
Tras los prolegómenos, vamos ya a comentar las diversas sentencias de la oración:
—Padre (Lc 11,2a) nuestro que estás en los cielos“ (Mt 6,9a)
La oración comienza con la invocación a Dios como Padre (Abbá). La expresión es muysignificativa. Los estudiosos han notado que esta invocación a Dios como Abbá no es común enla oración del judaísmo del segundo Templo , en cambio es utilizada por Jesús en su oración a Dios (los evangelistas mantienen la palabra aramea en el texto griego: Mc 14,36) y utilizadaprobablemente por los primeros cristianos en su oración (Cfr Rm 8,14-15; Gal 4,6).
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¿Qué significa esta expresión en medio de la oración de Jesús y de los primeros cristianos?Salvando las diferencias de matiz que hay entre los diversos autores lo que puede afirmarsecon seguridad es que esta expresión es la que utilizaban los judíos en sus relaciones familiarescon sus padres, pero siempre en casa; en público solían decir —Señor“: Abbá es una fórmula de intimidad.
Pero más allá de la expresión, lo que comprobamos es que, en los evangelios, Jesús se dirigenormalmente a Dios como Padre, no como Señor (cfr por ejemplo Mt 11,25-27: —Yo te alabo,Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has ocultado estas cosas a los sabios y prudentes ylas has revelado a los pequeños. Sí, Padre, porque así te ha parecido bien. Todo me lo haentregado mi Padre, y nadie conoce al Hijo sino el Padre, ni nadie conoce al Padre sino el Hijo yaquel a quien el Hijo quiera revelarlo“). Parece evidente, pues, que al poner la invocación Padreen el comienzo del Padrenuestro Jesús invita a sus discípulos a tratar a Dios no sólo como Padre sino de una manera afectiva y confiada: con la misma intimidad con que tratan en casa al propio padre.
San Mateo recoge en la expresión dos notas más: —nuestro“ y —que estás en los cielos“. Al decir—nuestro“ parece que lo que se subraya es la solidaridad que se expresa en la petición:solidaridad con los otros discípulos que rezan la misma oración y solidaridad, en fin, con todoslos hombres. Es lo que sugiere también el —nosotros“ de las peticiones de la segunda parte delPadrenuestro. —Que estás en los cielos“ es un calificativo de Dios: conceptualmente sería lomismo que decir Celestial. Señala, por contraste, la majestad y la grandeza de Dios. El Dios que es Padre cercano es, al mismo tiempo, el Omnipotente, el tres veces Santo, etc.
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—Santificado sea tu nombre“ (Mt 6,9; Lc 11,2).
En el lenguaje bíblico, el —nombre“ designa la misma realidad que indica. También puedeafirmarse que el —nombre de Dios“ generalmente significa a Dios en lo que se refiere a susrelaciones con los hombres (cfr Is 30,27;52,6; etc.). Ciertamente, Dios es el que es tres veces—Santo“ (Is 6,3; cfr. Ez 36,23). Por ello, la petición probablemente expresa el deseo de que los hombres acepten el proyecto de Dios sobre las cosas creadas.
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—Venga tu reino“ (Mt 6,10; Lc 11,2).
En otro lugar se ha tratado ya de la noción de Reino de Dios –de los Cielos, en Mateo– comorealidad futura a la par que incoada con la venida de Cristo. Obviamente, con esta petición sehace presente la necesidad perentoria de la efectiva realeza de Dios sobre las cosas terrenas en eldevenir histórico y que así se manifieste efectivamente el reino de —justicia, paz y gozo en el Espíritu Santo“ (Rm 14,17).
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—Hágase tu voluntad como en el cielo, también en la tierra“ (Mt 6,10).
Esta petición viene recogida únicamente en el texto de Mateo. En una primera instancia, pareceuna especificación de la cláusula anterior sin más: el reino vendrá en la medida en que, en lastierra, los hombres cumplan la voluntad de Dios. Sin embargo, en el evangelio de San Mateocumplir la voluntad de Dios tiene una relevancia específica. Cuando se utiliza esta expresión(Mt 7,21; 12,50; 21,30) se orienta sustancialmente a manifestar con las obras lo prescrito por laLey llevada a plenitud por Cristo.
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—Danos hoy nuestro pan cotidiano“ (Mt 6,11). —Sigue dándonos cada día nuestro pan cotidiano“ (Lc 11,3).
Comienzan las peticiones que se refieren al —nosotros“. Parece que hay dos nociones quepresiden esta petición: la mención de la petición del alimento corporal y la adición delcalificativo cotidiano (epioúsios: literalmente, el sustancial, el necesario para hoy).
Con la petición del alimento corporal se pone de manifiesto en primer lugar la noción de que losbeneficios todos de la tierra son don de Dios. No hay que olvidar que el verbo que lecorresponde a Dios por excelencia es el de dar (natan, en hebreo), mientras que el movimientoesencial de la criatura es el de dar gracias (eucharistein, en griego).
Con la adición del calificativo —cotidiano“ se incluye una condición muy querida por Jesús en supredicación: la precariedad de la existencia del discípulo que, como ponen de manifiesto losevangelios de Mateo (Mt 6,19-21.25-34,etc) y más aun Lucas (vid. infra, Bienaventuranzas),está llamado a no atesorar en esta tierra y a vivir confiado en la Providencia divina.
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—Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores“ (Mt6,12). —Y perdónanos nuestros pecados, puesto que también nosotros perdonamos a todo el quenos debe“ (Lc 11,4)
Ahora nos encontramos con tres cosas para la consideración. Por una parte la petición deperdón, por otra, el objeto de ese perdón –las deudas o las ofensas–, finalmente, la condición:ser perdonados en la medida en que sepamos perdonar. Una breve consideración de los tres puntos nos ayudará a entender mejor la petición.
Comencemos por las diferencias léxicas. En esta petición las palabras son distintas: Mateo hablade deudas y Lucas de pecados. Un estudio de estas palabras en el contexto de los evangelistasnos señalará que la noción de deuda es importante en San Mateo: es el único evangelista querecoge la parábola del siervo despiadado (Mt 28,13-25), aquel a quien su señor le perdona ladeuda de diez mil talentos y que no tiene entrañas para perdonarle cien denarios a un amigo. Elhombre es por naturaleza un deudor de Dios: por todo lo que ha recibido y por todo lo que Diosle ha perdonado. En Lucas son los pecados los que se pide a Dios que se perdonen: sin embargo,se omite el objeto de perdón respecto del prójimo. Es claro que la doctrina se ha perfilado en unsentido teológico: a Dios le ofenden nuestros pecados como a nosotros nos ofenden las faltas delprójimo con nosotros. Así pues, como lo muestra la glosa de Mt 6,14-15, la diferencia entre los dos evangelistas es de matiz, aunque los matices sean siempre enriquecedores.
Se dice en el párrafo anterior que los conceptos son casi idénticos y que las diferencias son dematiz; y puede parecer una conclusión apresurada. Si atendemos a que el objeto es en los doscasos el perdón de Dios, confirmaremos la verdad de esta conclusión. Pertenece a la dimensiónreligiosa esencial del hombre la insatisfacción de no haber correspondido a Dios: ya sea porfaltar a sus mandamientos, ya sea por la falibilidad de la existencia terrena. Los Salmos, y másampliamente la entera Sagrada Escritura, pueden proporcionar un elenco de motivos.
Finalmente, la oración vincula el perdón de Dios al perdón que se otorgue al prójimo. La lógicadel Dios revelado por Cristo es la lógica del Dios que da, que ofrece todo incondicionalmente alque se dirige a él. Sin embargo, en un rasgo más de su personalidad, Jesús dice esta vez que elperdón de Dios es condicionado: a Dios se le impide el perdón cuando uno se lo niega a suprójimo . La glosa final de Mateo (Mt 6,14-15) así lo hace explícito, pero son muchos lostextos –más en Mateo que en ninguno de los otros evangelistas– que lo muestran.
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—Y no nos pongas en tentación“ (Mt 6,13a; Lc 11,4)
Peirasmos en el mundo bíblico y en el Nuevo Testamento significa más bien —prueba“ (no sóloseducción). Sin embargo, la expresión utilizada aquí por San Mateo es idéntica a la que apareceen Mt 26,41 cuando Jesús exhorta a los tres discípulos que le acompañan en el Huerto a querecen para no —entrar en la tentación“. De acuerdo con ese contexto, lo que se pide a Dios enesta petición es que no nos deje perdernos en el diálogo (en el discurso) de la tentación.
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Sino líbranos del mal (Mt 6,13)
Otra vez nos encontramos en el texto de San Mateo con un estico que no está presente en SanLucas y que es una explicación de la última petición: no caer en la tentación equivale a ser librados del maligno (o del mal).
Para entender esta expresión quizá pueda servir ilustrar las dos palabras que reproduce laoración. El verbo utilizado (rúomai) significa más bien ser protegido, ser preservado. Nosignifica propiamente —estar libre de…“. Por otra parte ponêrós en genitivo es una formaidéntica para dos palabras distintas: una en masculino –en cuyo caso significaría Malo oMaligno– y una en neutro que vendría a significar mal o vicio. El sentido del texto no cambiamucho si se elige uno u otro sentido. En la lógica interna del Padrenuestro, la petición a Dios tiene presente la condición mundana de nuestra existencia –en el desarrollo del Reino– para laque se pide una especial protección, para no estar en inferioridad de condiciones en la lucha con el mal.
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Conclusión
Después de este breve repaso por las implicaciones de cada una de las frases del Padrenuestro,podría hacerse ya una síntesis que las acogiera todas: pero eso sería repetir de nuevo elPadrenuestro. Por eso, el camino para entenderlo es el camino de profundizar en la doctrina delJesús. En el padrenuestro se dicen muchas cosas, pero hay muchas más que se sobreentienden.Como decía Tertuliano: —la oración dominical es, en verdad, el resumen de todo el Evangelio“ .
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***OTRA informacion***
En Marcos (Mc 11,25), se encuentra también un reflejo de esta actitud: —Y cuando os pongáis de pie para orar, perdonad si tenéis algo contra alguno, a fin de que también vuestro Padre que está en los cielos os perdone vuestros pecados.“
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4. LAS BIENAVENTURANZAS
El Discurso de la Montaña se abre en los evangelios de Mateo y Lucas con las Bienaventuranzas.Las Bienaventuranzas están así en el centro de la ética cristiana y constituyen, desde este punto de vista, el compendio del Evangelio. Dibujan el rostro de Cristo y el de los que le siguen, son promesas de felicidad duradera, etc. Muchas otras cosas podrían decirse de este programa que son las Bienaventuranzas (puede verse, por ejemplo, el Catecismo de la Iglesia Católica, n. 1716-1929), pero vamos a quedarnos en una explicación de los textos que aparecen en la Sagrada Escritura.
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Comencemos por la expresión: Bienaventurado, Bienaventurada. La expresión es una fórmula defelicitación: normalmente no es un deseo ni una promesa, sino una constatación. Se proclama quelos destinatarios ya son felices en ese momento. Aparece en otro muchos lugares del NuevoTestamento (Lc 1,42; 11,27-28; Mt 11,6; 13,16; etc.). Ahora bien, las Bienaventuranzas abarcan unhorizonte más completo, miran al pasado, al presente y al futuro:
- 1. Miran al futuro. Las personas a las que se dirige la bienaventuranza pueden estar sufriendo, pero son dignas de felicitación en virtud del porvenir que se les abre. Incluso la promesa de poseer la tierra se refiere a la tierra venidera.
- 2. Están enraizadas en el presente. No se dirigen a todas las personas. No todos tienen en elpresente las condiciones que se exigen en el primer miembro de cada una de ellas. La dicha que proclama Jesús no arraiga en un terreno cualquiera.
- 3. Finalmente están arraigadas también en el pasado. El porvenir dichoso que prometen se ha hecho realidad en la persona de Jesús: encuentra en él su garantía.
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Pero el estudio de las Bienaventuranzas sigue siendo complejo, de ahí que haya que seleccionar algunos puntos. Nos limitaremos a los siguientes:
1. Las bienaventuranzas en general nos hablan de Dios, de Jesús y de los cristianos.
- a) Las bienaventuranzas nos dicen primero quién es Dios. Dios no es alguien neutral, estádel lado de los pobres.
- b) También nos dicen quién es Jesús en el plan de Dios.
- c) Finalmente, nos dicen quién es el cristiano que sabe unirse a Cristo.
2. Las bienaventuranzas en el horizonte propio de cada evangelista:
- a) En San Lucas se dirigen a los creyentes y se les dice que su situación de indigencia es normal, consecuencia de su fidelidad a Jesús: que no se preocupen, que el Señor restablecerá las cosas.
- b) En San Mateo se dirigen a todos los hombres, cristianos o no, que practican la justicia.Por eso hablan de las disposiciones del corazón; y por eso se propone a Jesús como modelo, porque encuentran su fuente en Jesús.
Comencemos por el estudio. Un cuadro nos ayudará a percibir gráficamente las semejanzas y lasdiferencias entre el texto de Mateo y el de Lucas:
- Mt 5,3-13
- Lc 6,20-23
- Lc 6,24-26
- ***p. 168- 169***
Una mirada al cuadro nos descubre que las diferencias formales son muchas, pero que si atendemos a los contenidos, no son tantas. Veámoslo con más detalle.
Semejanzas: Los dos evangelios las colocan en el inicio del Discurso –del Monte o del Llano–,los dos presentan enunciados cortos, excepto en la última bienaventuranza en la que se despliega un discurso más amplio.
Divergencias: En primer lugar, el contexto, siendo el mismo, es diferente: como ya se ha dicho, enLucas el Discurso está centrado casi exclusivamente en el amor al prójimo, mientras que Mateo seinteresa por señalar el modo en que las exigencias del Evangelio superan las exigencias de la antigua Ley. En segundo lugar el número: en Mateo hay nueve bienaventuranzas, en Lucas sólo hay cuatro, aunque seguidas de imprecaciones (¡Ay de vosotros...!). Con todo la diferencia más importante es de contenido: Lucas considera motivo de dicha las situaciones penosas, mientras que Mateo tiene en cuenta más bien actitudes del alma, situaciones espirituales.
Para descubrir su sentido, vamos a examinar los textos. Comenzaremos por los que es común a losdos evangelistas: la primera y la última bienaventuranza.
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4.1. LA PRIMERA BIENAVENTURANZA: LOS POBRES Y EL REINO DE DIOS
Hay un texto de Isaías (Is 61) que se cita en boca de Jesús en los dos evangelios –y en los doscomo anuncio del reino mesiánico que se cumple en Jesús– que nos debe ayudar a descubrir elsentido de esta primera bienaventuranza. Dice el Evangelio de Lucas: —Entonces le entregaron ellibro del profeta Isaías y, abriendo el libro, encontró el lugar donde estaba escrito: El Espíritudel Señor está sobre mí, por lo cual me ha ungido para evangelizar a los pobres, me ha enviadopara anunciar la redención a los cautivos y devolver la vista a los ciegos, para poner enlibertad a los oprimidos y para promulgar el año de gracia del Señor. Y enrollando el libro selo devolvió al ministro y se sentó. Todos en la sinagoga tenían los ojos fijos en él. Y comenzó adecirles: Hoy se ha cumplido esta Escritura que acabáis de oír.“ (Lc 4,16-20). El texto de Isaíashabla de la evagelización de los pobres y el pesher del Señor habla del hoy en el que se cumple.En el evangelio de Mateo, la frase de Isaías está en un contexto diferente, pero con un sentidoidéntico. El Bautista envía a sus discípulos para preguntarle a Jesús si es el Mesías que deben esperar y Jesús dice entonces: —Id y anunciadle a Juan lo que estáis viendo y oyendo: los ciegos ven y los cojos andan, los leprosos quedan limpios y los sordos oyen, los muertos resucitan y a los pobres se les anuncia el Evangelio.“ (Mt 11,4-5). En los dos evangelios el sentido es claro: Isaías promete para los tiempos mesiánicos el anuncio del Evangelio a los pobres y Jesús declara que con él se cumple el vaticinio.
Ahora bien, ¿quiénes son estos pobres? Para una primera aproximación no nos sirve ni lacalificación de Mateo –el pobre es el que pone su confianza en Dios–, ni la de Lucas –que hablade una pobreza real: pobre es el menestoroso, el oprimido–. Por eso hay que poner la noción de—pobres“ en relación con los otros oráculos mesiánicos de Isaías –Is 35,5-6; 40,9; 49; 52,7; etc.–y con otros textos –Sal 72; 96; 146– en los que se consuela a —los que en ese momento sufrenporque no están protegidos“ por el rey, y ansían la llegada del Reino de Dios, el momento en el queel Señor reine sobre la tierra. Con esto se unen ya los dos miembros de la Bienaventuranza –la pobreza y el reino– y se nos da la clave para interpretarla: el punto de vista desde el que estáformulada la bienaventuranza es el punto de vista de Dios. Dios ha instaurado su reino en Cristo ylos que son realmente pobres son los que le tienen como rey. De manera secundaria tanto Mateocomo Lucas hacen explícita la manera de ser pobre –ser pobre de espíritu o ser necesitado–, perolos dos incluyen antes la determinación esencial: tener a Dios por rey.
Pero si entendemos —pobre“ en el sentido que tiene esta palabra los textos de Isaías, o en los Salmos citados, o en tantos otros pasajes de los libros proféticos, vemos que dentro de este calificativo de—pobres“ desde el punto de vista de Dios (anawim), incluimos también a los que se especifican en las siguientes bienaventuranzas. Son pobres, desde esta perspectiva, los hambrientos, los afligidos y los perseguidos.
Además estos textos nos dan la clave para entender las Bienaventuranzas. Éstas tienen directamente un sentido teológico, e indirectamente un sentido cristológico, pues es Cristo quien instaura el reino. El sentido antropológico es derivado y está más presente en la orientación de los evangelistas que en las bienaventuranzas mismas.
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4.2. LA ULTIMA BIENAVENTURANZA. LA PERSECUCION POR CAUSA DE CRISTO.
Esta bienaventuranza se parece a las restantes sólo en la condición de la menesterosidad: el dichoso es alguien que sufre. Pero es diferente en otras cosas: la situación a la que se refiere no es presente como en las anteriores sino futura. Por otra parte las cuatro primeras bienaventuranzas se referían a los desgraciados en general, pero teniendo presente que su situación iba a cambiar; ahora en cambio no se promete sólo la dicha en el reino, sino una recompensa. Finalmente, en esta bienaventuranza se habla de un motivo de la persecución (—mi causa“ en Mt; por —causa del Hijo del Hombre“ en Lc) y de un perseguidor (los judíos). Por eso, frente a las primeras bienaventuranzas que recogen la perspectiva de Dios, ésta recoge la perspectiva del cristiano en relación con Jesús. Jesús advierte que Dios recompensará al que sufra por Cristo. Y para verificarlo basta con recordar la infinidad de textos que reproducen el mismo motivo en los dos evangelios (Mt 10,39; 16,25; 19,29; Lc 17,33; etc.) y en el Nuevo Testamento (Jn 12,25; Flp 1,29; 3,10-11; Rm 8,17; 2 Co 12,10; 1 P 4,13-14). Cristo será juez, pero dirá: ¿cómo puedo ser imparcial con éste que ha sufrido por mi causa?
Por tanto, esta bienaventuranza tiene un significado antropológico cristiano y cristológico demanera directa. Lo importante no es sufrir sino sufrir por Cristo.
Visto lo común a los dos evangelios, vamos ahora a examinar las perspectivas propias de cada evangelista.
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4.3. LAS PRECISIONES DE SAN LUCAS
La primera observación es que Lucas compone su discurso de bienaventuranzas eimprecaciones; aunque mejor sería decir —lamentos“. Una lectura atenta nos descubre además puntos propios:
Lucas se dirige a un —vosotros...ahora“, frente a Mateo que se dirige en general a unas personaspara hablarles de otras. De uso de —vosotros“ cabe deducir que están dirigidas a los que oyen alSeñor en aquel momento y por extensión a los cristianos. Pero además es muy importante paraLucas el uso de —ahora“ (nyn) porque es el que se opone al futuro: —Ahora pasáis hambre,después, en mi reino, os saciaréis“. Si nos fijamos en el texto entero del Evangelio de San Lucasese contraste entre el ahora y el después aparece en más ocasiones. Esto es lo que se le dice alrico Epulón: —Contestó Abrahán: «Hijo, acuérdate de que tú recibiste bienes durante tu vida yLázaro, en cambio, males; ahora aquí él es consolado y tú atormentado»“ (Lc 16,25). O estarecomendación del Señor conclusiva de la parábola del mayordomos sagaz (y un poco sinvergüenza): —Y yo os digo: haceos amigos con las riquezas injustas, para que, cuando falten,os reciban en las moradas eternas“ (Lc 16,9). Todo esto tiene que ver además con una expresiónmuy propia de Lucas: el —cada día“: la cruz de cada día (Lc 9,23), el pan que se pide en elPadrenuestro para cada día (Lc 11,3); y por contraste Epulón que cada día banqueteabaespléndidamente (Lc 16,19). De estos textos hay que sacar una conclusión: en lasbienaventuranzas Lucas subraya que el —ahora“ hay que vivirlo de cara al después. El hoy essufrimiento, menesterosidad, sobriedad, en definitiva lucha para conseguir el reino del mañana.
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Después de tratar de los destinatarios, vamos a fijarnos en otros elementos del texto de Lucas. Siatendemos a la distribución formal de los contenidos, nos damos cuenta que la división enbienaventuranzas y lamentos no es radicalmente importante: los lamentos también tienen el doblehorizonte genérico que atribuíamos a las bienaventuranzas en general: miran a la primera y a laúltima bienaventuranza. Lo que hacen los lamentos es radicalizar la noción con la parte negativa.Vamos pues a examinar qué es la riqueza en Lucas y qué es sufrir por Cristo.
- 1. ¡Ay de vosotros los ricos!
- 2. ¡Ay cuando los hombres hablen bien de vosotros!
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1. ¡Ay de vosotros los ricos!
¡Ay de vosotros los ricos!: ¿Por qué esta condena, de repente? Veamos todo el contexto deLucas. En Lucas la riqueza es una mal, porque la riqueza hace al hombre miope: lo encierra enla vida presente y el impide ver el horizonte de eternidad que tiene; la riqueza hace al hombreegoísta y le impide pensar en los demás; finalmente, la riqueza tiende a ocupar en el corazón delhombre el lugar que le corresponde sólo a Dios: es una idolatría. Si leemos con atención loscapítulos 12 y 16 del evangelio encontraremos muchos ejemplos: las dos parábolas la del ricoinsensato que amontona para sí (Lc 12,16-40), y la del rico Epulón y el pobre Lázaro (Lc 16,19-31). Si leemos los textos, veremos que ninguno de los dos hace nada malo desde el punto devista moral, pero las riquezas les impiden pensar y ver otra cosa que el mero vivir y disfrutar deellas. La conclusión está muy clara en Lc 16,13: —Ningún criado puede servir a dos señores,porque o tendrá aversión a uno y amor al otro, o prestará su adhesión al primero ymenospreciará al segundo: no podéis servir a Dios y a las riquezas“.
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2. ¡Ay cuando los hombres hablen bien de vosotros!
En la última bienaventuranza se da un lamento curioso. En realidad el texto dice literalmente—hablen bien a vosotros“, es decir, os adulen. ¿Y qué tiene esto de malo? Hay que examinar bienlas cosas. Lo primero que sorprende es que aparezca este lamento en San Lucas que tiene tantoaprecio por la buena opinión. A lo largo de su evangelio subraya muchas veces la fama de Jesús(Lc 4,15.17; 13,17; etc.); lo mismo ocurre en el libro de los Hechos donde San Lucas señalaoportunamente cómo prestigiosos hombres no cristianos (Gamaniel, Cornelio, Sergio Paulo, losasiarcas, los magistrados, etc.) tienen buena opinión de los cristianos. Ese aprecio por el decoro,el buen gusto, la fama merecida se manifiesta en otros muchos textos. Recuérdese el ridículo delhombre que elige el mejor puesto y desciende por eso al último (Lc 14,8-10); o el deladministrador al que le da vergüenza mendigar (Lc 16,3) y prefiere antes estafar a su señor; o elcorro de mirones que se burlan del que no pudo acabar la torre (Lc 14,10). San Lucas tiene engeneral el punto de vista del hombre griego que gusta de atraerse una buena opinión.
Sin embargo, es un griego que se ha hecho cristiano y por eso en su consideración del mundotiene presente quién es Jesús. Lucas no suaviza en lo más mínimo las humillaciones que sufrióJesús. En el tercer anuncio de la pasión, Marcos (Mc 10,34) escribía: —se burlarán de él, leescupirán“, pero Lucas (Lc 18,32) escribe —se burlarán de él, le insultarán, le escupirán“. De lamisma manera en la pasión, insiste más que los otros evangelistas en las injurias de los que levigilan en la casa del sumo sacerdote (Lc 22,63), es también el único que cuenta la afrenta deHerodes (Lc 23,11); y el único que descubre una burla en el gesto de la bebida que le dan aJesús en la cruz (Lc 23,36). Por eso, el cristiano digno sabe a quién tiene que mirar. Como los apóstoles, tiene que estar contento al ser deshonrado por el nombre del Señor: —Entoncesllamaron a los apóstoles, los azotaron, les ordenaron no hablar en el nombre de Jesús y lossoltaron. Ellos salían gozosos de la presencia del Sanedrín, porque habían sido dignos de serultrajados a causa del Nombre“ (Hch 5,40-41).
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4.4. LAS BIENAVENTURANZAS EN SAN MATEO
Frente a la forma de Lucas que se dirige a un vosotros, la de Mateo está dirigida a una tercerapersona no necesariamente presente: —Bienaventurados aquellos que …“ Estamos por tanto ante una actitud moral: las bienaventuranzas no indican ahora quién es dichoso sino cómo ser dichoso.
Por otra parte, en San Mateo pasamos de cuatro a nueve bienaventuranzas. En realidad no haycinco nuevas sino sólo tres: la 5ª la 6ª y la 7ª, que no tienen ninguna correspondencia con Lucas.Segunda tercera y cuarta son, lo hemos dicho, especificación de la primera, y la 8ª se puedeincluir en la última. Vamos a repasar los puntos más significativos de la formulación de Mateo.
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∗ —Bienaventurados los pobres de espíritu, porque suyo es el Reino de los Cielos.Bienaventurados los que lloran, porque serán consolados. (…) Bienaventurados los quetienen hambre y sed de justicia, porque quedarán saciados“
Antes hemos incluido estas bienaventuranzas en la formulación general de los —pobres delSeñor“. Fijémonos bien: en lo que es común a Lucas, San Mateo señala dos predicadosnominales muy significativos: pobres de espíritu, y hambre y sed de justicia. Pobre de espírituno tiene el sentido que le podemos dar en castellano –un pobre hombre, un ser limitadointelectualmente o de corazón encogido–; en el marco de los anawim del Señor de los que seha hablado antes, pobre de espíritu es el que decide ser pobre ante el Señor, ser un —mendigo deDios“; y si se refiere a los medios materiales, pobre es el desprendido. De la misma forma, lajusticia tiene un significado peculiar en Mateo: justicia es el cumplimiento cabal de las obras dela Ley: justicia es el reconocimiento de la verdad de Dios manifestada en la alianza. Otra cosa esque Jesús haya traído una justicia superior – —Os digo, pues, que si vuestra justicia no es mayorque la de los escribas y fariseos, no entraréis en el Reino de los Cielos“ (Mt 5,20); —Buscadprimero el Reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas se os añadirán“ (Mt 6,33)– pero lajusticia se manifiesta en las obras. Por tanto, estamos ante actitudes morales: serábienaventurado quien viva el cristianismo cabalmente. Pero ya hemos visto que también en SanLucas se incluye a los desdichados, a los que sufren: son los mismos que los pobres del Señor(anawim). Mateo subraya la acción del Señor con el uso de la pasiva divina: ya hay quien los consuela: es el mismo Señor.
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∗ —Bienaventurados los mansos, porque heredarán la tierra.“
Esta bienaventuranza está sacada literalmente del Salmo 37,11: Los praüs que designa elevangelio pueden ser los humildes, los pacientes, los que no se irritan, los que no se enfadan, losque saben quedarse tranquilos, los sufridos que pacientemente sufren a los demás, los que—descansan en el Señor y esperan en Él“ (Sal 37,7), etc. Son como el Señor –—Venid a mí todoslos fatigados y agobiados, y yo os aliviaré. Llevad mi yugo sobre vosotros y aprended de mí quesoy manso y humilde de corazón, y encontraréis descanso para vuestras almas: porque mi yugoes suave y mi carga es ligera“ (Mt 11,28-30)– que entra en Jerusalén no en un caballo sino enun borrico —manso“ (Mt 21,5) y que cuando viene a ejercer su misión mesiánica lo hace como elsiervo manso y humilde anunciado por Isaías. —Jesús, sabiéndolo, se alejó de allí, y le siguieronmuchos y los curó a todos, y les ordenó que no le descubriesen, para que se cumpliera lo dichopor medio del profeta Isaías: Aquí está mi Siervo, a quien elegí, mi amado, en quien secomplace mi alma. Pondré mi Espíritu sobre él y anunciará la justicia a las naciones. Nodisputará ni gritará, nadie oirá su voz en las plazas. No quebrará la caña cascada, ni apagará la mecha humeante, hasta que haga triunfar la justicia. Y en su nombre pondrán su esperanza las naciones.“(Mt 12,15-21).
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∗ —Bienaventurados los misericordiosos, porque alcanzarán misericordia.
Los misericordiosos. Tendríamos que traducirlo por los comprensivos, los que perdonan. Hayvarias expresiones en San Mateo que nos pueden ayudar a entender la Bienaventuranza. Enprimer lugar el anuncio del Señor en el mismo Discurso de la Montaña en el que nos dice que senos medirá con el mismo rasero con que medimos a los demás (Mt 7,2), pero sobre todo en elcapítulo 18 Mateo recoge palabras del Señor que nos dan mucha luz. La parábola del siervodespiadado (Mt 18,23-35) es la más significativa: si leemos la parábola vemos que, ante ladeuda, los dos deudores reaccionan igual: —Ten paciencia, y te lo pagaré“; en cambio, elreproche del rey al siervo despiadado ya especifica en qué se manifiesta la paciencia: en lacompasión y en el perdón: —Siervo malvado, yo te he perdonado toda la deuda porque me lo hassuplicado. ¿No debías tú también tener compasión de tu compañero, como yo la he tenido deti?“ (Mt 18,32-33). Esta es la respuesta a Pedro que había preguntado cuántas veces tenía que perdonar (Mt 18,21-22).
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∗ —Bienaventurados los pacíficos, porque serán llamados hijos de Dios“.
Los pacíficos. Serían más bien los que buscan la paz, la reconciliación. En el contexto de losrabinos del tiempo de Cristo y en Qumram se decía que el mejor servicio que podía prestarse alprójimo era reconciliarlo con el hermano. Ese es el tono de la bienaventuranza. Desde estaperspectiva puede verse el elogio de los que buscan la paz, la reconciliación con el hermano alpresentar la ofrenda ante el altar (Mt 5,22-24), la corrección fraterna (Mt 18,15-17), etc.; pero sepercibe muy claramente en el episodio del escriba que le pregunta a Jesús por el mandamientoprincipal de la Ley (Mt 22,34-40) y a quien Jesús contesta, lo recordamos, no con unmandamiento sino con dos que son uno: el amor a Dios está unido al amor al prójimo.
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∗ —Bienaventurados los limpios de corazón, porque verán a Dios“.
Nos queda ya sólo al bienaventuranza de los limpios de corazón llamados a ver a Dios. Aquí lasdos expresiones merecen comentarse para descubrir el sentido de la bienaventuranza. La purezaritual era en tiempos de Jesús manifestación de la santidad del pueblo. Pero Jesús no pide esapureza sino la de corazón: basta evocar la controversia de Mt 15,1-20. La pureza se vincula auna voluntad recta, que consiste en la sumisión a Dios. De la misma manera, ver a Dios, evocaun lenguaje cortesano presente en muchos lugares del Antiguo testamento (2R 25,19; Est 1,14;Tob 12,15; etc.) en los que se designa con esa expresión a los que forman el séquito inmediatode un rey –y metafóricamente de Dios–; ver a Dios es tener acceso directo a él, formar partede su séquito inmediato, tener relación estrecha con él, participar de sus decisiones, etc. Lafelicidad de esta bienaventuranza no se limita a una dicha venidera: ya ahora se participa deDios.
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4.5. CONCLUSION
Estas breves consideraciones quizás nos han ayudado a ver comprender un poco mejor elsentido de las bienaventuranzas. También nos hacen vislumbrar que prácticamente nosquedamos en el umbral de su significación más honda. Pero este es el reto apasionante quesupone introducirse en la verdad profunda de las cosas que está presente en la hondura delpensamiento y las palabras de Jesús. Nos ayuda por eso a comprender que entender a Jesús esalgo más que entender sus palabras: no basta el asombro sino que hay que hacerlo desde lasimpatía: sólo quien quiere vivir la pobreza y el desprecio de Cristo podrá entenderlo.
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13. LA ENSEÑANZA DE JESUS EN PARABOLAS
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1. DESCRIPCION DE LAS PARABOLAS DESDE LA LITERATURA Y LA HISTORIA
Las parábolas son un medio habitual de la predicación de Jesucristo. También los rabinos de laépoca las usaban para explicar frases de la Escritura, pero Jesús las utiliza más abundantementey con una finalidad propia: revelar los misterios del Reino de Dios. «Jesús llama a entrar en elReino a través de las parábolas, rasgo típico de su enseñanza (cfr Mc 4,33-34). Por medio deellas invita al banquete del Reino (cfr Mt 22,1-14), pero exige también una elección radical paraalcanzar el Reino, es necesario darlo todo (cfr Mt 13,44-45); las palabras no bastan, hacen faltaobras (cfr Mt 21,28-31). Las parábolas son como un espejo para el hombre: ¿acoge la palabracomo un suelo duro o como una buena tierra (cfr Mt 13,3-9)? ¿Qué hace con los talentosrecibidos (cfr Mt 25,14-30)? Jesús y la presencia del Reino en este mundo están secretamente enel corazón de las parábolas. Es preciso entrar en el Reino, es decir, hacerse discípulo de Cristopara —conocer los Misterios del Reino de los Cielos“ (Mt 13,11). Para los que están —fuera“ (Mc4,11), la enseñanza de las parábolas es algo enigmático (cfr Mt 13,10-15)» (Catecismo de laIglesia Católica, n. 546).
En estas frases del Catecismo de la Iglesia Católica se condensan muchos de los contenidos quevamos a recoger en esta lección. Vamos a enumerar algunos:
- 1. El texto nos habla en primer lugar de la personalidad que tienen las parábolas en la enseñanza del Señor.
- 2. Nos habla también de la relación de las parábolas con la predicación del Reino.
- 3. Nos habla finalmente de la dificultad que tienen algunos para entender el significadode las parábolas que puede quedar enigmático.
Podrían apuntarse otras notas, características de las parábolas, pero estas son suficientes paraver la importancia que tienen a la hora de investigar la predicación de Jesús. Con todo, antes deabordar la enseñanza de Jesús en parábolas, hay que definir qué es la parábola.
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1.1. LA PARABOLA EN LA LITERATURA HEBREA: EL MASHAL.
Como ya se ha visto en otros lugares, investigar el género literario –o las formas literariasmenores– no es sólo situar en una clasificación o en una taxonomía la forma literaria encuestión. El género es un modo de comunicación y una clave interpretativa para lo enunciado.El término parábola, que utilizamos normalmente para designar la forma literaria de estasenseñanzas de Jesús, es una traducción de la palabra griega parabolé. Esta palabra significa—comparación“. La comparación sería, genéricamente, la yuxtaposición entre un pensamientoabstracto, poco accesible de por sí, con una imagen concreta que es capaz de expresar la idea; laparábola representaría así —el paso de lo conocido a lo desconocido, del mundo de los sentidosal reino de los cielos“.
Sin embargo, la palabra griega parabolé, tiene otro uso más interesante para nosotros. En laversiones griegas del Antiguo Testamento suele ser la traducción del vocablo hebreo mashal.Esta forma literaria en el Antiguo Testamento recubre un conjunto de significados más amplioque el de la mera comparación; y así, puede significar refrán, proverbio, relato, etc. Véase estetexto de Ez 17,1-5: —Y vino a mí la palabra del Señor, diciendo: Hijo de hombre, propón unenigma y relata una parábola a la casa de Israel. Y dirás: Así dice el Señor Dios: Una granáguila de grandes alas, largos piñones y espeso plumaje de muchos colores, vino al Líbano y sellevó la cima del cedro; arrancó el más alto de sus renuevos, lo llevó a una tierra de mercaderes y lo puso en una ciudad de comerciantes. Después tomó de la semilla de la tierra y la plantó enterreno fértil….“. Pero, por encima de la expresión mashal, hay que pensar en tantos lugares delos textos sagrados en los que la enseñanza se propone a través de una historia o a través de unaimagen. Puede pensarse en la historia que le propone Natán a David después del episodio deBetsabé (2S 12,1-5), en la canción de la viña de Isaías (Is 5,1-7), o en toda la imaginería de losprofetas. No cabe duda de que este contexto nos debe ayudar a comprender el significado de lasparábolas del Señor.
Esta utilización, muy frecuente en el Antiguo Testamento, debe ser también la base sobre la queentender un género muy semejante, que bien puede ser contemporáneo del tiempo de Jesús: losmeshalim rabínicos. Los meshalim o parábolas rabínicas de los que disponemos hay quedatarlos en el siglo II, como muy pronto, es decir, son posteriores al Nuevo Testamento. Sinembargo, parece probable que su utilización sea más antigua y que pueda justificarse su uso enlos tiempos de Jesús. En los meshalim que se nos han conservado, aparece ya –además deltítulo de la estructura fijado: lemashal: —es como“– una forma semejante a la de lasexpresiones de Cristo. Veamos un ejemplo: —Es como un rey que tenía un hijo al que amabamucho más que a cualquier cosa, ¿qué hacía el rey? Había plantado un huerto para su hijo.Cuando el hijo obedecía a su padre, el rey iba por el mundo entero y cada vez que veía unahermosa planta la plantaba en el huerto. Y cuando el hijo hacía enojarse al padre, éste arrancabatodas las plantas. Del mismo modo, cuando Israel cumple la voluntad del Santo nico, Benditosea, él va por todo el mundo y cuando encuentra un gentil justo, lo toma y lo incorpora a Israel,como Jetró o Rahab. Y cuando Israel lo hace enojarse, aparta de Israel al Justo“ (TalmudPalestinense, Berakhot, 5,c). En este ejemplo pueden verse la narración y la explicación –40denominada técnicamente nimshal– del mashal. Pero también en las colecciones de meshalimaparecen diversas narraciones sin aplicación entre otras cosas porque los personajes del mashalestán ya estereotipados: el rey el Dios, el hijo –o la viña–, Israel, etc.
Ciertamente, estudiados con detenimiento, en los meshalim se descubren una rigidez y unapobreza de medios que contrastan con la riqueza imaginativa y de percepción que vemos en lasparábolas de Jesús. Las parábolas normalmente van más allá de lo denotado, cosa que no ocurrecon los meshalim. Con todo, estas notas nos sirven para subrayar un aspecto importante: elSeñor no actualiza una forma literaria en el vacío, sino que proyecta una forma habitual de enseñanza, dándole una fuerza inusitada.
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1.2. LA HISTORIA DE LA INTERPRETACION: LA SITUACION HISTORICA Y EL VALOR LITERARIO DE LAS PARABOLAS
La parábola, por su forma, tiene una dimensión poética muy marcada. Lo hemos visto apropósito de los meshalim, pero, para corroborar el aserto, basta con ver las interpretaciones quese han dado en la historia de la Iglesia –comenzando por los mismos evangelios– a cada unade las parábolas. Veamos unos ejemplos. La parábola del sembrador, por ejemplo, habla de la—palabra“ bajo imagen de la siembra y de la tierra que recoge la semilla. Pero esta palabra, sinos fijamos bien, es tanto la palabra de la predicación del reino por parte de Jesús como lo es lapredicación de la palabra de Dios por parte de la Iglesia. También los oyentes, la tierra, sontanto los que oyeron a Jesús como los que oyen la predicación de la Palabra de Dios en laIglesia. Por otra parte, el camino para significar que es Cristo quien predica –el predicador nohabla palabras propias– está abierto en la misma disposición semiótica de la narración. Laalegoría se puede prolongar cuánto se quiera. Pero lo mismo puede decirse de otras parábolas. Pensemos en la del buen samaritano, recogida por San Lucas. Es indudable que, en su contextoprimero, la predicación de Jesús, tiene un contenido ético. Pero, ¿hay algo más? Tal como vienerecogida en el Evangelio la parábola nos describe a la persona misericordiosa que se adelanta abuscar al necesitado. Y esa persona, en el contexto general de la acción de Jesús, encuentra surepresentante emblemático en Jesús mismo. El camino a la alegoría está abierto en el mismo texto.
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Este camino es el que se ha hecho patente a lo largo de la historia de la Iglesia, cuando se hanleído las parábolas en el contexto de la doctrina. Sin embargo, en la renovación de los estudiosbíblicos que se ha producido en el último siglo, la actitud hacia las parábolas ha cambiado untanto. Los términos en los que ha realizado ese cambio son dos: la investigación histórica y ladescripción de las parábolas como objetos estéticos.
a. Investigación histórica. Búsqueda del contexto original en el que se pronunciaron lasparábolas y su expresión en los evangelios. Son muchos los autores que han abordado estecamino. Con todo, habría que mencionar a Jülicher, Jeremias y Dodd.
- A. Jülicher. Este investigador alemán publicó en 1888 una obra titulada Las parábolas deJesús . En ella se planteó renovar la comprensión de las parábolas situándolas de nuevo en suambiente original. Para ello se basó en la clasificación de los géneros de Aristóteles: la parábolaes así un procedimiento argumentativo de Jesús, y si entendemos correctamente a Jesús, laparábola se explica a sí misma, no necesita alegorización alguna.
- El punto de partida de la investigación de Jülicher es el siguiente: el contexto de los evangelioses distinto del contexto de Jesús. Como ponen de manifiesto muchas veces los evangelistas, losdiscípulos no entendían las parábolas. Las parábolas son en sí mismas, enigmáticas. Por eso sehan reinterpretado como alegorías. La investigación debe eliminar la alegoría para acceder a laspalabras de Jesús. Por ejemplo, la parábola de los obreros de la viña (Mt 20,1-16). Jesús, conuna imagen explica que en Dios, como en el dueño de la viña, conviven lo justo y lo bueno. Esose realiza mediante el elemento de la comparación que es el mismo salario para los dos: unos loreciben en justicia y otros por bondad. La parábola es explicativa del reino de Dios que acoge ajustos y a pecadores. La recompensa se da a unos por su piedad y a otros por la bondad de Dios.Sin embargo, el contexto de Mateo y la frase final de Mt 20,16 (—Así los últimos serán primerosy los primeros últimos“) la han alegorizado. En el contexto global del evangelio de San Mateoel pago se convierte en alegoría del juicio final; y la frase sitúa la parábola en el contextogenérico de la inversión de valores ofrecida por Jesús. La alegoría está ya abierta: la viña esIsrael o la Iglesia, el señor es Dios, el trabajo las buenas obras, los trabajadores los hombres enla historia de la humanidad y el pago el juicio. No cabe duda de que una interpretación como laque hace Jülicher abre perspectivas nueva en la comprensión de las parábolas. Con todo, no estáclaro que el planteamiento aristotélico sea el único adecuado para entender la parábola. Por sudimensión poética, la parábola, sin necesidad de ser abigarrada, puede significar más de unacosa. Las dimensiones que Jülicher atribuye a Mateo pueden muy bien proceder del mismoJesús.
J. Jeremias. Sigue genéricamente el planteamiento de Jülicher aunque insistiendo en losaspectos históricos. En su estudio intenta ver momento histórico en el que Jesús pronunció cadaparábola. Entonces se puede descubrir el proceso argumentativo de Jesús y se puede descubrirtambién a qué pregunta –o a qué personas– responden. Así se puede descubrir el sentidooriginal de la parábola. Pero, como la parábola se explica a sí misma, el sentido original de la parábola no puede ser deslindado del sentido permanente. Eso es lo que se ha hechoposteriormente en los evangelios: como el lector de los evangelios ya no está en el contexto deJesús, se le ha ofrecido en el texto la interpretación. Según esto la parábola de los obreros de laviña que vamos comentando reflejaría la defensa del Señor de la —comunión de mesa“ con publicanos y pecadores.
b. Las parábolas como objeto estético. Si los autores anteriores inciden en el aspecto histórico,esta nueva dirección incide sobre todo en el aspecto literario. La parábola, como la metáfora, esuna creación de sentido: un símbolo. Y el símbolo, como afirma Ricoeur, —da que pensar“. Laparábola es autónoma en su significación: su sentido es inherente a su unidad. Es unaredescripción de la realidad. Junto con Ricoeur, serían representantes de este modo de concebirlas parábolas, Via, Harnish, Funk, etc.
Esta descripción de las parábolas hace bastante justicia a la condición poética (depoiesis=creación) que tienen las parábolas, especialmente las parábolas desarrolladas. Y hacentambién bastante justicia a la adecuación de las parábolas para la descripción del reino. Si nosfijamos en los términos enunciados en las parábolas, vemos enseguida estas características. Enefecto, no hay ninguna tierra que dé el 100% del fruto sembrado, como no hay ningún siervoque pueda deber a su amo diez mil talentos (Mt 18,21-35: parábola del siervo despiadado), unacifra superior al producto interior bruto de Palestina en tiempos de Jesús. De esa manera, laparábola, por su imposibilidad de ser retrotraducida al lenguaje cotidiano, es la única manera dedescribir el reino en su imposibilidad de reducir a Dios a categorías humanas.
El punto interesante de esta aportación estriba en la conexión que se realiza entre las parábolas yla vida de Jesús. Según sus autores, dada la autonomía significativa de la parábola, situar unaparábola en un momento concreto de la vida de Jesús es arruinar su potencialidad de sentido.Las parábolas se insertan en el ser total de la vida de Jesús. Las parábolas representan laexperiencia de Dios en la vida cotidiana de los hombres. Y la experiencia fundamental es la deJesús. Jesús experimenta la presencia de Dios –la donación de Dios, el perdón, la misericordia,etc.– en lo cotidiano y la transmite mediante parábolas. Es más, Jesús mismo reclamó para suconducta la acción del Padre, —Jesús es la parábola de Dios“. Fácilmente se percibe que, en suradicalización, esta postura es muy deudora de una teología de la palabra de corte reformador.Sin embargo, no es menos cierto que esta visión viene a corregir un poco la estrechez en quepodía quedar la interpretación de las parábolas si se atendía únicamente a la reconstrucción hipotética de la investigación histórica.
Frente a estos autores, y en diálogo con todos ellos, habría que hacer mención del estudio de lasparábolas presente en investigadores católicos como Cerfaux, Grelot, Dupont, Fusco, etc. Entodos ellos convive una atenta mirada a los aspectos históricos de las parábolas, unida a lapotencialidad hermenéutica que se deriva de su condición y de la interpretación presente en la fede la Iglesia. Esta es genéricamente la orientación que seguimos aquí.
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2. LA ENSEÑANZA DE JESUS EN PARABOLAS
En la pregunta anterior se han descrito ya, aunque sea de manera muy genérica, los marcosgenerales en los que se deben entender las parábolas de Jesús. Ciertamente, unos investigadoresprivilegian un aspecto sobre otros, pero si leemos con atención el evangelio, todos estánpresentes de una manera u otra en los textos canónicos. Con lo que se ha visto, podemos resumirlo alcanzado en la investigación en una enumeración:
- 1. Las parábolas pertenecen al género poético. Expresan las nociones que se quieren enseñar desde una perspectiva que privilegia la imaginación.
- 2. Las enseñanza en parábolas no es una novedad aportada por Jesús, aunque Jesús le da al género un vigor sorprendente, que no tarda en descubrirse cuando se compara su enseñanzaen parábolas con la de los maestros de la época.
- 3. Precisamente por el uso abundante de las parábolas por parte de Jesús, y por su inserción enel momento histórico en que se dieron, no debe descartarse que las parábolas en boca deJesús no se limitaran a un uso didáctico, sino que tenían también un horizonte argumentativo en la polémica de Jesús con el fariseísmo oficial.
- 4. Pero, por el valor didáctico, y la fuerza de la imagen y del lenguaje poético de la parábola,esta forma de enseñanza parece muy apropiada para expresar el misterio del Reino predicado por Cristo.
- 5. Es sobre todo el lenguaje poético y la continuidad del Reino en la Iglesia lo que propiciaque la mayor parte de las parábolas acaben por interpretarse como alegorías, y enconsecuencia se actualicen en los evangelios y después en toda la vida de la Iglesia.
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Esto sería lo que podríamos concluir de las condiciones externas al texto mismo de losevangelios. Si acudimos a la narración de los evangelistas, comprobamos pronto que el términoparábola es muy abarcante: se refiere a muchas cosas. Veamos algunos ejemplos:
—Y con muchas parábolas semejantes les anunciaba la palabra, conforme a lo que podíanentender; y no les solía hablar nada sin parábolas. Pero a solas, les explicaba todo a susdiscípulos“ (Mc 4,33-34). Expresa un juicio sumario sobre la enseñanza habitual del Señoren parábolas. Señala también el carácter enigmático de las parábolas.
—Y convocándolos les decía con parábolas: ¿Cómo puede Satanás expulsar a Satanás? Si un reino está dividido en su interior, ese reino no puede sostenerse; y si una casa está divididaen su interior, esa casa no podrá sostenerse. Y si Satanás se levanta contra sí mismo,entonces se encuentra dividido y no puede sostenerse, sino que ha llegado su fin. Pues nadiepuede entrar en la casa de uno que es fuerte y arrebatarle sus bienes, si antes no ata al que esfuerte. Sólo entonces podrá arrebatarle su casa“ (Mc 4,23-27). —Escuchadme todos yentendedlo bien: nada hay fuera del hombre que, al entrar en él, pueda hacerlo impuro; lascosas que salen del hombre, ésas son las que hacen impuro al hombre. Y cuando entró encasa, ya sin la muchedumbre, sus discípulos le preguntaron el sentido de la parábola. Y lesdice: ¿Así que también vosotros sois incapaces de entender? ¿No sabéis que todo lo queentra en el hombre desde fuera no puede hacerlo impuro, porque no entra en su corazón, sinoen el vientre, y va a la cloaca?“ (Mc 7,14-19). Normalmente estos textos se tienen como comparaciones.
Hay otras parábolas normalmente desarrolladas narrativamente que suelen llamarse relatosejemplares. Son habituales en Lucas –el buen samaritano (Lc 10,25-37), el fariseo y elpublicano (Lc 18,9-14), el hijo pródigo ( Lc 15,11-32), el juez injusto (Lc 18,1-8), el ricoEpulón y el pobre Lázaro (Lc 16,19-31), el rico insensato (Lc 12,13-21), etc.–, perotambién podemos encontrarlas en Mateo: los dos hijos (Mt 21,28-32), los obreros de la viña(Mt 20,1-16), el siervo despiadado (Mt 18,21-35), etc.
Las que derivan en alegorías, o que son ya propiamente alegorías, metáforas continuadas.Puede pensarse en la parábola del sembrador (Mt 13,1-23; Mc 4,1-20; Lc 8,1-15), o en la delos viñadores homicidas (Mt 21,33-46; Mc 12,1-12; Lc 20,9-19).
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Junto a esta clasificación hay una nota que debe señalarse a propósito de la enseñanza de Jesúsen parábolas. Se trata de un conocido pasaje que sigue a la enseñanza de las parábolas del reino.
—Y cuando se quedó solo, los que le acompañaban junto con los doce le preguntaron por el significado de las parábolas. Y les decía: A vosotros se os ha concedido el misterio del Reino de Dios; en cambio, a los que están fuera todo se les anuncia con parábolas, de modo que los que miran miren y no vean, y los que oyen oigan pero no entiendan, no sea que se conviertan y se les perdone“ (Mc 4,10-12).
En el texto vemos que Jesús distingue entre los que le acompañaban, los doce, y los que —estánfuera“. Probablemente este texto hay que entenderlo así: El Reino de Dios es un misterio. Si losDoce y los otros discípulos lo han conocido y entendido (cfr Mt 13,51) ha sido por un don deDios (—se os ha concedido“: v. 11; cfr Mt 13,11). Los discípulos se distinguen de los que «estánfuera», expresión con la que se designaba a los gentiles, pero que aquí se aplica a los mismosjudíos que no quieren comprender las señales que Jesús realiza (cfr Lc 12,41). En ellos secumplen las palabras del profeta Isaías (Is 6,9-10). En las palabras de Jesús que introducen eltexto de Isaías, la expresión «de modo que» puede desconcertar a primera vista. El Señor haceuso de un giro frecuente en los textos bíblicos (cfr Ex 4,21; 7,3.13.22; etc.) según el cual seatribuyen a Dios las acciones de los hombres. Es la manera de indicar el misterio de la gracia deDios y de la cooperación humana en las acciones salvíficas. También Dios, a quienes le buscancon sinceridad les «abre el corazón para comprender» sus palabras (cfr Hch 16,14).
Con este repaso a los modos de utilización de las parábolas por parte del Señor, podemos yacompletar en algunos rasgos las conclusiones que establecíamos a partir del apartado anterior.Genéricamente, los rasgos serían:
- 6. Parece probable que en el uso habitual de las parábolas por parte de Jesús no hay que buscarsólo el uso de los meshalim en la época. Hay que orientar la investigación mas bien hacia lapersonalidad de Jesús. Jesús muestra tener –no sólo en los relatos de parábolas– lo quepodríamos denominar —pensamiento poético“.
- 7. Pero, al mismo tiempo, Jesús es consciente de la —radical novedad“ de sí mismo y de sumensaje. Por eso las parábolas, al dirigirse a la imaginación, son capaces de expresar lo quepara sus oyentes es paradójico y por eso parece enigmático.
- 8. De esa novedad depende también la comprensión de las parábolas. Los evangelistas anotan apropósito de la parábola de los viñadores homicidas (Mc 12,12) que los oponentes de Jesússí habían comprendido la parábola. Cuando se habla de la falta de comprensión de lasparábolas hay que pensar en falta de comprensión del misterio de Jesús. Es desde el misteriode su ser y misión (desde —dentro“) desde el que hay que comprender el mensaje de las parábolas.
- 9. Aceptados estos planteamientos, la separación entre la parábola de Jesús y la alegoría,presente en muchos textos de los evangelios, se desdibuja un poco. Es fácil pensar quemuchas parábolas del Señor, especialmente en la perspectiva del Reino, tienen un núcleo –o incluso un desarrollo– alegórico en la misma predicación del Señor que, ciertamente, sehace mucho más explícito en los evangelios, pero probablemente en la misma dirección queen las palabras de Jesús.
Estas conclusiones podrían completarse con otros elementos, como son la performatividad (lainvitación a actuar) o la dimensión hermenéutica de las parábolas. Con todo, nos parece queestos nueve puntos pueden llegar a clarificar la comprensión de una parábola cuando nos encontramos con ella en el relato de los evangelios.
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3. LAS AGRUPACIONES DE PARABOLAS
Como se ha apuntado más arriba, los evangelios recogen la enseñanza del Señor en parábolasespigándolas a lo largo de todo el relato. Como se verá más abajo, cada evangelista tieneademás su composición propia. Sin embargo, hay varios momentos en el curso de losevangelios en los que la enseñanza en parábolas se concentra, de modo que cada evangelistasitúa un conjunto se parábolas que versan sobre un contenido semejante. Hay que pensar que, enocasiones una misma parábola tiene un contexto distinto en los evangelios, de ahí que su sentidovaría ligeramente. Por ejemplo, la parábola de la oveja perdida en San Lucas (Lc 15,1-7) estásituada en el contexto de las parábolas de la misericordia: se indica con ellas la actitud de Dios Padre misericordioso –y de Jesús, misericordioso– que sale a la búsqueda de los pecadorespara la conversión; en cambio, en San Mateo (Mt 18,12-14) está situada en el discursoeclesiástico, e indica por tanto, el deber de los pastores en la Iglesia para que no se pierdaninguno de los pequeños que se les han confiado.
Las agrupaciones que, a primera vista, se descubren en los evangelios son tres: las llamadasparábolas del Reino comunes a los tres evangelios sinópticos (Mt 13,1-52; Mc 4,1-34; Lc 8,4-15), las denominadas parábolas de la misericordia en una agrupación que es propia de SanLucas (Lc 15,1-32), y finalmente las parábolas enmarcadas en las últimas jornadas en Jerusalén:los tres evangelios sinópticos presentan en este punto la parábola de los viñadores homicidas(Mt 21,33-46; Mc 12,1-12; Lc 20,9-19), aunque San Mateo recoge otras con diversospropósitos: la parábola de los dos hijos (Mt 21,28-32), la de los obreros de la viña (Mt 20,1-16).Especialmente hay que recordar aquí las parábolas que, en el primer evangelio, completan eldiscurso escatológico con la invitación a vigilar y en la perspectiva del Juicio: el siervo fiel (Mt24,45-51), las vírgenes necias y las prudentes (Mt 25,1-13), los talentos (Mt 25,14-30), y lasovejas y los cabritos (Mt 25,31-46).
Vamos a ver, aunque sea de manera rápida, los significados que se pueden atribuir a algunas de estas agrupaciones.
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3.1. LAS PARABOLAS DEL REINO (MT 13,1-52; MC 4,1-34; LC 8,4-15)
Los tres evangelios sinópticos (Mt 13,1-52; Mc 4,1-34; Lc 8,4-18) transmiten el discurso de lasparábolas del reino en los comienzos de la vida pública del Señor. Los tres lo sitúan alrededorde lago de Galilea, y los tres refieren el mismo hecho: tras la exposición de la primera parábola,la del sembrador, los discípulos preguntan al Señor por su significado y Jesús, entonces, lesexplica el «misterio del Reino de los Cielos» (Mt 13,11; Mc 4,11; Lc 8,10). San Mateo es el querecoge el discurso con más extensión. Dentro de su estructura peculiar, el Discurso de lasParábolas, es el tercero de los pronunciados por Jesús según San Mateo, e inicia una nuevasección del evangelio. Recoge siete parábolas acerca del Reino de los Cielos. La parábola delsembrador explica cómo acoger la Palabra de Dios. Quizá por eso está en el comienzo del discurso.
Mateo incluye en este discurso dos parábolas que Marcos o Lucas colocan en otros lugares: lade la cizaña y la del grano de mostaza. Se denominan «Parábolas del crecimiento» puesexpresan las condiciones en que crece la semilla, así como la pequeñez del Reino en suscomienzos y el efecto multiplicador que se deriva de la fuerza contenida en él. Finalmente, elprimer evangelio recoge otras parábolas complementarias: la del tesoro, la de la perla y la de la red.
Vamos a fijar la atención en la parábola del sembrador
Aquel día salió Jesús de casa y se sentó a la orilla del mar. Se reunió en torno a él una multitud tan 2grande, que tuvo que subir a sentarse en una barca, mientras toda la multitud permanecía en la playa. Y se puso a hablarles muchas cosas con parábolas: Salió el sembrador a sembrar. Y al echar la semilla, parte cayó junto al camino y vinieron los pájaros y se la comieron. Otra parte cayó en terreno pedregoso, donde no había mucha tierra y brotó pronto por no ser hondo el suelo; pero al salir el sol, se agostó y se secó porque no tenía raíz. Otra parte cayó entre espinos; crecieron los espinos y la ahogaron. Otra, en cambio, cayó en buena tierra y comenzó a dar fruto, una parte el ciento, otra el sesenta y otra el treinta. El que tenga oídos, que oiga. Los discípulos se acercaron a decirle: ¿Por qué les hablas con parábolas? Él les respondió: A vosotros 11se os ha concedido el conocer los misterios del Reino de los Cielos, pero a ellos no se les ha concedido. 12Porque al que tiene se le dará y tendrá en abundancia; pero al que no tiene incluso lo que tiene se le quitará. 13Por eso les hablo con parábolas, porque viendo no ven, y oyendo no oyen ni entienden. Y se cumple en 14ellos la profecía de Isaías, que dice: Con el oído oiréis, pero no entenderéis; con la vista miraréis, pero no veréis. 15Porque se ha embotado el corazón de este pueblo, han hecho duros sus oídos, y han cerrado sus ojos; no sea que vean con los ojos, y oigan con los oídos, y entiendan con el corazón y se conviertan, y yo los sane. Bienaventurados, en cambio, vuestros ojos porque ven y vuestros oídos porque oyen. Porque en verdad os digo que muchos profetas y justos ansiaron ver lo que estáis viendo y no lo vieron, y oír lo que estáis oyendo y no lo oyeron. Escuchad, pues, vosotros la parábola del sembrador. A todo el que oye la palabra del Reino y no entiende, viene el Maligno y arrebata lo sembrado en su corazón: esto es lo sembrado junto al camino. Lo sembrado sobre terreno pedregoso es el que oye la palabra, y al momento la recibe con alegría; pero no tiene en sí raíz, sino que es inconstante y, al venir una tribulación o persecución por causa de la palabra, enseguida tropieza y cae. Lo sembrado entre espinos es el que oye la palabra, pero las preocupaciones de 22este mundo y la seducción de las riquezas ahogan la palabra y queda estéril. 23Y lo sembrado en buena tierra es el que oye la palabra y la entiende, y fructifica y produce el ciento, o el sesenta, o el treinta.“
El relato tiene cuatro partes:
- 1. La situación ambiental (Mt 13,1-3) describe el lugar, los oyentes –multitudes– y la predicación del Señor sobre —muchas cosas“ en parábolas.
- 2. La proclamación de la parábola del Sembrador (Mt 13,3-8). Hay que distinguir en estaparábola dos elementos. La acción de sembrar (Mt 13,3) y la de los lugares donde germinala semilla. En esta segunda parte hay también dos tipos de suelo: el suelo donde no da fruto(Mt 13,4-7) y el que sí obtiene fruto (Mt 13,8). En el suelo que obtiene fruto el resultado es también disparejo: treinta, sesenta, ciento.
- 3. La pregunta de los discípulos sobre la predicación en parábolas y la contestación de Jesús(Mt 13,10-17). Si se lee atentamente el texto, se comprueba que estos ocho versículos serefieren no sólo a este discurso sino a la predicación del Señor en parábolas, y si se prolongael —contexto vital“ también aquí encontramos una justificación de por qué algunos no hanllegado a conocer la verdad de la doctrina de Jesús, tanto en la vida de Jesús como en su actualización en la predicación apostólica.
- 4. Finalmente la explicación a los discípulos (Mt 13,18-23). Esta explicación es la que haceque la parábola pueda entenderse ya como alegoría, puesto que cada elemento del relatotiene su parangón en la explicación de Jesús.
En estas condiciones se puede percibir ya que el sentido de la parábola en la vida de Jesús no esdistinto esencialmente del sentido que toma en la vida de la Iglesia. Cristo anuncia la llegada delReino de Dios. Sin embargo, como muestra esta parábola, este Reino no se presenta grandioso yavasallador según suponían muchos contemporáneos de Jesús. Nace con la persona y lapredicación de Jesús, pero sus frutos dependen de las disposiciones y de la acogida de loshombres. Y, como dice la parábola, los resultados en la vida de los hombres son dispares: entodo caso, lo importante es dar fruto –ciento, sesenta, cien– y estar vigilantes para que la presencia del Reino no sea infecunda.
Si la parábola del sembrador puede hacer referencia a la suerte del reino de Dios en las manosde los hombres, las otras parábolas que componen el discurso orientan el significado hacia unou otro polo: el ser del reino, los discípulos –es decir, los cristianos–, etc. Veámoslo:
La parábola de la cizaña (Mt 13,24-30.36-43) complementa a la del sembrador y es unainvitación a la esperanza de los discípulos. También el diablo (Mt 13,39) siembra susasechanzas y tiene su fruto en algunos hombres: es inevitable que los hijos de Dios convivancon los hijos del Maligno y que el mal y el bien se desarrollen a lo largo de la historia. Pero alfinal, Cristo –Hijo del Hombre triunfante– juzgará a todos y dará a cada uno su merecido.Una idea semejante se recoge bajo la imagen de la red barredera (cfr Mt 13,47-50).
Con las parábolas del tesoro escondido y de la perla (Mt 13,44-46) presenta Jesús el valorsupremo del Reino de los Cielos y la actitud del hombre para alcanzarlo. Hay ligeras diferenciasen la enseñanza de ambas parábolas: el tesoro significa la abundancia de dones; la perla, la belleza del Reino. El tesoro se presenta de improviso, la perla supone una búsqueda. En todocaso, siempre se exige la generosidad por parte del hombre.
Las parábolas del grano de mostaza y de la levadura (Mt 13,31-35) son una invitación a nojuzgar al reino por la pequeñez de los comienzos porque, sin que sepamos cómo, dará fruto, unfruto que supera las previsiones que humanamente cabría esperar. De la misma manera lalevadura expresa la fuerza contenida en el Reino: parece poca cosa pero es lo que da volumen a todo.
Un examen más detenido sería capaz de dar valor, distinguiendo entre los evangelios sinópticos,a muchos de los elementos de cada parábola. Puede hacerse con unos comentarios bíblicos.Vamos ahora a prestar atención a otras agrupaciones de parábolas.
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3.2. LAS PARABOLAS DE LA MISERICORDIA (LC 15,1-32)
San Lucas tiene un conjunto de parábolas propias en el relato que narra en la marcha haciaJerusalén. Muchas de esas parábolas tienen un horizonte ético muy claro, pues enseñan laconducta del que deber ser discípulo de Cristo (el rico Epulón y el pobre Lázaro, el buensamaritano, el fariseo y el publicano etc.). Sin embargo, si las leemos atentamente, nosdescubren también la personalidad de Dios padre, que viene reflejada en Cristo: vemos cómojuzga Dios la pobreza, cómo recibe la oración, cómo revela la misericordia, etc. En este aspectodel ser de Dios revelado por Cristo, es muy significativo el relato del capítulo 15 de San Lucas.Al conjunto se le ha denominado —parábolas de la misericordia“, aunque la palabra misericordiano aparezca en ellas. Sin embargo, en el conjunto del Evangelio de San Lucas, esa interpretación es muy clara.
Recordemos el texto, pues la composición que hace el evangelio es muy reveladora de lo que se dice en el texto:
Se le acercaban todos los publicanos y pecadores para oírle. Pero los fariseos y los escribas murmuraban Entonces les propuso esta parábola: Recordemos el texto, pues la composición que hace el evangelio es muy reveladora de lo que sedice en el texto:diciendo: Éste recibe a los pecadores y come con ellos. ¿Quién de vosotros, si tiene cien ovejas y pierde una, no deja las Y, cuando la noventa y nueve en el campo y sale en busca de la que se perdió hasta encontrarla? encuentra, la pone sobre sus hombros gozoso, y, al llegar a casa, reúne a los amigos y vecinos y les dice: «Alegraos conmigo, porque he encontrado la oveja que se me perdió». Os digo que, del mismo modo, habrá en el cielo mayor alegría por un pecador que se convierta que por noventa y nueve justos que no tienen necesidad de conversión. ¿O qué mujer, si tiene diez dracmas y pierde una, no enciende una luz y barre la casa y busca cuidadosamente hasta encontrarla? Y cuando la encuentra, reúne a las amigas vecinas y les dice: «Alegraos conmigo, porque he encontrado la dracma que se me perdió». Así, os digo, hay alegría entre los ángeles de Dios por un pecador que se arrepiente. Dijo también: Un hombre tenía dos hijos. El más joven de ellos le dijo a su padre: «Padre, dame la parte de la hacienda que me corresponde». Y les repartió los bienes. No muchos días después, el hijo más joven 13lo recogió todo, se fue a un país lejano y malgastó allí su fortuna viviendo lujuriosamente. Después de gastarlo todo, hubo una gran hambre en aquella región y él empezó a pasar necesidad. Fue y se puso a servir a un hombre de aquella región, el cual lo mandó a sus tierras a guardar cerdos; le entraban ganas de saciarse con las algarrobas que comían los cerdos; y nadie se las daba. Recapacitando, se dijo: «¡Cuántos jornaleros de mi padre tienen pan abundante mientras yo aquí me muero de hambre! Me levantaré e iré a mi padre y le diré: —Padre, he pecado contra el cielo y contra ti; ya no soy digno de ser llamado hijo tuyo; trátame como a uno de tus jornaleros“». Y levantándose se puso en camino hacia la casa de su padre. Cuando aún estaba lejos, lo vio su padre y se compadeció. Y corriendo a su encuentro, se le echó al cuello y lo cubrió de besos. digno de ser llamado hijo tuyo». Comenzó a decirle el hijo: «Padre, he pecado contra el cielo y contra ti; ya no soy Pero el padre les dijo a sus siervos: «Pronto, sacad el mejor traje y vestidlo; ponedle un anillo en la mano y sandalias en los pies; traed el ternero cebado y matadlo, y vamos a celebrarlo con un banquete; porque este hijo mío estaba muerto y ha vuelto a la vida, estaba perdido y ha sido encontrado». Y se pusieron a celebrarlo. El hijo mayor estaba en el campo; al volver y acercarse a casa oyó la música y los cantos y, llamando a uno de los siervos, le preguntó qué pasaba. Éste le dijo: «Ha llegado tu hermano, y tu padre ha matado el ternero cebado por haberle recobrado sano». Se indignó y no quería entrar, pero su padre salió a convencerlo. Él replicó a su padre: «Mira cuántos años hace que te sirvo sin desobedecer ninguna orden tuya, y nunca me has dado ni un cabrito para divertirme con mis amigos. Pero en cuanto ha venido ese hijo tuyo que devoró tu fortuna con meretrices, has hecho matar para él el ternero cebado». Pero él respondió: «Hijo, tú siempre estás conmigo, y todo lo mío es tuyo; pero había que celebrarlo y alegrarse, porque ese hermano tuyo estaba muerto y ha vuelto a la vida, estaba perdido y ha sido encontrado».
Si nos fijamos bien el texto tiene tres partes:
- 1. Una introducción (Lc 15,1-2) que nos presenta la ocasión de la parábola. Hay que leerla conatención porque la acusación que se la hace a Jesús es que recibe a publicanos y pecadores y—come“ con ellos. Debe recordarse que al final de la parábola del hijo pródigo, el padre de laparábola hace lo mismo con el hijo pequeño. Jesús equipara su conducta con la del padre misericordioso.
- 2. Dos parábolas en las que se ilustra la búsqueda por parte de Dios de lo que estaba—perdido“. Lo importante de las dos parábolas –la oveja perdida y la dracma– es queacaban con una interpretación de Jesús (Lc 15,7.10): hay alegría en el cielo por un pecador que se convierte.
- 3. La parábola del hijo pródigo –que no tiene esta interpretación declarativa expresa– es asímucho más clara: por una parte queda justificada la alegría del Padre en la vuelta; por otra,se entiende como una conversión del hijo; finalmente, explica la acción misericordiosa de Jesús que es la misma que la del Padre.
Un estudio atento revelaría mejor la expresividad de las palabras de Jesús: el proceso dedegradación del hijo pródigo está expuesto con resonancias muy claras para los oyentes,renuncia a ser hijo de Israel (yendo a asalariarse con un extranjero) y por tanto a la salvación,renuncia a la dignidad personal (sin llegar al nivel de los cerdos), etc. Pero los focos de laparábola son el proceso de conversión del hijo pequeño y las entrañas de misericordia del Padre.Por eso, aunque la alegoría se puede prolongar hacia muchos lugares, me parece que bastará concopiar lo que comenta el Catecismo de la Iglesia Católica (subrayados míos): «El proceso de laconversión y de la penitencia fue descrito maravillosamente por Jesús en la parábola llamada—del hijo pródigo“, cuyo centro es —el Padre misericordioso“ (Lc 15,11-24): la fascinación deuna libertad ilusoria, el abandono de la casa paterna; la miseria extrema en la que el hijo seencuentra tras haber dilapidado su fortuna; la humillación profunda de verse obligado aapacentar cerdos, y peor aún, la de desear alimentarse de las algarrobas que comían los cerdos;la reflexión sobre los bienes perdidos; el arrepentimiento y la decisión de declararse culpableante su padre, el camino de retorno; la acogida generosa del padre; la alegría del padre: todosestos son rasgos propios del proceso de conversión. El mejor vestido, el anillo y el banquete defiesta son símbolos de esta vida nueva, pura, digna, llena de alegría que es la vida del hombreque vuelve a Dios y al seno de su familia, que es la Iglesia. Sólo el corazón de Cristo, queconoce las profundidades del amor de su Padre, pudo revelarnos el abismo de su misericordiade una manera tan llena de simplicidad y de belleza» (CCE 1439).
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3.3. LAS PARABOLAS ENMARCADAS EN LAS ULTIMAS JORNADAS EN JERUSALÉN.
Finalmente, nos queda por señalar un tercer agrupamiento de parábolas. Son las que recoge SanMateo en las jornadas finales de la vida de Jesús y que sitúa, por tanto, en Jerusalén. Dos características pueden asignarse a estas parábolas.
- 1. Por una parte se pueden denominarse parábolas del juicio, ya que siguen al discurso escatológico y expresan el juicio de Jesús en su venida gloriosa como hijo del hombre.
- 2. Por otra parte, por su contenido, parece que tienen presente ya al cristiano receptor de laparábola. Como se ha dicho, San Mateo subraya el rechazo de Dios a su pueblo porque no ha dado sus frutos. Por ello, entregará la viña a un pueblo que dé frutos. Pero es necesariodar frutos. San Mateo lo ha subrayado en la parábola de los invitados a la boda (Mt 22,1-14). La parábola es muy semejante a otra que recoge San Lucas (cfr Lc 14,15-24). Los dosevangelios señalan que Israel –los primeros invitados, los más dignos– ha rechazado lainvitación a la salvación y Dios mediante la convocación de la Iglesia extiende la llamada atodos los que encuentren sus enviados. Pero el relato de San Mateo nos presenta a otropersonaje: uno que no lleva traje de bodas. Este personaje es una llamada de alerta a quienesya forman la Iglesia: el fracaso de Israel (Mt 22,7) es signo del miembro de la Iglesia si nose muestra digno de la elección (Mt 22,13). «La boda es la boda de Cristo con su Iglesia, yel traje es la virtud de la caridad: entra en las bodas, pero sin vestido, quien tiene fe en laIglesia pero no tiene caridad» (S. Gregorio Magno, In Ev. hom. 38).
Con este horizonte, resulta ya más fácil percibir el significado de esas parábolas del juicio:
La parábola de las vírgenes prudentes y las necias (Mt 25,1-13) es un ejemplo claro de lallamada a la vigilancia expuesta en el discurso apocalíptico. El esposo representa a Jesucristo,las vírgenes a las personas invitadas a la boda, es decir, a la alianza esponsal de Dios con suIglesia. No basta con que estemos en la Iglesia, hay que mantener viva la fe y hacer buenasobras: «Vela con el corazón, con la fe, con la esperanza, con la caridad, con las obras (...);prepara las lámparas, cuida de que no se apaguen, aliméntalas con el aceite interior de una rectaconciencia; permanece unido al esposo por el Amor, para que él te introduzca en la sala delbanquete, donde tu lámpara nunca se extinguirá» (S. Agustín, Serm. 93,17).
La parábola de los talentos (Mt 25,14-30), en cambio, orienta el horizonte hacia otro lugar. Eltalento no era propiamente una moneda, sino una unidad contable que equivalíaaproximadamente a unos treinticuatro kilos de plata. El Señor enseña en esta parábola lanecesidad de corresponder a la gracia de manera esforzada durante toda la vida. Hemos dehacer rendir los dones naturales y las gracias sobrenaturales recibidas de Dios. Lo importante noes el número, sino la generosidad para corresponder.
Las parábolas del juicio concluyen con la escena –que en su forma, tiene elementos comunescon las parábolas– del Juicio final (Mt 25,31-46). De hecho, las tres parábolas precedentes (Mt24,42-51; 25,1-13; 25,14-30) la anuncian. Jesús presenta ese Juicio Final con toda sugrandiosidad. Independientemente de la figuración de las personas juzgadas como ovejas ocomo cabritos y de las cosas evidentes en la denotación de la escena –como que el juicio lorealiza el Hijo del Hombre–, la parábola, en el contexto en el que la enseña Jesús, tiene sumirada puesta en los motivos de la salvación. En el trasfondo de la parábola hay que pensar enla escatología, y en los motivos de salvación, en tiempo de Jesús. Los motivos que llevan a lasalvación no se vinculan al cumplimiento de las leyes que manifiestan la pertenencia al pueblo,sino al cumplimiento de la nueva ley de la caridad. Ahora bien, Jesús especifica la caridad conla renovación de las obras de misericordia; y finalmente añade un motivo más: en el necesitadoestá él presente. Estamos pues ante una manifestación típica de la enseñanza de Jesús: en uncontexto común con sus oyentes –la salvación por la pertenencia al pueblo–, renueva losmandamientos –la misericordia toma el lugar de las leyes–, y se vincula a sí mismo con laactuación de los hombres: porque es el necesitado y porque es el que va a ejercer de Juez.
Por lo visto, se puede comprobar que se podría examinar cada parábola con más detalle y seencontraría allí mucha más riqueza de la que aquí se ha anotado. Con todo, estas líneas puedenllegar a hacer vislumbrar la fuerza de la predicación del Señor mediante las parábolas.
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4. EL RECURSO A LAS PARABOLAS EN LOS TRES EVANGELIOS SINOPTICOS
Como puede verse en lo que hemos recogido hasta el momento, los tres evangelistas dicen deuna manera u otra que Jesús utilizaba las parábolas como medio habitual de enseñanza. Losevangelistas recogen esa noción al tiempo que subrayan unos aspectos sobre otros. En general,en la presencia y contexto de las parábolas en cada uno de los evangelios sinópticos, sedescubren las características peculiares de cada uno de los evangelistas que hemos anotado enlas lecciones correspondientes.
San Mateo presenta las parábolas en su plan habitual de hacer agrupaciones. Hemos anotado dosagrupaciones: las de Mt 13 que hacen referencia al reino y las que siguen al discursoescatológico. A estos grupos habría que añadirle aquellas parábolas que hacen referencia alrechazo de Israel –los viñadores homicidas (Mt 21,33-46; cfr Mc 12,1-12; Lc 20,9-19), los doshijos (Mt 21,28-32) y los obreros de la viña (Mt 20,1-16)–, y las que se refieren a la vida de laIglesia: el siervo despiadado (Mt 18,21-35) o la orientación propia de la parábola de los talentos(Mt 25,14-30).
Algunas de ellas aparecen sólo en San Mateo. Como rasgo peculiar habría que anotar que enMateo las parábolas en la vida de Jesús y en la vida de la Iglesia de Jesús tienen tal continuidadque apenas pueden distinguirse: ya se ha apuntado a propósito de la parábola de los invitados alas bodas (Mt 22,1-14; cfr Lc 14,15-24), pero lo mismo podría decirse de las parábolas del reino–donde como hemos visto, la parábola del sembrador viene completada por unas parábolaspropias de Mateo: el tesoro escondido (Mt 13,44), la cizaña (Mt 13,24-30.36-43), la perla (Mt13,45), y la red barredera (Mt 13,44-50)–, de la de los viñadores homicidas, etc.
San Marcos por su parte es el evangelista que recoge menos parábolas del Señor. Sin embargo,en su evangelio refleja que Jesús hablaba a menudo en parábolas y que sus discípulos no lasentendían, pero después tenían acceso a una particular enseñanza por parte del Señor (Mc 3,23;4,33-34; 7,17). En este sentido las parábolas corroboran la idea de tener este evangelio como elde las epifanías secretas (o de la manifestación particular a sus discípulos), también en la enseñanza del Señor.
Lucas ofrece varios aspectos dignos de reseñar. De entre los tres evangelios sinópticos es el querecoge el discurso de las parábolas del Reino (Lc 8,4-18; cfr Mt 13,1-52; Mc 4,1-34) con menosextensión y detalle. De manera gráfica, San Lucas señala la idea de que en muchas ocasionesJesús usaba las parábolas (cfr 10,25-37; 11,5-13; 7,36-50; 12,13-21; etc.) en medio de suenseñanza habitual. Por eso no es extraño que haya bastantes parábolas que sólo nos transmiteél: el administrador fiel y prudente (Lc 12,35-48), el administrador infiel (Lc 16,1-15), el amigoinoportuno (Lc 10,5-13), el buen samaritano (Lc 10,25-37), el fariseo y el publicano (Lc 18,9-14), el hijo pródigo ( Lc 15,11-32), el juez injusto (Lc 18,1-8), el rico Epulón y el pobre Lázaro(Lc 16,19-31), el rico insensato (Lc 12,13-21), la dracma perdida (Lc 15,8-10), la higuera estéril(Lc 13,6-9), los invitados que eligen el primer puesto (Lc 14,7-11).
Si nos fijamos en esta enumeración, descubrimos enseguida algunas características delevangelio reflejadas en ellas: especialmente se subrayan –junto a lo visto antes a propósito delas parábolas de la misericordia– las que hacen referencia a la vida moral que debe vivir eldiscípulo de Cristo: desprendimiento de las riquezas, la sencillez y la perseverancia en laoración, la humildad, etc. Por eso no resulta extraño que la mayor parte de estas parábolas esténsituadas en el camino de Jesús hacia Jerusalén. Pero como hemos dicho antes las parábolas nosólo enseñan sobre el camino del hombre, sino sobre el ser de Dios Padre: de la misma maneraque el hijo pródigo narra la conversión del hijo, describe el amor misericordioso del Padre. Siatendemos bien, con este modelo de comprensión se pueden juzgar muchas de las parábolas que aparecen en el Evangelio de Lucas.
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14. LOS MILAGROS DE JESUCRISTO
La cuestión de los milagros de Jesús se puede abordar desde muy diversos puntos de vista. Acierta mentalidad moderna, sin duda influenciada por el deísmo, hablar de milagros le provocaalergia. Parece como si aceptar los milagros supusiera aceptar una acción de Dios en el mundodesmesurada. Pero esto va contra la tradición bíblica, si se entiende correctamente. La tradiciónbíblica muestra que los milagros no son una actuación arbitraria de Dios en el mundo, son la«respuesta» de Dios a la oración de los hombres. Y lo mismo pasa ahora, quien no cree queDios pueda actuar, en el fondo, tampoco puede rezar.
Con todo, el tratamiento que aquí se ofrece es eminentemente exegético. Debe empezar por elloabordando cuestiones histórico-críticas, en la medida que resultan útiles para una mejorcomprensión de los textos evangélicos y para una fundamentación más honda de nuestra fe enJesucristo. A la vez debe tratar de dar respuesta a los retos de nuestro tiempo, en el que amenudo se enfocan las cuestiones de cristología desde una perspectiva crítica. Así lo expresabahace unos años la Comisión Teológica Internacional: «En nuestros días el problema deJesucristo se ha planteado con renovada agudeza, tanto en el plano de la piedad como en el de lateología. El estudio de la Sagrada Escritura y las investigaciones históricas sobre los grandesconcilios cristológicos han aportado numerosos elementos nuevos. Los hombres y mujeres dehoy plantean, con renovada insistencia, las preguntas de otrora: ¿Quién es, pues, este hombre?(cf. Lc 7,49) ¿De dónde le vienen estos dones? ¿Qué sabiduría es ésta que le ha sido concedida?¿Qué significan los milagros que realizan sus manos? (Mc 6,2). Es claro que no basta, paraciertos ambientes, una respuesta que se quede a nivel del estudio general de la ciencia de lasreligiones» (cfr Cuestiones selectas de Cristología (1979), en «Documentos 1969-1996»,Madrid 1998, pp. 220-224).
Así pues, se comenzará por lo que se ha dicho en los últimos años sobre los milagros de Jesús yla cuestión de su historicidad, para pasar luego al significado que tienen los en los evangelios.
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1. HISTORICIDAD DE LOS RELATOS DE MILAGROS
La concepción de los relatos de milagros en los evangelios, desde que se empezaron acuestionar de una manera sistemática por el pseudocientifismo racionalista de los siglos XVIII-XIX, ha cambiado en los últimos años. Se ha pasado del escepticismo propio de lasinterpretaciones literarias de gran parte del siglo XX, en las que la comunidad aparece comocreadora de las tradiciones evangélicas, a una recuperación de la historicidad de los relatos de milagros.
Los recientes estudios sobre el Jesús histórico, en los que aparentemente pesan menos losprejuicios filosóficos anticristianos, pero que todavía están fuertemente condicionados porpresupuestos positivistas, han puesto de manifiesto el valor de la tradición evangélica comotradición histórica. Como consecuencia, hoy en día se reconoce a Jesús como taumaturgo yexorcista. Sorprende que un gran número de exegetas, que trabajan como historiadores, hayanpasado del escepticismo a una afirmación –para unos probable, para otros cierta– de queJesús hizo milagros. Lo que en su día comenzó con el deseo de acabar con el «mito» del Jesúsobrador de milagros ha caído por su propio peso. Eso no quita que las concepciones de lo que seentiende por «milagro» sean siempre las mismas. Algunos autores continúan entendiéndolo desde una óptica claramente racionalista.
Así pues, frente a lo que ha ocurrido en las últimas décadas, en la actualidad la crítica sostieneque es posible demostrar que Jesús hizo milagros, que éstos fueron numerosos y que los hizo con un sentido determinado. Esta afirmación no se deriva de que hoy se acepten argumentossentimentales, sino de una investigación histórica metódica. Señalemos algunos de los puntos enlos que se apoya.
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1.2. JESUS COMO TAUMATURGO
Una investigación serena de los evangelios nos obliga a concluir que Jesús realizó milagros yque les dio un significado muy peculiar. En una obra ya clásica sobre los milagros de Jesús, elP. René Latourelle escribía: «Es ... arbitrario decir que los relatos de milagros son fruto de unaactividad eclesial, como si ésta fuera la única responsable de la forma y del sentido. Por elcontrario, el sentido es anterior al relato y tiene origen en Jesús: es prepascual. La tradición noha hecho más que prolongar, explicar, profundizar este sentido prepascual que se remonta hastaJesús». Estas palabras no hacen más que refrendar el testimonio de Pedro recogido por SanLucas en los Hechos de los Apóstoles:
«Israelitas, escuchad estas palabras: a Jesús Nazareno, hombre acreditado por Dios ante vosotros con milagros, prodigios y señales, que Dios realizó entre vosotros por medio de él, como bien sabéis, a éste, que fue entregado según el designio establecido y la presciencia de Dios, le matasteis clavándole en la cruz por mano de los impíos» (Hch 2,22-23).
Las palabras de Pedro resumen la actividad de Jesús que se entendía en la primera predicación.Habla de los milagros de Jesús –enseguida se refiere en el mismo tono a la resurrección– connaturalidad a gentes que han sido testigos: ellos mismos pueden confirmar que Jesús hizomilagros (o que Dios hizo milagros a través de Jesús, que es lo que señala siempre el relato evangélico).
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1.3. TESTIMONIOS DE LA ACTIVIDAD TAUMATURGICA DE JESUS
Que Jesús hizo milagros y que hizo muchos se deriva en primer lugar del examen de los textosevangélicos. Un logion evangélico en el que se recoge el «fracaso» de Jesús como maestro oprofeta en las ciudades de Corazín, Betsaida y Cafarnaún nos puede servir para ejemplificarlo.Se trata de un texto que manifiesta cómo Jesús no es creído a pesar de los milagros que realizó:
«¡Ay de ti, Corazín, ay de ti, Betsaida! Porque si en Tiro y en Sidón se hubieran realizado losmilagros que se han obrado en vosotras, hace tiempo que habrían hecho penitencia en saco yceniza. Sin embargo, os digo que en el día del Juicio Tiro y Sidón serán tratadas con menosrigor que vosotras. Y tú, Cafarnaún, ¿acaso serás exaltada hasta el cielo? ¡Hasta los infiernosvas a descender! Porque si en Sodoma hubieran sido realizados los milagros que se han obradoen ti, perduraría hasta hoy. En verdad os digo que en el día del Juicio la tierra de Sodoma serátratada con menos rigor que tú» (Mt 11,21-24; Lc 10,13-15).
Hay varios indicios de la autenticidad de este pasaje: el estilo, la coherencia, el tono dereproche, etc. Pero sobre todo destaca el que la tradición evangélica recuerde el aparente fracasode Jesús, cuando los primeros cristianos tenían una fe muy firme en su poder (cfr Hch 2,22;10,38). ¿Por qué trasmitir unas palabras en las que se dice que Jesús no fue aceptado a pesar desus milagros? No tendrían explicación si no fuera porque se corresponde con la realidadhistórica. Trasmitir unos datos que podían interpretarse como contradictorios con lo que se creees señal clara de que en realidad sucedieron. Además muestran algunas de las características delmensaje de Jesús: la llamada a la conversión y el obrar milagros. Pero el texto nos dice más,pues se habla de milagros (en plural) de Jesús en estas dos ciudades, y en los relatos evangélicosno se recoge ningún milagro relacionado con Corazín y sólo uno en el que se menciona Betsaida(Mc 8,22). Es decir, la tradición sabe que Jesús realizó más milagros de los que se cuentan en los evangelios.
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Otro texto semejante, que prueba el poder de Jesús para expulsar demonios, es la controversiacon algunos fariseos sobre el origen de ese poder. La controversia recuerda una acusación contra Jesús:
«Entonces le trajeron un endemoniado ciego y mudo. Y lo curó, de manera que el mudo hablaba y veía. Y toda la multitud se asombraba y decía: ¿No será éste el Hijo de David? Pero los fariseos, al oírlo, dijeron: Éste no expulsa los demonios sino por Beelzebul, el príncipe de los demonios. Jesús, que conocía sus pensamientos, les replicó: —Todo reino dividido contra sí mismo queda desolado, y toda ciudad o casa dividida contra sí misma no se sostendrá. Si Satanás expulsa a Satanás, está dividido contra sí mismo. ¿Cómo entonces se sostendrá su reino? Y si yo expulso los demonios por Beelzebul, vuestros hijos ¿por quién los expulsan? Por eso, ellos serán vuestros jueces. Pero si yo expulso los demonios por el Espíritu de Dios, es que el Reino de Dios ha llegado a vosotros“» (Mt 12,27-28).
Es inconcebible que este episodio no fuera auténtico y hubiera sido creado por la comunidadcristiana. ¿Cuál habría sido el fin de incluirlo en el evangelio? Sería tirar piedras contra elpropio tejado. Lo que muestra el pasaje es que no se ponía en duda que Jesús expulsarademonios. Era evidente que lo hacía. En todo caso, se discutía el origen de ese poder. Losprimeros cristianos recuerdan lo que sucedió y cómo Jesús tenía conciencia de ser el vencedorde Satanás.
Esta tradición sobre Jesús la actividad taumatúrgica de Jesús se puede confirmar también por lasfuentes de sus oponentes. En una baraita , probablemente anónima, del sigo II, que relata cómo42.43Jesús fue ajusticiado en la víspera de la Pascua por engañar a Israel practicando la magia, labrujería. Al decir esto, el autor reconoce que Jesús hizo milagros, pero como no se atribuyen aDios, se atribuyen a Satanás: es exactamente la misma acusación que se recoge en losevangelios en el texto citado arriba.
Todos estos testimonios garantizan desde un punto de visto histórico que Jesús fue conocido porobrar milagros. Por otra parte, sin los milagros no se explicarían ni el entusiasmo de lamuchedumbre y de los discípulos, ni el odio de los enemigos.
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1.4. LOS RELATOS DE MILAGROS TRASMITIDOS EN LOS EVANGELIOS
Las referencias a los milagros que hizo Jesús conservadas en los relatos evangélicos sonabundantísimas. En Marcos el 31% del texto, o lo que es lo mismo, 209 de los 666 versículosdel evangelio, está dedicado a narraciones de milagros. En los otros dos sinópticos no es tanacentuada la proporción, y el evangelio según San Juan recoge sólo siete (sólo dos de losveintinueve que relatan los sinópticos y cinco propios). Sin embargo, en el cuarto evangeliotienen también mucha importancia, hasta el punto que la primera parte se suele llamar el «libro de los signos».
A pesar de que pasaron más de 20 años desde que ocurrieron los sucesos milagrosos hasta quefueron puestos por escrito (en el evangelio de Marcos) y que hay más unanimidad entre losevangelistas a la hora de transmitir las palabras de Jesús que sus obras (dado que es más difícildescribir unos hechos que transmitir palabras) es muy posible que hubiera ya relatos demilagros que los evangelistas manejaron para componer su obra. Por eso, hoy en día sereconoce que muchos de estos relatos de curaciones y exorcismos recogen recuerdos de testigospresenciales. Habrán sido redactados con mayor o menor precisión, pero los hechosfundamentales son seguros. Por otra parte, resulta lógico y natural que si Jesús realizó curaciones y exorcismos, algunos de ellos se recordaran y transmitieran a partir de los recuerdosde los testigos.
Para verificar la autenticidad de los relatos evangélicos referentes a los milagros de Jesús sesuele aplicar la criteriología señalada al tratar la figura histórica de Jesús y de la que ya se hahablado en páginas precedentes. El criterio de múltiple atestación se aplica, por ejemplo, almilagro de la multiplicación de los panes que está atestiguado en los sinópticos y Juan. Elcriterio de discontinuidad resalta la actitud original de Jesús al realizar los milagros: los hace«en su nombre y en su autoridad», de manera distinta a los profetas del Antiguo Testamento, alos apóstoles, que los realizan «en nombre de Jesús», y de otros taumaturgos de la época(Apolonio, Hanina ben Dosa, exorcistas). El criterio de coherencia puede entenderse en sentidoexterno e interno. Externo es el que pone de manifiesto la sintonía perfecta del relato con elambiente de la época, al señalar por ejemplo el nombre o la identidad del enfermo o de quien lerepresenta, como es el caso de la suegra de Pedro, o el nombre de lugar donde ocurrió elmilagro, como por ejemplo Jericó. En sentido interno muestra la conexión íntima de los milagros con el anuncio del Reino, punto fundamental de la doctrina del Jesús.
Se podrían aducir otros criterios pero esta muestra es suficientemente orientativa. Aplicandoestos criterios a los relatos de milagros, se tiene una prueba de solidez histórica difícilmente discutible.
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**otra informacion**
Hay también otros muchos textos del evangelio que recogen esta actividad de Jesús: especialmente Mt 11,5-6; 21-23; Lc 13,31. 43 Las baraitas son tradiciones orales de los rabinos judíos que no se recogieron en la Mishna (primera recopilación de tradiciones que se hizo entre los siglos II-III d.C.) sino en el Talmud (recopilación más amplia que se hizo en el siglo V). La braraita a la que aquí se alude está en el Talmud de Babilonia, Sanedrín 43. También hay otra semejante en Sanedrín 107b.
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2. SENTIDO DE LOS MILAGROS DE JESUS
El sentido que tiene el milagro en la tradición bíblica veterotestamentaria es el primer marco enel que se deben entender los milagros que realizó Jesús. En el Antiguo Testamento los milagrosse designan principalmente como «prodigios» (mofet), «signos» (ot), u «obras» (maaseh). Setraducen al griego respectivamente como térata, semeia y erga (o dynameis). La concepciónhebrea que subyace bajo estas palabras presupone que no hay diferencia entre naturaleza ysobrenaturaleza. El poder de Dios no tiene límites. Nada es imposible para Dios. Puede obrar lomismo de modo ordinario que extraordinario. Sin embargo, el hebreo se deja impresionar menospor lo extraordinario de la intervención divina que por la finalidad a la que tiende y la dignidadde Dios que ella manifiesta. Para los israelitas el prodigio más grande, el signo más maravilloso,la obra más extraordinaria, era la creación y la providencia de Dios con su pueblo. Loasombroso era la creación y la elección de Israel, y los portentos con los que Dios condujo a supueblo a la tierra tras la liberación de Egipto. Dios interviene en la historia, corrigiendo su cursomediante los milagros, en ocasiones en respuesta a la fe de los hombres. Por eso, en ciertosmomentos, se produce una concentración de milagros mayor: se produjeron sobre todo en elmomento del Éxodo y se produjeron de nuevo en el advenimiento del Reino de Dios.
El Nuevo Testamento es deudor de esta comprensión. Algunos distinguen en él tresdimensiones del milagro: a) hecho percibido como prodigio, cosa extraordinaria (térata); b)expresión de un poder que alguien posee para realizar esa acción (dðnamis); c) signo que invitaa asumir la existencia de una manera nueva (semeia). En otras palabras el milagro es lo quesuscita o es signo de admiración y asombro, porque rompe el curso ordinario de las cosas, a lavez que incita a preguntar por la identidad de quien lo realiza y adherirse a la causa a la que sirven.
San Pedro en el discurso que pronuncia en Pentecostés se refiere a lo que había dicho y hechoJesús aludiendo a los tres términos referidos: «Jesús de Nazaret, hombre acreditado por Diosentre vosotros con milagros, prodigios y señales» (dunámesi kai térasi kai semeiois; Hch 2,22).Muestra así que los milagros son fuerza maravillosa de Dios en Jesucristo y que son signo de otra realidad, de la realidad del Reino que ha llegado. Son señales de la omnipotencia divina y de su poder salvífico que quieren llevar a la fe.
Los sinópticos tienden a llamar al milagro dðnamis, fuerza o poder, o se fijan más en el aspectomaravilloso, denominando las obras que Jesús hacía thaumasia o térata, «cosas asombrosas».Es decir, se fijan más bien en el poder que tiene Jesús, que le acredita como Mesías, y en loextraordinario de esos acontecimientos a los ojos de los que lo han visto o han oído hablar deellos. San Juan, en cambio, denomina los milagros semeia, «señales». Con esta expresión quiereindicar lo que es más esencial a estas obras: ser signo de algo más; en concreto ser lademostración de la acción de Dios: Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios.
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2.1. CONTEXTO Y ORIGINALIDAD
En tiempos de Jesús existían personajes conocidos por realizar prodigios. Sin embargo, encontra de lo que sostiene la explicación dada por la historia de las religiones, Jesús realizómilagros en un número mucho mayor y con un sentido muy distinto de los prodigios quepudieron realizar algunos de sus contemporáneos (si es que de verdad los hicieron).
El número de milagros atribuidos a otros personajes es muy reducido; mientras que en losevangelios tenemos 19 relatos de milagro en Mt; 18 en Mc; 20 en Lc y 8 en Jn; además hayreferencias en los sinópticos y Juan a los muchos otros milagros que Jesús hizo (cfr Mc 1,32-34y par; 3,7-12 y par; 6,53-56; Jn 20,30).
El sentido era también diferente al de cualquier otro taumaturgo: las curaciones de Asclepio-Esculapio (en la que intervenían sacerdotes que practicaban la medicina y que en muchasocasiones resultan ciertamente extravagantes) no buscaban un cambio moral en la persona; encambio, Jesús hace milagros que implicaban en los beneficiados un reconocimiento de labondad de Dios y un cambio de vida. Las curaciones de Apolonio se narran para mostrar alfilósofo como modelo de sabio, merecedor de gloria, mientras que Jesús manifiesta suresistencia a obrar milagros, porque no busca su propia gloria. Jesús rechaza el gusto por lomaravilloso y el triunfo fácil que no pase por la cruz (Mc 8,11-12; Jn 6,30-31; Mt 16,4; Lc23,8). Los portentos de Hanina y de otros galileos subrayan su piedad, de cómo ellos eran objetode la bendición de Dios, y cómo, mediante la oración, Dios concedía el milagro. En cambio, enJesús se observa que es Él, por su autoridad, quien obra el milagro.
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Se verá con algunos ejemplos. Apolonio de Tiana fue un filósofo y taumaturgo que murió afinales del siglo I de nuestra era. Conocemos su doctrina y sus milagros a través de Filostrato,que escribe bien entrado el siglo III. Por tanto, parece probable las narraciones estén influidaspor las de los evangelios. Uno de los milagros se relata así:
—He aquí un prodigio de Apolonio: murió una joven cuando estaba a punto de casarse y su novio seguía el féretro suspirando. Toda Roma estaba conmovida, pues la joven pertenecía a una familia distinguida. Apolonio pasaba por allí y les dijo: Poned en tierra el ataúd y no lloréis por esta joven. Les preguntó como se llamaba. La gente pensaba que iba a pronunciar unas palabras de consuelo, como suele hacerse en los funerales. Pero Apolonio no dijo nada sino que tocando a la joven y murmurando algo a su oído despertó a la joven de lo que parecía que era la muerte. La joven lanzó un grito y volvió a la casa de su padres. Lo mismo que cuando Hércules resucitó a Alcestes. La familia de la joven quería dar a Apolonio una gran cantidad de dinero como regalo, pero Apolonio rehusó y dijo que se lo dieran a la joven como dote de matrimonio. ¿Encontró una chispa de vida que la reanimó y que los médicos no había visto?, ¿reanimó una vida totalmente extinguida? No sé exactamente qué pasó: ni yo, ni los que estaban allí.“
El prodigio, tal como se recoge en el texto, tiene unas ciertas semejanzas, incluso formales, conlos relatos de la resurrección de la hija de Jairo y la del hijo de la viuda de Naín. En lacomparación se puede percibir la peculiaridad de los milagros de Jesús: la fe de Jairo (en elrelato de Jairo) y la misericordia de Jesús (en el de la viuda de Naín). Pero en el relato evangélico no hay ningún signo que invite a pensar en la exaltación de Jesús.
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El otro ejemplo que puede servir es el de un milagro de rabinos. En las fuentes judías se recogen milagros de algunos rabinos como Hanina ben Dosa (70-100 d.C.):
—Sucedió que se puso enfermo el hijo de rabán Gamaniel. Entonces este mandó dos escribas al rabí Hanina ben Dosa para que implorara misericordia. Éste, en cuanto los vio, subió a la habitación de arriba y suplicó misericordia. Al bajar, les dijo: Marchaos, porque la fiebre ha huido. Entonces le dijeron ¿Es que eres profeta? El les dijo: nos soy profeta ni hijo de profeta, sino que tengo esta tradición: cuando mi oración sale fácilmente de la boca, entonces sé que ha sido escuchada, de lo contrario sé que ha sido desechada. Entonces se fijan en la hora que era. Y cuando llegaron junto al rabán Gamaniel, les dijo: ¡Por el Templo! No habéis quitado ni habéis añadido nada. Ocurrió exactamente así: en aquella hora se le fue la fiebre y nos pidió agua para beber“ (Talmud, bBer 34 b).
El relato es muy parecido al del centurión (Mt 8,5-13)
Al entrar en Cafarnaún se le acercó un centurión que le rogó: Señor, mi criado yace paralítico en casa con dolores muy fuertes. Jesús le dijo: Yo iré y le curaré. Pero el centurión le respondió: Señor, no soy digno de que entres en mi casa. Pero basta que lo digas de palabra y mi criado quedará sano. Pues también yo soy un hombre que se encuentra bajo disciplina y tengo soldados a mis órdenes. Le digo a uno: «Vete», y va; y a otro: «Ven», y viene; y a mi siervo: «Haz esto», y lo hace. Al oírlo Jesús se admiró y les dijo a los que le seguían: En verdad os digo que en nadie de Israel he encontrado una fe tan grande. Y os digo que muchos de oriente y occidente vendrán y se sentarán a la mesa con Abrahán, Isaac y Jacob en el Reino de los Cielos, mientras que los hijos del Reino serán arrojados a las tinieblas de afuera: allí habrá llanto y rechinar de dientes. Y le dijo Jesús al centurión: Vete y que se haga conforme has creído. Y en aquel momento quedó sano el criado.
Los dos textos comparten la noción de los milagros como respuesta de Dios a los hombres,comparten incluso formas semejantes como la curación a distancia y la hora. Pero lacomparación señala también las diferencias: la curación en un caso se produce por la oración deHanina, y en otro por la autoridad de Jesús, pero, sobre todo, el relato del evangelio pone demanifiesto el lugar de la fe del centurión que no existe en el otro relato. Este es un aspecto muysignificativo: la fe del centurión que dice: de la misma manera que yo no tengo que pedirlepermiso al César para mandarle a un soldado que haga algo, porque tengo potestad para ello, tú,Jesús, no tienes que pedirle permiso a Dios para curar al criado: tienes la potestad de Dios. De ahí el elogio de Jesús.
Por tanto, característico de la actividad taumatúrgica de Jesús es el gran número de milagros queÉl obró; su resistencia a hacerlos, que muestra que no buscaba su propia exaltación o gloria; yespecialmente el significado que les da. Todo ello, además, trasmitido en unas narraciones quese caracterizan por su sobriedad y por estar desprovistas de cualquier afán de adornar la figura de Jesús.
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2.2. CLASIFICACION
Tradicionalmente se clasificaban los milagros del Evangelio distinguiendo los milagros sobreJesús (transfiguración y resurrección) y los milagros de Jesús. Estos últimos se dividían entremilagros sobre las personas y milagros sobre la naturaleza. En la actualidad se suele considerarque esta clasificación añade poco, pues, por una parte, los milagros manifiestan siempre laacción de Dios en Jesús, y por otra, ya sean milagros sobre las personas, ya lo sean sobre lanaturaleza, siempre ponen en claro el poder de Jesús. Por ello, se suele acudir a una primeraclasificación que es sobre la forma del milagro. G. Theissen propone la siguiente clasificación:
- 1. Los exorcismos: manifiestan el aspecto interior del Reino de Dios, que es liberación del pecado y de Satanás.
- 2. Las curaciones: manifiestan el aspecto exterior del Reino de Dios, que es liberación de la enfermedad y de la muerte; incluyen las tres resurrecciones (la de la hija de Jairo, la del hijo de la viuda de Naín).
- 3. Los milagros de donación: en estos milagros Jesús interviene en beneficio de la gente, queexperimenta la carencia de un elemento material (multiplicación de los panes, pesca milagrosa).
- 4. Los milagros de salvamento: en estos milagros Jesús interviene para salvar a uno o máshombres en una situación todavía más dramática que la de los milagros de donación(tempestad calmada).
- 5. Los milagros de legitimación: son curaciones que justifican el comportamiento de Jesús ytienen un carácter de controversia (por ejemplo, la curación de la mujer encorvada).
- 6. Las epifanías: por ejemplo, la transfiguración de Jesús y las apariciones del Resucitado.
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2.3. SIGNIFICACION
Existe consenso entre los exegetas sobre tres aspectos que distinguen la actividad de Jesús como taumaturgo:
- a. Los milagros de Jesús se entienden en el contexto del Reino de Dios: «Si yo expulso losdemonios por el Espíritu de Dios, es que el Reino de Dios ha llegado a vosotros (Mt 12,28).Jesús inaugura el Reino de Dios y los milagros son una llamada a una respuesta creyente.Esto es fundamental y distintivo de los milagros que obró Jesús. Reino y milagros son inseparables.
- b. Los milagros de Jesús no eran fruto de técnicas (como un médico) o de la actuación dedemonios o ángeles (como un mago), sino resultado del poder sobrenatural del Espíritu deDios.
- c. Jesús obró milagros en quienes tenían fe y aceptaban la proclamación del Reino(especialmente en el caso de las curaciones). No obstante, en Juan también se encuentranrelatos de milagros en los que la fe es consecuencia del milagro, que es realizado por iniciativa de Jesús.
Precisando un poco más el carácter significativo de los milagros se puede decir:
- d. Los milagros sobre la naturaleza son señales de que el poder divino que actúa en Jesucristose extiende más allá del mundo humano y se manifiesta como poder de dominio también sobre las fuerzas de la naturaleza.
- e. Los milagros de curación y los exorcismos son señales de que Jesucristo ha manifestado supoder de salvar al hombre del mal que amenaza al alma.
- f.Unos y otros son señales de otras realidades espirituales: las curaciones del cuerpo –laliberación de la esclavitud de la enfermedad– significan la curación del alma de laesclavitud del pecado; el poder de expulsar a lo demonios indica la victoria de Cristo sobreel mal; la multiplicación de los panes alude al don de la Eucaristía; la tempestad calmada esuna invitación a confiar en Cristo en los momentos borrascosos y difíciles; la resurrecciónde Lázaro anuncia que Cristo es la misma resurrección y es figura de la resurrección final.
- g. Los milagros de Jesús son signos que confirmaban su misión mesiánica y la venida delReino de Dios. Están ordenados y ligados a la llamada a la fe: o bien porque es condiciónpara que se realice, o bien porque el milagro la provoca en quienes lo han recibido o lo hanvisto. Por ejemplo, Jesús se niega a hacer milagros cuando choca contra la falta de fe (Mc6,1-6; Mt 13,54-58; Mt 16,20; Mc 9,29).
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Jesús, sobre todo, quería manifestar con ellos que el Reino de Dios ya había llegado. Completaasí la visión propia de la apologética tradicional, que ha subrayado sobre todo que los milagrosde Jesús tenían como principal finalidad mostrar el poder de Cristo, es decir, probar la verdad sobre sí mismo y de su doctrina. De hecho, el Concilio Vaticano I los ha incluido, con lasprofecías y la Iglesia, entre los motivos de credibilidad del cristianismo: «Son signos certísimosde la revelación y adaptados a la inteligencia de todos» (Concilio Vaticano I, De Fide Cath.,cap. 3; DS 3009). De estos presupuestos se desprende que:
- 1. El milagro es obra de Dios. Dios es el autor de los milagros. Mediante ellos manifiesta suamor y su bondad. Pero Jesús es quien los realiza. De esta manera le acreditan comoportador de la revelación y de la salvación divinas. Los milagros son signos de lamisericordia de Dios para con los afligidos y doloridos (especialmente en Lucas).
- 2. El milagro establece una relación personal con Jesús, que acaba trasformando a la personaen la que obra el milagro. Ésta participa en el milagro por la fe en Jesús: «Levántate y vete;tu fe te ha salvado» (Lc 17,19). Curación viene a identificarse con salvación.
- 3. El milagro es el momento de una elección: el hombre puede acoger a Jesús y convertirse ocerrarse a Él. No tiene la finalidad de asombrar o asustar al hombre, sino llamarlo, invitarloa entrar en diálogo con Dios. En el proceso del milagro, el final dependerá de su decisión.Así lo manifiesta, por ejemplo, en la curación de los dos ciegos, donde Jesús dice: «¿Creéis que puedo hacer eso?» (Mt 9,28).
- 4. El milagro es signo de los dones divinos ofrecidos a los hombres por la gracia de Cristo. Enel evangelio de Juan los milagros de Jesús revelan el misterio de la economía sacramental,particularmente del bautismo (curación del paralítico, Jn 5, y del ciego de nacimiento, Jn 9)y de la eucaristía (multiplicación de los panes).
- 5. El milagro está destinado a la salvación de todo el hombre, en su unidad de cuerpo materialy alma espiritual. El hombre aprisionado por el poder del mal y por la enfermedad haperdido la libertad y la dignidad. Jesús, al curar a enfermos y poseídos por el diablo,devuelve al hombre la dignidad de hijo de Dios. El relato de la curación del endemoniado deGerasa lo expresa perfectamente. El hombre recupera su dignidad y se queda «vestido y ensu sano juicio», en su casa, con los suyos (Mc 5,15.19).
- 6. El milagro tiene un carácter eclesial. Jesús otorga a sus discípulos el poder de hacermilagros: «Id y predicad: —El Reino de los Cielos está al llegar“. Curad a los enfermos,resucitad a los muertos, sanad a los leprosos, expulsad los demonios» (Mt 10,7-8). Despuésde resucitado ese poder es una realidad en la Iglesia: «Por mano de los apóstoles se obrabanmuchos milagros y prodigios entre el pueblo» (Hch 5,12). Es una señal de la salvación universal que entraña la Nueva Buena (cfr Mc 16,15-18).
- 7. El milagro tiene un sentido escatológico. Jesús une en su persona la espera de la salvaciónfinal y su realización presente. Con Jesús el Reino de Dios irrumpe en la historia: «Si yoexpulso los demonios por el Espíritu de Dios, es que el Reino de Dios ha llegado avosotros» (Mt 12,28). Por los milagros de Jesús se anticipa el destino escatológico de la humanidad, de plena comunión con Dios. Los milagros son destellos que permiten sospechar la futura gloria.
En resumen, los milagros de Jesús manifiestan el misterio de su Persona. Si Jesús trae el Reino de Dios, la razón última de ello está en su misma Persona.
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3. LA FORMA DE PRESENTAR LOS MILAGROS PROPIA DE CADA EVANGELISTA
Teniendo en cuenta las circunstancias de cada evangelista a la hora de escribir su evangelioy la finalidad que perseguía en sus oyentes, la narración del mismo milagro podrá tener en cada evangelista una particular enseñanza. Podemos observarlo en el milagro de la tempestadcalmada:
- Mateo 8,23-27
- Marcos 4,35-41
- Lucas 8,22-25
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San Mateo. Conviene recordar que en el primer evangelio se presenta a Jesús como el Mesíasque realiza las obras mesiánicas (cfr Mt 113,3ss), el Siervo doliente del Señor que tomó sobre sínuestras enfermedades (Mt 8,16-17), el Señor de la comunidad de la Iglesia a quien hacepartícipe de su poder (mt 9,8). En Mateo la fe precede al milagro (la fe mueve montañas: Mt17,20; 21,21). Desde el punto de vista formal, recordando a este propósito el carácter didácticodel primer evangelio), la narración suele ser esquemática, suprimiendo detalles pintorescos, y eldiálogo constituye la parte central. Suele haber una relación estrecha entre lo que se pide y loque se concede: «¡Que se haga según tu fe!» dice Jesús más de una vez (cfr Mt 8,13; 15,28;17,20; etc.)
Los rasgos apuntados son evidentes en el milagro de la tempestad calmada. El contexto delrelato es el del seguimiento de Jesús por parte de sus discípulos. Éstos todavía tienen poca fe.Por eso, antes de efectuar el milagro (y no después como en los otros dos sinópticos)conminando a los vientos y al mar, Jesús les reprocha su falta de fe. El episodio muestra una vezmás por qué el Evangelio de Mateo se suele llamar el «evangelio eclesiástico». El milagroconstituye una enseñanza sobre la acción de Jesús en la Iglesia: la barca en la que están losdiscípulos (v. 23) es la Iglesia, que está sometida a los embates del mundo, y que se encuentraenvuelta en dificultades. En ocasiones los cristianos pueden pensar que Jesús duerme (v. 24),porque se olvidan que Cristo es el Señor (v. 25). Pero Él es quien tiene el control del mundo yde la historia. Hay que despertarle mediante una fe firme. Entonces actuará (v. 26) y su acciónprovocará el asombro de todos los hombres –la referencia a «los hombres» (v. 27) podría interpretarse como una manera de subrayar la admiración de los que están fuera de la Iglesia–que se acogerán a Él.
San Marcos. En el segundo evangelio Jesús hace prodigios como podrían hacerlo otros de laépoca, pero lo hace por el poder que tiene. Subraya aún más que Mateo el papel de la fe, que esla que despierta los milagros. Jesús muestra con ellos la llegada del Reino y por eso se enmarcan en la lucha de Jesús contra Satanás. Manifiestan el poder de Jesús. De ahí los abundantes exorcismos.
El mismo episodio de la tempestad calmada sirve como paradigma de lo que se acaba deseñalar. El contexto en Marcos hace referencia a la identidad de Jesús y a su poder. El «mar» (v.39) no sólo indica la realidad del lago sino, conforme a la tradición veterotestamentaria,representa el lugar de las fuerzas maléficas que sólo Dios puede dominar, la morada de losmonstruos marinos, Leviatán y Rahab (cfr Sal 65,8; 93,4; 107,23-30). Al doblegar al mar con elimperio de su voz: «Calla, enmudece», como quien domina a los demonios (parecida expresiónen Mc 1,25), Jesús se presenta con el poder de Dios. De ahí la pregunta de los discípulos (v. 41).El milagro es, pues, un exorcismo, que confirma el advenimiento del Reino y el triunfo de Jesús sobre el diablo.
San Lucas. El tercer evangelio tiene siete milagros propios y se relatan sobre todo para ilustrarla palabra de Jesús Salvador. Le muestran como un gran profeta, al estilo de Elías y Eliseo, quetambién realizaron milagros parecidos (por ejemplo, la resurrección del hijo de la viuda deSarepta que hizo Elías y la multiplicación de los panes que obró Eliseo: cfr 1 R 17,7b.41-46; 2R 4,42-44). Pero sobre todo los milagros son una llamada a la salvación. La curación es unsigno de salvación. Por eso, se dice que el milagro es un acto abierto a la salvación (cfr Lc19,11-19, los diez leprosos: todos son curados, pero el que vuelve a dar gracias está, además,«salvado» Lc 11,19).
En Lucas, el milagro de la tempestad calmada presenta un dramatismo menor. El reproche deJesús (v. 25) es menos severo que en los otros dos evangelios, subrayando así la majestad delSeñor. Destaca también el título con el que los discípulos se dirigen a Jesús: «Maestro» (v. 24).Es una expresión cercana a la de Profeta, que a su vez está vinculada a la referencia al «temor»(v. 25). El temor de los que son testigos del milagro vuelve a aparecer en la curación delendemoniado de Gerasa, relatado en los tres sinópticos a continuación del pasaje de latempestad. San Lucas es el único de ellos que precisa el motivo de la petición de los habitantesde aquella región de que Jesús se alejara; lo hacen «porque estaban sobrecogidos de temor» (v.37). Se subraya así su poder y su papel como Profeta, como lo corrobora el final del episodio dela resurrección del hijo de la viuda de Naín. San Lucas señala: «Y se llenaron todos de temor yglorificaban a Dios diciendo: ”Un gran profeta ha surgido entre nosotros‘ y ”Dios ha visitado asu pueblo‘» (Lc 7,16).
El relato de la tempestad calmada no tiene su paralelo en Juan, pero en el milagro de lamultiplicación de los panes y de los peces se observan algunas de las peculiaridades del cuarto evangelio.
Con estos breves rasgos sobre cada evangelista podemos hacernos una idea mejor del valor delmilagro en la vida de Jesús y del sentido que quiso darle. Los milagros que contienen losevangelios son unos relatos escritos con una finalidad propia dentro del marco general queridopor cada autor, según las circunstancias y necesidades de aquellos para quien escribía. A partirdel hecho histórico que estaba en el origen de la tradición y que no se podía cuestionar –pues sila predicación cristiana sobre la actividad de Jesús no se hubiera apoyado en hechos realmentesucedidos, habría encontrado en Palestina quien fácilmente lo negara– cada evangelista, guiadopor el Espíritu Santo, narró los milagros que estaban más en conformidad con la enseñanza que quería trasmitir y que, en todo caso, remitía a un aspecto fundamental: Jesús hizo milagros paraconfirmar que el Reino estaba presente en Él, anunciar la derrota definitiva de Satanás yaumentar la fe en su Persona. Por eso, si los milagros que hizo Jesús se enmarcaban en unámbito de fe, pues invitaban a creer en Él y fortalecían la confianza en Él de quienes le seguían,así también la lectura de los pasajes evangélicos en los que se nos narran debe seguir siendoocasión para afianzar nuestra fe, motivo de asombro y consuelo ante el poder de Cristo, y fuentede una enseñanza inagotable.
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VI. LA SALVACION OBRADA POR JESUCRISTO
En la pasión muerte y resurrección de Jesucristo se concentra su obra salvífica. Ciertamentetodas las acciones de Cristo son salvadoras: lo son por ser acciones del Verbo encarnado, perolo son también en virtud de su muerte y resurrección. Eso se refleja también en el relato de losevangelios que les dedica mucho espacio: es más, en algún lugar –se ve especialmente en SanMarcos– el evangelio parece un relato de la pasión con una larga introducción.
Por esta razón la forma literaria es ligeramente distinta a la del resto del evangelio. Una simplelectura de los relatos de la Pasión y la Resurrección de Jesús en los evangelios sinópticos (Mt26,1-28,20; Mc 14,1-16,20; Lc 22,1-24,53) nos descubre en seguida que si en la vida pública deJesús estábamos –por utilizar una imagen gráfica– ante una colección de cuadros o dediapositivas, ahora estamos antes una película breve. En concreto:
- 1. Este relato frente al resto del evangelio tiene continuas indicaciones topográficas ycronológicas, sean de los días –el primer día de los ázimos, el día en que sacrificaban elcordero pascual, etc.–, sean de las horas –por la mañana, a la hora tercia, etc.– en quetuvieron lugar los acontecimientos que se relatan. Estas indicaciones empalman unos sucesos con otros.
- 2. Pero esas indicaciones topográficas y cronológicas no tienen como función primera una meranotación histórica de lo que aconteció y en el momento en que aconteció. En realidad estánal servicio de componer una historia ordenada de un acontecimiento: la muerte y laresurrección de Jesús. Si nos fijamos bien en el relato, descubrimos que las cosas no estánnarradas simplemente una detrás de otra, sino una a causa de la otra.
- 3. Por ello, es necesario leer el relato entero, en su continuidad: así se hace significativo.
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15. PASION Y MUERTE DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO
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1. LOS RELATOS DE LA PASION.
Si tenemos que leer narrativamente el relato de la pasión, tenemos que descubrir a qué preguntaresponde el relato, cuál es el motivo central que lo preside. La respuesta es relativamentesencilla: el relato intenta responder a la pregunta ¿por qué murió Jesús de esta forma? Losevangelistas responden a esto con una narración. Pero hay más, una lectura serena del relato dacuenta también en seguida de que los evangelistas responden no sólo a esta cuestión, sino queresponden a más cosas e incluso con matices. Responden, como todo relato, a preguntas: quién,cómo, por qué, en qué circunstancias, qué consecuencias, queridas o no, se derivan de una acción, etc. De todas formas, pienso que, de estas preguntas, las más importantes para nuestro caso son dos: cómo y al por qué:
- 1. Jesús no murió porque coincidieran una serie de circunstancias que condujeran a esa muerte:el empecinamiento de las autoridades, la indolencia del gobernador romano, la impotencia desus discípulos, etc. Todo esto está presente en los evangelios pero responde al cómo murió,no al por qué.
- 2. Jesús quiso esa muerte como aceptación de la voluntad del Padre. Y la voluntad del Padre esclara para todos en las Escrituras; por eso la muerte ignominiosa y cada una de las afrentasdeben entenderse como cumplimiento de las Escrituras. Y murió para resucitar: eso es lo queestaba escrito. Esto ya es una respuesta al por qué. Dentro de este planteamiento general común a los tres evangelios sinópticos –y en el que genéricamente coincide también el cuarto evangelio–, cada evangelista subraya además unos rasgos propios.
Marcos es el evangelista que privilegia más la explicación narrativa. Parece como si el relato seexplicara por sí mismo (y, por eso, se puede tomar como base). El segundo evangelista destaca,sobre todo, la actuación de las personas que intervinieron en el drama: las autoridades de Israelque, casi con tenacidad, lo llevaron a la muerte, y los discípulos, testigos impotentes, que nosólo no entendían el sentido de los gestos de Cristo, sino que le dejaron solo en tan dolorosotrance. Pero en ese marco se levanta la majestad de Jesús: Él sabe lo que le va a ocurrir y sabeque conviene que ocurra. Por eso es Él quien toma la iniciativa en todos los acontecimientos.Con alusiones a diversos textos del Antiguo Testamento revela a los Apóstoles el sentido de cuanto está aconteciendo: la muerte en la cruz ha de consumarse, pero la última palabra es la resurrección.
San Mateo mantiene esa significación general, aunque pone de relieve en especial dos cosas: lagrandeza de Jesús ante la perfidia de sus acusadores, y el motivo por el cual sufrió todas esas afrentas: lo hizo porque Él es el Siervo doliente, anunciado por los profetas, que cargó sobre sí nuestros pecados.
Al narrar la pasión, San Lucas resalta especialmente la misericordia de Jesús que, aun en mediode sus sufrimientos, se preocupa de aquellos con quienes se encuentra: cura al siervo herido deespada (Lc 22,51), consuela a las mujeres (Lc 23,28ss.) y promete el paraíso al ladrónarrepentido (Lc 23,43). Si en esto se presenta a Jesús como modelo, el ejemplo de Cristo seextiende a otros ámbitos: la oración, la serenidad con que afronta las contrariedades, etc. Tras laresurrección el tercer evangelio es, de entre los sinópticos, quien relata las apariciones con másdetalle. Lucas, a diferencia de los otros evangelistas, cuenta las apariciones en Jerusalén. En esaciudad se han producido la pasión y la muerte de Cristo y desde allí la salvación se extiende a toda la tierra.
El alcance de estas afirmaciones debe probarse narrativamente, ya que el texto, como hemos visto, lo expresa narrativamente. Vamos a examinarlo con más detenimiento.
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2. HISTORICIDAD Y SIGNIFICADO DE LOS RELATOS: JESUS MURIO —SEGUN LAS ESCRITURAS“.
La confesión del sentido de la muerte de Jesús en la Cruz, según las Escrituras, forma parteesencial tanto de la primitiva proclamación del Evangelio (kerygma) como de la enseñanza(didajé) de la comunidad apostólica. En uno de los pasajes que la crítica considera primigenioen la proclamación apostólica, San Pablo, confiesa:
—Porque os transmití en primer lugar lo mismo que yo recibí: que Cristo murió por nuestros pecados, según las Escrituras; que fue sepultado y que resucitó al tercer día, según las Escrituras; y que se apareció a Cefas, y después a los doce. Después…“(1 Co 15, 3-6).
En este texto de San Pablo se deben distinguir varios elementos importantes para el análisis:
- 1. San Pablo no está hablando de una novedad que provenga de su concepción, sino de algo queha recibido. Si la Primera Carta a los Corintios se puede datar aproximadamente en el año55, el pasaje que copiamos es anterior. Por otra parte la crítica literaria suele apuntar que la sintaxis y las expresiones de estos versículos no son habituales en San Pablo: por tanto hayque concluir que reproduce algo que pertenece a la proclamación anterior a él, y que incluso tenía una forma muy fijada.
- 2. Esa forma incluye unos acontecimientos históricos. Cristo murió, fue sepultado (es decir,murió verdaderamente), resucitó, y fue visto por Cefas y por otros muchos que el apóstol enumera a continuación.
- 3. Finalmente, la fórmula anota dos cosas centrales en la profesión de fe. En primer lugar diceque murió por nuestros pecados; en segundo lugar afirma que tanto la muerte por lospecados como la resurrección se realizaron según lo anunciado por las Escrituras.
De estos contenidos interesa ahora fijarse en los dos últimos: la realidad de los acontecimientosy el sentido que tuvieron. Y nos vamos a fijar en ellos, pero según lo narrado en los evangelios.
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2.1. LA HISTORICIDAD DE LOS ACONTECIMIENTOS NARRADOS
A un investigador serio, el conjunto de la pasión no le ofrece ninguna duda acerca de lahistoricidad de los acontecimientos que se allí se relatan. De hecho, el mismo contenido de lonarrado hace incongruente la pregunta sobre el motivo por el que la comunidad apostólica hayapodido imaginar tales acontecimientos. ¿Quién iba a fundar la fe en un Cristo Salvador que tienepavor ante lo que se le vine encima (Mc 14,32 y par), que es ultrajado (Mc15,16-20 y par), esmás, que muere de la manera más ignominiosa (Ga 3,6-14)? Podemos decir por tanto que losacontecimientos de la pasión y muerte que se narran en los Evangelios se imponen a losredactores. Lo que tienen que descubrir esos redactores es el sentido que tienen esosacontecimientos: si nos pusiéramos frente a ellos, que tienen que hacer una apología de su fe, lesformularíamos la misma pregunta a la que responden con su relato: ¿qué Mesías es el vuestro que es vilipendiado y muere de esa manera?
Sin embargo, esto no quiere decir que los acontecimientos que se relatan ocurrieran exactamentea como lo narran los evangelistas. El evangelio –aunque en este lugar se aproxima más algénero de la crónica– no es nunca una crónica puntual de lo acontecido, como no lo es ningúnrelato. Narrar significa elegir unos motivos y unos fines, subrayar unas circunstancias frente aotras, etc. Valgan dos ejemplos: el relato de la ltima Cena no cuenta lo acontecido paso porpaso –ni siquiera en Lucas, que es más preciso que los otros dos–, sino que relata elacontecimiento desde el punto de vista del memorial que celebran los cristianos al evocar eseacontecimiento en la celebración de la Eucaristía. Otro ejemplo: un examen histórico detenidopodría poner en entredicho la supuesta imparcialidad de Poncio Pilato tal como nos vienerelatada por Mateo o Marcos. En realidad, los evangelistas subrayan de esa manera el rechazodel pueblo de Israel a su Mesías. Pero, en un caso y en otro permanece la sustancialidad histórica de lo acontecido: Jesús celebró la Cena con sus discípulos dándole un sentido peculiar;Jesús fue condenado a muerte por Poncio Pilato no por iniciativa propia, sino acusado por representantes del pueblo.
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2.2. EL SENTIDO DE LOS ACONTECIMIENTOS
Pero todo acontecimiento no es un —hecho bruto“ sin más: es significativo, tiene un sentido(aunque sea un sinsentido). Y ese sentido no depende sólo de lo que se exprese después en undiscurso lógico: está inscrito en el mismo acontecer. Esto hay que tenerlo presente a la hora deexaminar esas narraciones. Ciertamente, la narración, tal como la tenemos ahora, presenta deuna manera coherente la entrega del Señor como el Siervo de Dios que se entrega para lasalvación de muchos, pero de ahí no se puede deducir que esa explicación sea una justificaciónsin más de la comunidad apostólica que debe explicarse a sí misma y a los demás el por qué dela Pasión. En concreto:
Es relativamente fácil percibir que el retrato de Jesús que se contiene en estos capítulos delevangelio parece estar realizado bajo la falsilla de los poemas del Siervo del Señor del profeta Isaías, y especialmente del cuarto poema (Is 52,13-53,12) que narra la muerte vicaria del Siervo.También se puede descubrir a lo largo de la narración –y especialmente en el relato de lacrucifixión (Mc 15,21-41 y par)– otra falsilla en los pasajes del justo perseguido,especialmente el que se describe en los Salmos 62 y 66.
Sin embargo, examinadas las cosas críticamente se llega a la conclusión de que muchos de esossignificados salvadores de los acontecimientos ya están presentes en las acciones de Jesús yestán explicados por sus palabras, incluso más allá de las mismas palabras que pronuncia Jesúsen esos momentos: véanse por ejemplo los anuncios de la pasión que jalonan la subida a Jerusalén, etc.
Por esto se hace casi imprescindible examinar paso por paso lo sucedido. No podremosdetenernos en todas las dimensiones de cada una de las perícopas, pues eso exigiría prácticamente un curso de exégesis, pero sí podemos anotar algunos pasos que puedan darnos luces para comprender mejor este lugar del evangelio.
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3. VALOR HISTÌRICO Y REVELADOR DE LOS PRINCIPALES PASOS DE LA PASION Y MUERTE.
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3.1. UNCION EN BETANIA Y TRAICION DE JUDAS
Propiamente, lo que denominamos el relato de la Pasión del Señor comienza con la ltima Cenay la Oración en el huerto. Sin embargo, los evangelios sinópticos sitúan el inicio un poco antes,en la decisión de Judas de entregar a Jesús a los príncipes de los sacerdotes. Ahí se abre eldrama. En los dos primeros evangelios la decisión de Judas tiene lugar después de la Unción enBetania, en Lucas es Satanás quien entra en Judas y plantea batalla al Señor. Más en concreto:
San Marcos describe la decisión de la entrega de Judas enmarcando la Unción en Betania (Mc14,1-11). El evangelista ha descrito a lo largo de su evangelios cómo casi desde el inicio delministerio público del Señor algunos escribas, príncipes de los sacerdotes, etc., buscaban «cómoperderle» (Mc 3,6). Esta decisión se ha hecho más persistente en los últimos días (Mc 11,18;12,12). Ahora deciden prenderle «con engaño» (Mc 14,1) y encuentran un aliado en Judas, quedesde entonces comienza a buscar el momento oportuno para hacerlo (Mc 14,11). Entre estosdos momentos se encuadra la unción de Jesús por parte de una mujer en Betania (Mc 14,3-9). Elevangelista subraya dos cosas: la generosidad de la mujer (Mc 14,3) y las reacciones de losdemás ante el hecho. El gesto de la mujer forma parte de la antigua hospitalidad oriental quehonraba a los huéspedes ilustres con agua perfumada. La delicadeza y generosidad esinterpretada por algunos como un derroche (Mc 14,4). También Jesús interpreta el gesto demanera distinta a la mujer (Mc 14,8). Sin embargo, afirma en seguida que aquélla no se haequivocado, y los hombres que la juzgan sí porque en las relaciones con Dios, la generosidad nose equivoca nunca; el cálculo y la tacañería se equivocan siempre.
San Mateo (Mt 26,1-16) recoge este mismo planteamiento de Marcos. Sin embargo, destaca eldominio de Jesús sobre lo que va a suceder. Los acontecimientos son parte del designiosalvífico de Dios: hasta las treinta monedas que recibe Judas por su traición (Mt 26,15) soncumplimiento del plan trazado por Dios en las Escrituras (cfr Mt 27,9-10).
San Lucas ha colocado la unción de Jesús mucho antes (Lc 7,36-50). Introduce la entrega delSeñor (Lc 22,1-6) como un acto de Satanás: Al final de la tercera tentación en el desierto diceLucas que el diablo se apartó de Cristo «hasta el momento oportuno» (Lc 4,13). Ahora, sirviéndose de Judas (Lc 22,3) vuelve a entrar en escena. Como dice el evangelista en otrolugar, es su hora, la hora del «poder de las tinieblas» (Lc 22,53).
Por tanto, a tenor de los relatos, tenemos aquí formuladas las causas por las que es entregado elSeñor: por una parte porque algunos representantes del pueblo quieren acabar con Jesús; porotra, por un designio misterioso que sólo Jesús conoce (Mc 14,8); finalmente, según elevangelio de San Lucas, es la hora en la que momentáneamente el poder se ha entregado a Satanás. Los evangelios darán cuenta al final de cuál de estas causas de esa muerte fue la verdadera.
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3.2. LA ENTREGA DE JESUS: SU ANUNCIO
En la lección anterior se ha tratado ya con detalle de los acontecimientos de la ltima Cena. Sinembargo, en el desarrollo de la Cena –tanto en la preparación como en el anuncio de la entregade Jesús– se ha introducido una vez más el motivo de la muerte de Jesús:
San Marcos (Mc 14,12-21) señala en un primer momento la iniciativa de Jesús en lasindicaciones para preparar la Pascua (Mc 14,13-16). Después subraya su dominio sobre losacontecimientos: sabe que va a ser entregado y lo acepta (Mc 14,18). Finalmente, con elmisterioso aviso de Mc 14,21 –—Ciertamente que el Hijo del Hombre se va, según está escritosobre él; pero ¡ay de aquel hombre por quien es entregado el Hijo del Hombre! Más le valdría aese hombre no haber nacido“– muestra hasta qué punto están implicados los planes de Dios ylas acciones humanas. Acabada la cena (Mc 14,26-31), Jesús predice el abandono que va a sufrirpor parte de sus discípulos y les reconforta con el anuncio de la resurrección y el nuevocomienzo de la misión en Galilea. El evangelista recuerda la protesta de los Apóstoles (Mc14,31) y, en especial, la de Pedro (Mc 14,29-31). A lo largo del relato San Marcos anotará elpuntual cumplimiento del vaticinio: el abandono de los discípulos (Mc 14,50), la negación dePedro (14,66-72) y la nueva misión desde Galilea (Mc 16,7).
San Mateo (Mt 26,17-25) no se detiene en una descripción pormenorizada de las accionespreparatorias de la cena pascual. Como detalle peculiar, recuerda que Jesús sabía (Mt 26,25) queJudas le había traicionado, pero eso no le detiene en su misión: «Mi tiempo está cerca», dice aldueño de la casa (Mt 26,18).
San Lucas (Lc 22,21-38) tiene en este punto un desarrollo peculiar. Falta en su relato laindicación explícita de la resurrección posterior de Jesús. Sin embargo, el tercer evangelistarecoge los acontecimientos que siguen a la Cena de una manera peculiar y un tanto másdesarrollada que los otros dos evangelistas sinópticos. A lo largo de su evangelio œyespecialmente en el relato de la pasiónœ a Lucas le gusta señalar el carácter ejemplar que tienepara el cristiano la conducta de Jesús ante las dificultades. Estos dos episodios (el anuncio de laentrega y la discusión de los discípulos sobre cuál de ellos sería el mayor), en contraste con elrelato de la Cena, dejan entrever la soledad de Cristo y los diferentes sentimientos que animansu vida, tan distintos de los que tienen sus discípulos. Con todo, las palabras de Jesús a éstos sonun hálito de esperanza. A pesar de la pequeñez de horizontes que ahora tienen (Lc 22,24), alestar asociados a la humillación de Cristo (Lc 22,28), lo estarán también en su exaltación (Lc22,29-30). Después de la Cena, antes del prendimiento en Getsemaní, Jesús previene a susdiscípulos, y a Pedro en particular, sobre la prueba que va a sufrir su fe (Lc 22,31-32), ya que nohan entendido el sentido redentor de su vida y su muerte (Lc 22,37-38). San Lucas refiere esteepisodio con más detalles que los otros dos sinópticos y recoge la oración de Jesús por Pedro.
Como puede verse, de una manera o de otra, los tres evangelistas recuerdan un punto común:Jesús conoce lo que va a ocurrir y lo acepta. En este marco se destaca también la soledad deJesús y el desconcierto de los discípulos.
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3.3. ORACION Y AGONIA EN GETSEMANI.
El episodio de la oración y agonía en Getsemaní tiene todas las condiciones como para no exigirde él más examen histórico que el relato sobrio de lo ocurrido: ¿qué hombres podían ponerse acontar el pavor y la angustia (Mc 14,32) de un Mesías que es Hijo de Dios? Sin embargo, losevangelistas no ahorran detalle de esta oración que en el fondo es la aceptación de la voluntadde Dios. En los tres evangelios lo que domina la escena es precisamente esto: la oración agónica de Jesús que le permite aceptar la voluntad de Dios.
San Marcos (Mc 14,32-42), con una narración muy pegada a la descripción, presenta encontraste los estados de cada uno de los personajes. En la soledad del huerto de Getsemaní, laintensidad de los sentimientos por lo que va a ocurrir invade a Jesús. El evangelista nos dice queJesús «comenzó a afligirse y a sentir angustia» (Mc 14,33) y que los tres discípulos,desconcertados, no consiguen hacer otra cosa que dormir: «Pues sus ojos estaban cargados desueño; y no sabían qué responderle» (Mc 14,40). Pero Jesús se sobrepone y acude a la oración.Marcos recoge esta oración filial (Mc 14,36): «¡Abba, Padre! Todo te es posible». Jesús sedirige a Dios con el mismo nombre con que los hijos se dirigían íntimamente a sus padres. Poreso su oración es un acto de abandono y de confianza.
San Mateo (Mt 26,36-46) atenúa los verbos que señalan la aflicción de Jesús. Como nota propia,Mateo recuerda que mediante la oración Jesucristo conoce la voluntad de Dios y la abraza. Enefecto, el comienzo de su oración (Mt 26,39: —Padre mío, si es posible, aleja de mí este cáliz; pero que no sea tal como yo quiero, sino como quieres tú”) señala lo costoso de la aceptación del trance; en cambio, avanzada la oración, su plegaria ya es un rendido abandono en la voluntad del Padre (Mt 26,42.44: —Padre mío, si no es posible que esto pase sin que yo lo beba, hágase tu voluntad”).
San Lucas (Lc 22,39-46) San Lucas no recoge, como los otros dos evangelios sinópticos, losdiversos episodios de la oración de Jesús y las idas y venidas para confortar a los discípulos yser acompañado por ellos. Su relato se centra en la continua oración de Jesús: prácticamente, encada versículo hay una mención de la oración; el pasaje se inicia y se termina con larecomendación de Jesús de orar para no caer en tentación; finalmente, Jesús mismo nos daejemplo pues, al entrar «en agonía oraba con más intensidad» (Lc 22,43). Junto a ello, recuerdael sentido agónico de su oración (cfr Lc 22, 44: el sudor se convirtió en sangre) y el ángel que leconfortaba. El Señor es así un modelo de entrega en las dificultades: él se abandona a lavoluntad de Dios, y Dios le conforta. Pero lo que no deja Jesús –y no debe dejar nunca el discípulo– es la oración.
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3.3. EL PRENDIMIENTO
Tras la oración viene el prendimiento. La sobriedad del relato parece indicar que Jesús lo habíaesperado y de ahí que no ofrezca resistencia. Por eso, por encima de la traición de Judas y de ladoblez de quienes van a prenderle de noche, Jesús ve en esos gestos el cumplimiento de lasEscrituras (cfr Is 52,13-53,12; Sal 41,10).
En este tono general, Marcos (Mc 14,43-52) es el único que recoge el detalle del joven queescapó desnudo (Mc 14,51-52). Muchos autores han visto en él una alusión al propioevangelista. En todo caso, representa un intento fallido –al que seguirá enseguida el dePedro–de seguir a Cristo. En la hora de la entrega, Jesús está solo.
Mateo (Mt 26,47-56), en cambio, subraya más los contrastes que manifiestan la grandeza delSeñor. Judas, con un beso, signo de amistad y veneración, le traiciona (Mt 26,49); en cambio,para Jesús, Judas es el amigo que no conoce siquiera su verdadera función en el drama (Mt 26,50). Jesús es apresado a escondidas (Mt 26,55), por un gran gentío armado (Mt 26,47),aunque una sola petición suya al Padre echaría por tierra todos aquellos planes (Mt 26,53). En elfondo, Jesús se entrega porque quiere, porque su decisión de cumplir las Escrituras (Mt26,54.56) es irrevocable aunque sea con la entrega de su vida (cfr Mt 26,42).
Lucas (Lc 22,47-53) por su parte se fija además en dos cosas: en la misericordia del Señor quecura al criado herido (Lc 22,51) y en la aparente victoria del diablo (Lc 22,53).
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3.4. PROCESO RELIGIOSO Y PROCESO CIVIL
Desde el prendimiento de Jesús por las autoridades, el relato de los evangelios nos muestra el—camino“ de la entrega de Jesús que culmina en el calvario (el Via Crucis). Ahora entramos enlos procesos. A juzgar por lo que cuentan los evangelistas, Jesús es condenado, en la sesiónnocturna, por el Sanedrín por llamarse Hijo de Dios, pero, a la mañana siguiente, Pilato lecondena por alborotador. Estos dos procesos tienen además una forma literaria peculiar: lacondena del Sanedrín se narra en los evangelios con un doble foco, en Jesús y en Pedro:mientras Jesús confiesa la verdad ante los representantes del Pueblo y eso le cuesta la vida,Pedro la niega ante los criados y eso le salva de la acusación (Mc 14,53-72 y par). A su vez, elproceso civil ante Pilato parece que está narrado desde una perspectiva esencialmente teológica:el Pueblo, los principales del pueblo y la muchedumbre incitada por ellos, renuncia a su Mesías,abdicando incluso de su condición de pueblo de Dios.
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3.4.1. Proceso religioso
San Marcos (Mc 14,53-72) comienza su narración presentando a los dos personajes: Jesús yPedro (Mc 14,53-54). Después el evangelista ofrece el contraste entre los dos: Jesús es acusadocon falsedades, pero confiesa la verdad y por ello es condenado a muerte por el Sumo Sacerdotey escarnecido por los criados (Mc 14,55-65); a Pedro se le imputa un hecho verdadero peroniega a Jesús con la mentira y sale indemne del juicio de las criadas (Mc 14,66-72). Se hacepues evidente que la grandeza de Pedro no le viene de su fortaleza sino de su contrición (Mc14,72; cfr Jn 21,15-19). «Lloró amargamente porque sabía amar, y bien pronto las dulzuras delamor reemplazaron en él las amarguras del dolor» (S. Agustín, Serm. 295). El pasaje tiene supunto culminante en Mc 14,61-62. Jesús ha callado ante las acusaciones absurdas, pero ante lapregunta inequívoca del Sumo Sacerdote confiesa que es el Mesías, y no sólo eso, sino que seidentifica con el Mesías trascendente entrevisto por Daniel (Dn 7,13-14). Además la expresión«Yo soy» con que contesta a Caifás puede tener una significación más profunda, pues «Yo soy»es traducción del nombre propio de Dios (cfr Ex 3,14).
San Mateo (Mt 26,57-27,10) tiene su orientación propia en el pasaje, pues le añade elarrepentimiento de Judas y su muerte. Relata, como los otros evangelistas, el episodio de lacondena contrastando las actitudes de Jesús y de Pedro. San Mateo presenta un relato ordenadode las afrentas que sufre Jesús. Primero es acusado falsamente (Mt 26,59) y después se leincrimina con una frase sacada de contexto (Mt 26,61). Frente a estas acusaciones el Señorcallaba (Mt 26,63). Su confesión mesiánica le vale la inculpación de blasfemo (Mt 26,65), lacondena a muerte (Mt 26,66) y las burlas de los criados (Mt 26,67-68). En esa progresión elperjurio de Pedro (Mt 26,72.74) lo entiende el lector como una última afrenta. Pero, como entantas ocasiones, el evangelio es paradójico. La imagen que utiliza Jesús (Mt 26,64) evoca elJuicio Final (cfr 24,30; 25,31); el que ahora es juzgado, será quien juzgará después.
A la condena le sigue, en el relato de Mateo, la muerte de Judas (Mt 27,3-10). No sabemos quéintenciones movieron a Judas para entregar a Jesús; lo cierto es que ante la condena de Jesússiente remordimiento y reconoce su pecado. La reacción de los príncipes de los sacerdotes ante el arrepentimiento de Judas no es menos lamentable. Al comentar el pasaje, San Jerónimo hacenotar que se hacían dignos de la acusación del Señor de colar un mosquito y tragarse un camello(cfr Mt 23,24). El evangelista ve en la compra del campo del alfarero una prueba más de queJesús es el Siervo de Dios sufriente en quien se cumplen las profecías de las Escrituras.
La narración de Lucas (Lc 22,54-71) sigue un orden más lógico en lo que se refiere a lacronología de los acontecimientos: por la noche Jesús es llevado a casa de Caifás donde,mientras Pedro le niega, los criados le afrentan; a la mañana siguiente (Lc 22,66) se reúnen en elSanedrín y le condenan a muerte. De los acontecimientos de la noche, Lucas es el únicoevangelista que recuerda la mirada del Señor a Pedro (Lc 22,61) que provocó su contrición. Enel interrogatorio del Sanedrín queda claro el doble título de Jesús: es Cristo y es Hijo de Dios.Sin embargo, para aceptar esto es necesaria la fe. Los miembros del Sanedrín no la tenían (Lc22,67-68) y condenan a Jesús.
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3.4.2. Proceso civil
A la mañana siguiente Jesús es entregado al poder romano. Este pasaje en San Marcos (Mc15,1-15) hay que leerlo en el marco de todo el relato de la pasión. Históricamente, el proceso yla muerte de Jesús debieron de ser desconcertantes para todos: para los discípulos, para lamuchedumbre, etc. La pregunta es: «¿Cómo es posible que sucediera aquello?». Marcos ofrecede estos acontecimientos un relato sobrio, al hilo de las acciones de los personajes queparticiparon en el drama: las autoridades de Israel lo entregaron (Mc 15,1) por envidia (Mc15,10), aun a costa de salvar a un homicida (Mc 15,6); la muchedumbre no es sino un altavoz deaquella irracionalidad que condena a una muerte violenta sin causa alguna (Mc 15,13-14);finalmente, Pilato, un indolente, que está admirado por Jesús (Mc 15,5) y parece que quieresalvarle (Mc 15,9), le condena por una razón que no es razón alguna: contentar a lamuchedumbre (Mc 15,15). El evangelista, al narrar estas acciones y la actitud misma de Jesús,apunta la verdadera explicación del suceso: la muerte de Jesús es consecuencia del pecado delhombre, y Jesús la acepta por amor, como expiación de ese pecado. Así los comprende laIglesia: «Jesús, al aceptar en su corazón humano el amor del Padre hacia los hombres, —los amóhasta el extremo“ (Jn 13,1) porque —nadie tiene mayor amor que el que da su vida por susamigos“ (Jn 15,13). Tanto en el sufrimiento como en la muerte, su humanidad se hizo elinstrumento libre y perfecto de su amor divino que quiere la salvación de los hombres. Enefecto, aceptó libremente su pasión y su muerte por amor a su Padre y a los hombres que elPadre quiere salvar: —Nadie me quita la vida; yo la doy voluntariamente“ (Jn 10,18). De aquí lasoberana libertad del Hijo de Dios cuando él mismo se encamina hacia la muerte» (CCE 609).
San Mateo (Mt 27,11-26) subraya el rechazo del Mesías por parte de Israel. Por eso la narraciónincluye varias escenas que destacan la dignidad de Jesús y la condena injusta. Comienza con lasacusaciones de los príncipes de los sacerdotes y la invitación de Pilato a defenderse. Pero Jesúscalla (Mt 27,12.14). Como había anunciado Isaías (Is 53,7) a propósito del Siervo doliente, «fuemaltratado y él no abrió su boca; como cordero llevado al matadero y como oveja muda ante lostrasquiladores, tampoco abrió la boca». A continuación viene una doble exculpación de Jesús: elintento de Pilato de liberarle (Mt 27,18) y la intercesión de la mujer de Pilato que tiene a Jesúspor «justo» (Mt 27,19). Pero las incitaciones de los príncipes de los sacerdotes (Mt 27,20) sonseguidas al pie de la letra por la multitud que pide la crucifixión de Jesús. Se llega así a laescena central. Pilato, con un gesto de claro significado para sus oyentes (Mt 27,24; cfr Dt 26,6-7), imputa al pueblo toda la responsabilidad de la muerte de Jesús. La respuesta del pueblo (Mt27, 25) ha de entenderse en sentido teológico, es decir, como un rechazo al Mesías, por lo cualDios da su viña a otro pueblo que produzca frutos dignos (cfr Mt 21,43): «Lo que se perpetró ensu pasión no puede ser imputado indistintamente a todos los judíos que vivían entonces ni a los judíos de hoy. (...) No se ha de señalar a los judíos como reprobados por Dios y malditos, comosi tal cosa se dedujera de la Sagrada Escritura» (C. Vaticano II, Declaración Nostra aetate 4).
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La narración que hace Lucas de la condena (Lc 23,1-25) parece un desarrollo de la oración delos cristianos de Jerusalén: «En esta ciudad se han aliado contra tu santo Hijo Jesús, al queungiste, Herodes y Poncio Pilato con las naciones y con los pueblos de Israel, para llevar a cabocuanto tu mano y tu designio habían previsto que ocurriera» (Hch 4,27-28). De acuerdo con estadescripción San Lucas presenta los acontecimientos en tres escenas: Jesús ante Pilato, anteHerodes y, de nuevo, ante Pilato. Frente a los hechos el lector puede juzgar de lasresponsabilidades de cada uno, pero sabe, con el evangelista, que por encima de la voluntad delos hombres está el designio de Dios.
- 1. En la primera escena descubrimos enseguida el astuto proceder de los acusadores con elcambio de título en la acusación: el Sanedrín condenó a Jesús por llamarse Cristo e Hijo deDios (Lc 22,66-71), pero ahora le acusan de llamarse Rey y de alborotar al pueblo (Lc23,2). Pilato reconoce enseguida la inconsistencia de la acusación, pero intentacontemporizar. Por ello aprovecha la primera oportunidad que se le ofrece (Lc 23,6-7) para evitar responsabilidades.
- 2. En la siguiente escena, la actitud de los personajes manifiesta lo que son: Herodes parece unser caprichoso, casi grotesco (Lc 23,8-9), y los príncipes de los sacerdotes y los escribas aparecen como empeñados en la muerte de Jesús (Lc 23,11). La grandeza del Señor sedescubre en su actitud: frente a tamaños despropósitos callaba (Lc 23,9).
- 3. De nuevo ante Pilato, éste, en diálogo con los acusadores, deja claro por tres veces (Lc 23,14.20.22) que Jesús es inocente. Pero la multitud en las tres ocasiones (Lc 23,18.21.23) pidela muerte de Jesús. Paradójicamente Barrabás sale librado (Lc 23,25), a pesar de sersedicioso y de haber cometido un homicidio (Lc 23,19). La escena no puede dejar de ser un reproche a la indolencia.
Tras el rechazo de los judíos œlos príncipes y su pueblo--los dos primeros evangelistas (Mt27,27-31; Mc 15,16-20) señalan el de los soldados gentiles. Lucas, más atento a sus destinatarios, no recoge este agravio.
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3.5. CRUCIFIXION Y MUERTE.
La narración que hace San Marcos del camino de la Cruz (Mc 15,21-41) sigue siendo un sobriorecuerdo de los acontecimientos ocurridos. Puntualmente consigna en qué momento ocurriócada cosa: en la hora tercia le crucificaron (Mc 15,25), en la sexta la tierra se cubrió de tinieblas(Mc 15,33) y en la nona murió (Mc 15,34). También señala detalles anecdóticos como el de loshijos de Simón de Cirene, conocidos por los lectores del evangelio (Rm 16,13). Sin embargo, esla frase del Señor en la cruz (Mc 15,34) la que ofrece el evangelista como clave para entender yexpresar lo ocurrido. «Eloí, Eloí, ¿lemá sabacthaní?» es el primer versículo del salmo 22. Estesalmo cuenta la historia de un justo perseguido que, sin embargo, tendrá éxito: conseguirá consus sufrimientos que el Señor sea alabado en toda la tierra (Sal 22,31) y se anuncie la justicia enel pueblo que está por nacer (Sal 22,28-30). Entre los oprobios que sufren el justo perseguido yJesús están: el escarnio de la gente (Sal 22,2; Mc 15,29), la burla por invocar a Dios (Sal 22,7-8;Mc 15, 31-32.36), el reparto de los vestidos (Sal 22,19; Mc 15, 24), etc. El éxito de la misión deCristo lo ve Marcos en los dos acontecimientos que siguen a la muerte de Cristo: la ruptura delvelo del Templo (Mc 15,38), que simboliza la desaparición de las barreras entre el pueblo deDios y los gentiles (cfr Sal 22,31), y la confesión de la divinidad de Jesús por parte de un gentil(Mc 15,39), que señala cómo todas las gentes pueden confesar a Dios (cfr Sal 22,28-30). Se entiende de esta manera la paradoja que Jesús había intentado enseñar a sus discípulos: Él es elMesías y el Hijo de Dios (cfr Mc 1,1), pero su victoria está estrechamente ligada a la cruz.
El texto de San Mateo (Mt 27,32-56) sigue en líneas generales el esquema de San Marcos. Poreso está repleto de alusiones a pasajes del Antiguo Testamento (Sal 22; 69; etc.), en los que seanunciaba que el sufrimiento de un hombre justo era necesario para que el nombre de Dios fueraalabado por todas las gentes. A este significado, el relato de San Mateo añade otro (Mt 27,52-53): con su muerte, Jesús vence a la misma muerte. Éste es el acontecimiento que confiesa laIglesia cuando profesa el descenso de Cristo a los infiernos: «La Escritura llama infiernos, sheolo hades, a la morada de los muertos donde bajó Cristo después de muerto, porque los que seencontraban allí estaban privados de la visión de Dios (...). Jesús no bajó a los infiernos paraliberar allí a los condenados ni para destruir el infierno de la condenación, sino para liberar a losjustos que le habían precedido» (CCE 633).
San Lucas (Lc 23,26-49) mantiene la descripción de la crucifixión y muerte de Jesús como elcumplimiento del designio de Dios en Jesús que se hace Siervo de dolores. Como en otroslugares de su evangelio, San Lucas presenta la conducta de Jesús como ejemplo para todocristiano: provoca la admiración del centurión y la contrición de la muchedumbre (Lc 23,47-48).Jesús es modelo de misericordia y de perdón: consuela a las mujeres (Lc 23,28-29), perdona alos que le van a matar (Lc 23,34) y abre las puertas del Paraíso al buen ladrón (Lc 23,43). En suotro libro, Lucas nos presenta al primer mártir, San Esteban, imitando el comportamiento deCristo (cfr Hch 7,60). La fuerza de Jesús es su oración. Por dos veces (Lc 23,34.46) se dirige asu Padre Dios. A Él dirige su última palabra: «Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu» (Lc23,46). «Todos los infortunios de la humanidad de todos los tiempos, esclava del pecado y de lamuerte, todas las súplicas y las intercesiones de la historia de la salvación están recogidas eneste grito del Verbo encarnado. He aquí que el Padre las acoge y, por encima de toda esperanza,las escucha al resucitar a su Hijo. Así se realiza y se consuma el drama de la oración en laEconomía de la creación y de la salvación» (CCE 2606).
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3.6. SEPULTURA DE JESUS.
Tras la muerte de Jesús, los tres evangelistas recogen la sepultura de Jesús. De una u otramanera los tres subrayan el mismo hecho: la verdadera muerte de Jesús y los testigos de susepultura: de ese modo se proclama la identidad del sepultado con el resucitado: Jesús murióverdaderamente y el mismo Jesús resucitó verdaderamente. San Marcos (Mc 15,42-47) a lolargo de los capítulos que narraban la entrega, la condena y la pasión del Señor ha idopresentando la actitud de las diversas personas. Ahora, desde la crucifixión hasta el final de surelato (Mc 15,40-41.47; 16,1.9), tiene un recuerdo especial del afecto de aquellas mujeres, y también del gesto de José de Arimatea.
San Mateo (Mt 27,57-66), con unas indicaciones œel sepulcro nuevo y la gran piedra (Mt 27,60),el sello y la guardia (Mt 27,66)œ señala, junto a la verdadera muerte de Cristo, lo infundado deuna calumnia que se divulgó en aquel tiempo (cfr Mt 28,15).
San Lucas (Lc 23,50-56) recoge otros detalles que implican la identidad del «sepultado» y el«resucitado»: el cuerpo de Jesús es puesto en un sepulcro donde «nadie había sido colocadotodavía» (Lc 23,53), y también las mujeres fueron testigos de «cómo fue colocado su cuerpo»(Lc 23,55).
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4. LAS FIGURAS DE LA PASION DE JESUS EN LOS TRES EVANGELIOS SINOPTICOS.
Ya se ha dicho en más de una ocasión que el relato de la Pasión del Señor es ligeramentedistinto al resto de las narraciones de los evangelios: es un relato largo en el cual una cosa secuenta a causa de la otra y en el que juegan un papel importante las enseñanzas doctrinales defondo. Sin embargo, por ser un relato largo, permite ver una descripción de los personajes queintervienen en el drama con más detenimiento que en el resto del evangelio. Aunque a lo largodel comentario se ha ido señalando de diversas maneras, tal vez ayude a la comprensión unbreve resumen de las actitudes de los diversos personajes que actuaron en el drama. Es lo que seseñala en el punto 599 del Catecismo de la Iglesia Católica: —La muerte violenta de Jesús no fuefruto del azar en una desgraciada constelación de circunstancias. Pertenece al misterio deldesignio de Dios, como lo explica S. Pedro a los judíos de Jerusalén ya en su primer discurso dePentecostés: —fue entregado según el determinado designio y previo conocimiento de Dios“(Hch 2,23). Este lenguaje bíblico no significa que los que han —entregado a Jesús“ (Hch 3,13)fuesen solamente ejecutores pasivos de un drama escrito de antemano por Dios.“ (cursiva nuestra)
Jesús. Indudablemente quien preside todas las escenas es Jesús. Junto con la verdaderahumanidad y lo costoso del trance que va a sufrir, que se manifiesta sobre todo en Getsemaní,los evangelistas subrayan en todo momento la majestad del Señor, su entrega voluntaria, y sudominio de los acontecimientos. Además San Lucas señala que las características que hanpresidido su vida –su oración continua, su misericordia, etc.– se ponen de manifiesto tambiénahora, en el momento crucial. En momentos del crisis, el Señor tiene la misma majestad que enlos momentos de triunfo.
Los discípulos. Los discípulos ofrecen el contraste: en el momento de crisis, dejan a Jesús solo.Jesús se lo había anunciado en la ltima Cena y ellos habían protestado. Pero ya en la oraciónen el huerto se duermen, en el prendimiento se quedan atónitos y desconcertados, y huyen. SóloSan Pedro le sigue un poco, pero no tiene suficientes fuerzas y acaba por negarle. El desconcierto es total.
Judas. Judas es el ejemplo más curioso y patético de los doce. En la narración Judas tiene dosapelativos, —el que le entregó“, —uno de los doce“: parece que es una advertencia al lector; comosi le dijera: fíjate bien, fue uno de los doce el que le entregó. En los evangelios sinópticos, latraición de Judas queda marcada por el designio divino y por la responsabilidad personal. Comodice el Señor en la Cena: —Ciertamente el Hijo del Hombre se va, según está escrito sobre él;pero ¡ay de aquel hombre por quien es entregado el Hijo del Hombre! Más le valdría a esehombre no haber nacido“ (Mt 26,24 y par). Mucho más no se puede saber, porque losevangelistas no nos hablan de Judas, únicamente mencionan la traición (entrega). La nota queapuntan de su rebelión en la Unción en Betania (Mt 26,6-16; Mc 14,3-11) –y que Juan (Jn12,1-11) amplifica diciendo que se era el encargado de la bolsa y se quedaba con sucontenido– si bien advierte sobre un fondo de corrupción, no da pie para justificar algo tan trascendente como la entrega de Jesús.
Las mujeres. Forman un contraste con los doce. Sólo aparecen al final, junto a la cruz y en elepisodio de la sepultura. Sin embargo, según los evangelios sinópticos fueron las primeras querecibieron el anuncio de Jesús resucitado y las primeras que le vieron. En los pasos de la pasión,el recuerdo que de ellas tienen los evangelistas es muy significativo: —Había también unasmujeres mirando desde lejos, entre las que estaban María Magdalena y María –la madre deSantiago el Menor y de José– y Salomé, que le seguían y le servían cuando estaba en Galilea, yotras muchas que habían subido con él a Jerusalén“ (Mc 15,40-41).
Los príncipes de los sacerdotes, los ancianos, los escribas. En los evangelios aparecen como losverdaderos causantes de la muerte del Señor. Si hiciéramos caso únicamente al relato de laPasión, descubriríamos que en este grupo no hay fisuras: son un grupo de personas que buscancon encono la muerte de Jesús y la consiguen pasando hasta por la negación de su propiaidentidad. Sin embargo, como se ha visto, éste es un punto de vista teológico que habría quecontrastar con textos puntuales que nos orientan hacia una perspectiva menos simple, como porejemplo este texto de Marcos que contiene un encendido elogio de uno de los miembros deSanedrín: —José de Arimatea, miembro ilustre del Sanedrín, que también él esperaba el Reino deDios, y con audacia llegó hasta Pilato y le pidió el cuerpo de Jesús“ (Mc 15,43)
Pilato y Herodes. Herodes sólo aparece en el evangelio de Lucas y lo hace del mismo modo queen los otros lugares del evangelio, como un histrión caprichoso que no merece ni siquiera unapalabra como respuesta a sus veleidades. Pilato sin embargo, puede, en un primer momento,merecer un juicio más favorable, ya que parece querer ser justo y exculpar a Jesús. Sin embargo,si leemos despacio el texto, vemos que el intento de exculpación es una forma de marcar elrechazo del Pueblo a su Mesías. Si analizamos la causa de la condena, vemos que condena sincausa; y todavía nos preguntamos el porqué de la flagelación y las burlas de los soldados.
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5. ANEXO: LA HISTORICIDAD DEL PROCESO Y LAS IRREGULARIDADES DETECTADAS EN LOS EVANGELIOS
Dentro de la relativa uniformidad y el detallismo que presentan los evangelios sobre las causas ylos agentes que llevaron a la muerte al Señor, se impone un examen de los relatos de losevangelios que intente ofrecer luces sobre estos elementos –causas y agentes de la Pasión–desde un punto de vista histórico. Ésta no es una cuestión menor cuando se trata de un asunto detanta trascendencia. Hay que tener en cuenta que los evangelios nos presentan ante todo unavisión teológica de lo acontecido: aunque eso no suponga una merma de la historicidad tiene,sin embargo, que tener presente ese punto de vista.
Un ejemplo podrá aclararlo mejor. Hasta ahora hemos ido viendo que al juzgar los motivos quellevaron a la muerte al Señor, hay uno que se va privilegiando sobre los demás: Jesús murióporque quiso, en un deseo de cumplir la voluntad de Dios manifestada en las Escrituras. Sinembargo, eso no nos autoriza a pensar que Jesús buscara la muerte. Una conclusión de ese tipoimplicaría confundir el registro presente en los evangelios. Lo mismo cabe decir a propósito delos procesos que llevaron a condenar a Jesús: el proceso religioso y el proceso civil. Vamos a examinar algunos puntos:
Como principio general hay que recordar que así como el proceso de Pablo tal como se nosrelata en Hechos de los Apóstoles (Hch 22-26) coincide con los documentos extrabíblicos queconocemos y es por eso una fuente más para conocer el derecho romano, el proceso de Jesús enlos evangelios no coincide con lo que sabemos –que, realmente, es muy poco– de la situaciónjurídica de la Palestina de la época. También se ha visto que los evangelios señalan motivosteológicos en el orden de la narración. Vamos a examinar desde la perspectiva histórica algunos de estos puntos:
La detención. Dentro de las variantes entre los tres sinópticos –Lucas hace que, en ladetención, participen algunos de los príncipes de los sacerdotes– parece que la indicación deMarcos (14,43) es la que tiene más visos de ajustarse a la realidad: —de repente llegó Judas, unode los doce, acompañado de un tropel de gente con espadas y palos, enviados por los príncipesde los sacerdotes, por los escribas y por los ancianos“. Con esta indicación no es fácil que serefiera a una orden del Sanedrín en pleno, quizás sí a una orden emanada del Sumo Sacerdote –tenía poder para ello– en compañía de algunos de los jerarcas del pueblo. Sin embargo, el caosque sugiere la mención del tropel, de las espadas y los palos, etc., es acorde con la descripciónposterior. La mención que hace Juan (Jn 18,3.12) de la cohorte romana es más fácil asignarla aelementos redaccionales –la participación efectiva de los romanos en el proceso de Jesús–pues históricamente es más fácil pensar que, si hubiera ido una cohorte, los romanos se habrían llevado preso a Jesús ante Pilato.
El proceso ante el Sumo Sacerdote. Jesús es llevado desde el huerto ante el Sanedrín (Consejo).En aquella época parece que el Sanedrín en pleno constaba de 70 miembros más el SumoSacerdote. Estaba compuesto por los sacerdotes principales, los ancianos y los escribas. Los dosprimeros grupos, de corte saduceo, eran los más influyentes, pero tenían que hacer caso a losfariseos (escribas) por el prestigio que éstos tenían ante el pueblo. Para tomar una decisión importante era necesaria, al menos, la presencia de una tercera parte de sus miembros.
Parece más que probable que en tiempos de Jesús, en el Imperio, la potestad de la pena demuerte estuviera reservada al poder romano. Por tanto, no habría que tomar el proceso nocturnocomo una condena de muerte formal a Jesús. Los responsables de los judíos acuden a Pilatopara conseguir de él esa pena. En este lugar conviene atender a algunos puntos: ¿fue todo elSanedrín el que se reunió, como sugiere por ejemplo Mc 14,53, o sólo una parte significativa?,¿fue un proceso normal o irregular?, ¿cuál fue la causa verdadera de la condena? Hay que teneren cuenta que, aunque separadas, estas cuestiones en sí mismas están muy unidas. De lo que noscuentan los textos (teniendo en cuenta que la sesión ante Pilato es pública, pero la del Sanedrínes a puerta cerrada), lo más probable es que no fuera una reunión formal de todo el Sanedrín,sino de una parte significativa con el Sumo Sacerdote, por eso no habría que tomar el juiciocomo un juicio formal sino como una dilucidación, un proceso, para presentar cargos ante eltribunal romano. En este sentido la atribución de la condena a —todo“ el Sanedrín habría queconsiderarla una forma teológica de señalar el rechazo del pueblo a su Mesías y el proceso nohabría que considerarlo irregular porque no es un proceso como tal. De todas formas, resultadifícil justificar la actitud de aquellas personas que acusan a Jesús de llamarse Hijo de Dios, y cambian de acusación ante el tribunal romano.
El proceso ante Pilato. El evangelio nos da una noticia del momento en que los acusadoresacuden a Pilato: —Y de mañana, enseguida, se reunieron en consejo los príncipes de lossacerdotes con los ancianos y los escribas y todo el Sanedrín y, atando a Jesús, lo llevaron y loentregaron a Pilato“ (Mc 15,1). El dato de los evangelios coincide con la costumbre romana: lajusticia se administraba a primera hora. Genéricamente se suelen señalar cuatro principios porlos que se rigen los procedimientos judiciales romanos: juicio público, acusación privada,derecho a defenderse, veredicto que se falla por un consejo, aunque si hay confesión no hacefalta veredicto. El evangelio da razón de los tres primeros principios: la acusación de lospríncipes (de muchas cosas, pero sobre todo de llamarse rey de los judíos: cfr Mc 15,2-4), eljuicio público, y el derecho a defenderse de Jesús. No habla de un consejo que pronuncieveredicto, ni de una confesión de Jesús (a no ser que se tome como tal el —tú lo dices“ deMc15,2). En este punto, el evangelio introduce a Barrabás para expresar el rechazo de lamuchedumbre a su Mesías. Sin embargo, dado el pragmatismo de Pilato, que conocemos por lasfuentes externas, es fácil pensar que lo terminara con una condena formal a muerte que le suponer evitarse problemas.
De todos estos datos es nos resulta posible sacar una conclusión: los evangelios son más fiableshistóricamente de lo que puede parecer a primera vista. No están tan viciados ideológicamenteque falsifiquen los datos parra acomodarlos a una idea. Sin embargo, el lector tiene que tener laprecaución de no tomar cada palabra al pie de la letra y no forzar al texto para que diga más delo que dice.
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16. LA ULTIMA CENA Y LA EUCARISTIA
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1. LA ULTIMA CENA Y LA EUCARISTIA
En el relato de la Pasión hay un episodio que en la Tradición cobra tanta importancia como lamuerte del Señor: es el episodio que recoge la Cena de Jesús con sus discípulos. Para entenderel sentido del relato, conviene tener presentes algunas cosas:
- 1. La Cena de Pascua. Si la vida pública de Jesús duró varios años, como apunta especialmenteel Evangelio de San Juan, es posible que el Señor comiera más de una vez la cena de pascuacon sus discípulos, o al menos con algunos de sus discípulos. Sin embargo, el relato de losevangelios no hace una referencia genérica a la cena de la Pascua, sino que se refiere a unaCena concreta: la que antecedió inmediatamente a la entrega y al muerte del Señor. El tonodel relato y los detalles concretos incluso anecdóticos de la preparación –como por ejemplo,la discreción buscada por Jesús– nos hacen imposible entenderlo de otra manera.
- 2. La fecha de la Cena de la Pascua. A tenor de lo que cuentan los evangelios sinópticos –yhabida cuenta de que no sabemos exactamente el año de la muerte de Jesús– parece queesta Cena que Jesús comió con los discípulos es la Cena de la Pascua: la Pascua tiene lugarsiempre el 15 de nisán y aquel año era viernes (es decir, el Señor comió la Pascua al caer elsol del jueves día 14, cuando comienza ya el día 15). Por tanto Jesús murió el día de laPascua. Como es sabido, estos datos no parecen tan claros en el cuarto evangelio, dondeparece que el Señor murió el día antes de la Pascua. Según estas notas quedan dossoluciones: o bien el Señor adelantó privadamente la Cena dos días dándole un significadoPascual (eso conciliaría los evangelios sinópticos con la cronología que presenta San Juan), obien los evangelios sinópticos reproducen la cronología auténtica y San Juan presenta unamodificación porque le interesa señalar a Jesús como el Cordero Pascual (que se sacrifica eldía antes de la Pascua). En la investigación no aparece en el fondo ningún argumento queanule una de las dos opciones. En todo caso, es importante señalar que de las dos manerasqueda marcado adecuadamente el sentido pascual de la Cena del Señor.
- 3. La unión de la Cena pascual con la muerte del Jesús en la Cruz no es sólo cronológica sinotambién conceptual. La muerte de Jesús en la cruz a la luz de las palabras del Señor en laCena se entiende como sacrificio. La unión de los dos episodios en una única acción (elsacrificio de alianza de Cristo, concebido para ser conmemorado) es evidente ya en losprimeros escritos cristianos (1 Co 11,23-25; Didajé 9-10.14; S. Ignacio de Antioquía, AdPhil. 4-5; Ad Smyrn. 7-8; S. Justino, Apol. 1,65-66) pero también se puede deducir de una investigación histórica de los gestos y las palabras del Señor en la Cena.
Vamos a examinar los textos de los evangelios sinópticos para estudiar más detenidamente estosdos aspectos.
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2. LOS TEXTOS DE LA INSTITUCION EUCARISTICA: CARACTER LITURGICO E HISTORICIDAD.
Los textos de la Institución de la Eucaristía vienen precedidos precisamente por aquellos en losque se narra la preparación de la Cena y el anuncio de la traición de Judas:
- Mt 26,17-25
- Mc 14, 12-16
- Lc 22,7-13.21-23:
- **p. 216****
De la lectura de los tres evangelios, se pueden anotar las siguientes semejanzas y diferencias:
- 1. Los tres evangelistas narran la preparación de la Cena y la traición de Judas: este segundoaspecto es el importante: el Hijo del Hombre es«entregado». San Lucas, frente a los otrosdos, tiene dos notas propias: es el único que menciona a Pedro y a Juan como los discípulos que van a preparar la Pascua.
- 2. En lo que se refiere al traidor, hay una nota común en los dos primeros evangelios frente aLucas que es el único que pospone el anuncio de la traición de Judas después de las palabrassacrificiales de la Cena. Sin embargo, entre Mateo y Marcos hay también una ligeradiferencia a la hora de identificar a Judas. Mateo es más claro, dentro de la vaguedad delanuncio que explicaría por qué los discípulos no llegan a comprender hasta más tarde latraición de Judas. En cambio Marcos, con la expresión —el que come conmigo“ del Salmo 41ya le da un sentido teológico al episodio. Ese sentido se agudiza con la expresión, común alos tres, por la que la entrega de Jesús estaba ya decretada (escrita).
- 3. Se pueden ver también en el texto las diversas anotaciones de carácter histórico de la cenaque hemos apuntado antes: la mención de los ácimos, del día en que se sacrifica el corderopascual, las indicaciones de la Cena, el lugar, etc.
Un examen detenido tendría que llamar la atención sobre más cosas: detalles del vocabulario (laentrega de Jesús, el estar escrito o decretado, etc.), de la composición, etc. Sin embargo, resulta preferible atender al relato de la Institución de la Eucaristía:
-
2.1. LOS TEXTOS DE LA INSTITUCION
- Mt 26,26-29
- Mc 14,22-25
- Lc 22,14-20
- **p. 216-217**
De la lectura de los textos se advierten ya algunas cuestiones que habrá que tratar:
- 1. Hay que explicar las palabras y las acciones de Jesús en su contexto histórico. Es evidenteque en la Cena tuvieron lugar más palabras y más acciones y que los textos dan porsupuestas. Ciertamente, el relato de Lucas contiene más elementos que los otros dos, pero,aun así, el sentido de las palabras recogidas por San Lucas no es el meramente cronista, sino que apunta significados de revelación.
- 2. Después hay que señalar el sentido que pueden tener las palabras de Jesús en orden a la significación de las acciones que componen la —entrega de Jesús“, es decir, el significado sacrificial que Jesús dio a su muerte.
- 3. Finalmente hay que señalar los aspectos que subraya cada uno de los evangelistas de manera particular.
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3. HISTORICIDAD Y CARACTER LITURGICO DE LOS TEXTOS
De la mera lectura de los cuatro relatos se deducen enseguida dos notas:
- 1. Los cuatro relatos son muy hieráticos; rozan el esquematismo. Son prácticamente un gesto yunas palabras de Jesús. Ahora bien, esas palabras tienen una densidad extraordinaria. Deestas notas y del relato de Pablo en Corintios, se puede deducir que los textos que tenemosdelante vienen de una tradición litúrgica. Los gestos del Señor repetidos por los apóstoles enla vida de la primera iglesia son los que se reproducen aquí.
- 2. Aun en este contexto, se distinguen dos tradiciones distintas comunes entre los primeroscristianos. Por una parte están los relatos de Mateo y Marcos que se suelen remitir a unatradición judeocristiana (notada en más de un elemento, pero fácilmente perceptible por eluso de la —bendición“), por otra están San Lucas y San Pablo que recogen una tradición helénico-cristiana (notada en el uso de la —acción de gracias“). De entre estas dos tradicionesse suele afirmar que la que reproducen Lucas y Pablo es más arcaica, ya que incluye lacelebración de la Eucaristía en el marco de la Cena. San Pablo, San Justino, etc., son testigosde los abusos en la primera cristiandad que llevaron a separar el banquete de la celebraciónde la Eucaristía. Por tanto, no se explicaría que se fomentase esta unión evocándola en la vida de Jesús.
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3.1. LA CELEBRACION DE LA PASCUA EN TIEMPOS DE JESUS
La celebración de la pascua estaba prescrita en diversos pasajes de la Ley, sustancialmente en ellibro del Éxodo y en el libro y en el de los Números. Las ceremonias más importantes eran:
- 1. El día 10 del mes de Nisán (Ex 12,3) se compraba el cordero. Desde el 14 de Nisán, el díade los Acimos, se quemaba todo lo que se encontraba en la casa que tuviera levadura (cfr.Ex 12,15ss).
- 2. El 14 de Nisan, —entre dos luces“ (Ex 12,6), es decir hacia el final de la tarde –pues Nisánes el nombre babilonio de Abib, primavera–, el padre de familia, o alguien que lerepresentaba, inmolaba el cordero en el Templo: el sacerdote derramaba la sangre sobre elaltar y el cordero era trasladado a la casa donde se asaba poniendo cuidado en no romper ningún hueso (Ex 12,10.46)
- 3. La cena prevé al menos unas 12-15 personas de manera que se pudiera consumir el corderoentero (Ex 12,10). Aunque Ex 12,11 prescribía la comida de manera rápida, ceñida lacintura y en preparación para la marcha, en la época del segundo Templo, las cosas sehacían con calma: probablemente se comía al modo greco-romano: recostados sobre esterascon una mano libre para la comida. Al inicio de la comida se ofrece el primer cáliz de vinomientras el padre de familia reza: —Bendito seas Señor…, que das a Israel esta fiesta para laalegría y el recuerdo“. Se preparan entonces la hierbas amargas, el pan ácimo, el puré defrutas, el cordero y el segundo cáliz de vino.
- 4. Comienza la haggadah de la Pascua. El más joven le preguntaba al mayor sobre el sentidode aquella fiesta, y éste respondía leyendo Dt 26,5-8 (—Mi padre era un arameo errante, quebajó a Egipto, donde moró con unos pocos hombres; pero llegó a ser allí una nación grande,fuerte y numerosa. Luego los egipcios nos maltrataron, nos humillaron y nos impusieronuna servidumbre durísima. Entonces clamamos al Señor, Dios de nuestros padres. El Señoroyó nuestro clamor y se fijó en nuestra miseria, nuestra fatiga y nuestra opresión. Y el Señornos sacó de Egipto con mano poderosa y brazo extendido, en medio de gran terror, señales yprodigios“). Era el memorial (zikkaron) que terminaba con el rezo del Hallel (Salmos 113-114). Con un segundo cáliz de vino terminaba la haggadah.
- 5. Comienza propiamente la comida: la fracción del pan ácimo y la bendición. Se distribuye elvino mientras comen el cordero y los otros alimentos. Aquí deben situarse las palabras del Señor sobre el pan.
- 6. Final de la comida: tercer cáliz de vino, el cáliz de la bendición ya que se bebía mientras sepronunciaba una bendición. Muchos autores piensan que éste es el cáliz sobre el que Jesúspronunció las palabras de la consagración (cfr Lc 22,20: —después de haber cenado“)
- 7. Conclusión. Cuarto cáliz mientras se reza la segunda parte del Hallel (Salmos 115-118).
Con este contexto, se ve claramente que los relatos únicamente reproducen los aspectossignificativos que se presencializan después en la liturgia. Esto no es un presupuesto que diganada contra la historicidad de lo relatado en el texto. Por otra parte, los preparativos de la cena que narran los evangelistas coinciden también con lo que vemos que se realizaba en la Pascuajudía. Eso no quiere decir que las palabras que pronunció Jesús fuesen —expresamente idénticas“a las que nos transmiten los evangelios (estamos en un contexto litúrgico), pero sí es expreso elsentido que tienen: por tanto sí podemos decir que las palabras de Jesús fueron las que nos transmiten los evangelistas.
Finalmente hay un aspecto, respecto del momento histórico, que no debe pasarse por alto. En elrelato, se anotan unas palabras de Jesús –en Lucas antes de la institución de la Eucaristía y enlos otros dos evangelios inmediatamente después– que son muy significativas: —pues os digoque a partir de ahora no beberé del fruto de la vid hasta que venga el Reino de Dios“ (Lc 22,19);—En verdad os digo que ya no beberé del fruto de la vid hasta aquel día en que lo beba de nuevoen el Reino de Dios“ (Mc 14,25); —Os aseguro que desde ahora no beberé de ese fruto de la vidhasta aquel día en que lo beba con vosotros de nuevo, en el Reino de mi Padre“ (Mt 26,29).Estas palabras, fuera del relato de la consagración, indican que Jesús es consciente de su suerte:de su muerte cercana y de la resurrección, de la vida futura en el Reino. Por tanto, nos trasladan directamente al momento de la entrega de Jesús.
El significado de esa entrega se percibe mejor cuando estudiamos propiamente los textos de la Institución.
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4. EL MARCO PASCUAL DE LOS RELATOS DE LA INSTITUCION: LA EUCARISTIA COMO MEMORIAL, COMO NUEVA ALIANZA, COMO ANTICIPO ESCATOLOGICO
En el parágrafo anterior se resumía el contexto –también significativo desde el punto de vista teológico y doctrinal– en el que había que situar las acciones y las palabras de Jesús: el contexto de la Pascua. Así las cosas, tenemos que tener presente:
- 1. En el marco de la conmemoración de la Pascua, Jesús le da un sentido Nuevo. Se ha vistoque un motivo central de la celebración de la Pascua era la haggadah, la memoria de lasalvación realizada por Dios a Israel. En más de un documento de la época del segundoTemplo se recuerda que los israelitas debían vivir esta fiesta como si cada uno de elloshubiera sido librado de la esclavitud de Egipto. Por tanto, es posible pensar que Jesús tieneen la mente una renovación de esa acción salvadora. Sólo que, como especifica San Mateo,el horizonte es ligeramente distinto: la salvación es de los pecados.
- 2. Ese horizonte se hace todavía más presente si se tiene en cuenta la expresión posterior alcáliz por la que se habla de la —sangre de la alianza“ o de la —alianza en la sangre“ que remiteal sacrificio que ratifica la Alianza del Señor con Israel en Ex 24,3-8. Como se recordará,Israel pasa a ser Pueblo de Dios en virtud de una alianza por la que se compromete a cumplirlos mandamientos de Dios, y Dios se compromete a darles la tierra que prometió a suspadres. Esa alianza se ratifica con un sacrificio de sangre al final. En este marco, la expresióndel Señor tiene mucha fuerza: los acontecimientos de su vida, especialmente la muerte en elCalvario, pasan a ser el sacrificio por el que se realiza la Nueva Alianza (especificada comotal por los profetas, etc.) que da lugar al nacimiento del Nuevo Pueblo de Dios.
- 3. Ese Nuevo Pueblo de Dios, al contrario que el antiguo, está formado por aquellos por los quese derrama la sangre y se ofrece el cuerpo, es decir, —por muchos“. La expresión remite alsacrificio vicario del Siervo del Señor (Is 52,13-53,12). Según el horizonte que tiene este texto de Isaías (y otros vecinos como Is 42,6; 49,6; etc.), por —muchos“ hay que entender el universo entero, como se deduce también de otros lugares del Evangelio.
- 4. Con las palabras que el Señor pronuncia sobre el pan se ofrece a sí mismo entero como don.En el lenguaje concreto de Palestina, el cuerpo significa la persona entera de Jesús. El donque hace ofreciendo su vida por los hombres se significa así: Jesús anticipa y significa conese gesto la entrega que va a hacer de sí mismo. Pero con la invitación a comerlo, va unidauna noción de comunión. El se ofrece como comunión, lo que quiere decir que asocia a supropio destino a todos los que le comen. Esa asociación supone la participación en todo loque es de Jesús: desde la instauración del Reino a lo que es más importante, la vida, lamuerte y la resurrección. La Eucaristía es así prenda de vida eterna.
- 5. De la asociación al destino de Jesús depende la frase de Jesús presente en Lucas, aunquesupuesta en los otros evangelios, —haced esto en memoria mía“. De esta manera, comorecuerdan otros textos del epistolario del Nuevo Testamento, se hace memorial, zikkaron delas acciones del Señor. Si cada israelita debía considerarse como salvado de la esclavitud de Egipto, cada uno que hace memoria de la entrega Pascual del Señor es salvado por ella: la figura encuentra aquí la realidad.
A tenor de la unidad del Nuevo Testamento y del desarrollo en la vida de la Iglesia, habríamuchas otras notas que serían dignas de consideración. Basten por ahora estas indicaciones genéricas.
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4.1. PECULIARIDADES SIGNIFICATIVAS DE CADA UNO DE LOS EVANGELISTAS
- 1. San Marcos y San Mateo tienen una formulación muy semejante: se reducen a lo mínimo significativo que hemos apuntado antes. La expresión que es derramada —por muchos“ hayque tenerla como un rasgo de historicidad (un calco arameo) significando la totalidad de los hombres.
- 2. Dentro de esta significación común, en San Mateo, más catequético que San Marcos, senotan unas mejoras estilísticas y teológicas.
- a. Mejoras estilísticas: se ven en el relato. Ha añadido el nombre de Jesús para mejorarla coherencia textual y ha puntualizado la bebida de los apóstoles en las mismaspalabras del Señor, no anticipándola como Marcos y rompiendo el ritmo del relato.También añade el beber con los discípulos de nuevo en el reino del Padre.
- b. Mejoras teológicas. Algunas de las notas apuntadas en el párrafo anterior podríantenerse también como mejoras teológicas, pero sobre todo la expresión —pararemisión de los pecados“ pronunciada después del cáliz la que orienta de maneraprecisa el sentido salvador de las acciones de Jesús. Es también indudable que detrásde la expresión late la cristología del Siervo del Señor.
3. San Lucas se diferencia de los otros dos evangelios en unos rasgos que son bastante significativos:
- a. Es el único que recoge la expresión —haced esto en memoria mía“ después de laconsagración del pan. Es el aspecto de Zikkaron, de memorial, que se ha apuntado más arriba.
- b. Las expresiones —que es entregado por vosotros“ referida al pan consagrado y —este cáliz es la nueva alianza en mi sangre“ referida al vino consagrado, son propias de Lucas y revelan una cristología más arcaica, más vinculada–dentro de lahomogeneidad esencial que hay entre los tres relatos: estamos en el ámbito dematices mínimos– a las acciones históricas de Cristo que a la actualización del memorial que se hace en la Iglesia.
La significación más profunda del pasaje habría que hacerla teniendo presentes también lasacciones de la primitiva Iglesia (en cuyo contexto se escriben los evangelios) y, por tanto,considerando asimismo otros pasajes como la multiplicación de los panes y el sentido profundoque tiene la multiplicación tal como la explica San Juan en su evangelio. Pero esto escapa a laprimera aproximación que se ha intentado trazar en este capítulo.
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17. LA RESURRECCION Y LA ASCENSION
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1. LA CONFESION DE LA RESURRECCION (CFR 1 CO 15, 3-4)
1.1. LA RESURRECCION ES EL MOTIVO CENTRAL DE NUESTRA FE Y ES UN HECHO REAL
La resurrección de Jesús como motivo central de la fe recorre toda la predicación apostólica enel Nuevo Testamento: es lo que ilumina toda la predicación, lo que da sentido a la vida de los hombres, etc. Como fuentes históricas de tal contenido, tenemos:
- 1. Las profesiones de fe (ej: Rom 10,9 —Jesús es el Señor, Dios lo ha resucitado“; 1 Co 15,1-5—Cristo murió por nuestros pecados según las Escrituras; y que fue sepultado y que resucitóal día tercero según las escrituras...“) que forman lo que se denomina el kerygma opredicación primitiva. Así pueden verse en Hch 2,24; 3,15; 4,10, etc.
- 2. También está presente la resurrección en la didajé o catequesis primitiva. Así en 1 Pe3,1.18 ss y en tantos pasajes de San Pablo como 1 Co 15.
- 3. Además la resurrección está atestiguada en forma narrativa en los Evangelios con dosformas distintas: las apariciones y el sepulcro vacío.
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En la crítica moderna algunos autores han negado la Resurrección, o mejor, han dicho que laresurrección es sólo una vivencia de Cristo en los Apóstoles que se convierte así en elResucitado. La argumentación de estos autores procede más o menos de la siguiente manera:
- 1. El primer testimonio histórico que tenemos de la resurrección de Jesús es la predicación deSan Pablo y la de los apóstoles reflejada en Hch (el kerygma), pero esto no es un testimoniode la resurrección corporal de Cristo sino de la fe de los discípulos. En definitiva, comodiría Bultmann, es la fe la que funda la resurrección, no la resurrección la que funda la fe.
- 2. Los relatos de los evangelios del sepulcro vacío y de las apariciones presentan tal cúmulo decontradicciones que resulta difícil tenerlos por fiables.
Sin embargo, un examen atento de los textos neotestamentarios nos debe llevar a un juicio másprudente que ponga entre paréntesis el alcance de tales afirmaciones.
- 1. En primer lugar, el entusiasmo de una fórmula como la que se repite en las páginas del Nuevo Testamento (—Jesús ha resucitado“) no puede explicarse fácilmente como unfenómeno de alucinación colectiva; más si tenemos en cuenta la actitud de los discípulos tras los acontecimientos de la Pasión.
- 2. Sin embargo, sí debe tenerse presente que el hecho de la resurrección de Jesús no cae bajola experiencia histórica sino que la transciende. Lo que sí cae bajo la experiencia histórica(y es de lo que hablan los escritos sagrados) es el sepulcro vacío y las apariciones. En estepunto conviene explicarse: como es sabido la resurrección de Cristo no es como la deLázaro o la hija de Jairo o el hijo de la viuda de Naín: pues esto propiamente es lareanimación de un cadáver. Cristo resucita para vivir un género de vida distinto. Como diceun exegeta (Delorme) un testigo encerrado en la tumba de Jesús hubiera podido testificar la volatilización de un cadáver, no la resurrección de Cristo como tal.
Por eso conviene examinar los textos con más atención.
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1.2. LA FORMULA KERYGMATICA DE S. PABLO (1 COR 15,1-3)
Probablemente, el texto más importante que hace referencia a la resurrección de Jesús es el que propone San Pablo en su primera carta a los corintios. Al examinarlo con cierto detenimiento, se comprueba que tiene más valor –en cuanto su antigüedad, a sus fórmulas, a lo que denota y connota, etc.– que el que puede deducirse de una lectura superficial. El texto es este:
—Os he entregado lo que he recibido: que Cristo murió por nuestros pecados según las Escrituras; y que fue sepultado y que resucitó al día tercero según las escrituras y que se apareció a Cefas, después a los doce...algunos de los cuales viven todavía“ (1 Co 15,1ss).
Para entenderlo en profundidad, hay que tener en cuenta las siguientes notas:
1. Indudablemente la fórmula no es una narración del acontecimiento sino la proclamación del punto de partida de la fe. Pero conviene tener en cuenta que:
- a. El texto está encuadrado en el contexto argumentativo de San Pablo en la que la resurrección de Jesús es la premisa mayor. El argumento se dirige a 1 Co 15,12-13:«¿Cómo dicen algunos que no hay resurrección?»
- b. Una cosa es el texto de tradición que recopia San Pablo y otra lo que añade él. Eltexto de tradición (—que Cristo...doce“) revela un trasfondo semítico con muchosrasgos que no son paulinos (—doce“ en lugar de —apóstoles“, —el día tercero“, etc);pero a esto añade San Pablo la verificación de la información: —algunos viven todavía“.
2. Pero si analizamos los vocablos en sí mismos tienen una significación más fuerte todavía.
- a. Murió verdaderamente, éste es el primer paso. Para afirmar la posterior resurrección hay que afirmar la verdadera muerte.
- b. Fue sepultado (y estuvo tres días): está en relación con la verdadera muerte y con la verdaderaresurrección. Tal vez San Pablo conoce ya la tradición de la tumba vacía.
- c. Fue resucitado: en relación con fue sepultado.
- d. Se apareció: en realidad —se manifestó“. La iniciativa no es de quienes lo vieron sino de Jesús.
Por tanto, los textos no nos envían a unos relatos sobre la resurrección sino a otro tipo de relatos: alos de la tumba vacía y a los de las apariciones.
-
2. LOS RELATOS DE LA TUMBA VACIA Y DE LAS APARICIONES: VALOR HISTORICO Y TEOLOGICO
Del examen de los textos que nos hemos propuesto se deduce pronto que el relato del sepulcrovacío no es una prueba de la resurrección al menos en un primer momento. Lo que son pruebason las apariciones y el sepulcro vacío pasa a ser confirmación. De todas formas,cronológicamente los hechos son a la inversa: el primer descubrimiento es la tumba vacía, e lsegundo las apariciones.
-
2.1. EL RELATO DE LA TUMBA VACIA
En el relato del descubrimiento de la tumba vacía, los tres evangelios sinópticos no sonexactamente iguales. Sin embargo, las diferencias entre ellos no son desproporcionadas. Esrelativamente fácil descubrir un núcleo histórico –en el que curiosamente no encontramos granapologética– y una carga significativa en el relato, producto de la orientación que le da cada evangelista.
Es fácil observarlo si vemos sinópticamente los tres relatos:
- Mt 28,1-8
- Mc 16,1-8
- Lc 24,1-12
- **p. 225**
Por encima de las diferencias que se pueden notar entre las tres narraciones de los Evangelios,tenemos una base atendible históricamente:
- a. Unas mujeres entre las que está María Magdalena,
- b. el día después del sábado muy de mañana,
- c. con el fin de completar los ritos fúnebres,
- d. van al sepulcro, lo encuentran vacío y salen corriendo.
Sobre esta base, los evangelistas señalan una serie de rasgos en relación con la tradición que transmiten:
Mateo presenta un cuadro apocalíptico que señala la victoria de Dios sobre la muerte (basta concomparar Mt 28,2-3 con Mt 27,51-52 con las referencias a los sepulcros, las piedras y los relámpagos), repite por dos veces el anuncio pascual (ha resucitado), y sigue con una sección apologética que muestra la polémica de ambiente judío.
Marcos tiene tendencia a la anécdota, al detalle puntual (enumera las mujeres, la piedra grande, elmuchacho, etc.), apunta la reacción religiosa (el miedo), recuerda que callaron (tal vez por escribirsu evangelio en tiempo de persecución), y anota finalmente la vuelta a Galilea (origen del evangelio) y el anuncio para los discípulos... y a Pedro.
Lucas no menciona a Galilea (el centro en su evangelio es Jerusalén) y resalta sobre todo el aspecto de testimonio: dos varones (Lc 24,4) de vestidura refulgente, la mención a Pedro (Lc 24,12) ya que las mujeres no fundan el testimonio por tenerlo como un delirio. También son testimonio las palabras proféticas en Lc 24,6-7.
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2.2. LAS APARICIONES
El evangelio de San Juan es quien presenta mayor número de apariciones de Jesús a sus discípulos. Sin embargo, también en los evangelios sinópticos, especialmente en San Lucas, se recogen los rasgos esenciales. En concreto
- Mc 16,8-20: presenta un sumario de las apariciones; con detalle no narra ninguna, aunque ocupa un lugar destacado el discurso de la misión.
- Mt 28,9-10 (con las mujeres junto al sepulcro) y 28,16-20 (a los once en el discurso de la misión).
- Lc 24,13-43: tiene un discurso coherente que comienza con la aparición a los discípulos deEmaús y se sigue con la vuelta de ellos a Jerusalén, la mención a la aparición a Cefas y la aparición a los once.
De estos relatos se deducen enseguida unas notas significativas:
- 1. En todas las tradiciones parece que Simón ocupa un lugar importante.
- 2. Las apariciones tienen una doble tradición geográfica: Jerusalén (Lucas, Juan y lasmujeres de Mateo) y Galilea (Mateo y también Marcos).
- 3. También pertenecen a dos formas distintas: hay apariciones de reconocimiento y apariciones de misión.
De la enumeración anterior quizás el aspecto más significativo para el estudio sea este último,porque señala también el aspecto revelador (la geográfica se encuadra en los esquemas generales de los evangelios). Vamos a verlo con la base en el evangelio de Lucas que, como se ha dicho, es el evangelista de entre los sinópticos que las recoge con mayor detalle.
Se puede ver que las apariciones de reconocimiento de Jesús tienen un esquema general que normalmente se sigue:
- a. Los discípulos están (reunidos), y
- b. se aparece el resucitado que es quien toma la iniciativa.
- c. Hay un reconocimiento de Jesús por sus gestos o por sus palabras.
- d. Separación de Jesús del grupo.
De entre las apariciones también es útil examinar algunas para ver el significado que le asignan los evangelistas
-
2.2.1. La aparición de Emaús.
- La aparición a los discípulos de Emaús la narra solamente San Lucas (Lc 24,13-35) aunque hay una referencia a ella en el sumario final del evangelio de Marcos (Mc 16,12-13). El texto es el siguiente:
- **p. 227**
Para comprender el significado del relato en cuanto reconocimiento del Señor resucitado, convienetener en cuenta que esta aparición no subraya el aspecto apologético (el verdadero cuerpo de Jesús resucitado) sino el aspecto de reconocimiento y transformación: Jesús abre a sus discípulos un nuevo horizonte. Respecto de los discípulos beneficiados de la aparición (que no son los apóstoles,ni las mujeres) la tradición (según Hegesipo, del siglo II, citado por Eusebio de Cesarea en la Historia Eclesiástica 3,32) dice que este Cleofás era tío de Jesús, el padre de Simeón, pariente del Señor que fue obispo de Jerusalén después del año 70: de este modo esta aparición representa al tercer grupo de los discípulos mencionados en Hch 1,14: los apóstoles, las mujeres y los parientes de Jesús. Atendiendo ya al relato mismo, podemos ver:
- a. Hay que señalar con el evangelista la función de los ojos en el reconocimiento (Lc24,16.31).
- b. Pero la causa del reconocimiento está en las palabras: los discípulos dicen de Jesús que era —profeta poderoso en obras y palabras...“ (Lc 24,19) y que —esperábamos que sería quien redimiera a Israel“ (Lc 24,21). Frente a esto lo que presenta Jesús son dos actos de revelación: Lc 24,27 (—y empezando por Moisés y todos los profetas, les interpretó lo que sobre él hay en todas las escrituras“) y Lc 24,30 (—Se puso a la mesa con ellos, tomó el pan, lo bendijo, lo partió y se lo dio“).
- c. Lo que significa que el reconocimiento se transforma en revelación y transformación.
A esta significación se le añade indudablemente otra que cobra particular importancia en la vidasacramental del la Iglesia, ya que ésta reconoce al Señor resucitado en la mesa del Pan y de la Palabra, es decir en la Eucaristía y en la Sagrada Escritura.
-
2.2.2. La aparición a los once (Lc 24,37-53 y par)
La aparición a los once viene relatada con más detalle en Lucas que en los otros dos evangelios sinópticos. Véanse los textos:
- Mt 28,16-20
- Mc 16,14-18
- Lc 24,36-53
- **P. 228**
Si atendemos al texto de San Lucas, el más significativo de los tres, pues en él el Señor mismo interpreta los acontecimientos, nos encontramos con las siguientes notas:
- 1. La primera parte (Lc 24,36-40) sigue la forma de apariciones de reconocimiento, sólo quesubraya la identidad (—soy yo mismo...“), y la corporalidad (las señales en las manos y en los pies, la comida del pez asado).
- 2. La segunda parte (Lc 24,41-53) recoge el motivo del cumplimiento (Lc 24,44-47: —de esto os hablaba“) y propone también el discurso misionero.
En esto este último punto –el discurso misionero– coincide ya con los otros sinópticos, con losque también mantiene un estrecho parentesco en la inicial incredulidad de los discípulos. En elmandato apostólico cada uno de los sinópticos recoge las características peculiares de su evangelio:
Mateo subraya la predicación y el bautismo, junto con la exaltación del resucitado. En efecto, sedice que los discípulos le adoraron y se recuerda la potestad del Señor: —Se me ha dado...“.También está presente Jesús como Enmanuel: —sabed que yo estoy con vosotros…“
Marcos habla del evangelio y de los signos. El texto no habla explícitamente de Galilea, tanimportante en su evangelio, porque esta nota está contenida ya en el mensaje del joven en el relatode la tumba vacía, y antes en los anuncios del Señor. Los signos que anuncia Jesús se verifican en algunos pasajes de Pablo en Hechos de los Apóstoles.
Lucas subraya el perdón de los pecados. También lo sitúa en Jerusalén y a la espera de la venida del Espíritu Santo. Sitúa así Jerusalén y la Ascensión como lugares y tiempos centrales en la historia de la salvación.
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3. ULTIMA APARICION Y ASCENSION A LA DERECHA DEL PADRE
Al tratar de la Ascensión conviene distinguir entre dos cosas: el significado de la Ascensión deJesús a los cielos y los relatos de los Evangelios y de Hechos de los Apóstoles. La primera de lascuestiones está presente en otros muchos textos del Nuevo Testamento que son los que arrojarán luz sobre los segundos.
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3.1. SENTIDO DE LA ASCENSION
Tras su resurrección, Jesús con el cuerpo glorificado se apareció durante cuarenta días a sus discípulos, les instruyó sobre el reino, etc. La última de las apariciones de Cristo señala su entrada en la gloria simbolizada por una nube: esto es lo que denominamos la Ascensión.
Pero precisamente el entrar en la gloria subraya algo de distinto a la mera resurrección en laglorificación de Jesús: Cristo está ahora sentado a la derecha del Padre (Mc 16,19). Sin embargo,esta expresión sencilla muestra otras muchas cosas que están explicitadas continuamente en los textos de San Pablo (Flpl 2; Col 1, etc.) o San Juan (16,28; 20,17) en los que se señala que Cristo vuelve junto al Padre de donde había salido para su misión al mundo (Jn 3,13).
Esta glorificación, a su vez, tiene consecuencias sotereológicas: que Cristo ha penetrado en el cielocomo cabeza nuestra y que ejerce una función de mediador como sumo sacerdote (Hb). Por otraparte, ya exaltado, permanecerá allí hasta que venga como Hijo del Hombre —con poder“.
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3.2. LOS RELATOS DE LA ASCENSION
Tenemos tres relatos de la ascensión:
Mc 16,19: El Señor, Jesús, después de hablarles, se elevó al cielo y está sentado a la derecha de Dios.
Lc 24,50-53: Los sacó hasta cerca de Betania y levantando sus manos los bendijo. Y mientras los bendecía, se alejó de ellos y comenzó a elevarse al cielo. Y ellos le adoraron y regresaron a Jerusalén con gran alegría. Y estaban continuamente en el Templo bendiciendo a Dios.
Hch 1,6-11: Los que estaban reunidos allí le hicieron esta pregunta: Señor, ¿es ahora cuando vas a restaurar el Reino de Israel? Él les contestó: No es cosa vuestra conocer los tiempos o momentos que el Padre ha fijado con su poder, sino que recibiréis la fuerza del Espíritu Santo, que descenderá sobre vosotros, y seréis mis testigos en Jerusalén, en toda Judea y Samaría, y hasta los confines de la tierra. Y después de decir esto, mientras ellos lo observaban, se elevó, y una nube lo ocultó a sus ojos. Estaban mirando atentamente al cielo mientras él se iba, cuando se presentaron ante ellos dos hombres con vestiduras blancas, que dijeron: Hombres de Galilea, ¿qué hacéis mirando al cielo? Este mismo Jesús, que de entre vosotros ha sido elevado al cielo, vendrá de igual manera a como le habéis visto subir al cielo.
Las notas peculiares de los tres textos se hacen evidentes a simple vista:
Mc 16,19: La forma es la de sumario que recorre los últimos versículos de Marcos. El texto señalaasí la exaltación de Jesús de tres maneras distintas: con el nombre de Señor, con la mención delcielo (el lugar donde habita Dios) y con la expresión sentarse a la derecha (cfr. Salmo 2).
Lc 24,50-53: Señala el lugar (cerca de Betania), la bendición y la adoración como Dios y la entrada en de Jesús en el cielo.
Hch 1,6-11. Después del rechazo de la restauración del Antiguo Israel y la promesa del EspírituSanto, el texto menciona: el lugar (el monte de los olivos a la distancia de Jerusalén de un día desábado), la nube que, al igual que en la Transfiguración y el Éxodo, señala la gloria de Dios en laque entra Jesús, y las palabra de los dos varones que enseña la glorificación y su venida como Hijo del Hombre trascendente.
Se pueden afirmar muchas más cosas a partir de los textos seleccionados. Sin embargo, hay que tener presente que estamos ante relatos repletos de sobriedad –no hay nada fantasioso en ellos–,al tiempo que señalan con particular énfasis el sentido de glorificación anotado antes.
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VII. LA IGLESIA FUNDADA POR JESUCRISTO
La última parte del programa aborda el libro de los Hechos de los Apóstoles, el segundo libro deSan Lucas. A menudo, en los manuales, esta obra se aborda juntamente con el tercer evangelio,de modo que la atención queda más fijada en el evangelista. Sin embargo, si atendemos al textodel Nuevo Testamento, las dos obras vienen separadas. Por eso, en es programa de la asignatura,se ha reservado para Hechos este lugar final.
Hay, además, razones temáticas que pueden aconsejar esta separación: en el libro de los Hechos,Jesús ya no es el sujeto de las acciones, sino el objeto de la proclamación apostólica; elprotagonista es más el Espíritu Santo; se percibe, en fin, el primer balbuceco de la Iglesia quehemos recibido de los Apóstoles, etc.
El título otorgado a la sección –que no menciona a los apóstoles– está buscado: enseguida severá que el libro de los Hechos no trata propiamente de la actividad de los Doce sino de algo más profundo: de cómo la salvación traída por Cristo se extiende sobre la tierra.
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18. EL LIBRO DE LOS HECHOS DE LOS APOSTOLES
**p. 231**
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1. TITULO Y RELACION CON EL TERCER EVANGELIO
Con el nombre de —Hechos de los Apóstoles“ –traducción del latino —Acta apostolorum“ y delgriego —práxeis Apostolón“– se designa al quinto libro de las ediciones del Nuevo Testamento.Tal denominación, corriente en las citas de los Padres y de los Escritores eclesiásticos, apareceya en los manuscritos griegos desde mitad del siglo II .
Sin embargo, no tenemos ningún dato para afirmar que éste fuera el nombre que le dio su autoral componerlo. Una simple lectura del libro basta para confirmar esta última suposición: elvolumen no narra las actividades de los apóstoles (se refiere a San Pedro en bastantes ocasionesy también a Santiago, pero apenas menciona al resto de los doce), sino una serie de cuestionesmás o menos puntuales en torno a la vida y la actividad de la primitiva Iglesia en Jerusalén, laexpansión a Samaría y al resto de la gentilidad, la actividad misionera de las primeras iglesias, yfundamentalmente –más de la mitad del libro– a la actividad apostólica de San Pablo.
Por tanto, para entender con mayor claridad cuál es el tema y el objeto del libro será preciso acudir a las indicaciones del propio libro y a las hipótesis que ha suscitado su estudio.
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1.1. HECHOS Y LA OBRA DE LUCAS.
Las primeras palabras del libro nos proporcionan una preciosa orientación. En efecto, en lo quese denomina el prólogo de Hechos (Hch 1,1-2) el autor remite a la otra suya:
—Escribí el primer libro (logon), querido Teófilo, acerca de todo lo que Jesús hizo y enseñó desde el principio hasta el día en que, después de haber dado instrucciones por el Espíritu Santo a los Apóstoles que había elegido, fue elevado al cielo“.
Este primer libro, también dedicado a Teófilo, es lo que conocemos como el Evangelio deLucas. Por tanto se puede entender perfectamente el libro de los Hechos como continuación deltercer Evangelio. Resulta razonable pensar que el autor de ambos escritos ha concebido elsegundo en estrecha unidad con el primero: la ascensión de Jesucristo marca la separación entre ellos.
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Ahora bien, el prólogo al tercer Evangelio (Lc 1,1-4) es mucho más explícito en cuanto a las intenciones. Allí se dice:
—Ya que muchos han intentado poner en orden las narración (diegesis) de las cosas que se han cumplido (peplerophoremenon) entre nosotros, conforme nos las transmitieron quienes desde el principio fueron testigos oculares y ministros de la palabra, me pareció también a mí, después de haberme informado con exactitud (akribos) de todo desde los comienzos, escribírtelo de forma ordenada (kathexes), distinguido Teófilo, para que conozcas la indudable certeza (asphaleian) de las enseñanzas que has recibido“.
Este prólogo de brillante estilo griego responde a bastantes de las cuestiones que se puedeplantear un estudioso de la obra de Lucas. En él su autor indica: qué va a contar (las cosas quese han cumplido entre ellos), cómo va a hacerlo (con orden después de haberse informado conexactitud) y para qué lo hace (para que el lector tenga certeza de lo que se le ha enseñado porotros medios). Al considerar la posible unión de la obra de Lucas, lo que nos interesa estácontenido en la primera cuestión; en concreto hay que decidir si —las cosas que se han cumplidoentre nosotros, conforme nos las transmitieron quienes desde el principio fueron testigosoculares y ministros de la palabra“ se refiere a los dos libros o únicamente al primero. El primerdístico parece que puede referirse a los dos libros (—se han cumplido entre nosotros“), pero elsegundo dístico (—conforme nos las transmitieron“) parece limitar el ámbito de investigación alo contenido en el Evangelio. Por tanto Si entendemos que Lucas concibió sus dos libros como parte de una sola obra en dosvolúmenes, podría pensarse que los dos libros caen bajo una denominación genérica, que dijeraalgo así como —origen y primer desarrollo del cristianismo“. Sí leemos con un poco más deatención los libros, tal vez este contenido se podría precisar un poco más y denominarse—historia de los orígenes cristianos en la historia de la salvación“. La Ascensión de Jesús separaría los contenidos de los dos libros.
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Ahora bien, con el prólogo al libro de los Hechos (cfr Hch 1,1-2), el autor separa explícitamentelos contenidos de los dos libros. Es posible pensar que ha dotado al primero (el evangelio) deuna autonomía propia y ha adaptado el segundo al modelo del primero. Por tanto cabe entenderel Evangelio de manera autónoma (semejante a los sinópticos) y al libro de los Hechos enrelación con el Evangelio. Este proceso, que se refleja en el canon, es el que tiene también muchos visos de verosimilitud.
1.2.1. El estudio de Hechos.
Lo apuntado en los dos últimos apartados supone un doble acercamiento a la obra de Hechos delos Apóstoles: en el marco general de la obra lucana, o en un estudio a se del libro que se atenga más bien el lugar que ocupa en el canon.
Lógicamente ambos puntos de vista no se oponen y las distinciones entre ambos acaban por seruna cuestión de matiz. Sin embargo, lo visto hasta el momento privilegia el segundo punto devista: tener a Hechos como una obra autónoma. Obviamente, aunque se elija este punto de vista,la referencia al conjunto de la obra lucana es obligada.
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2. AUTOR, FECHA Y DESTINATARIOS
Al tratar del tercer Evangelio, ya hemos hecho mención de estos datos aunque incidiendo en los aspectos relacionados con la Tradición y el autor explícito de los textos. Ahora volvemos a ellos, aunque incidiendo en los aspectos que se deducen del mismo texto.
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2.1. AUTOR.
Como muchos de los escritos del Nuevo Testamento, tampoco Hechos aparece firmado. LaTradición cristiana y la mayor parte de los comentaristas afirman que el autor del libro de losHechos –y del tercer Evangelio– es Lucas, médico, probablemente antioqueno y procedente de la gentilidad, compañero de Pablo en varios de sus viajes y fiel colaborador suyo.
La tradición crítica externa está en el origen de esta atribución. Ya desde finales del siglo II –cfr S. Ireneo o el Canon de Muratori– se atribuye la autoría del libro a Lucas. Eusebio deCesarea (Historia Ecclesiastica III,4,6) y San Jerónimo (Comm. in Matth. Prefacio) se hacen eco de antiguas tradiciones que afirman que Lucas era originario de Antioquía.
La crítica interna vendría a apoyar estas posiciones y a completarlas. San Pablo (Col 4,14; 2 Tm4,11; Philem 24) cita entre sus colaboradores a —Lucas, médico querido“ y lo coloca entre losque proceden de la gentilidad. Estas dos condiciones –algunos tecnicismos médicos, y elhorizonte de la salvación de los gentiles– se hacen evidentes al comparar el tercer Evangeliocon los otros dos sinópticos. Pero, por otra parte, en el libro de los Hechos hay una serie depasajes (Hch 16,10-17; 20,5-25; 21,1-18; 27,1-28,16) correspondientes a los viajes de Pablo,narrados en primera persona del plural (—nos embarcamos...fuimos“, etc.) que sugieren que el mismo autor de todo el relato fue compañero de Pablo en esas ocasiones. Descartados los otros personajes que aparecen en el libro, sólo queda Lucas.
Sin embargo estas conclusiones han sido puestas en duda por algunos investigadorescontemporáneos. El argumento de la primera persona del plural se utiliza a sensu contrario: siel autor usa de esa técnica estilística es precisamente porque no fue testigo de losacontecimientos, pero quiere, de esa manera, dar la impresión de verdad en lo que narra . Porotra parte, se dice que los tecnicismos médicos que aparecen en el relato no tienen por qué ser exclusivos de un médico: cualquier persona culta puede conocerlos
Las objeciones contra la autoría de Lucas no son muy fuertes, y, por otra parte, tampoco laganancia anterior era mucha: si el autor no firmó expresamente su obra quiere decir quetampoco era esto excesivamente importante . Tal vez lo más importante sobre el autor es lo quenosotros deducimos del análisis del relato. Es lo que la crítica literaria moderna conoce como elautor —implícito“. Además de la condición apuntada sobre su interés en mostrar la llamada a lasalvación de los gentiles presente en la génesis del libro, el autor aparece como un hombreinteligente que conoce bien el estilo griego, pero también el Antiguo Testamento y lascircunstancias de la Iglesia a la que se dirige; en definitiva, el pasado y el presente de lasalvación. Es un hombre que para su reflexión cuenta con una imaginación sintética muydesarrollada como lo prueban los paralelismos que ofrece entre Jesús (Evangelio) y la Iglesia(Hechos). Un hombre concienzudo que se hace cargo de lo que representa la oferta de salvación de Dios y no quiere que se banalice de ninguna manera. Podrían anotarse otras condiciones delautor, pero se verán mejor a lo largo de la exposición .
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2.2. FECHA DE COMPOSICION.
Tampoco el relato nos da noticia alguna de su fecha de composición. Algunos autores, con baseen el final brusco del libro tras la primera prisión de San Pablo, y en la ausencia en la narraciónde los martirios de Pedro y Pablo (en definitiva, los personajes centrales de libro), dedujeron que el libro fue escrito hacia el año 62 ó 63 fecha del primer cautiverio de Pablo.
Sin embargo, ya se ha visto que no hay que tener a Hechos como una mera —crónica“ histórica.El final de Hechos no es tan brusco como puede parecer a simple vista. El libro se abre (Hch1,8) con el anuncio del Señor a sus apóstoles de que serán sus testigos en Jerusalén, Judea,Samaría, y —hasta los confines de la tierra“, y se cierra cuando el autor considera que ya se hacumplido esa promesa y Pablo, en Roma —predicaba el Reino de Dios y enseñaba lo relativo alSeñor Jesucristo con toda libertad y sin ningún estorbo“ (Hch 28,31). Esto quiere decir que laIglesia ha dejado ya su concha inicial del judaísmo y sigue adelante en su misión salvadora conel mundo entero como tarea.
Con esta concepción de Hechos como obra —una y completa“ con una finalidad determinada, elhorizonte de investigación es otro. Se trata de examinar históricamente las condiciones de laprimera cristiandad y situar el momento en el que puede aparecer una obra como la de Lucas.Algún autor (J. Knox) piensa que Hechos se escribió mucho después que el tercer Evangelio,hacia el año 125 con la finalidad de combatir el mal uso que Marción hacía del tercer Evangelioy de los escritos de Pablo. También otros autores (O‘Neill) retrasan su composición hasta elsiglo II pero sin razones excesivamente concluyentes. Por las condiciones de los destinatarios–hombres de la segunda generación del cristianismo, procedentes de la gentilidad a quienes seofrece el fundamento de la llamada a la salvación y a quienes se les presenta el vigor y lapujanza de la Iglesia primitiva– muchos críticos suponen que la obra se compuso hacia losaños 70-80. Esta hipótesis coincide con otros datos: de hecho, el prólogo del tercer evangeliosupone prácticamente un personaje de la —segunda generación“. Por otra parte, si Lucas es un joven compañero de Pablo en el año 50, el los años 70-80 está en la madurez para ofrecer una obra reflexiva como la que analizamos.
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2.3. DESTINATARIOS.
El libro de los Hechos, como el tercer Evangelio, está dirigido expresamente a —Teófilo“. Por elsignificado de este nombre propio –—el amado de Dios“– no sabemos si es un personajeconcreto o es un indicador general de los cristianos a los que se dirige. Sin embargo, tambiénahora el nombre es lo de menos: lo que interesa verdaderamente es individuar las —condiciones“(conocimientos, intereses, etc) de personaje a quien se dirige el autor.
Para descubrir estas condiciones tenemos dos caminos: la crítica externa y la interna. De lacrítica externa sólo poseemos la indicación genérica de que Lucas escribe su obra para cristianosprocedentes de la gentilidad. La crítica interna, aunque más hipotética, puede ofrecer más rasgosestudiando lo que la crítica literaria llama el —lector implícito“. ¿Quién es el lector implícito?Puede decirse que es aquel personaje de la narración en el que piensa el autor al componer suobra. El autor, al escribir, tiene presente lo que este lector conoce y desconoce (desde el idioma, hasta la geografía, pasando por los sistemas de valores presentes en ambos) para establecer unsistema adecuado de referencias comunes y ser así entendido por el lector.
¿Qué cualidades cabe asignarle al lector implícito de Lucas? Del prólogo del Evangelio,podemos deducir que se trata de un cristiano a quien se ofrece la seguridad de las cosascumplidas que se le han enseñado. Es posible que el autor tenga también por cosas cumplidaslas que se relatan en el libro y que se refieren fundamentalmente a las vicisitudes por las que la—salvación de Dios“ –expresión muy frecuente en Hechos– ha llegado a los gentiles. Laacción del Espíritu Santo en los apóstoles y en las personas (en el mundo, en definitiva) serefiere probablemente a estas circunstancias. Pero, al mismo tiempo, el relato cuenta algunascosas que no tienen que ver con este proyecto y que están continuamente presentes en el texto,como por ejemplo las condiciones de vida de las primeras comunidades (su actitud hacia losbienes materiales, su vida de oración, etc.), o la fuerza de la primera acción apostólica. De estocabe suponer que el lector implícito instruido por Lucas no lo es sólo en su seguridad de serllamado a la salvación, sino también en el vigor y la trascendencia de su condición de cristiano.
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3. EL TEXTO "OCCIDENTAL" Y EL "ORIENTAL".
Para una primera aproximación al libro de los Hechos de los Apóstoles hay que hacer notar unacaracterística que le es propia entre los escritos del Nuevo Testamento. Tenemos dosrecensiones del libro de los Hechos relativamente distintas y ambas fueron utilizadas en laantigüedad cristiana: el llamado texto Oriental o Alejandrino (representado por importantespapiros y por los más importantes códices: Sinaítico, Alejandrino, Vaticano, Rescripto de Efrén,etc.) y el llamado texto Occidental (representado por fragmentos de antiguos papiros, el códicede Beza, algunas versiones latinas y siríacas, etc.). Este último texto debió de tener mucho éxitoen la Iglesia latina de Africa pues es el que utilizan San Cipriano y San Agustín. La diferenciaentre ambos es que el texto Occidental es 1/10 más largo que el Oriental y que los contenidos deesta amplificación son normalmente explicaciones al texto Oriental, que es un tanto más oscuro.
Para estas variantes se han dado dos explicaciones. Se pensó que el autor habría hecho dosrecensiones del mismo texto: la primera en Antioquía y la segunda en Roma para obviar lasdificultades que pudieran nacer de la primera: esta hipótesis no es ahora seguida por muchosinvestigadores. La segunda hipótesis supone que la versión occidental tiene interpolacionesexplicativas que nacieron fundamentalmente porque Hechos no entró en el canon al mismotiempo que el Evangelio, sino más tarde. En efecto, como no trata de Jesús, sino de losapóstoles, tal vez no se tuviera por canónico en un primer momento y, al no serlo, los cristianosno se sintieron coaccionados por nadie a la hora de introducir explicaciones. Esta hipótesis es lamás seguida.
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4. CANONICIDAD
La concepción de Lucas-Hechos como una única obra, aunque tiene su fundamento en los textosmismos, no deja de ser una conclusión de la crítica moderna. Todos los testimonios de la antigüedad separan los dos libros; además, como hemos visto, la investigación textual invita apensar que Hechos entró más tarde en el canon que Lucas49.
La investigación sobre la relación entre el canon y cada uno de los libros de la Sagrada Escriturapuede tomar dos caminos: el que considera el lugar de un libro en el canon, es decir, en suforma final (Childs) y el que examina el proceso por el que un libro entra en el canon (Sanders).Ambas orientaciones pueden presentar luces para la comprensión de lo Hechos de los Apóstoles en la vida de la Iglesia.
En la forma actual Hechos se sitúa entre los evangelios (después del de Juan, no del Evangeliode Lucas) y las epístolas. La situación es lógica, pues es el último de los libros narrativos delNuevo Testamento y además viene a prolongar la acción de Jesús tras su ascensión. Su funciónes la de ser un —puente canónico“ entre los evangelios y las epístolas. Ahora bien, ¿Qué tipo depuente? Si atendemos al final de la vida de Jesús en Evangelio de San Juan, vemos a Maríaconfiada al discípulo, y si miramos al inicio de Hechos de los apóstoles, vemos a María enmedio de los discípulos. Por otra parte, la doctrina del Espíritu Santo, tan acentuada en el últimode los Evangelios, está ejemplificada en el libro de los Hechos. Por tanto el brazo que uneHechos con los Evangelios parece sólido. De la misma manera, Hechos cuenta la actividad dePablo que permite incluso situar las cartas paulinas en su contexto histórico, pero, sobre todo,Hechos puede muy bien ser una legitimación de los autores de las epístolas católicas (de ahí quealgunos manuscritos recojan el título de —Hechos de todos los Apóstoles“) .
Desde el punto de vista del proceso por el que Hechos entra en el canon, ya se ha dicho que suinclusión es posterior a la del Evangelio de Lucas. Por su semejanza con Mateo y Marcos, elevangelio de Lucas entró pronto en el canon. Un pasaje de San Ireneo (Adv. Haereses III,14,3)en el que se dice que algunos aceptan el testimonio del tercer evangelio, pero no el de Hechos(aunque tengan el mismo autor), nos introduce en la cuestión principal: Hechos de los Apóstol estuvo plena carta de ciudadanía en el canon cuando Marción, los gnósticos y algunos otros rechazaron algunos escritos cristianos como Escritura autoritativa.
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3.1. HECHOS EN LA VIDA DE LA IGLESIA.
Estudiar el libro de los Hechos en la Iglesia es una tarea un tanto desproporcionada para unamera aproximación como es ésta. Sin embargo, unas notas breves pueden recordar el ámbito de su vigencia principal.
En la tradición primera de la Iglesia, el libro de los Hechos es poco recurrente: nada más lógicoya que lo que se predicaba era el Evangelio. Sin embargo, con el tiempo, Hechos se tiene comouna descripción de la primera comunidad, de modo que puede encontrarse en ella el modelo delo que debe ser la Iglesia a través de los siglos. Comentarios a libro de los Hechos están ya enlas plumas de San Efrén, San Juan Crisóstomo, Teofilacto, Casiodoro o San Beda .
En la liturgia de la Iglesia, los Hechos se leen, y se han leído, en el correlato histórico quesupone el año litúrgico: el tiempo pascual.
Finalmente, es de notar el frecuente uso que se hace del libro en el reciente Catecismo de laIglesia Católica. Dos características pueden justificar el origen de este uso: en primer lugar lacategoría de —Historia de la salvación“, muy frecuente en la exposición de la doctrina de laIglesia en este siglo, tiene su expresión más concentrada en el libro de los Hechos. Por otra parte, el libro contiene un programa de vida cristiana y misionera muy acorde con lareevangelización de lo que se ha denominado la sociedad post-cristiana.
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3.2. INTERPRETACION MODERNA DE HECHOS.
La interpretación de la moderna exégesis sobre Hechos de los Apóstoles está en continuidad ydiscontinuidad al mismo tiempo con la apuntada hasta ahora. Para valorarla en su dimensiónadecuada es necesario advertir antes sobre dos premisas de esta interpretación: en primer lugar,puede decirse que esta interpretación mira al texto con —curiosidad“ (en algún caso, incluso condesconfianza hacia la interpretación de la tradición), atenta a descubrir cuanto pueda pasardesapercibido a una lectura ingenua del texto. En segundo lugar, la crítica moderna ha leídoHechos desde un punto de vista histórico, contrastando lo que ofrece con lo que podemosconocer de la época mediante otras fuentes. Esto quiere decir que en este análisis se privilegiasustancialmente lo que quiso decir el autor humano. Por ejemplo, a propósito de Hechos,juzgando que la obra no es una mera crónica de los acontecimientos ocurridos, y teniendopresente que un autor normalmente no escribe algo porque sí, sino que su escrito es unarespuesta a una pregunta, se tratará de averiguar a qué pregunta responde Hechos de losApóstoles. Ciertamente este procedimiento puede llevar, y ha llevado de hecho, a la apariciónde puntos de vistas sesgados, pero es también verdad que estas investigaciones han puesto demanifiesto características del texto que no pueden ser dejadas de lado sin más si se quiere comprender en su totalidad el mensaje expresado.
Lo que han impugnado la mayor parte de las interpretaciones modernas de Hechos es sucarácter de crónica histórica (aunque en algún caso, como veremos, también se han dirigidocontra la historicidad de lo relatado). La primera interpretación discordante de la tradición sobreHechos vino del protestante F. Baur. Para él, el libro no era una historia sino una apología: ellibro propone, ya bien entrado el siglo II, un cristianismo de compromiso para esconder lasrivalidades entre las iglesias, de ahí la presentación que se hace de Pedro y Pablo en una armonía que no era tal. Pero con esto se quiere decir también que Lucas no es un historiador ingenuo, sino un teólogo y apologista.
Aunque esta tesis pasa por alto muchas cosas presentes en el libro, esta línea de investigación seha continuado en algunos ámbitos protestantes; por ejemplo, todos los estudios dependientes deBultmann no han dejado de ver en la obra de Lucas la mano de un teólogo: Jesús y Pablo, diceel exegeta alemán, anuncian la escatología, el fin inminente de la historia; Lucas, ante el retrasode esta parusía, transforma este mensaje escatológico en historia de la salvación. Un ligerocambio de perspectiva se da con los estudios de Dibelius sobre los Hechos de los Apóstoles ,53pues el acento no se pone ya en la escatología sino en la eclesiología: la obra de Lucas es unatransformación del Kerygma en un modo de vivir: una Iglesia –en la que caben todas lasmanifestaciones de ese Kerygma– monolítica en unidad de sacramentos, jerarquía, etc. Naceasí lo que se llama el —protocatolicismo“ (la primera unidad universal) que no debe atribuirse aJesús o a los apóstoles, quienes, puesto que esperaban el fin inminente, eran muy plurales, sinoa Lucas. Esta tesis, sostenida por ejemplo por Käsemann , está también apoyada en uno de losestudios que han hecho época a propósito de Hechos: se trata del volumen de H. Conzellmantitulado —El centro del tiempo“ . Conzellman parte también del retraso de la parusía como55justificante de la obra de Lucas. Para él Lucas, ante el retraso de la parusía, introduce elconcepto de Historia de la salvación. En efecto en la obra de San Lucas (más que en el resto de los escritos del Nuevo Testamento) se hace especial referencia a las edades y los tiempos de la salvación: la preparación en el Antiguo Testamento, el centro en Jesús y los nuevos tiempos desde la exaltación de Jesús .
Ciertamente, aunque en diferente medida según cada uno de los autores, la cuestión delsignificado de Hechos ha ido más o menos de la mano con otra no tan explicitada: la falta defiabilidad histórica de Hechos. Frente a estas tesis otro grupo de exegetas, normalmente deámbito anglosajón, no han dejado de reclamar la historicidad esencial de Lucas y han visto enlas tesis anteriores más los prejuicios antihistoricistas que verdaderas noticias de la primera cristiandad .
A la vista de la investigación, resulta un tanto desproporcionado atribuir a la obra de Lucas unaimportancia tal que la sitúe en la génesis del cristianismo. Sin embargo, los mismos matices dela investigación invitan a pensar que Lucas no es un mero cronista de los acontecimientos. Hayun cierto consenso en afirmar que Lucas es teólogo-historiador: detrás de Hechos planea unmensaje, pero no hay razones fuertes para justificar que éste sea una creación de Lucas; parecemás bien una ordenación de los acontecimientos que se cumplieron. Más adelante examinaremos estas tesis con mayor detenimiento.
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5. ESTRUCTURA
Como se ha dicho antes, el contenido del libro de los Hechos no es uniforme; sin embargo, loshechos narrados están engarzados unos con otros de una manera peculiar. En una primeralectura los primeros 12 capítulos forman una especie de mosaico, en tanto que los restantespresentan un relato más uniforme en torno a los viajes de Pablo. Las estructuras que se hanpropuesto para el libro son diversas. Con todo, una estructura que haga justicia a la Iglesia deJerusalén y a la labor de Pablo es la que tiene más visos de verosimilitud. Se ofrece una que estádeterminada por los contenidos. En la siguiente lección se atenderá a lo que puede deducirse deun examen interno más atento.
PROLOGO Y ASCENSION (1,1-11) Como en el evangelio (cfr Lc 1,1-4), San Lucas comienza su narración con un prólogo semejante al que empleaban los historiadores profanos. En este segundo volumen de su obra enlaza con los acontecimientos narrados al final del evangelio y comienza a relatar los orígenes y la primera expansión del cristianismo, efectuados con la fuerza del Espíritu Santo, protagonista central de todo el escrito. A continuación (1,6-11) se narra la Ascensión (que también venía recogida al final del Evangelio). Estos dos párrafos se presentan así como el —puente“ entre las dos obras de Lucas.
PRIMERA PARTE: LA IGLESIA EN JERUSALÉN (1,12-7,60). Los siete primeros capítulos del libro de los Hechos narran la vida de la Iglesia naciente en Jerusalén. Una vez elegido Matías para completar el grupo de los Doce (1,15-26), se relata la venida del Espíritu Santo en Pentecostés (2,1-13) y la primera predicación apostólica acerca de Jesucristo. La narración sigue con el crecimiento y la agrupación de la comunidad en torno a Pedro y a los demás Apóstoles. Milagros y hechos extraordinarios (3,1-10; 5,1-16) acompañan la predicación de los Doce. Con unos sumarios intercalados a lo largo del texto (1,14; 2,42-46; 4,32-36; 5,12-16), Lucas describe la vitalidad espiritual de la primitiva Iglesia. El aumento progresivo de los fieles (2,42.47; 4,4; 5,14; 6,1) impone la elección de los diáconos (6,1-5). La persecución que se desata contra la Iglesia y el martirio de Esteban (6,8-7,60) suponen la culminación de toda esta sección, y el desplazamiento de la acción a las regiones limítrofes con Judea (8,1ss.).
SEGUNDA PARTE: EXPANSIÌN DE LA IGLESIA FUERA DE JERUSALÉN (8,1-12,25) En esta parte se narra la dispersión de los cristianos que, con excepción de los Doce, se habían diseminado a causa de la persecución y predicaban el Evangelio por Judea, Samaría y Siria. Jerusalén ha quedado demasiado estrecha y la Iglesia comienza a abrir sus puertas a los gentiles. Se nos habla de la conversión del etíope (8,26-39) y de la recepción del Bautismo por parte de numerosos samaritanos (8,14-17). Se narran con bastante detalle la vocación de Pablo, llamado a ser Apóstol de las gentes (9,15), y la conversión del centurión Cornelio (caps. 10-11), de extraordinario significado para la superación evangélica de las barreras étnicas. Termina con la muerte de Santiago, hermano de Juan, y la detención y liberación milagrosa de San Pedro.
TERCERA PARTE: DIFUSIÌN DE LA IGLESIA ENTRE LOS GENTILES. VIAJES MISIONEROS DE SAN PABLO. (13,1-20,38). En la perspectiva del libro de los Hechos entra el narrar cómo la salvación se extiende desde Jerusalén hasta los confines de la tierra. Pablo es el instrumento elegido por Dios para ello (cfr 9,15). En esta tercera parte se relatan sus viajes apostólicos extendiendo la predicación del Evangelio y fundando nuevas comunidades. Es de notar que, desde este momento, cobra una singular importancia la labor misionera de la iglesia de Antioquía; sin embargo, el libro de los Hechos no deja de señalar que cada nuevo impulso evangelizador pasa también por Jerusalén (9,26; 15,2; 20,16; 21,15).
CUARTA PARTE: SAN PABLO, PRISIONERO Y TESTIGO DE CRISTO (21,1-28,31). Con la llegada a Jerusalén comienza la última parte del libro en la que se describe la cautividad del Apóstol. Éste, según el anuncio del Señor (23,11), será, desde ahora, prisionero y testigo de Cristo y del Evangelio. Se narra con detalle su viaje, como prisionero, hasta Roma. Desde la Urbe queda abierto el camino del Evangelio a todo el mundo.
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6. LAS FUENTES DEL LIBRO DE LOS HECHOS.
Se ha anotado ya en varios lugares que San Lucas trabaja con fuentes y que no fue testigo detodos los acontecimientos que narra. Sin embargo, el caso del libro de los Hechos de losApóstoles es distinto del caso del Evangelio. Y ello por dos razones: por una parte porque, sihemos de tomar las secciones —nos“ (vid supra) como indicio de presencia en losacontecimientos relatados, entonces sí tenemos al evangelista por una fuente fiable. Pero, porotra parte, el análisis histórico de los relatos y los discursos presenta un problema: no tenemos,como en el caso de los evangelios sinópticos, otras fuentes con las que compararlos para ver eltrabajo redaccional del autor. En definitiva, tenemos que analizar el texto desde sí mismo.
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6.1. LOS RELATOS.
Son narraciones más o menos anecdóticas de los acontecimientos (de acciones cumplidas)ocurridos en los inicios de la Iglesia. Por su misma naturaleza, estas acciones narradas son muyheterogéneas: curaciones, persecuciones e incomprensiones, liberaciones milagrosas, relatos demisión apostólica, etc. La conjunción de estos relatos no puede ser como la del Evangelio en laque la figura de Jesús era el nexo de unión. Sin embargo, hay una serie de notas que se observanen ellos y que puede darnos alguna idea de cómo se presenta en unidad el material apuntado:
- a. Es evidente, en algunos lugares, la organización de los relatos por ciclos: así la conversión deCornelio (Hch 10-11), o las anécdotas del diácono Felipe (Hch 9), o los itinerarios de Pablo, lahistoria del Concilio de Jerusalén, las anécdotas de la Iglesia de Antioquía, etc.
- b. A un lector atento no podrá dejar de llamarle la atención el paralelismo que se establece entrePedro y Pablo: ambos realizan milagros semejantes de curaciones y resurrecciones (cfr Hch 3,1-10 y 9,36-40 con Hch 14,8-11 y 20,7-12), ambos luchan contra los magos (Hch 8,9-13; Hch19,13-19), y ambos escapan milagrosamente de la cárcel (Hch 12,6-17; Hch 16,25-34).
- c. Finalmente, hay bastantes relatos en el texto que muestran cómo hombre influyentes sehicieron cristianos o dialogaron con los misioneros (cfr Hch 10,1s; 13,7; 18,12; 22,25s; 24,1s).
En general, no es fácil dudar de la historicidad de lo que se cuenta –a no ser por el prejuicio deno admitir las intervenciones sobrenaturales–, aunque parece que la misma elección de loscontenidos y la distribución del material supone un trabajo de síntesis muy cuidado por parte del autor.
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6.2. LOS SUMARIOS.
Los sumarios son breves notas, a modo de resumen, que narran una situación ordinaria. Llamamucho la atención la cantidad de sumarios que aparecen en el libro de los Hechos, en especialen la primera parte. Pueden verse en Hch 2,42-47; 4,34; 5,12ss; 6,1.7; 9,31; 11,21.24; 12,24; 14,1; 19,20; etc. Ciertamente, como ha observado la crítica, en algún caso, los sumariosdescriben la situación de la Iglesia de una manera un tanto idealizada, puesto que introducen unaespecie de juicio global de la situación a partir de algunas anécdotas. Véase, por ejemplo, éste(Hch 5,12-16), que parece incluso una colección de sumarios:
—Por mano de los Apóstoles se obraban muchos milagros y prodigios entre el pueblo. Se reunía todos con un mismo espíritu en el pórtico de Salomón; pero ninguno de los demás se atrevía a unirse a ellos, aunque el pueblo los alababa. Se adherían cada vez más creyentes en el Señor, multitud de hombres y de mujeres..., hasta el punto de que sacaban los enfermos a las plazas y los ponían en lechos y camillas para que, al pasar Pedro, al menos su sombra alcanzase a alguno de ellos. Acudía también mucha gente de las ciudades vecinas a Jerusalén, trayendo enfermos y poseídos por espíritus inmundos, y todos ellos eran curados“.
Los sumarios de Hechos, en el relato, tienen la misma función que en cualquier narración:sirven para marcar el paso del tiempo y para señalar el avance de los acontecimientos relatados.Pero en nuestro libro, en muchas ocasiones, estos sumarios se acompañan con una indicación denúmeros, con los que se señala el éxito del cristianismo.
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6.3. LOS DISCURSOS
A un lector atento, no dejará de llamarle la atención la cantidad de discursos que aparecen en ellibro de los Hechos (unos 300 versículos sobre los 1.000 de Hechos); más todavía lesorprenderá la percepción de que muchos de estos discursos repiten unas mismas ideas: losplanes de la salvación de Dios. Entonces, ¿para qué sirven los discursos en Hechos? Unaprimera respuesta debe mirar a la literatura de la época de Lucas. Dos tipos de libros tienendiscursos semejantes y deben ser la referencia para estudiar la obra de San Lucas: los escritos dehistoria de la Antigüedad y los evangelios. Es cosa conocida que los escritores de historia de laantigüedad utilizaban los discursos para suplir la ausencia de análisis psicológicos o dereflexiones sobre el sentido de la historia . En el caso de los evangelios los discursos de Jesús58tienen un sentido ligeramente distinto, ya que normalmente no están para ilustrar los relatos alos que acompañan, sino que juegan el mismo papel que un acontecimiento: el discurso es doctrina, como el relato es también doctrina.
Si nos detenemos a analizar estas características en el libro de los Hechos, veremos que en ciertamanera siguen el modo de los discursos de la historiografía pagana. En algunos lugares vienenlos discursos de Hechos a suplir la descripción psicológica de los personajes (cfr por ejemploHch 10-11), y casi siempre orientan el sentido de la narración. El ejemplo más claro a estepropósito quizás sean las palabras de Jesús en el comienzo del libro (Hch 1,7-8) que bienpueden tenerse como una prolepsis anticipadora de lo que es la estructura de Hechos: —No escosa vuestra conocer los tiempos o momentos que el Padre ha fijado con su poder, sino querecibiréis la fuerza del Espíritu Santo que descenderá sobre vosotros y seréis mis testigos enJerusalén, en toda Judea y Samaría, y hasta los confines de la tierra“. Y como explicitación deeste discurso, el de Pentecostés de San Pedro y los desarrollos en el pórtico de Salomón (Hch 3,12-16), al Sanedrín (Hch 4,8-12; 5,29-32), y en la casa de Cornelio (Hch 10,34-43).
Pero también en otras ocasiones los discursos tienen un valor sustantivo; por ejemplo Hch 4, 24-30 reproduce una bella oración de los primeros cristianos, pero es fácil descubrir en este texto elmodo con el que la primera comunidad vivía las persecuciones. El mesianismo real que suponeesta oración está también en armonía con el mesianismo del siervo doliente (Is 53) explicadopor Felipe al eunuco de la reina Candaces (Hch 8, 30-33). De la misma manera, el discurso deEsteban (Hch 7, 2-53) nos describe con relativa exactitud la manera de entender por parte de los judíos helenistas el sentido de la Ley y las ceremonias del Templo.
Sin embargo, en el análisis de los discursos de Hechos debe entrar una segunda cuestión que yase ha insinuado antes, y es que la mayor parte de ellos tienen un mismo tema: la salvación deDios, las promesas de Dios y su cumplimiento, la llamada a los gentiles en el marco de esaspromesas. A esta caracterización general hay que añadirle otra: en algunas ocasiones (cfr Hch2,14-26, en Pentecostés o Hch 17,22ss, en el Aerópago) los discursos parecen estar concebidospensando más en el lector del texto, que en el oyente de Pedro o de Pablo. La crítica ha hechonotar por esto que el marco de tales discursos (aun cuando haya diferencias de prosopopeia, oincluso de matices teológicamente expresivos entre ellos) es más el entero libro de Hechos que el momento concreto en que fueron pronunciados.
Esto apunta una nueva cuestión, ya anotada antes: el carácter apologético de Hechos. En efectosi nos fijamos adecuadamente en los discursos podemos encontrar contenidos kerigmáticosmucho más grandes de lo que podríamos pensar en un primer momento. Encontramos, porejemplo, una apologética primitiva dirigida a los judíos que testimonia primeramente laresurrección de Cristo apoyada en las Escrituras, también se descubre el discurso apologético decara a los paganos que encontraremos después más elaborado en la epístola a los Romanos,también es fácil ver la apología de Pablo y sus enseñanzas diversas a judíos, a gentiles y apaganos, etc.
Este examen primero nos lleva a concluir que, si bien los rasgos de historicidad son muypatentes, se descubre también una gran tendencia del autor a una composición que comporta unaprofunda significación. Pero eso nos introduce en otro aspecto del análisis de Hechos: ¿qué tipode historia es la que tenemos aquí?
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7. HISTORIA Y TEOLOGIA (HISTORIA E HISTORIA DE LA SALVACION)
Como ya se ha dicho un poco antes, una de las discusiones modernas a propósito de Hechos haversado sobre su historicidad. Puede decirse que esa discusión se inicia cuando en la críticagermana dependiente de Bultmann se empieza a leer Hechos como una apología. Frente a estacrítica, algunos autores, fundamentalmente de ámbito anglosajón, seguían defendiendo Hechoscomo historia. En la actualidad se ha impuesto lo que se denomina la —vía media“: Lucas escribeal modo de la historia, aunque es un teólogo. Lo que le interesa al autor del libro es el caminopor el que la salvación llega a los gentiles cumpliéndose de este modo el designio de Dios. Peroeste camino está hecho de acontecimientos cumplidos, no de composiciones del autor. Veamosen qué manera puede decirse esto:
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7.1. EL GÉNERO LITERARIO HISTORIA.
En primer lugar, para dictaminar sobre un texto, debe describirse el género literario con el queestá escrito: indudablemente se puede escribir historia en forma de una poesía, pero el lectorjuzgará más fiable el relato que le presente datos que el que le presente poesías. Se suelen anotartres características principales del género literario Historia : la remisión a las fuentes, lasituación de los acontecimientos en un marco cronológico más amplio, en lo que podríamosllamar la historia monumental y, finalmente, la causalidad en los acontecimientos relatados.
Es muy importante notar hasta que punto Lucas sigue estos criterios a la hora de componer suobra. El prólogo del Evangelio, que puede tenerse, como se ha visto, como el prólogo de toda laobra, es muy semejante al de otros historiadores helenistas (Luciano, Tucídides, Flavio Josefo,etc) y allí habla explícitamente de sus fuentes (Lc 1,2) de su método (Lc 1,3, con acribia), y delorden. Incluso elige un término (narración=diegesis) que es el propio de la escritura de lahistoria. Por parte de la segunda característica hay que hacer notar que Lucas es el único deentre los evangelistas (cfr Lc 3,1-3; Hch 11,27, etc) que sitúa explícitamente losacontecimientos de sus relato en el marco de la cronología y los acontecimientos del ImperioRomano. Finalmente, la causalidad que conecta los acontecimientos la hemos visto yajustificada en la articulación de discursos, sumarios, etc. Como dice un conocido investigador(Hengel) Lucas procede como un historiador y procede críticamente, otra cosa es que el lector quiera creerle .
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7.2. LA HISTORICIDAD DE LAS FUENTES.
Pero hay un segundo punto. Para creer que el relato responde a las expectativas de Historiaprometidas en el inicio y seguidas en muchos de los puntos, se impone un examen de las fuentesque ha utilizado Lucas. Esta operación tiene una dificultad: no contamos con un término decomparación como ocurre por ejemplo en el estudio de los sinópticos. Ya hemos visto apropósito de las formas utilizadas por Lucas que nuestro autor modifica el material que recibe,pero esto no es un tampoco un criterio definitivo: de hecho la mayor parte de los historiadoreshelenistas —reescriben“ el material que reciben. Por tanto, el examen debe hacerse paso a pasoen cada una de las formas que hemos analizado antes:
En el caso de los sumarios el estudio es relativamente fácil: ya provengan de material anterior aLucas (como podría ser Hch 2,42-47), ya sean composición del mismo Lucas, por el hecho deno ser compendio de una serie de acontecimientos sino generalización de un acontecimiento, notienen en ningún caso la pretensión de reproducir acontecimiento a acontecimiento(Kath‘hékaston) lo ocurrido. La imitación de la realidad que suponen los sumarios es —según latotalidad“ (Katholou). Y Lucas no esconde detrás de la visión idílica de algunos sumarios los acontecimientos que podían empañarla.
En el examen de los relatos, debemos distinguir entre las diversas partes del texto y sus posiblesfuentes: es indudable que el autor trabaja con fuentes de diversa índole. Hch 1-15 tiene un estilosemitizante parecido al griego de los LXX, aunque no parece por el desarrollo del texto querecopie fuentes, sino más bien que construye a partir de ellas. En cambio, en la segunda parte deHechos –que en cuanto a contenidos es más homogénea en torno a Pablo– se descubrendiversos estilos y por tanto cabe pensar en varias fuentes: narraciones de viajes de San Pablo,relato del encarcelamiento de Pablo, balance de cuentas para la colecta (Hch 20,1-6), etc .61También hay que incluir en este apartado las llamadas secciones —nos“ (16, 10-17; 20, 5-21;27,1-28,16) de las que es fácil pensar que el sujeto sea Lucas, aunque también podría recopiarseun documento de viaje. En todo caso, la crítica a la veracidad de estas fuentes sólo puede venirdel rechazo a lo sobrenatural en los relatos taumatúrgicos.
Finalmente los discursos. También aquí entra el problema de las fuentes pero en un sentidodistinto. Para algunos autores (desde Dibelius), los discursos tal como se nos presentan enHechos son una reflexión de Lucas sobre su propia concepción del cristianismo. Para otros, son reproducción estilizada de los discursos pronunciados por sus protagonistas. Una cosa esevidente: es difícil distinguir entre los estilos de los discursos fuera de las característicasgenerales (misión a los gentiles, misión a los judíos, etc), por lo que es evidente la marca deLucas en ellos. Por otra parte, tampoco los discursos presentan tantas diferencias entre elloscomo para pensar que fueron conservados en documentos en cuanto tales. Por tanto, tambiéndesde este punto de vista, hay que asignarle a Lucas un grado alto de composición en su escrito.Pero si atendemos a lo dicho antes sobre la función de los discursos en la antigüedad, no haymotivo para dudar de la historicidad de tales discursos y de su contenido general .
Por todo ello el juicio de los investigadores es bastante claro: —Un historiador como Lucas, en63el que el modo de escribir historia está íntimamente ligado a su interés por ofrecer garantías detipo religioso para una obra que es proclamación y enseñanza, puede quedar perfectamenteenmarcado dentro de las categorías literarias de la antigüedad, aunque no logre alcanzar el nivelque exige la historiografía moderna“. Bien es verdad que los matices que, según hemos idoobservando, debemos hacer a esta afirmación general nos invitan a tener esta historia no comouna historia general o monumental del cristianismo primitivo sino como una —historia de la salvación“.
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19. NACIMIENTO Y DESARROLLO DE LA IGLESIA EN EL LIBRO DE LOSHECHOS
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1. CONTENIDO DEL LIBRO DE LOS HECHOS DE LOS APOSTOLES.
De cuanto hemos visto en la lección anterior –y mucho antes, desde la mera lectura del libro–es evidente que el libro de los Hechos es totalmente diferente de cualquier otro del NuevoTestamento. No trata sobre Jesús (como los evangelios) ni sobre las consecuencias quecomporta para la vida la venida del Hijo del Dios (como las cartas). El tema del libro de losHechos son los balbuceos apostólicos de la Iglesia naciente; aparentemente no hay aquí ningúnmotivo kerigmático sino un simple motivo de memoria o curiosidad histórica. Sin embargo,también hemos visto que ésta sería una lectura excesivamente superficial del libro. Con esamemoria histórica el autor vincula una serie de enseñanzas en las que los aspectos literarios ylos aspectos doctrinales están perfectamente entrelazados. Los analizaremos primero desde unpunto de vista estructural para después detenernos en algunos pasajes concretos.
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1.1. EL EVANGELIO DEL ESPIRITU SANTO
Una lectura detenida obliga también a pensar en la figura unificadora del Espíritu Santo. Sileemos el libro de los Hechos como narración (pues así ha sido concebido) nos damos cuenta enseguida que muchas de las —peripecias“ (acontecimientos que cambian la dirección de la accióndel relato) están precedidas por una acción del Espíritu: —Apenas hay una página en los Hechosde los Apóstoles en la que no se nos hable de Él y de la acción por la que guía, dirige y anima lavida y las obras de la primera comunidad cristiana: Él es quien se derrama en Pentecostés, quieninspira la predicación de San Pedro (Hch 4,8), quien confirma en la fe a los discípulos, quiendirige al diácono Felipe en su primera misión (Hch 9), quien sella con su presencia la llamadadirigida a los gentiles (Hch 10, 44ss) quien envía a Pablo con Bernabé a la misión (Hch 13, 2-4),con quien se toman las decisiones en Jerusalén (Hch 15), quien llevará a Pablo a Jerusalén (Hch20,22-23) y le conducirá después encadenado a Roma, etc.“
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En la lección siguiente, al tratar de la Pneumatología del libro de los Hechos se verá algunacaracterística puntual de esta acción del Espíritu Santo en la Iglesia descrita en Hechos: suvinculación a la presencia de los Doce, al bautismo en nombre de Jesús, etc. Sin embargo, en loque se refiere a lo característico del libro, la misión universal del mandato de Jesús, interesafijarse en unos detalles significativos:
1. Es el Espíritu Santo quien inicia la manifestación apostólica de la Iglesia en Pentecostés. AÉl debe esperar la comunidad apostólica para salir del caparazón del cenáculo. Con lavenida del Espíritu Santo se inicia la predicación pública de los apóstoles y los resultadosefectivos: la conversión de las gentes, la fortaleza de la primera comunidad, etc.
- 2. Es el Espíritu Santo quien, con una nueva Pentecostés, se adelanta a Pedro en el bautismode los primeros conversos que no pasaron por el judaísmo para acceder al cristianismo. Asílo descubre el relato de la conversión de Cornelio (Hch 10,44-48: —Todavía estaba diciendoPedro estas cosas cuando descendió el Espíritu Santo sobre todos los que escuchaban lapalabra; y los fieles que procedían de la circuncisión y que habían acompañado a Pedroquedaron atónitos, porque también sobre los gentiles se derramaba el don del EspírituSanto; pues les oían hablar lenguas y glorificar a Dios. Entonces habló Pedro: ¿Podráalguien negar el agua del bautismo a estos que han recibido el Espíritu Santo igual quenosotros? Y mandó bautizarlos en el nombre de Jesucristo. Entonces le rogaron que sequedase algunos días“) y así lo proclama Pedro cuando da razón de su conducta enJerusalén: (Hch 11,15-18: —Cuando comencé a hablar, descendió sobre ellos el Espíritu Santo, igual que al principio lo hizo sobre nosotros. Entonces recordé la palabra del Señorcuando decía: «Juan bautizó en agua, pero vosotros seréis bautizados en el Espíritu Santo».Si Dios les concedió el mismo don que a nosotros, que creímos en el Señor Jesucristo,¿quién era yo para estorbar a Dios? Al oír esto se tranquilizaron y glorificaron a Diosdiciendo: Luego también a los gentiles les ha concedido Dios la conversión para la Vida“).
- 3. Finalmente, es también el Espíritu Santo quien reafirma la posición de los nuevosevangelizadores en relación no ya con la circuncisión, sino con una de las consecuenciasque conlleva no pasar por la circuncisión para vivir cristianamente: tampoco son necesarioslos aspectos rituales de la Antigua Ley. Así, se dice en el decreto apostólico: —porque hemosdecidido el Espíritu Santo y nosotros no imponeros más cargas que las necesarias“ (Hch15,28).
Como se ha dicho más arriba, la acción regente del Espíritu Santo se abre a más matices de losque aquí se señalan, pero, especialmente, el paralelismo entre Pentecostés y el nuevoPentecostés de Cesarea, refleja muy condensadamente el dinamismo estructural y temático dellibro.
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1.2. PEDRO Y PABLO
Hemos hecho notar también que el libro, más que contar la actividad de los Apóstoles, parecereferirse a la actividad de Pedro y Pablo. Además, esta actividad se refleja en el libro de unamanera paralela, como si el autor quisiera introducir un mensaje en ese modo de narrar. Lospasos más notorios son:
Los doce primeros capítulos siguen, en general, la actividad de Pedro en la Iglesia madre deJerusalén y en Palestina; en cambio, desde el capítulo 13 el relato podría titularse —Hechos dePablo“ ya que Pedro sólo aparece en el Concilio de Jerusalén. Por otra parte, la figura de Pabloestá introducida en los capítulos anteriores (Hch 7,58; 9,1-30). De hecho, parece que parte delos primeros capítulos es una preparación para la actividad de Pablo. Dentro de laheterogeneidad de los personajes, el autor introduce elementos de homogeneidad que hacen delas dos historias un sólo relato.
Como también se ha visto antes, un lector atento no podrá dejar de percibir el paralelismo que seestablece entre Pedro y Pablo: ambos realizan milagros semejantes de curaciones yresurrecciones (cfr Hch 3,1-10 y 9,36-40 con Hch 14,8-11 y 20,7-12), ambos luchan contra losmagos (Hch 8,9-13; Hch 19,13-19), ambos escapan milagrosamente de la cárcel (Hch 12,6-17;Hch 16,25-34), etc.
En todo ello es forzoso ver la disposición providencial de Dios que el autor no duda ensubrayar. Pero, por lo que Pedro y Pablo representan, es también claro que el autor subraya deesta manera la legitimidad de la misión a los gentiles. Un aspecto derivado de esta presentaciónde Pedro y Pablo es la relación que también está presente en el libro entre Jerusalén y Antioquía.
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1.3. JERUSALÉN Y ANTIOQUIA.
Semejante a este cambio de interés –desde Pedro a Pablo– es el cambio de horizontetopográfico: desde Jerusalén a Antioquía, que parece convertirse en el centro más vigoroso de laexpansión misionera de la primera Iglesia. Desde la presentación de la iglesia de Antioquía(Hch 11,19-26), donde el evangelista subraya el éxito del evangelio, cuando muchedumbresabrazaban la nueva fe hasta el punto de que el nombre de cristianos nace en este contexto, elautor del libro no deja de señalar la fuerza de la fe de aquellos cristianos a cuyo impulsomisionero hay que atribuir en no poco la expansión entre los gentiles.
Sin embargo, también aquí hay un detalle que no debe pasarse por alto: Jerusalén no quedades plazada del horizonte del relato, ya que desde el capítulo 12 cada movimiento de expansión de la iglesia pasa por Jerusalén (cfr Hch 12,25; 15,2; 18,22; 19,21; 20,16; 21,13; 25,1).
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1.4. CONCLUSION: SENTIDO DEL LIBRO DE HECHOS DE LOS APOSTOLES DESDE EL PUNTO DE VISTA LITERARIO Y DOCTRINAL.
Con lo que hemos visto tenemos ya elementos para formular una hipótesis sobre el sentido dellibro. En ocasiones, aparece una tendencia en la crítica a tener la obra de Lucas como la de unideólogo que persigue una idea fija y que consigue transmitirla con maestría (cfr supra—Interpretación moderna de Hechos“). Lo visto en los últimos apartados nos invita a no serprecipitados y a tener presente que proponer una hipótesis directora de la organización del librono puede hacerse a costa de descartar otras que también están presentes.
Parece evidente que el libro de Hechos debe tenerse como una narración, y por tanto debeinterpretarse como tal. Por tanto, es el análisis narrativo quien debe dar luces sobre el sentido del libro:
- 1. Según la formulación aristotélica de la Poética, el tema (la idea, la dianoia) de un libro sedescubre a través de la trama (mythos), pues la trama es —el tema en el tiempo“. El libro delos Hechos comienza en Jerusalén con el mandato de Jesús de esperar la donación delEspíritu Santo y llegar a los confines de la tierra en su predicación; y termina con lapredicación de Pablo en libertad en la capital del imperio. Las peripecias del libro puedenleerse todas en este marco y los discursos también. Por tanto, si ésta es la trama, el tema cabría bajo una denominación que dijera más ó menos: la llamada a la salvación decretada por Dios para Israel llega a todas las naciones .
- 2. Pero una narración es también la historia de unos personajes (o un personaje), individuales(o colectivos como es el caso de la narración sobre la Historia). En el libro de los Hechoseste análisis debe ser muy matizado. No cabe duda de que, por espacio dedicado, elpersonaje central es Pablo (el relato prepara su actividad narrando su conversión-vocación ydespués del capítulo 13 se detiene sólo en él). Sin embargo, los pasos más importantes en lapredicación a Israel y, sobre todo, en la llamada a los gentiles (Hch 10-11, 15,6-11), los daPedro. A ninguno de los dos se le puede atribuir el lugar principal de la historia como nos lomuestra el hecho de que los dos son sujeto (u objeto) de acciones prodigiosas semejantes ylos dos actúan también (especialmente en las peripecias que cambian la orientación de laacción) bajo la dirección de Jesús o del Espíritu.
- 3. Pero ya hemos dicho que no puede reducirse una narración a una idea. Es indudable quemuchas de las cosas vistas por los críticos (el lugar de Pedro y Pablo, el hecho de que laapertura a los paganos se haga con Pedro, la vuelta a Jerusalén -la Iglesia madre- en cadaproceso de la evangelización, la legitimidad del cristianismo como religión lícita, la pujanzade la nueva fe, etc.) tienen su lugar indudable en el libro. Pero también es fácil ver quepueden insertarse en el marco narrativo que se ha apuntado.
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2. LAS FASES DE LA SALVACION EN EL LIBRO DE LOS HECHOS: PENTECOSTÉS,CONCILIO DE JERUSALÉN, PREDICACION HASTA LOS CONFINES DE LA TIERRA.
El lector puede reconocer fácilmente una cierta estructura del volumen en las palabras de Jesúsa sus discípulos en el comienzo del libro (Hch 1,7-8): —No es cosa vuestra conocer los tiempos omomentos que el Padre ha fijado con su poder, sino que recibiréis la fuerza del Espíritu Santoque descenderá sobre vosotros y seréis mis testigos en Jerusalén, en toda Judea y Samaría, yhasta los confines de la tierra“.
Si atendemos a lo que se narra después, estas acciones anunciadas por Jesús se cumplencronológicamente en el desarrollo la acción. Sin embargo, como vamos repitiendo,conceptualmente, hay dos notas importantes en las palabras del Señor: la recepción del EspírituSanto y la llegada hasta los confines de la tierra. Estas notas pueden verse si se leen detenidamente los pasajes que hacen referencia a Pentecostés y a la conversión del centurión Cornelio.
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2.1. PENTECOSTÉS (HCH 2, 1-47)
Pentecostés significa, en el libro de los Hechos, el comienzo de la andadura de la Iglesia:animada por el Espíritu Santo, constituye el nuevo Pueblo de Dios que comienza a predicar elEvangelio a todas las naciones y a convocar a todos los llamados por Dios. La efusión delEspíritu Santo tendrá también un valor revelador; más tarde, San Pedro verá en el descenso delEspíritu Santo sobre Cornelio y su familia (Hch 10,47;11,16.17) una señal clara de la llamada alos gentiles sin pasar por la circuncisión.
Comienza la narración con el relato de la venida del Espíritu Santo (Hch 2,1-13). La narraciónestá llena de simbolismos. Pentecostés era una de las tres grandes fiestas judías: se celebrabacincuenta días después de la Pascua y muchos israelitas peregrinaban ese día a la Ciudad Santa.Su origen era festejar el final de la cosecha de cereales y dar gracias a Dios por ella, junto con elofrecimiento de las primicias. Después se añadió el motivo de conmemorar la promulgación dela Ley dada por Dios a Moisés en el Sinaí. El ruido, como de viento, y el fuego (Hch 2,2-3)evocan precisamente la manifestación de Dios en el monte Sinaí (cfr Ex 19,16.18; Sal 28)cuando Dios, al darles la Ley, constituyó a Israel como pueblo suyo. Ahora, con los mismosrasgos se manifiesta a su nuevo pueblo, la Iglesia: el viento significa la novedad trascendente desu acción en la historia de los hombres (cfr CCE 691); el «fuego simboliza la energíatransformadora de los actos del Espíritu Santo» (CCE 696). La enumeración de la procedenciade los que escuchaban a los discípulos (Hch 2,5.9-11) y el que todos entiendan la lenguahablada por los Apóstoles (Hch 2,4.6.8.11) evocan, por contraste, la confusión de lenguas enBabel (cfr Gn 11,1-9): «Sin duda, el Espíritu Santo actuaba ya en el mundo antes de que Cristofuera glorificado. Sin embargo, el día de Pentecostés vino sobre los discípulos para permanecercon ellos para siempre; la Iglesia se manifestó públicamente ante la multitud; se inició ladifusión del Evangelio entre los pueblos mediante la predicación; fue, por fin, prefigurada launión de los pueblos en la catolicidad de la fe, por la Iglesia de la Nueva Alianza que habla entodas las lenguas, comprende y abraza en el amor a todas las lenguas, superando así la dispersión de Babel» (C. Vat. II, Ad gent. 4).
Sigue el relato con el discurso de Pedro (Hch 2,14-41). Pedro toma la palabra en nombre de losDoce como hará otras muchas veces. Su discurso esta plagado de citas del Antiguo Testamentocon las que explica el sentido de lo que acaba de acontecer: «Los textos proféticos que serefieren directamente al envío del Espíritu Santo son oráculos en los que Dios habla al corazónde su Pueblo en el lenguaje de la Promesa, con los acentos del —amor y de la fidelidad“ (cfr Ez11,19; 36,25-28; 37,1-14; Jr 31,31-34; y Jl 3,1-5, cuyo cumplimiento proclamará San Pedro lamañana de Pentecostés, cfr Hch 2,17-21). Según estas promesas, en los —últimos tiempos“, elEspíritu del Señor renovará el corazón de los hombres grabando en ellos una Ley nueva; reuniráy reconciliará a los pueblos dispersos y divididos; transformará la primera creación y Dioshabitará en ella con los hombres en la paz» (CCE 715).
En el discurso de Pedro se esboza el contenido de lo que constituyó el anuncio apostólico œkérigmaœ, objeto de la predicación y de la fe. Este anuncio expresa el testimonio sobre la muertey resurrección de Cristo y su posterior exaltación; recuerda los puntos principales de la misiónde Jesús, anunciada por Juan Bautista, confirmada con milagros y concluida con las aparicionesdel Señor resucitado y la efusión del Espíritu Santo; señala la llegada del tiempo mesiánicovaticinado por los profetas y hace un llamamiento universal a la conversión, para preparar así laparusía o segunda venida de Cristo glorioso.
La narración se concluye con un sumario (Hch 2,42-47): el primero de los tres que se recogenen los capítulos iniciales del libro (cfr Hch 4,32-35 y 5,12-16). Describe en términos sencillos lomás esencial de la vida ascética y litúrgico-sacramental de los primeros cristianos: «Estasecuencia de actos es típica de la oración de la Iglesia; fundada sobre la fe apostólica yautentificada por la caridad, se alimenta con la Eucaristía» (CCE 2624).
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2.2. LA PENTECOSTÉS DE LOS GENTILES (HCH 10,1-11,18)
Estos contenidos son necesarios para entender un relato que es capital en el libro de los Hechos.El relato de la conversión del centurión Cornelio representa la admisión a la nueva fe depersonas que no han pasado por la circuncisión. San Lucas la narra admirablemente –concambios continuos de perspectiva: Cornelio, narrador omnisciente, Pedro, etc.– para mostrarde esa manera que la iniciativa es siempre de Dios. La importancia del acontecimiento se mostrará después en otros momentos de la vida de la primitiva Iglesia (Hch 15,3-11).
Comienza la narración presentando a Cornelio como un hombre piadoso (Hch 10,2.4) y«temeroso de Dios». Esta expresión posee un valor preciso y se usaba para designar a laspersonas que adoraban al Dios de la Biblia y practicaban los principales mandamientos de laLey judía sin convertirse formalmente al judaísmo. Aunque los dones de Dios son inmerecidos,el ángel indica al centurión que, por sus obras, ha merecido el favor de Dios (cfr Hch 10,4)
Después el foco de la narración se desplaza a Pedro, quien recibe dos mandatos del EspírituSanto: comer de los animales que se le presentan (cfr Hch 10,13-15) y acompañar a los que hanvenido a buscarle (cfr Hch 10,20). De los dos mandatos, contrarios a la práctica judía habitualde Pedro, él sólo opone resistencia al primero. La reacción del Apóstol (cfr Hch 10,14) ante laorden del Señor es la de un buen judío que ama y observa la ley divina aprendida desde joven.Ha practicado siempre los preceptos relativos a los alimentos y respetado la diferencia mosaicaentre lo puro y lo impuro. Sin embargo, Pedro es dócil a las indicaciones del Espíritu: por eso,aunque la visión le tiene perplejo (cfr Hch 10,17.19), no opone resistencia a la orden de ir con los que le buscan.
Ya en casa de Cornelio, Pedro cae en la cuenta de que ha sido Dios quien ha guiado todos suspasos (Hch 10,28-29). Cuando oye la explicación del centurión (cfr Hch 10,30-33) entiende (cfrHch 10,34) el pleno significado de lo que había oído en la enseñanza de Jesús y se da cuenta deque, en los planes salvadores de Dios, judíos y paganos son iguales. Este descubrimiento sencillo y capital ha requerido una especial intervención divina.
Sin embargo, la acción del Espíritu Santo va más lejos que la de los hombres. A Cornelio elángel sólo le había dicho que mandara venir a Pedro y escuchara sus palabras (cfr Hch 10,5.22.33) y por eso Pedro, en un apretado discurso, síntesis de todo el Evangelio (Hch 10,37-43), predica la verdad de Cristo Jesús. Pero la iniciativa es ahora del Espíritu Santo quien, con manifestaciones semejantes a las de Pentecostés (cfr Hch 10,46), se adelanta a la acción del Apóstol (cfr Hch 10,47-48). En vista de esto, Pedro manda bautizar a los primeros gentiles sin pedirles la circuncisión.
Enseguida el relato se desplaza a Jerusalén (Hch 11,1-18 ). La actitud de Pedro ha despertadolos lógicos recelos en la comunidad de los circuncisos. Al Apóstol se le reprocha sentarse a lamesa con incircuncisos y predicarles la palabra de Dios (Hch 11, 1.3). San Pedro, en un largodiscurso, explica que no ha actuado por cuenta propia, sino que en todo momento no ha hechosino obedecer al Espíritu Santo. La novedad más grande sobre lo narrado en el capítulo anteriorson los Hch 11,15-16 en los que Pedro establece una correlación entre lo ocurrido con la venidadel Espíritu Santo en Pentecostés (Hch 2,1ss.) y su venida sobre los gentiles convertidos (Hch10,44-46) en Cesarea. De esta manera, quedaba claro a todos (cfr Hch 11,18) que para incorporarse a la Iglesia no era necesario ser agregado antes al pueblo judío mediante la circuncisión.
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20. CARACTERISTICAS DOCTRINALES DEL LIBRO DE LOS HECHOS
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1. INTRODUCCION
No resulta fácil caracterizar los temas principales presentes en un texto del Nuevo Testamento:siempre se corre el peligro de dejar algunos de lado o de subrayar excesivamente otros. Contodo, a partir de lo visto hasta el momento, es claro que algunos no pueden dejar de tratarseaunque sea a modo de enumeración y no necesariamente de manera articulada: Jesús, el EspírituSanto, la Iglesia, y los hombres.
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2. JESUCRISTO
El tratamiento de Jesús tal vez sea uno de los más complejos en el libro de los Hechos, no por eltema en sí mismo, sino por la variedad de matices que presenta Lucas y por las posibilidadesque tiene el estudioso para afrontarlo.
Como caracterización general debe anotarse que Lucas narra la historia de Jesús como una vidaque se desarrolla según la voluntad de Dios en orden a la salvación. Por eso Jesús es el centro yseñor de la historia, el Profeta-Mesías anunciado por Moisés, en quien se da la salvación —ya“(—hoy“) .
Pero si descendemos a los pasajes concretos que hablan de Jesús, podremos descubrir tambiénel sentir de los primeros cristianos con Jesús. Se puede decir que el tratamiento de Cristo Jesúsen los Hechos de los Apóstoles reviste un doble aspecto: el cristológico y el sotereológico; elprimero presenta el acontecimiento de Cristo como fenómeno histórico y el segundo subraya losaspectos salvíficos de este acontecimiento, especialmente de su pasión, muerte y resurrección.
1. Dentro de ambos aspectos es digno de notar que la cristología de Hechos parece apoyarsesustancialmente en la vida terrena de Jesús y en su exaltación (aunque la palabra ascensión es laexpresión típica de Lucas, en varias ocasiones -Hch 2,33; 5,31- habla de la exaltación a laderecha del Padre). Respecto de los evangelios, hay una diferencia sustancial, Jesús no es comoen aquel libro el heraldo de la salvación sino el objeto de esa proclamación, la salvaciónproclamada; el predicador es ahora el predicado (Hch 4,12: —Y en ningún otro está la salvación;pues no hay ningún otro nombre bajo el cielo dado a los hombres por el que hayamos de ser salvados“).
Dentro de la vida de Cristo, se hace especial hincapié en todos los aspectos del misterio pascual–Pasión, muerte, resurrección y ascensión– como cumplimiento de los designios de Dios.Bajo este punto de vista, resulta especialmente significativa la manera en que trata laresurrección. Por ejemplo, es significativo que el texto hable de —pruebas“ de la resurrección(Hch 1,3); al tiempo que no pone el énfasis en las apariciones sino en los —testigos“ (Hch 10,40-41: —pero Dios le resucitó al tercer día y le concedió manifestarse no a todo el mundo, sino atestigos elegidos de antemano por Dios, a nosotros que comimos y bebimos con él después queresucitó de entre los muertos“). Finalmente, también insiste en la resurrección de otro modo:subrayando que no conoció la corrupción (Hch 2,23.31; 13,35).
2. Otra manera de percibir algunos de los matices de la cristología de Lucas es examinar lostítulos que se le dan a Jesús en el texto. El primero que debe tratarse es, sin duda alguna, el deCristo o Mesías. Cristo, como nombre propio de Jesús, como segundo nombre, aparece así enmuchos de los escritos lucanos (Hch 2,38; 3,6; 4,10.33; etc). Aunque el nombre es común en las primeras décadas del cristianismo, hay que pensar que este título ha sufrido alguna suerte detransformación, ya que el sentido original podía tener alguna relación con el mesianismo decarácter político. Por eso, el título está estrechamente relacionado expresamente con laresurrección (Hch 2,36: —sepa, por tanto, con seguridad toda la casa de Israel que Dios haconstituido Señor y Cristo a este Jesús a quien vosotros crucificasteis“).
Sin embargo, este último texto nos introduce en el segundo de los títulos que deben examinarse:—Señor“ (Kyrios). Este título es tan frecuente en Lucas que se utiliza prácticamente el doble deveces que el anterior. Con todo, frente al anterior, Kyrios es sólo título, no un nombre propio,como el anterior. Una cosa debe señalarse a propósito de este título y es que Señor se refiereprimeramente a Dios (ya en la trad. de los LXX, como traducción del tetragrama) y después aJesús; por eso al estudiar este título puede pensarse, con Bultmann, que no es un títuloprimigenio sino un producto de la helenización del cristianismo. Sin embargo, pareceatestiguado que el judaísmo palestinense pre-cristiano se refería a Dios como Señor(adom/marya) y por tanto parece lógico pensar que los primeros cristianos llamaron así a Jesús.
Un tercer título, aunque tal vez menos importante en la exposición del libro, es el de —Salvador“(soter). Aparece en varias ocasiones (Hch 5,31; 13,23.34) pero siempre en el contexto de Cristoresucitado. En la significación de soter, gravitan dos cosas: por una parte, la concepción delmundo grecorromano en la cual se usa con mucha frecuencia en relación con la ”salus‘ (losbienes concedidos), por otra parte está también en relación con el trasfondo veterotestamentariosegún el cual Dios suscita individuos para liberar al pueblo de los enemigos. Por otros textos delNuevo Testamento, (Phil 3,20) que parecen más antiguos, puede pensarse que el nombre esanterior a Lc. Lo más significativo en Hch quizás sea el contenido griego de la noción aunque en estrecha dependencia de lo prometido por Dios en el AT (Hch 13,23) .
El título de —Hijo“ tiene habitualmente calificativos: Hijo de Dios, Hijo del hombre, Hijo delAltísimo. Normalmente todos están relacionados, de ahí que haya que proceder paulatinamente.Hijo de Dios aparece fundamentalmente en la predicación de Pablo (Hch 9,20), en relación conla aplicación del salmo 2 (Hch 13,33) y fundamentalmente en un contexto de resurrección. Paraeste título no hace falta, como piensa Bultmann, pensar en un proceso de helenización, aunquesí puede pensarse, con Cullmann, que el título –también en otros textos del NT– tiene unaespecífica relación con la obediencia de Jesús al Padre. Por eso puede relacionarse con elsegundo de los títulos, pais: este título se aplica a Jesús en Hch 3,13.26; 4,27.30. Pais (hijo) notiene un significado unívoco en los textos bíblicos griegos; aunque cabe pensar que lasignificación que le da Hch tiene una relación muy estrecha con el Siervo del Señor delDeuteroisaías (que traduce ”ebed‘ por ”pais‘) y que está interpretado en sentido mesiánico envarios pasajes de Hch. Y esto nos lleva a la tercera caracterización: Hijo del Hombre. Este títuloaparece una sola vez (Hch 7,56: en el discurso de Esteban), pero con un sentido evidente en relación con Dan 7,12ss.
Finalmente quedan otras nominaciones: el profeta (Hch 3,22-23; 7,37, en relación con Dt18,18), el santo, etc., que, si bien son importantes, habrían de examinarse en otro contexto.
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3. EL ESPIRITU SANTO.
Ya hemos apuntado antes que desde cierta perspectiva cabe considerar que el Espíritu Santo es,más que otros, el protagonista principal de la historia narrada en los Hechos de los Apóstoles.En efecto, la mención al Espíritu Santo –con terminología variada: —Espíritu Santo“, —Espíritu de Jesús“, —Espíritu del Señor“, o —Espíritu“ a secas– en el libro de los Hechos esmarcadamente superior a la de los otros libros del Nuevo Testamento. Aparece mencionado en57 ocasiones (en los evangelios oscila entre 17 y 6), de las cuales 45 pertenecen a los 16primeros capítulos de Hch. Sin embargo, no es esta presencia avasalladora lo más importanteque se debe considerar, sino su presencia y actuación en los momentos más importantes. En unmarco que expresa la presentación lucana de la historia, el Espíritu está especialmente presenteen el tiempo de Israel (Evangelio de la infancia), el tiempo de Jesús (Bautismo, Tentaciones yPresentación en Nazaret) y en el tiempo de la Iglesia (Ascensión y Pentecostés). Para nuestrosobjetivos es muy importante este último acontecimiento, porque parece resumir todas lasmanifestaciones del Espíritu en el Antiguo Testamento y porque teológica y literariamenteparece que tiene muchas reminiscencias del relato de la creación: al igual que en el relato delGénesis, el espíritu se cernía sobre las aguas como incubándolas para infundir la vida, enPentecostés se derrama dando vida a la Iglesia. Sin embargo, algún autor ha hecho notar que la67actuación del Espíritu Santo en la vida humana es distinta después de Pentecostés. Ahora actúaen el interior (y antes en el exterior), de manera permanente (antes espasmódica) de modo corporativo (antes individual) y de manera universal (antes nacional).
Pero, además, a lo largo del libro, el Espíritu se presentará como orientador de la misión de lostestigos (Hch, 2,4; 4,31; 8,29.39; 10,19. 44; etc.) o incluso como corrector de la actividadmisionera (Hch 16,6.7; 21,4). En este aspecto eclesiológico debe destacarse también la relaciónque se establece entre el Espíritu y la actividad jerárquica de la Iglesia personalizada en losDoce: La constitución de los Doce, parece necesaria antes de derramarse en Pentecostés (Hch2,1-4); también, aunque Felipe el diácono ha predicado en Samaría, el Espíritu no viene a elloshasta que no llegan Pedro y Juan. La única excepción a esta regla parece que es Pablo: por él secomunica el Espíritu a los bautizados en la comunidad de Efeso (Hch 19,1-6) aunque —quedalleno del Espíritu Santo“ en su bautismo sin presencia de alguno de los Doce (Hch 9,17-18).
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4. LA IGLESIA
No cabe duda de que el libro de los Hechos de los Apóstoles es quien mejor puede informarnosde la realidad de la primitiva Iglesia. Con todo, deben especificarse los aspectos que se van atratar, pues son varios los puntos de vista que pueden tomarse. En primer lugar hay querelacionar la Iglesia con Jesús y por tanto con el plan de la historia de la salvación que se haesbozado antes. Ciertamente, la Iglesia es quien continúa la obra de Jesús: si en Cristo se hancumplido las profecías de Israel, en la Iglesia se cumplen las profecías de la consumación (cfr.discurso de Pentecostés); por tanto, con la llegada del Espíritu Santo ya no hay que esperar elrestablecimiento del reino de Israel, pues las promesas a los patriarcas, recordadas por losprofetas, se cumplen en la Iglesia. De ahí el interés que manifiesta el libro en la presencia delEspíritu en el desarrollo de la Iglesia. Además, ese Espíritu se presenta en una estrecha relación con los Doce.
Desde un punto de vista no de realización, sino más estático, la Iglesia se presenta en Hechoscomo un ejemplo de Jerarquía y comunión. Se percibe el prestigio inigualable de Pedro y la importancia que tiene la iglesia madre de Jerusalén. Se advierte también la dimensión jerárquicapor la presencia de los Apóstoles y los diáconos, pero el texto (Hch 14,23) nos dice también quePablo y Bernabé designaban —ancianos“ (presbyteroi) en las iglesias y también San Pablo (Hch20,17) habla a los —supervisores“ (episkopoi) de Éfeso para que vigilen sobre la greyencomendada. Ciertamente, no está presente en el texto la especificación de Ignacio deAntioquía, pero la constatación está ahí. Tampoco hay que buscar los sacramentos con laprecisión de textos posteriores, aunque se hace evidente en el texto la importancia del Bautismoy de la Eucaristía. Con todo, éstos son unos pocos rasgos, ya que San Lucas parece másinteresado en la expansión de la Iglesia que en su vida interna.
Finalmente, debe mencionarse la aparición del nombre ekklesía para designar la asamblea de losconvocados. Pero hay que precisar bien su sentido. Con el nombre de iglesia se describe cadauna de las comunidades, pero también se utiliza como sinónimo de —camino“, y sobre todo, eltexto de la conversión de San Pablo nos invita a considerar la proyección universal que tiene este nombre en el libro de los Hechos.
La vida de la Iglesia se presenta animada por los rasgos idealizados de los discípulos, pero estees un tema que conviene abordar más detenidamente.
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5. EL HOMBRE, EL DISCIPULO
Se ha dicho que el libro de los Hechos es, probablemente el libro menos apocalíptico del NuevoTestamento: los hombres extraños al judaísmo son vistos como persona abiertas de mente y confrecuencia temerosos de Dios, el imperio no es instrumento de Satán, etc. Sin embargo, paraordenar los contenidos del trato que recibe el hombre en el libro de los Hechos, tal vez lamanera más adecuada sea distribuir estos contenidos en dos grupos: la respuesta del hombreante el descubrimiento de Jesús (sea por la predicación -o el kerygma-, sea por el ejemplo de losdiscípulos), y la actuación de los discípulos de Cristo.
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5.1. LA RESPUESTA DEL HOMBRE ANTE JESUS
El hombre ante el descubrimiento de Cristo debe actuar con un triple movimiento: la fe, queconduce al arrepentimiento de los pecados y a la conversión, y que implica el bautismo. La fe esel primer movimiento necesario. Así lo predican tanto S. Pedro (Hch 10,43: —Todo el que creeen él recibe por medio de su nombre el perdón de los pecados“) como San Pablo a su carcelerode Filipos (Hch 16,31: —Cree en el Señor Jesús y os salvaréis tú y tu familia“). Dentro de estadescripción general hay dos momentos que hacen más aguda la significación de la fe: en eldiscurso de San Pablo en Antioquía de Pisidia (en Hch 13,39-39, antes del concilio de Jerusalénla fe se entiende con la justificación y, en cierta manera, al margen de las obras de la ley:—Sabed, pues, hermanos que por éste se os anuncia el perdón de los pecados y de todo lo que no pudisteis ser justificados por la ley de Moisés, de eso queda justificado todo el que cree en él“).El otro momento tiene que ver con la obra total de Lucas, pues ya que María es la primera que —ha creído“ (Lc 1,45) también Ella es la primera en esa comunidad de creyentes que ha creído yde la que nace la Iglesia (Hch 1,14).
Pero junto con la fe debe estar presente también el arrepentimiento que lleva a la conversión.Tras la predicación sobre Jesús, los discursos suelen terminar con una invitación alarrepentimiento y a la conversión (Hch 3,19: —por tanto arrepentíos y convertíos para que seborren vuestros pecados“). El significado que tiene este arrepentimiento unido a la conversiónes muy semejante al del resto del Nuevo Testamento donde no implica sólo un cambio deactitud, sino que comporta un comportamiento moral distinto (cfr. Zaqueo) y está bien expuesto,por ejemplo, en Hch 26,20: —primero a los de Damasco y Jerusalén y después a toda la comarcade Judea y a los paganos les he predicado que se arrepientan y se conviertan a Dios, portándosecomo corresponde al arrepentimiento“.
Finalmente el bautismo. En el mismo discurso de Pentecostés aparece en relación con los temasapuntados en las líneas anteriores (Hch 2,38: —Arrepentíos, bautizaos todos en el nombre deJesucristo para que se os perdonen los pecados y recibiréis el don del Espíritu Santo“). Estetexto nos presenta ya todos los motivos que deben entrar en consideración al estudiar elBautismo en el libro de los Hechos. Por una parte es verdad que no encontramos ningunadescripción del Bautismo en el libro, ni tampoco aparece una explicación concreta de susconsecuencias (como aparece en la literatura paulina: Rom 6,3-11, etc.). Sin embargo, estáligado al perdón de los pecados y a la recepción del Espíritu Santo. Esta mención al EspírituSanto, nos lleva ya a considerar un último estico: la fórmula que se emplea que no reproduce lainvocación trinitaria como el final del Evangelio de Mateo sino sólo el nombre de Jesús.Algunos autores ha solventado esta dificultad diciendo que es una manera de significarse frenteal Bautismo de Juan, o que reproduce simplemente una fórmula aceptada en los inicios. Pero aesta dificultad hay que añadir tres textos (Hch 8,16; 10,44-48; 19,1-6) en los que la venida delEspíritu Santo no va unida a la recepción del Bautismo. Ciertamente cada texto puede explicarsepor sí mismo (en referencia a la confirmación, o al bautismo de Juan o a la actuación de Dios),pero se puede suponer, en todo caso, que el Espíritu Santo se comunica a través de la Iglesia.
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5.2. LA VIDA DEL DISCIPULO DE CRISTO
La segunda parte de la cuestión apuntada al principio se refiere a las exigencias del discípulo deCristo. Lógicamente el primer aspecto de la vida cristiana se traduce en seguir a Cristo. Ahorabien, este movimiento de seguimiento de Cristo se traduce en seguirlo en su camino (odos)hasta su éx-odo en Jerusalén (Pasión y glorificación). Este seguimiento y este camino tienen enHechos de los Apóstoles un sentido singular que se manifiesta primeramente en la expresión —elcamino“ aplicada a la primera comunidad cristiana (Hch 9,2; 19,9.23; 22,4; 24,14.22). Elsentido de la expresión viene iluminado no sólo por esa referencia a seguir a Jesús, sino porotros pasajes de los Hechos de los Apóstoles en los cuales se especifica que es el camino —deDios“ (Hch 18,26), el camino —de salvación“ (Hch 16,17), el camino —del Señor“ (Hch 18,25);por otra parte parece que esa expresión se opone en algún texto (Hch 24,14) a la expresión—secta“ (hairesis). Con respecto al origen todos estos datos nos llevan a pensar que es unaexpresión prelucana con la que la comunidad se entendía a sí misma.
La segunda característica del discípulo de Cristo es ser martyr que testimonia la verdad deJesús. Un ejemplo paradigmático de este testimonio lo dan los apóstoles que son testigos deCristo resucitado (Hch 10,39-41), por eso también lo es san Pablo (Hch 22,15; 26,16) que hatenido también experiencia del resucitado.
Un tercer aspecto que viene señalado de alguna manera en Hch es la oración. Respecto de laoración debe recordarse que ocupaba un lugar importante ya en el Evangelio de Lucas. Pero en el libro de los Hechos, ya desde el inicio (Hch 1, 14) se revela como una de las características dela primera comunidad. Las referencias a la oración en común (Hch 2,52; 4,31; 12,12; etc) semultiplican así como las referencias a la oración de los apóstoles (Hch 3,1: subir al templo aorar) donde el Señor les comunica lo que quieren (Hch 10-11: Cornelio y Pedro están enoración; cfr. también el Bautismo de Pablo). Es también significativo ver (Hch 6,4) que losapóstoles nombran diáconos para poder dedicarse ellos —a la oración y al ministerio de lapalabra“. Finalmente, basta recordar que gran parte de los acontecimientos importantes narradosen el libro de los Hechos vienen acompañados de una narración de la oración de los personajesque intervienen: Hch 1,24, en la elección de Matías; Hch 12,7 para la liberación de Pedro; Hch6,6 en la institución de los diáconos; Hch 13,3 en la separación de Pablo y Bernabé; etc.
Queda todavía un aspecto del discípulo sobre el que se presentan varios ejemplos en el libro quees el uso de los bienes materiales. Se puede caracterizar este aspecto de dos maneras: por unaparte el libro de los Hechos hace referencia al uso moderado de los bienes materiales, pues lalimosna debe acompañar a la oración o a las buenas obras (Hch 9,36: Tabita que —hacíainfinidad de obras buenas y de limosnas“; y Hch 10,2.4.3: Cornelio que acompañaba la oracióncon limosnas). Pero también se advierte de los peligros del dinero (Hch 8,18-23: Simón elmago) y, sobre todo, presenta la vida cristiana en su radicalidad de la posesión en común de losbienes (Hch 4,32.34-35; 2,44-45; 4,37) bien es cierto que empañada por alguno de los miembros(Hch 5,1-11: Ananías y Safira; Hch 6,1-6: quejas de los helenistas por la desatención de sus viudas).
Otros muchos aspectos podrían caracterizar el sentido de la vida cristiana tal como vienenarrada en Hechos. En todo caso, no debe dejarse de anotar que el retrato emblemático deldiscípulo de Cristo (por su pobreza, su fe, su humildad, etc.), para Lucas, es siempre María.
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**otra informacion**
Desde el episodio de la elección de San Matías, el texto revela varias notas importantes en la constitución de la Iglesia, como son el número de los Doce y el lugar que ocupa Pedro en la comunidad. Pedro, a quien Jesús le encomendó confirmar en la fe a sus hermanos (Lc 22,32), propone la elección de un Apóstol que ocupe el lugar de Judas. El Colegio Apostólico queda así completo antes de la venida del Espíritu Santo cuando «la Iglesia se manifestó públicamente ante la multitud» (C. Vat. II, Ad gent. 4). Lucas suele reservar el término «Apóstoles» para designar a los Doce (cfr p. ej. Hch 6,6), o a los Once junto a Pedro, que aparece como cabeza del Colegio Apostólico (cfr 2,14). Las funciones principales de los Apóstoles a lo largo del libro de los Hechos son: ser testigos de la resurrección de Jesús (cfr 1,22) y llevar a cabo este testimonio mediante el ministerio de la palabra (6,4), acompañado de signos y prodigios que hacen visible la salvación que anuncian (2,14-21.43; 3,1-11.16; etc.). Los Doce llevan asimismo la dirección de la Iglesia: recogiendo los bienes para los hermanos necesitados, eligiendo a algunos hermanos para el ministerio de los diáconos (6,2-3), interviniendo como garantes de la unidad (11,1-18; 15,2), etc. Lucas concentra su interés en la figura de Pedro, al que nombra en su libro 56 veces. Pedro es siempre el centro de las escenas y episodios en los que aparece con otros apóstoles o discípulos. En los acontecimientos relativos a la comunidad de Jerusalén, Pedro actúa como portavoz de los Doce (2,14.37; 5,29) y desempeña un papel decisivo en la apertura del Evangelio a los paganos.
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